Feminazi: una palabra que seguro estás cansado de escuchar, o de leer, sobre todo en las redes sociales. Esto pasa cuando se menciona la que quizás es la palabra que más miedo provoca desde hace unos cuantos siglos: FEMINISMO. A algunas nos da más miedo la palabra MACHISMO. Pero bueno, cada uno es libre de temer lo que quiera.
Yo misma he usado la palabrita de marras, en un artículo (1), y ése ha sido precisamente el germen de éste. El uso de dicho término generó malestar, quejas, palabras “de amor”… ¡y eso que iba entrecomillado! Después de su publicación y de los comentarios siguientes, llegué a la conclusión de que tendría que escribir un artículo para explicar el título de mi artículo. ¡Pues vamos a ello!
Glosario: las cosas por su nombre… el feminismo
Cuantas veces habéis escuchado eso de: “ni machismo ni feminismo, igualdad”. Pues para no quedar como un tonto, igual que los que usan esa expresión, lo primero es tener los términos claros.
Patriarcado
Sistema político, económico, religioso y social basado en el privilegio de los hombres sobre las mujeres (2). Básicamente, es el sistema que lleva imperante en nuestra sociedad, occidental y oriental, desde hace muchos siglos. En el que los hombres mandan sobre el conjunto de la población, teniendo como ejemplo y medida de todas las cosas a ellos mismos. En la pirámide social, y en todos los aspectos de la sociedad, el hombre está por encima de la mujer. Ellos deciden sobre temas, tan de hombres, como la maternidad, la lactancia y el ciclo menstrual femenino. Esto es a través de los impuestos, tranquilos (3).
Matriarcado
Según la R.A.E., se trata de una organización social, tradicionalmente atribuida a algunos pueblos primitivos, en que el mando residía en las mujeres (4). Según Eva Cantarella, “[…] `poder femenino´, en el que por poder se entiende no sólo el poder familiar, sino también, y sobre todo, el político, […]” (5). ¡Cómo somos las Evas de pesadas, con esto del matriarcado!
“Hubo un momento, en la historia de la humanidad, en que […], las instituciones estaban caracterizadas por un dominio de las mujeres: en otras palabras, en que la sociedad era matriarcal”. (6)
Machismo
Discurso y actitud basados en que los hombres son superiores a las mujeres (7). En qué se basan para decir eso, ya es otro tema. Que vamos, que yo creo que ni ellos mismos saben porqué. Lo que viene a ser un argumento de: ¡porque lo digo yo y punto! O ¡porque ha sido así de toda la vida de Dios y ya! Pues eso, señores míos no es así, a la cita anterior me remito…
Feminismo
Movimiento político y social que persigue la igualdad entre hombres y mujeres (8). ¡Ajá! He aquí el quiz de la cuestión: IGUALDAD. Esa maravillosa palabra que define al feminismo y que hace que sea algo totalmente contrario al machismo. Machismo= superioridad de un género sobre otro. Feminismo= igualdad entre ambos géneros.
“El feminismo es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del s. XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres, como grupo humano, de la opresión, de la dominación y explotación de que han sido objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado, […]”. Victoria Sau (9)
Amazonas: “feminazis” de la antigua Grecia
¡He aquí el título de la discordia! Comencemos pues la explicación.
Desde siempre, las mujeres estamos acostumbradas a que se nos insulte cuando nos salimos de la norma. Norma que nosotras no hemos impuesto, por cierto. Nos cansamos de escuchar cosas que tratan de ofendernos. Ya sea por nuestro físico, o por nuestras actitudes. La verdad, es que ya estamos “casi” inmunizadas a toda esa palabrería barata. La razón: llevamos siglos curtiéndonos (10).
Cuando escogí la palabra feminazi para referirme a unas supuestas mujeres que se las hicieron pasar canutas a los pobres griegos, allá por el siglo V a.C. (y algo antes también), fue por una razón muy concreta. Si en algún momento de la Historia de la humanidad existió algún grupo de mujeres que se adapta a la definición de feminazi, eran las amazonas: las aniquilidadoras de hombres.
Cosas de hombres chicas
Según los griegos, las amazonas eran lo peor de lo peor, la basura de las mujeres. Y, ¿por qué? Pues ¡porque hacían lo mismo que los hombres! Sí, sí. Dedicarse a la guerra, a montar a caballo y a la caza es lo peor que puede hacer una mujer. Lo nuestro es estar en casa, teniéndolo todo como los chorros del oro para nuestro macho alfa. Y estar dispuestas a que éste nos fecunde y darle lindos retoños que cuidar y amamantar (11).
Si Gorgo de Esparta o Cleopatra hubieran tenido twitter, ¡seguro que las hubieran llamado amazona para insultarlas!
Hoy en día, que nos identifiquen con una amazona podemos decir que nos llena de orgullo y satisfacción. Y, en parte, le tenemos que dar las gracias por ello a un hombre. Sí, al doctor Marston, el padre de Wonder Woman. El hombre que hizo que muchas niñas quisieran ser princesas… ¡Princesas amazonas y guerreras! (12).
“Dentro de 100 años, el país verá el comienzo de una especie de matriarcado amazónico”. William Moulton Marston, 1937 (13)
La Libertad guiando al feminismo
En el s.XIX, las mujeres decidieron hacerse notar a través del movimiento sufragista. Pero, un siglo antes, durante la Revolución francesa, se produjo un gran cambio social. El Antiguo Régimen cayó. Esto hizo que se replanteara el concepto de sociedad tal y como se había conocido hasta la época.
Todo muy bonito, sí. Pero para el género masculino “Los derechos del hombre y del ciudadano” (14) eran eso: para el hombre, masculino. Pero he aquí que las mujeres aprendieron de la revolución a no quedarse calladas, por mucho que quisieran silenciarlas. Y ese siglo convulso y revolucionario nos dio dos grandes figuras y ejemplos de mujeres: Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft (15).
Hermana Suffragette
“Fiero soldado con falda soy,
En pos del derecho del voto voy.
[…] Hoy las cadenas hay que romper
En dura lucha por libre ser
Y nuestras dignas sucesoras
cantarán al ser mayores:
Por ti, vota la mujer”.
Por ti vota la mujer, Mary Poppins (16)
He aquí quizás uno de los momentos más feministas del Disney clásico (17). Es reflejo de un momento histórico clave en el movimiento feminista: el sufragismo.
Ya no había vuelta atrás, las mujeres sabían lo que querían y nadie ni nada podría pararlas. Aún a costa de sus propias vidas (18). El que se considera origen del movimiento sufragista, tiene lugar en Estados Unidos, en 1848 en Seneca Falls. Allí se fraguó lo que podríamos denominar “programa” del movimiento, la “Declaración de Sentimientos” (19).
“A las sufragistas inglesas se les acabó la paciencia antes que a las norteamericanas. La primera petición de voto para las mujeres, presentada al Parlamento Británico, está fechada en agosto de 1832” (20).
No se les hizo ni caso. En 1866 hubo un nuevo intento de petición de voto, por parte de Emily Davies y Elisabeth Garrett. Tampoco. Hasta después de la Primera Guerra Mundial, y como agradecimiento “por los servicios prestados”, las mujeres inglesas no tuvieron derecho al voto.
Mala prensa
Como era de esperar, esto no gustó nada al género masculino. Y en consecuencia, las burlas insultos y demás no se hicieron esperar. A las sufragistas más radicales se las comenzó a denominar con el término suffragette. Vamos, como ahora, feministas y feminazis. El término suffragette apareció por primera vez en 1906, en el Daily Mail (21). Se usaba sobre todo para denominar a las integrantes de la Unión Social y Política de las Mujeres (WSPU), fundada por Emmeline Pankhurst (22).
“El argumento del cristal roto es el más valioso en la política moderna”. Emmeline Pankhurst (23)
Campos de concentración imaginarios
Ya avanzado el siglo XX, y gracias a la lucha de nuestras predecesoras, las mujeres decidieron que ya era hora de hacer todo lo que quisieran. Esta situación es igualita a la que canta Alaska:
“la gente me señala, me apunta con el dedo, susurra a mis espaldas, y a mi me importa un bledo” (24).
Los insultos, como no, no se hicieron esperar. Te criticaban e insultaban por fumar, por beber, por bailar, por conducir, e incluso por tener una sexualidad propia (25). Esto todo sólo a inicios del siglo XX, allá por los locos años 20.
La cosa siguió in crescendo y las mujeres, lejos de abandonar esos comportamientos, siguieron añadiendo más a la lista. Hacer deporte hace que te ganes apelativos como “marimacho”. Y lo digo en presente, porque a día de hoy aún hay gente que se escandaliza de ver mujeres musculadas… Si vamos al mundo laboral, ¡ya es para morirse! Los adjetivos y comentarios hacia las mujeres que quieren ascender y tener una carrera, en el mundo de los negocios o de la política, son de todo menos amables. Zorra es lo más suave que te pueden llamar (26).
Se dice feminista, no feminazi
El culmen de los insultos llegó con la palabra feminazi. Analicemos el término detenidamente: tenemos una primera parte que hace referencia a feminismo, femenino. Y otra segunda que es nazi (nada más que explicar). Pues bien, hasta día de hoy, no hay ningún campo de exterminio del género masculino. Ni se hace jabón o botones con ellos. Así que identificar a los nazis con las feministas es un absurdo (27).
Como dice el título de este artículo, las feminazis no existen, ni han existido. Le debe de dar mucho miedo al heteropatriarcado el perder su posición privilegiada, el que las mujeres dejen de ser sumisas y obedientes…
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