El siglo pasado se escribió con la sangre de los ciudadanos, entre ellos los nipones (1) quienes vivieron la devastación e hicieron frente a la muerte ante la destrucción de dos de sus ciudades, pero … ¿Que ocurrió exactamente? ¿Cómo se vio afectada la población? ¿Realmente podemos llamarnos seres humanos tras las atrocidades que hemos realizado a lo largo de la historia? Hoy hablaremos del lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Origen y desenlace de la tragedia de Hiroshima y Nagasaki
Tras la incautación del petróleo nipón por parte de EEUU, los japoneses supuestamente bombardearon Pearl Habour (2), lo que ocasionó el posterior conflicto entre dichos países. EEUU con el objetivo de poner fin a la guerra tras la rendición de Alemania decidió enviar dos bombas atómicas a Japón con la esperanza de que tuviese lugar su rendición, la cual fue dada justo después de dichos ataques.
Posteriormente a la detonación, las ondas expansivas destruyeron todo a su paso, dejando un sendero de cadáveres (200000) , así como también se dieron secuelas en aquellos que sobrevivieron, las cuales todavía prosiguen hoy en día.
Mientras que Japón 16 horas después del primer ataque (Hiroshima) intentaba sobrellevar lo ocurrido, Harry S. Truman (3) anunció lo siguente:
“[…]Con esta bomba hemos añadido un nuevo y revolucionario incremento en destrucción a fin de aumentar el creciente poder de nuestras fuerzas armadas. […] Ahora estamos preparados para arrasar más rápida y completamente toda la fuerza productiva japonesa que se encuentre en cualquier ciudad. Vamos a destruir sus muelles, sus fábricas y sus comunicaciones. No nos engañemos, vamos a destruir completamente el poder de Japón para hacer la guerra …”
Monstruos o humanos
En 1945 Japón sufrió dos ataques con bombas atómicas, primeramente en Hiroshima el 6 de junio y después en Nagasaki el 9 de junio. Dichas fechas fueron, son y serán recordadas a lo largo de la historia, ya sea por el fin de la 2ª Guerra Mundial o por la repercusión que tuvo. Estas armas destructivas fueron enviadas bajo la aprobación de Harry S. Truman e irónicamente cada una disponía de un nombre inofensivo e incluso para más de uno puede ser objeto de burla, pero claro ningún nipón se esperaría que unos tales Little Boy y Fat Man (4) arrasarían y cambiarían sus vidas para siempre.
Mucha gente se pregunta si fue necesario realizar tal atrocidad pero por desgracia, independientemente de nuestros valores e ideales sobre dicho tema nuestra opinión no influenciará el pasado, puesto que el único que pudo cambiar el rumbo de la historia fue el que decidió llevarlo a cabo. Hay que decir que Truman lo vio como una solución para poner fin a la guerra, aunque no fue visto por igual manera por parte de la población.
“La usamos para acortar la agonía de la guerra, para salvar las vidas de miles y miles de jóvenes estadounidenses”. Justificación de Truman ante la detonación de las bombas atómicas
Sin embargo, los bombardeos previos a 1945 realizados para frenar a los nipones habían ocasionado más muertes que las que causaron las bombas atómicas. Se ha llegado a decir (5) que los japoneses estaban dispuestos a rendirse, pero se estaban resistiendo con el fin de proteger al emperador. Incluso ahora en pleno siglo XXI sigue habiendo algunas incógnitas sobre si había otras alternativas.
Pilotos de la Muerte
Muchos vivieron la desolación de dichas armas nucleares, pero solo dos cabalgaron sobre ellas. Uno de ellos fue el piloto Paul Tibbets, el cual llevo a Little Boy hasta su destino en el avión bombardero Enola Gay, y posteriormente lo dejo caer en 43” sobre Hiroshima. Mientras que el otro Charles W. Sweeney pilotó el Bockstar con Fat Man en su interior..
Ascensión del Infierno – Supervivientes de Hiroshima y Nagasaki
Las bombas se detonaron, varios nipones murieron, pero el resto no solo vivió la desgarradora situación, sino que también la llevaron consigo, algunos en sus recuerdos y otros en su piel.
Algunos hibakusha (6) tuvieron el suficiente valor para dar su testimonio, y gracias a ellos, nosotros podemos acercarnos y entender una pequeña parte de su sufrimiento. Entre estos valientes se encuentran:
- Yoshida Katsuji (Nagasaki), el cual con tan solo 13 años se enfrentó a la muerte. Estuvo vagando solo durante un día entero rodeado de escombros, viendo a su alrededor al resto de los ciudadanos con sus facciones destrozadas, mientras que él se encontraba con su cara quemada. A la mañana siguiente del ataque volvió a reencontrarse con sus padres, sin embargo no fue una mañana veraniega cualquiera, aquella mañana el calor veraniego hacía que sus heridas ardiesen.
“Era una ejecución lenta”. Descripción de cómo era para Yoshida Katsuji el calor veraniego aquella mañana.
- Minoru Yoshikane (Hiroshima), en ese año tenía 18 años tuvo que dejar la escuela como el resto de los estudiantes para servir como apoyo de guerra. El día de la tragedia se encontraba en una fábrica esperando órdenes cuando la bomba estalló y se refugió en un sótano. Cuando salió a la superficie lo que vió lo escandalizó tanto que …
“Vi lo que parecía un ejército de fantasmas venir hacia mí. Decenas de heridos, quemados, con las caras destrozadas, no parecían humanas[…]”. Testimonio de Minoru Yoshikane
De la realidad a la pantalla
Entre tantas películas sobre la Segunda Guerra Mundial podemos encontrar “La Tumba de las luciérnagas” (7) estrenada en 1988 en Japón. Dicho film nos narra la historia de dos hermanos (Setsuko y Seita) que intentan sobrevivir a la guerra, mientras que el hermano mayor (Seita) carga en sus espaldas a su hermana pequeña (Setsuko). La anterior acción realizada por el hermano mayor conmemora a todos los niños que en 1945 tras las bombas tuvieron que llevar en sus espaldas a sus hermanos, pero en esos casos los hermanos menores se encontraban muertos y su destino no era escapar de la guerra sino el dolor de la pérdida.
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La realidad escondida tras la película
Consecuencias que perduran – 70 años después de Hiroshima y Nagasaki
Los científicos creían que los efectos secundarios de las bombas desaparecerían tras 20 años pero más de 70 años después de las detonaciones todavía se siguen registrando en menor medida muertes y enfermedades derivadas de los efectos causados por las bombas atómicas.
Según el informe de la Cruz Roja aparecen nuevas enfermedades relacionadas con la tragedia, así como también se dan casos de cáncer entre los que predominan el de pulmón, el de estómago y la leucemia, también se dan infartos cerebrales, enfermedades cardíacas y problemas circulatorios (según afirma un doctor japonés sobre la existencias de efectos secundarios de las bombas hoy en día). A continuación, podemos ver un pequeño testimonio de un superviviente (en 2015).
Conclusión
El suelo de estas dos ciudades japonesas temblaron arrasando a su paso las vidas de sus ciudadanos. Estos ataques fueron inhumanos, pero como dijo Ana Frank “Lo que se ha hecho no se puede deshacer, pero se puede evitar que ocurra de nuevo”.
Elaborado por: Ana Mª Cuenca Martínez – alumna de 1º de Bachillerato del I.E.S. Santa Catalina de Alejandría (Jaén).
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