Los viajes de Alí Bey el Abbassi… ¿o las trolas de un mentiroso compulsivo?

La historia de Domingo Badia Leblich (1) es de película. Explorador, aventurero, científico, espía y muchísimas cosas más. Fue un innovador, un ilustrado, admirador de las ideas de la Revolución francesa (2). Pero, sobre todo, fue Alí Bey, el primer europeo, español para más señas, en levantar un plano de la ciudad prohibida de la Meca.

Tuvo las narices de entrar en la Kaaba, en la mezquita de la Meca, donde se encuentra la piedra negra, venerada por millones de personas (3). Era y es un lugar santo y la entrada está prohibida a todos los no musulmanes. ¿Que ocurre con los infractores? No abundan los atrevidos aventureros pero, a día de hoy, como antaño, hay quien sigue osando entrar. Si la policía los detecta son detenidos, encarcelados por un tiempo en una prisión saudí y, finalmente, deportados. Hasta comienzos del siglo XX era un crimen condenado con la pena de muerte. Ya por esta hazaña, ¡Alí Bey merece una película! Pero además de ser un temerario, fue una especie de Lawrence de Arabia (4), un viajero incansable.

Alí Bey, un viajero empedernido

Alí Bey viajó por el Reino de Marruecos y se convirtió en hombre de confianza del sultán. Siguió su periplo por el Mediterráneo. Iba donde lo llevara el viento. Trípolis, Creta, Alejandría, el Cairo… Recorrió el Mar Rojo, padeció naufragios y secuestros, y conoció el ascenso al poder de los wahabíes, en Arabia. También anduvo por Palestina, visitando los lugares Santos de la cristiandad: Jerusalén y Belén. Y siguió camino, hasta llegar a Siria y al Imperio otomano.

Alí Bey el viajero Domingo Badía. Ali bay , Anatalia, Kusadasi , mar verde, ali bey online , ali bey splau , ali bey vilassar
Alí Bey, aventurero viajero. Fuente

Siempre mantuvo en sus viajes la visión científica de la época. Así, recogía datos, registraba fenómenos meteorológicos, geográficos, la flora… Era un hombre de fuego, con una curiosidad enorme. ¡Era hijo de la ilustración! El precursor de los viajeros románticos. Sin embargo, como nadie es profeta en su tierra, fue más conocido en Europa que en España. Tanto es así, que acabo exiliado de España por afrancesado (5).

Un globo, dos globos, tres globos: la infancia de Alí Bey

Pero vayamos al principio. Ali Bey nació en Barcelona. Era hijo de funcionario: su padre era el secretario del gobierno militar, en la Ciudad Condal. Siendo niño, su padre  fue trasladado a Vera (Almería). Y allí, Ali Bey tuvo su primer contacto con el mundo  árabe. El chaval engulló toda clase de lecturas y así, apareció su pasión por Oriente.

Un matrimonio y muchas ganas de volar

Con 26 años se casó con Mariquita, como llamaba cariñosamente a su esposa, y se trasladó a Córdoba (6). Allí, comenzó a publicar trabajos científicos sobre globos aerostáticos. De hecho, puso en pie su propio proyecto: un globo tripulado por el propio Alí Bey. Pero dicho capricho casi le costó la vida y se llevó por delante sus ahorros y lo que fue peor, ¡los de su suegro! Así, con una mano delante y otra detrás, se trasladó a Madrid.

A la conquista de Marruecos

En Madrid, empiezó a darle vueltas a la cabeza a otro proyecto: recorrer Marruecos. Pretendía llegar a la ciudad de Tumbuctú, seguir la Costa de Oro, después dirigirse a Abisinia y terminar en Alejandría, ¡Alí Bey  no estaba nunca tranquilo, siempre  «inventaba» algo! Esta vez, consiguió presentar el proyecto al mismo Príncipe de la Paz, el valido del rey Carlos IV, Manuel Godoy (7). Y, como dicen las malas lenguas, el preferido también de la Reina.

La idea era totalmente científica pero, al recogerla Manuel Godoy, le dio además un carácter político. Ya sabemos que este Godoy era otro inquieto. Además, en España, teníamos el problema del abastecimiento del trigo. El sultán de Marruecos no quería vendernos trigo, por ser unos infieles. Por lo que Godoy intentó que, de alguna manera, eso cambiase. Por eso financió a nuestro aventurero.

Viajes por Marruecos de Alí Bey
Portada del libro Viajes por Marruecos de Alí Bey. Fuente

¡Me la corto si hace falta! ¡Por España!

Para lograr su cometido y hacerse amiguete del sultán marroquí, Domingo Badia se disfrazó de príncipe Abasí. Es decir, se transformó en Alí Bey, el hijo de Osmán, príncipe de los Abasíes. ¡Casi nada! Dominaba un poco el árabe, se sabía unas oraciones del Corán y se ceñiría a las costumbres del Islam. Interpretó de tal manera al personaje, que éste acabó por engullir a Domingo Badia. Así, no se sabía realmente donde terminaba uno y empezaba el otro; cuál era el verdaderamente real.

Junto con su maestro de árabe (8), marchó a Paris y a Londres. Allí, se abasteció de libros y aparatos de medición, brújulas, telescopios y ropa turca. En Londres, Ali Bey también aprovechó para hacerse la circuncisión (9). Y es que sabía que en el momento de ir a un baño público «su miembro» lo delataría. A este tío no se le iba detalle. Y así empezó la aventura. Regresó a España, donde dejó a su acompañante por órdenes de Godoy, y partió a Marruecos solo.

La llegada a Marruecos de nuestro Lawrence cañi

El 29 de junio de 1803 atravesó el estrecho de Gibraltar y, después de cuatro horas, llegó al puerto de Tanger. Pasó el primer filtro, un primer interrogatorio. Nunca sospecharon de él por motivos religiosos. En todo caso, chirrió que estuviera al servicio de Francia o de España.

Era un trabajador incansable. Anotaba todos los datos y hasta hacía copia. Además, todas las noches escribía un diario donde anotaba todo lo que le parecía importante. Este diario es lo que nos ha llegado a nosotros, pues lo demás, el grueso, está perdido. También sacaba tiempo para escribir a Godoy y a su familia, pues había dejado mujer e hijos en España.

Pasó audiencia con el Sultán y Alí Bey, para agasajarle, le obsequió con diversas armas (10). ¿Qué le pasaría al Sultán por la cabeza, cuando vio llegar a un tipo que “paparrucheaba” el árabe, disfrazado de turco y con acento español? ¿Se lo tragaría? La cosa es que Alí Bey pronto se ganó su confianza, y el Sultán lo trató como a un príncipe. Lo veía como un sabio que había estado en las escuelas europeas y dominaba varios idiomas. También sabía de matemáticas, astronomía, geografía… Por lo que el Sultán estaba encantado con él.

Espías como puedas

Alí Bey se trasladó a Marrakech con el Sultán, y allí éste le regaló el palacio de Esmelalia y dos esclavas: una blanca y otra negra. ¡Menudo machirulo era el sultán! Alí Bey era fiel a su mujer. Y el sultán no entendía que no tuviese alguna concubina, ya que para él era costumbre. Como excusa, Alí Bey decía que prefería cultivar el espíritu.

Pero Alí Bey empezó a reunirse sibilinamente con los opositores al Sultán para intentar un levantamiento y justificar la intervención de España a favor de estos opositores. Al  cónsul de España lo tenía al tanto de todos los movimientos. ¡De pura película de espías! No sabemos cuánto de verdad hay en sus notas. Pero, según éstas, solicitó ayuda al rey de España para que las tropas estuvieran preparadas en Ceuta, para intervenir. Y siendo esto una operación secreta, ¡vamos nosotros y lo publicamos en el B.O.E.! ¡Manda huevos! Menos mal que, como hoy, nadie leía el B.O.E. Si no, se hubiesen enterado los franceses, ingleses y el Sultán de la operación.

Carlos IV jodiendo la marrana

Pero no contábamos con el buenismo del Rey Carlos IVEscribió una misiva abortando la operación. Debió ser algo parecido a esto: «Que sí, que el Sultán es muy malito con España. Que no nos vende trigo. Que “no ni ná” con España. Pero como es tan amable con el espía nuestro, ¿cómo lo vamos a invadir, hombre? ¿Cómo le vamos hacer pupita al  “fristo” del  sultán?». En el fondo, Carlos IV era un pedazo de pan. Pues eso, que mandó contraorden.

Pero Alí Bey y Godoy, a espaldas del rey, siguieron intentando la invasión. Hasta que el Sultán empezó a sospechar y mandó al carajo a Alí Bey. Lo embarcó y lo mandó fuera de su reino. No se lo cargó porque le pilló de bien ese dia. O se lo tomaba a risa. Ahí acabó nuestro Lawrence de Arabia, ahora será el viento el que lo lleve a sitios insólitos (11).

Un crucero por el Mediterráneo

Después de su salida brusca del Reino de Marruecos, siguió actuando como Alí Bey. Ya que estaba en faena, siguió con su disfraz. Mejor que ser funcionario por un salario mísero y sin ninguna aventura. Así, bien ataviado, decidió ir a la ciudad de la Meca de peregrino. Aunque antes, se dio un buen paseo por el Mediterráneo.

En su periplo llegó a Tripoli. Allí, recabó información científica que, realmente, era lo que le gustaba. Además del riesgo y la aventura, y conocer mundo, por supuesto. Embarcó rumbo a Alejandría, pero un error del capitán, que le daba al codo, le llevó a Grecia. Después, una terrible tormenta, que inutilizó el barco y acabó con varios tripulantes, le obligó a recabar en la isla de Chipre. Allí dibujó unas láminas de los paisajes verdaderamente bellas.

Por fin desembarcó en Alejandría y, por el Nilo, puso rumbo al Cairo. Allí dejó gran cantidad de documentos, en el consulado español. Pero, por desgracia, estos se han perdido. Visitó las pirámides de Giza y, por supuesto, tomó apuntes describiéndolas y valorándolas. ¡Recordemos que aún no ha empezado el boom de la egiptología! Alí Bey fue todo un pionero.

Alí Bey, un viajero fabuloso
Portada de Alí Bey, un viajero fabuloso. Fuente

Rumbo a la Meca

Después de tanto meneo, en diciembre de 1806, puso rumbo a la Meca. Se unió a una caravana de beduinos (12) que se introdujo en el  desierto y lo llevó a las puertas del Mar Rojo. Allí embarcó de nuevo. En la travesía, naufragaron. Pero Alí Bey, con su astucia, determinación y conocimientos, en medio de la oscuridad de la noche, consiguió arribar a tierra. Al menos, es lo que contó en su dirario. ¿Sería verdad? ¿O estaría haciéndose el héroe?

Entra en la ciudad prohibida, que sigue prohibida al día de hoy

Alí Bey, el alter ego de Domingo Badia, entró en la ciudad prohibida de la Meca. Fue uno de los primeros europeos en entrar y el primer español en hacerlo (13). Y entre oración y oración, como venimos diciendo, no dejó de recoger datos. Escribió sobre la geografía y las costumbres. Y además, realizó unos dibujos extraordinarios de la ciudad. Fue el primero y único en levantar el primer plano existente de la Meca antigua. No existe otro.

El sultán de la Meca lo invitó a su palacio. Pues éste había oído de un peregrino, de origen noble, que había estado en los mejores colegios de la poderosa e infiel Europa. Así, le preguntó por sus orígenes. Se sabe que los no musulmanes que osaban pisar la Meca eran ejecutados. Fueron muchos los que no salieron y un puñado pudo contarlo.

Alí Bey también fue testigo de la subida al poder de los sunitas wahabíes en Arabia. Sus descendientes siguen gobernando los designios de Arabia Saudí. Éstos mantienen una visión rigorista del Islam, horrible para las mujeres y la libertad de expresión. No está lejos el reciente caso del periodista asesinado en la embajada saudí en Turquía. Es decir, que estos señores siguen igual, con el mismo rigor que cuando los describió Aly Bey (14).

¡Huevos con tomate, que atracón!

En su vuelta por Jerusalén y Belén, visitó los lugares santos de las tres grandes religiones: Cristianismo, Judaísmo e Islam (15). Y, cómo no, continuó con su pasión de plasmar todo lo que veía. Ya fuera en dibujos, planos, archivando muestras o describiéndolo en su diario. Y por fin, llegó a Constantinopla. Fin del viaje. Allí, lo recibió el embajador de España, conocedor de su identidad.

Cuenta una anécdota que el embajador dio una cena, a la que invitó a Ali Bey. Y allí, ¡estuvieron apunto  de descubrirlo! Sirvieron huevos con tomate y al verlos, nuestro viajero exclamó con unos versos de Iriarte (16). Alí Bey estaría harto de comer tanto Kebab y, al ver los huevos fritos, se le hizo la boca agua, ¡ya dirán ustedes! Y claro, los otros comensales se mosquearon bastante. Se preguntaron: «¿quién es este tipo, que hasta sabe versos de Iriarte? ¡Y habla perfecto el castellano! Esto huele raro… Algo más que a huevos con tomate».

“Sois unos petates, yo los haré revueltos con tomates” (17).

España patas arriba: tres reyes en menos que canta un gallo

A su regreso a España se encontró con que Carlos IV y Godoy estaban destituidos. Napoleón era el dueño de España. «¿Qué carajo hago yo ahora?» – se preguntó. Primero, visitó a Carlos IV para entregarle el trabajo realizado. Ya que éste fue quien lo financió y cuando salió de España era su rey. Otra vez, el buenismo de Carlos IV, fue y le soltó a Alí Bey que ese trabajo pertenecía a España y ahora debía entregárselo al nuevo rey: José I Bonaparte (18). Allá que se fue nuestro protagonista.

Así, se puso al servicio del nuevo rey, que era hermano del mismísimo Napoleón. Ya os podéis imaginar por qué tacharon a Alí Bey de afrancesado. El nuevo rey lo nombró  prefecto de Córdoba. Y oye, para el poco tiempo que estuvo al mando, Alí Bey logró introducir alguna que otra cosilla moderna en la ciudad (19).

Facsimil Jungla La traición de Alí Bey
Portada del cómic Jungla, nº 21: «La traición de Alí Bey». Fuente.

¡Otro al que le dan la patada! El primer exiliado a Francia

Después de la Guerra de la Independencia, Alí Bey se fue al exilio con el grupo de los afrancesados, a París. Pidió al nuevo rey de España, Fernando VII, poder regresar a su patria. Pero éste se lo denegó, por colaboracionista con los franceses. Vamos, por traidor. Ya sin posibilidades de volver a su tierra, se puso al servicio del gobierno francés.

En Francia, consiguió publicar sus viajes en francés (20), con tal éxito que fueron traducidos al inglés, al alemán y al italianoSus aventuras se conocieron más en el extranjero que en España. Otros viajeros, entre ellos Richard Burton (21), usaron su  libro de viajes para sus andanzas por Oriente Próximo. Así, Alí Bey consiguió gran fama a nivel mundial.

viajes de ali bey el abbassi por africa y asia
Libro de los viajes de Alí Bey. Fuente.

Nadie es profeta en su tierra

Alí Bey murió en un halo de misterio, de serie negra. Estando al servicio de la inteligencia francesa, el Gobierno francés le propuso otra aventura. Conociendo sus gestas anteriores, lo enviaron a una nueva misión, disfrazado de nuevo de príncipe Abassi. Sus libros publicados le daban para comer, pero no para cenar, así que no se pensó dos veces la invitación. ¡A Alí Bey le tocaban las castañuelas y se ponía a bailar! En aquel entonces, la guerra fría entre el Imperio británico y la Francia revolucionaria acababa de empezar. Y, como en las mejores intrigas del espionaje, fue descubierto. En Damasco, los servicios secretos británicos lo pillaron con las manos en la masa, y lo envenenaron (22). Aunque otras fuentes dicen que murió de enfermedad. Igual nos estaba engañando hasta la muerte.

En España, Domingo Badia Lebrich, Alí Bey, ha caído en el olvido. Y eso que fue un visionario, abierto al mundo, un hombre de acción. Si hubiese nacido en otro país, ya hubieran sacado una película con su epopeya. Aún así, existen dos callejeros en España que hacen mención a él, pero seguramente muy pocos relacionan el uno con el otro. Uno en Barcelona, con el nombre «Alí Bey» y otro en Córdoba, con «Domingo Badia». Pero nunca tuvo el reconocimiento que debería haber tenido. En Francia, por ser español y en España, por ser un afrancesado.  Cosas de nuestro mundo…


Echa un ojo a más Historia interesante en Khronos Historia


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Domingo Francisco Jorge Badía y Leblich (Barcelona, 1 de abril de 1767 – Damasco, 1818), espía, arabista y aventurero español, conocido también como Alí Bey o Alí Bey el-Abbassi. Su papel de pionero en muchos aspectos científicos y antropológicos no ha sido suficientemente reconocido en su tierra, pese a que solamente por su viaje a La Meca su trabajo pueda compararse con el del británico Richard Burton, de fama internacional.

(2) Las ideas de la Ilustración. La Ilustación fue un movimiento cultural, de liberación del espíritu humano, que se inició en el Renacimiento, el cual transformó el pensamiento europeo del siglo XVIII, llamado también «Siglo de las luces», particularmente en Francia, basado en métodos racionales y experimentales. Se centró en la razón humana y su capacidad de investigar y conocer la naturaleza a través de la observación y la experimentación.

La Revolución francesa señala una línea divisoria entre dos sistemas sociopolíticos opuestos: en el Antiguo Régimen, anterior a la Revolución francesa, el absolutismo monárquico regía una sociedad feudal; en el Nuevo Régimen surgido tras la misma, en cambio, reconocemos muchos de los rasgos que caracterizan la organización política y social del mundo contemporáneo. No te pierdas nuestros artículos sobre la Revolución francesa.

(3) La Kaaba, ‘el cubo’, es una construcción​ que está dentro de la mezquita de la Meca y hacia ella orientan su rezo los musulmanes de todo el mundo. El Corán dice que fue construida por Abraham, y en una de sus esquinas contiene una reliquia, un meteorito de origen indeterminado, o una piedra negra. La edificación está conformada por capas de piedra azulada y grisácea, sacada de las montañas que rodean la ciudad. La peregrinación hasta La Meca y la Kaaba, son uno de los cinco pilares del Islam.

(4) Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia (Gales, 16 de agosto de 1888, Bovington Camp, Inglaterra, 19 de mayo 1935). Durante la Primera Guerra Mundial jugó un notable papel como enlace durante la rebelión árabe contra el dominio otomano. Su libro autobiográfico, Los siete pilares de la sabiduría (1926), y la repercusión del relato sensacionalista de Lowell Thomas, promocionaron su fama internacional como “Lawrence de Arabia”, sobrenombre que dio título a la película de 1962.

(5) El término afrancesado se aplicó de forma extensiva, y con el valor de traidor a aquellos españoles que, durante la ocupación francesa, colaboraron con la misma o con la Administración del rey José, ya fuese por interés personal o por la creencia en que el cambio de dinastía redundaría en la modernización de España. La mayor parte de los afrancesados salieron de España con el derrotado ejército francés, en 1814.

(6) En 1791, contrajo matrimonio con María Luisa Burruezo y Campoy (Domingo Badia en su correspondencia siempre se dirigía a ella como Mariquita). Se trasladó a Córdoba al nombrarlo el rey administrador de Rentas Reales de Tabaco.

(7) Manuel de Godoy y Álvarez de Faria (Badajoz, 12 de mayo de 1767 – Paris, 4 de octubre de 1851). Fue primer ministro de Carlos IV, entre 1792 y 1798, y hombre fuerte en la sombra, de 1800 a 1808. Por su negociación de la Paz de Basilea, en 1795, es conocido como «príncipe de la paz».

(8) El botánico Simón de Rojas (Roxas) Cosme Damián Clemente y Rubio (Valencia, 27 de septiembre de 1777 – Madrid, 27 de febrero de 1827). En 1802, Clemente fue nombrado profesor de la cátedra de árabe. Allí conoció a  Domingo Badía, gran amante también de la lengua árabe y de las ciencias naturales.

(9) Consiste en cortar circularmente una porción del prepucio del pene. Aunque existen diferentes tipos de circuncisión (según el lugar en el que se realiza el corte y la cantidad de prepucio eliminado), lo habitual es que el glande quede permanentemente al descubierto. Los motivos más frecuentes para circuncidar son religiosos, culturales o médicos. El Islam basa la práctica de la circuncisión en el Génesis 17, el mismo capítulo bíblico referido por los judíos. El procedimiento no se menciona explícitamente en el Corán, sin embargo se trata de una tradición establecida directamente por el profeta

(10) Obsequió al sultán Muley Solimam con 20 fusiles ingleses, 2 mosquetes, 15 pares de pistolas inglesas, varios miles de piedras de fusil, 2 sacos de plomo para la caza, un equipo completo de cazador y un barril de pólvora inglesa. Badía y Leblich, 1836, p. 66.

(11) Badía y Leblich, 1836,  p. 309.

(12) Compuesta de 5000 camellos y más de 200 caballos.

(13) Realizó todas la ceremonias necesarias: las siete vueltas a la Caaba, oraciones, el beso a la piedra negra y bebió en el pozo de ZenZem.

(14) Badía y Leblich, 1836, pp. 249 y 372.

(15) En Jerusalén, accedió por su condición religiosa a la mezquita de la Cúpula de la Roca, situada sobre el templo de Salomón. Visito el Santo Sepulcro, el monte de los Olivos, el Calvario. Después se desplazó a Belén, visito Sinagogas e hizo una relación pormenorizada de la situación de los religiosos cristianos en Tierra Santa. Siguió su ruta dirección norte, por Siria y Turquía, hasta llegar a Constantinopla.

(16) Badía y Leblich, 1839. Tomás de Iriarte (Puerto de la Cruz, 18 de septiembre de 1750 – Madrid, 17 de septiembre de 1791), fue un poeta y dramaturgo español de la Ilustración y el Neoclasicismo.

(17) Versos del poema de Iriarte, Los Huevos.

(18) Se puso al servicio de José I, el nuevo rey de España. El reinado de José I se desarrolló bajo el condicionante de la Guerra de la independencia,  buscando el apoyo político de uno de los grupos de los ilustrados españoles, cuyos miembros eran los denominados afrancesados, sin lograr hacer triunfar el programa reformista de su gobierno, cimentado en la denominada Constitución de Bayona. Así, el 7 de julio de 1808 José era nombrado rey de España y de las Indias, en pleno estallido de la Guerra de la Independencia. Prestó juramento ante las Cortes, reunidas por su hermano en la ciudad francesa de Bayona, que previamente habían aprobado la Constitución ofrecida por Napoleón a los españoles.

(19) En el  poco tiempo que estuvo al mando, fue capaz  de introducir el cultivo de la remolacha, el algodón, y planifico el cultivo del trigo. Prohibió que se cortara cualquier Árbol, y el que se tuviera que cortar que se repusiera. Creo la delegación de montes y plantas de la Sierra, y construyo los Jardines de La agricultura. Obliga a los regidores de la ciudad a la dedicación exclusiva con la asistencia a 48 cabildos mínimos o les suspendía el sueldo anual. Reorganizo la limpieza, la iluminación, y el riego obligatorio. En ocho meses levanta el cementerio de la salud, derribo la plaza de toros y planto olmos y álamos. Abrió el Teatro Cómico. Amplio el colegio de la Asunción a aritmética, geometría y algebra e impulso  la academia de bellas artes. Por si fuera poco implanta en aquella época la paga de viudedad a los funcionarios fallecidos y levanto el primer plano de Córdoba.

(20) En 1814.

(21) Richard Francis Burton nació en Torquay, Inglaterra, el 19 de marzo de 1821 y murió en Trieste, entonces Imperio Austrohúngaro, el 20 de octubre de 1890, a la edad de 69 años. Hablaba fluidamente veintinueve lenguas. Entre 1851 y 1853, viajó en solitario a la ciudad prohibida de la Meca. Fue este viaje, iniciado en 1853, el que hizo famoso a Burton. Lo había planeado cuando viajaba disfrazado entre los musulmanes de Sindh y se había preparado minuciosamente para la tarea con el estudio y la práctica (incluyendo el hacerse circuncidar para reducir más el riesgo de ser descubierto, como ya había hecho uno de sus modelos, el explorador español Domingo Badía, «Alí Bey», para lo que se disfrazó de peregrino árabe, proeza sobre la que escribió un libro. Pero por encima de todo, fue uno de los más grandes exploradores de la historia.

(22) Badía y Leblich, 1839.


Bibliografia

  • Almarcegui, P., 2007, Alí Bey y los viajeros europeos a Oriente, Bellaterra, Barcelona.
  • Almarcegui, P., 2006, «»El proceso de escritura de los viajes de Alí Bey», Isimu, nº 9, pp. 229-237, Universidad Internacional de Cataluña. [En línea] Disponible en: https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/12871/61799_11.pdf?sequence=1 (20 de febrero de 2019).
  • Badía y Leblich, D., 2012, Viajes de Ali Bey por África y Asía. Edición de Roger Mimó Lladós, Editorial Almed, Granada.
  • Badía y Leblich, D., 1998, Viajes por Marruecos. Edición de Salvador Barberá Fraguas, Cartoné editorial, Barcelona.
  • Badía y Leblich, D., 1839, «El príncipe Alí Bey el Abbassi», Semanario pintoresco español, tomo 1, nº 9, 5 de marzo de 1839, pp. 65-67. [En línea] Disponible en: http://www.cervantesvirtual.com/obra/semanario-pintoresco-espanol–400/ (20 de febrero de 2018).
  •  Badía y Leblich, D., 1836, Viajes de Ali Bey el Abbassi (Don Domingo Badía y Leblich) por África y Asia: durante los años 1803, 1804, 1805, 1806 y 1807 , 4 volúmenes, Librería de Galván, México. [En línea] Disponible en: http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000001193 (20 de febrero de 2018).
  • Carmona Fernández, F. y Martínez Pérez, A., (coord.), 1996, Libros de viaje : actas de las Jornadas sobre Los Libros de viaje en el mundo románico, celebradas en Murcia del 27 al 30 de noviembre de 1995, Universidad de Murcia – Servicio de Publicaciones, Murcia.
  • Godoy, M., 1836, Cuenta dada de su vida política por Don Manuel de Godoy, Príncipe de la Paz o sean Memorias críticas y apologéticas para la Historia del Reinado del Señor D. Carlos IV de Borbón, Imprenta de I. Sancha, Madrid. [En linea] Disponible en: http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000132473&page=1 (20 de febrero de 2018).
  • Mimó Lladós, R., (ed.), 2012, «Prólogo a la presente edición», en Badía y Leblich, D., Viajes de Ali Bey por África y Asía, Editorial Almed, Granada. [En línea] Disponible en: http://www.rogermimo.com/Viajes-Ali-Bey.pdf (20 de febrero de 2019).
5/5 - (3 votos)
Artículo anteriorDe cómo la Historia de España dependió del inmenso pene de Fernando VII
Artículo siguienteLas feminazis y las amazonas no existen; es el heteropatriarcado, insultando a la búsqueda de igualdad
Francisco Ramírez Corrales
Divulgador, apasionado de la Historia, me interesan la Historia Contemporánea, el siglo XX, Historia de las religiones, Historia de América, la geopolitica, en definitiva dar a conocer aspectos de la Historia de una manera mas amena . Aficionado al séptimo arte, la lectura, charlar con los amigos, el medio ambiente y la justicia social....