Los diez días más aburridos de la Historia y el cambio de calendario

Todos los días sucede algún acontecimiento en el mundo, por pequeño e insignificante que parezca. Un nacimiento, una boda, un fallecimiento, corregir a tu jefe en el trabajo, ser despedido, un accidente de coche, que alguien gane un premio de la lotería… Pero hoy hablaremos no de uno, sino de diez días consecutivos en los que no pasó nada, sí, sí, has oído bien, absolutamente nada. Bueno sí, el cambio de calendario.

Tenemos que pilotar el DeLorean de Doc y McFly (1) para retroceder en el tiempo hasta octubre de 1582, pero antes, permíteme ponerlo en contexto.

Papa Gregorio XIII Fuente

El calendario juliano

Corría el año 46 a. C. y Julio César, militar, pensador, político y escritor romano (100-44 a.C.), tuvo una gran idea, el cambio de calendario. Sustituir el calendario lunar (2) por uno solar (3) que establecía la duración del año en 365,25 días (4). Él sabía que el calendario adoptado por la República en el siglo VII a.C., basado en el ciclo lunar de los egipcios, no cuadraba con las estaciones, lo que afectaba a los tiempos de siembra y cosecha, así como la implementación de mandos militares, sobre todo de distancia.

Para ello, buscó la colaboración del astrónomo Sosígenes “el Peripatético” (5), de Alejandría, que sostenía, según sus cálculos, que la revolución solar, o el tiempo que toma la Tierra para girar alrededor del sol, era de 365 días y 6 horas lo que para esa época resultaba notable por su precisión. En función de ese cálculo, Julio César añadió 67 días al año 46 a.C. haciendo que el año 45 a.C. empezase el 1 de enero y no en marzo.

Imitando a los egipcios, Julio César quiso que su nuevo año solar empezara cerca del solsticio de invierno, fácil de medir por el numero de horas de sol. Para hacerlo, no le quedaba más remedio que tener un año excesivamente largo, de 445 días, para esperar al solsticio de invierno y empezar a contar. Ese año, el 45 a.C. fue caótico para los ciudadanos romanos, que se quejaron de irregularidades en el cobro de impuestos y en la burocracia.

El solsticio de invierno era para los romanos la fiesta del Natalis Solis Invicti, asociada al nacimiento de Apolo. Durante siete días, los esclavos podían vivir como sus amos, llevar sus ropas y no recibir ningún castigo. Una vez acabó esta fiesta, empezó el año nuevo. Con este cambio de calendario, el solsticio de invierno se sitúa el 25 de diciembre, y el comienzo de año siete días después, el 1 de enero.

También decretó que cada cuatro años se añadiese un día a febrero a fin de que el calendario no se desfasase. Los meses tenían 30 o 31 días a excepción de febrero que, dependiendo si era bisiesto o no, tendría 28 o 29 días. El cálculo de sus astrónomos se pasó apenas por 11 minutos y 14 segundos, algo aparentemente insignificante. El problema de este cambio de calendario radicaba en que, como consecuencia de ese diminuto desfase, el año perdía un día cada 130 años y al cabo de dieciséis siglos, nos encontramos con un problemón descomunal (6).

Calendario gregoriano. Fuente

El calendario gregoriano

Pues bien, en 1582, el Papa Gregorio XIII tomó la decisión de reformar el calendario, ya que se habían acumulado diez días de adelanto en la llegada de las estaciones y, en celebraciones como la Pascua, cada vez se celebraban antes. Para resolver dicho pifostio, encargó distintos estudios, entre ellos a prestigiosos astrónomos y a la Universidad de Salamanca (7), la más importante del mundo a principios de siglo. Hubo una propuesta firme que casi corregía el problema, dejando un error de un día cada 3.300 años. El ajuste se haría jugando con los años bisiestos, que seguirían siendo cada cuatro años, pero, los años divisibles por 100 no serían bisiestos y los divisibles por 400, seguirían siéndolo (8).

El caso, que al Papa Gregorio le parecía mucha espera, quería algo rápido y que no afectara a ninguna celebración cristiana (9). Así que no se le ocurrió otra cosa que suprimir los días comprendidos entre el 5 y el 14 de octubre de 1582, con un par. Si eres curioso, puedes comprobarlo en el calendario de tu teléfono o desde un ordenador. Busca octubre de 1582 y verás como del jueves 4 se pasó al viernes 15 (10).

Por ese motivo, al inicio del artículo comentábamos que en esos diez días no pasó absolutamente nada, sencillamente porque nunca existieron. Como curiosidad, comentar que Santa Teresa de Jesús (11) falleció en algún momento del jueves 4 y enterrada al día siguiente, el viernes…15 de octubre de 1582 (todo un milagro).

El cambio en el tiempo

Los primeros en adoptar la reforma del calendario gregoriano fueron los países dependientes de la Monarquía Hispánica (12), bajo el mandato del Rey Felipe II, el mayor imperio en ese momento, que estaba formado por España y sus virreinatos en América, las Islas Filipinas, los estados del Sur de Italia y Portugal, entonces también bajo la Corona española y los estados italianos dependientes de la Santa Sede. Otros tardaron algo más en actualizar los calendarios como, por ejemplo: Gran Bretaña en 1752, Turquía en 1917 o Rusia en 1918.

Algunas iglesias ortodoxas aún se rigen por el calendario juliano. Este hecho ha dado pie a algunas confusiones en relación a determinadas efemérides. Por ejemplo, Cervantes y Shakespeare no murieron el 23 de abril de 1616. En el caso del autor del Quijote realmente pereció el día anterior -el 22 de abril-, aunque en aquella época se registraba como fecha de defunción la del entierro. Y por lo que respecta al autor de Hamlet, éste falleció el 23 de abril juliano, es decir, el 3 de mayo según el calendario Gregoriano.

Otra discordancia al respecto se puede apreciar en la fecha que aparece ubicado en los libros de texto el triunfo de la revolución bolchevique. Aunque oficialmente este acontecimiento se produjo en octubre de 1917, en Rusia todavía no se había adoptado el calendario gregoriano, según el cual habría ocurrido en noviembre. En general, los países ortodoxos hicieron el cambio a principios del siglo XX.


Referencias

(1) El DeLorean es un automóvil muy conocido por su aparición como máquina del tiempo en la trilogía de Back to the Future (Regreso al futuro en España), unas películas de ciencia ficción dirigidas por Robert Zemeckis y protagonizadas por Michael J. Fox (Mc Fly) y Christopher Lloyd (Doc).

(2) Calendario lunar: El calendario romano antiguo fue un calendario que se utilizó durante los primeros siglos del período denominado como la Monarquía romana, más precisamente entre los siglos VII y V antes de Cristo. Los romanos adaptan este calendario a partir del calendario lunar griego, y en un principio consistía de 304 días los cuales se dividían en 10 meses:

  • Martius 31 días
  • Aprilis 30 días
  • Maius 31 días
  • Iunius 30 días
  • Quintilis 31 días
  • Sextilis 30 días
  • September 31 días
  • October 30 días
  • November 31 días
  • December 30 días

Además de los 304 días asignados a los 10 meses del año anteriormente mencionados, existían alrededor de otros 60 días «sin mes». Estos «días sin mes» se encontraban en los meses que hoy en días llamamos enero y febrero, es decir, durante el período invernal. En efecto, para los romanos el año comenzaba durante el mes de Martius (marzo) con el equinoccio de primavera. Mes que a su vez fue nombrado en honor a Marte, el dios de la guerra, ya que era el mes en el cual los romanos emprendían sus campañas militares.

(3) Calendario solar: El calendario solar es aquel calendario cuyos días indican la posición de la Tierra en su movimiento de traslación en torno al Sol.​ Los calendarios solares, que dividen el tiempo según los movimientos aparentes del sol, también están en fase con las estaciones durante el año.

(4) Bayet, 1984. P. 41.

(5) La escuela peripatética fue un círculo filosófico de la Grecia antigua. Seguía las enseñanzas de Aristóteles, su fundador. Sus seguidores recibían el nombre de peripatéticos.

(6) Carabias Torres, 2012. P. 16.

(7) Carabias Torres, 2012. P. 21.

(8) Steel, 2000. P. 31.

(9) Bayet, 1984. Pp. 12-14.

(10) Steel, 2000. P.42.

(11) Senra Varela, Avelino, 2015. P. 76.

(12) Abascal, 2001. Pp.23-27.


Bibliografía

  • Abascal, Juan Manuel (2001). La era consular hispana y el fin de la práctica epigráfica pagana. Universidad de Alicante. Alicante.
  • Bayet (1984). El calendario Romano. La religión romana, historia política y psicológica, Cristiandad, UNED, Madrid.
  • Carabias Torres, Ana María (2012). Salamanca y la medida del tiempo. Universidad de Salamanca. Salamanca.
  • Senra Varela, Avelino (2015). Las enfermedades de Santa Teresa de Jesús. Diaz de Santos. Madrid.
  • Steel, Duncan (2000). Marking Time: The Epic Quest to Invent the Perfect Calendar. Wiley. Manchester.
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Juan Álvarez-Nava García
Profesor titular de Geografía e Historia, Historia de España, Historia del Arte, Historia del Mundo Contemporáneo e Historia de la Filosofía. Miembro de la Federación Española del Profesorado de Historia y Geografía. Especialista en Historia y Geografía española de los siglos XIX y XX, en geografía regional de España, en pedagogía y didáctica para la enseñanza de Geografía e Historia, en Arqueología, en Egiptología y en Filosofía Antigua.