Desempolvar vuestros libros de historia de 2º de Bachillerato. Bueno tranquilos, os lo voy ahorrar no vaya a ser vuelvan los granos. Vamos a hablar de un desconocido capítulo de la historia de Barcelona, ocurrido en julio de 1909. La historia de Ramón Clemente y la Semana Trágica de Barcelona. Aunque repasaremos las causas que llevaron a que la ciudad se mantuviera durante casi una semana en ebullición, daremos un salto para centrarnos en un curioso suceso: la danza de Ramón Clemente con la momia de una monja como pareja. Por gore que parezca, entraremos en detalles.
Destacar que el compañero Carlos Herrero Abán, escribió y repasó la tradición revolucionaria de la vieja ciudad condal en su artículo La Rosa de Fuego: Barcelona.
¿Motivos para levantase? Causas de la Semana Trágica de Barcelona
En la España de 1909 agonizaba el régimen de la Restauración (1) aunque tuviese cuerda para rato. Por otro lado, el poder eclesial predominaba en casi todos los aspectos de la vida cotidiana (sobre todo la educación) a la vez que oprimía. Todo ello chocaba fuertemente con el incipiente movimiento obrero (representado principalmente por el sindicato Solidaridad Obrera) (2) y republicano (Partido Republicano Radical) (3)
El porqué del choque de intereses era la gran influencia política que suponía la Iglesia Católica con su gran influencia política, tanto directa (con los legisladores) como indirectamente (a través de las escuelas dominadas por las órdenes religiosas) (4).
Auge del anticlericalismo en la Semana Trágica – ¡Quemad iglesias! El fuego que ilumina
En 1903 había en Barcelona 348 conventos, cifra que aumentaría en los años inmediatamente posteriores con la llegada de órdenes religiosas procedentes de Francia e Italia ante la política de segregación Estado-Religión que regía en estos países (5). Se extendía por entonces la idea de que curas y frailes hacían negocios invirtiendo en la industria y el comercio. Hasta se achacaba a los jesuitas de tener intereses en las minas del Rif… (6)
Y en cuanto a lo referido a la educación, con una cifra nos podemos hacer idea de lo que constituían las órdenes religiosas en la ciudad: de las seiscientas comunidades religiosas masculinas que existían en España por entonces la mitad se dedicaba a la enseñanza (7).
Todo ello conllevaba al monopolio del conocimiento, y a que las órdenes religiosas llevaran a cabo incluso quema de libros al más puro estilo nacionalsocialista ante lo que consideraban penetración en masa de nuevas ideas (8). Incluso dieron un paso más, clausurando directamente numerosas escuelas laicas y desterrando a los maestros que participaban en ellas.
El papel educativo de las órdenes religiosas
Las órdenes religiosas habían tenido el monopolio de la educación hasta finales del siglo XIX, pero a principio del siglo XX se multiplicaron principalmente en Barcelona las escuelas laicas basadas en una enseñanza racionalista. A los curas les había salido competencia de la buena: fe vs racionalismo.
Además en las nuevas escuelas laicas se resaltaba la importancia de la enseñanza para evitar el militarismo y la idea de formar una gran fuerza antimilitarista (9). Ejemplo de ello lo encontramos en los Cuadernos Antimilitaristas, obra de Ferrer i Guardia (fundador de una de las principales escuelas laicas de Barcelona, la Escuela Moderna). En ella encontramos textos como el siguiente “La guerra es la más criminal aberración de los hombres y el militarismo, la reunión de sus ejecutantes, y que ambos sostienen el principio dominante de la sociedad actual” (10)
En definitiva, la cuestión de la educación constituía un motivo de enfrentamiento más del pueblo contra la Iglesia Católica.
Guerra de Marruecos: un problema llamado RIF
Para entender el malestar de las clases populares hay que sumar otro hecho importante. El de la guerra de Marruecos. España en 1909 era una potencia colonial debilitada desde lo ocurrido en la crisis de 1898 (11). Acordaría con Francia en 1906 quedarse con la zona del Rif (12). España aceptaría a desgana, pero el descubrimiento por entonces en la zona de minas de hierro y plomo cambiaron su forma de ver el territorio. Había que aprovecharlo, y para ello se crearía la Compañía Española de Minas del Rif (CEMR).
Mientras tanto las tribus locales rifeñas (cabilas) no querían mantenerse al margen de la explotación económica de los minerales en su zona, por lo que realizaron una serie de ataques a instalaciones de la compañía provocando centenares de muertos (13). El gobierno español presidido por Maura (14) tomó cartas definitivamente contra el problema rifeño, así que reforzó la guarnición militar en la zona para la protección de las minas. El problema fue cómo lo reforzó.
Maura, a través de un decreto vigente desde el siglo XIX ordenó la movilización de 40000 soldados reservistas (15). Y daba la casualidad de que sólo se movilizaban aquellos pertenecientes a las clases menos pudientes. Las familias con recursos en cambio sí podían pagar las 1500 pesetas, equivalentes al salario de un obrero barcelonés, que hiciesen “librarse de la llamada a filas”. A este fenómeno se le denominaba soldado de cuota.
Reacciones del pueblo a la guerra: ¡O todos o ninguno!
El pueblo raso estaba cabreado y con razón. Habiendo observado lo que pasó con la guerra de Cuba (16) años atrás, donde se dieron miles de muertos, hizo que el ejército se convirtiera en impopular para las clases trabajadoras provocando el nacimiento y fortalecimiento de un movimiento antimilitarista que caló enormemente en el obrerismo. Así pues, la llamada a filas de los soldados, que comenzarían a embarcar para Melilla el 11 de julio, provocaría la convocatoria de una huelga general (por parte de un comité clandestino) como forma de insumisión el 26 de julio (17). La rebelión había comenzado.
Ramón Clemente: breve servicio como revolucionario
Tenemos una muy escasa información sobre Ramón Clemente García. Las fuentes nos dicen que nació en Valencia en 1887 en una familia que posteriormente se trasladó a Barcelona. Había sido corneta voluntario ya que se libró de la mili por su discapacidad y por su corta estatura. En la Semana Trágica se encontraba trabajando como mozo en una carbonería situada en calle d’ en Roig, del barrio de el Raval (18). Por entonces podemos hacernos una idea del clima que se daba por entonces en la zona en base a este testimonio de primera mano:
«Aquella misma tarde (día 26 de julio) fue declarado el estado de guerra. En la Rambla volvieron a afluir los grupos, los oradores y los agitadores. Nada como el fuego para calentar la sangre. Las mujeres se portaron como jabatas. Los del gobierno habían abierto el cráneo a un chavalín. Los comercios que abrían y cerraban sus puertas. Algunos fueron asaltados para aportar víveres a los insurrectos Se oyó un fuerte grito: Cuidado, la caballería avanza” Ya tiran. Me propongo obsequiarles. Sonó el disparo, resbaló el caballo y el jinete fue al suelo. En auxilio del colega llegó otro que también pisaría suelo pataleando. La demás caballería tuvo que volver a agruparse. Ya van dos ¿Alguien más que se afeite gritaron los jóvenes en júbilo” (19)
Los hechos
En pleno júbilo revolucionario, con ganas de participar en la insurrección, Ramón contribuyó a levantar una barricada, coger el cadáver de una monja profanado, y bailar con ella en son de mofa durante unos 100 metros. Al parecer, el objetivo de la profanación era su traslado para depositarla en la puerta del palacio del Marqués de Comillas (20).
Pero, ¿Cuál era el motivo de profanar tumbas?
La falta de planificación y objetivos provocó vía libre para quemar de conventos, colegios religiosos e iglesias. En total una destrucción de casi 50 edificios (21). La elección espontánea de los edificios se debía o bien por los disparos que se daban desde ellos contra la multitud (bien por la policía apostada en ellos o por los religiosos), o porque el imaginario popular suponía que, en su interior, concretamente en las tumbas de las religiosas se encontrarían riquezas. Y esto último fue el motivo de la manifestación de cadáveres con las que se topó Ramón.
El monasterio de las Jerónimas, situado en la actual plaza del Pedró de Barcelona, había sido asaltado, saqueado, y profanado. Un grupo de mujeres se hizo cargo de los cadáveres desenterrados de quince monjas atados de pies y manos. Transportados en sus ataúdes a la vista de todos hasta el ayuntamiento, para que las gentes observasen lo que hacían los religiosos, sus prácticas de martirios y de tormentos horribles, que recordaban a la vieja Inquisición (22).
A medida que avanzaba el cortejo fúnebre (algunas fuentes apuntan que pretendían abandonar las momias en la casa del marqués de Comillas) y eran interceptados por las fuerzas del orden, tiraban los cadáveres. En un momento de estos fue cuando Ramón tomaría pareja inerte, y sería su perdición.
Juicio
Llegado el momento del enjuiciamiento, el único testigo en contra de Ramón era un inspector de policía, Felipe Mercier (23).
Mercier tenía en la ciudad condal fama de cruel y déspota. Su acusación a Ramón la basó no por ver lo que ocurrió, sino por supuestas confidencias de varias personas, las cuales misteriosamente no acudieron a declarar…
Lo que estaba claro es que Ramón Clemente era un blanco fácil: joven, inexperto, inculto, y discapacidad intelectualmente. Además, estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado.
El 9 de septiembre de 1909 comenzaría el juicio a Ramón Clemente por delitos de rebelión y profanación de cadáveres (24). Iba a ser juzgado por un consejo de guerra al considerarse la Semana Trágica una insumisión al ejército, como ya hemos comentado. Así que tribunal militar que tocaba. Ahí es nada.
La cosa no pintó nada bien para Ramón desde el principio: se pedía la pena de muerte. Su abogado solicitó que dos médicos examinarán a Ramón, ante la convicción por parte de la fiscalía de que se trataba de un ser degenerado e irresponsable (25). Su defensa, para lograr conseguir el indulto, intentó exponer un chico anormal, inepto, sin conocimiento de lo que realizaba y lo que significaba. Contó con el apoyo del gremio de carboneros de Barcelona. De nada sirvió.
Clemente sería trasladado al Castillo de Montjuic, conocido por su función represiva contra los anarquistas (26). A las 8 de la mañana del 4 de octubre una compañía de infantería formó y cumplieron las órdenes de ejecución. Al bueno de Clemente le sacaron del calabozo con los ojos tapados y las manos atadas a la espalda. No sabía que iba a ser fusilado (27).
¿Por qué no llegó el indulto?
La indignación y el rechazo social a su ejecución corrió como la pólvora por todo España. Se consideraba inexplicable que nadie excepto su defensa solicitara el indulto al joven. Y nadie es nadie: ni obispado, ni diputados, ni senadores, nacionalistas catalanes, NADIE.
La razón que se esgrimió era que el gobierno conservador de Maura pretendía una represión más que ejemplar ante posibles nuevas revueltas anticlericales. Pero principalmente el aniquilar a un movimiento obrero en ascenso (28). Pero había algo más sobre ello.
El gobierno no podía indultar a Clemente ya que quería asegurarse la condena a Ferrer i Guardia, al que se consideraba principal impulsor de la insurrección. Si indultaban al joven carbonero, se tenía que barajar entonces también la de Ferrer, el cual si que contaba con un amplio apoyo hasta en términos internacionales. Había que actuar con contundencia y sin clemencia, y sin preferencia por ninguno de los acusados. Resumiendo, ¿Cómo indultar al uno si no se había perdonado al otro? (29)
Rescatado del olvido por una canción
La Semana Trágica constituyó el inicio del fin del periodo de la Restauración, cada vez más agotado e inaguantable ante una sociedad de masas que crecía y crecía. Hechos similares pero sin un pleno carácter anticlerical sino obrero, se repetirían en los años posteriores, como la huelga de la Canadiense (1919). La llegada de la II República finiquitaría el modelo de la restauración, aportando aquello por lo que se había luchado años atrás en momentos como la semana trágica: republicanismo. laicidad y mejoras laborales.
Pero no quiero terminar este artículo, sin mencionar de nuevo a Ramón Clemente. Un desconocido para la historia (espero que a través del artículo hayamos conseguido que un poco menos). De esos o esas que fueron unos nadie, o lo que se viene a conocer como uno/a más, para los cuales no hay memoria. Sin embargo, los nadie a veces tiene mucho que decir, ayer, hoy y mañana.
Para terminar, por aquí dejo un tema del grupo de punk Los Chicos de Molly (correspondiente a su disco Dinamita) donde escuchamos una breve historia de nuestro protagonista:
A la memoria de Ramón Clemente.