Durante el proceso de evolucionar, el ser humano necesitó de instrumentos para cumplir con ciertas tareas. Ya fuera para cazar, despellejar, desollar, e incluso cocinar. Vamos, todo un «Juan Palomo». La tecnología prehistórica hizo posible llevar en sus incursiones piezas hechas con sus propias manos. El ser humano prehistórico aprendió de su «abuelo» y de su «padre» los pasos a seguir para un cuchillo, un bifaz u otras herramientas de la Prehistoria. Desde la elección de una buena materia prima(3) (4), hasta los golpes que hacían falta para fabricar, por ejemplo un bifaz, un hacha de piedra o una punta de flecha desde una lasca.
Receta para la piedra perfecta
Para la elaboración de los instrumentos de piedra tallada hay que seguir ciertos pasos. Como te salgas de ellos, ¡no sale nada de nada, ni un triste bifaz! Con dos manos, imaginación, pericia y experiencia tendríamos los ingredientes perfectos (1) para elaborar, por ejemplo, un hacha de piedra.
Elaboración cuidada en la tecnología prehistórica
Entonces, queridos lectores, ¿me echáis una mano para reconstruir la «cadena de montaje»?(2). En primer lugar tendremos una etapa con un nivel de eficacia muy bajo; comprensible que una piedra sin moldear no sirva ni para regalo. En un segundo momento el proceso va adquiriendo algo de vidilla; es el momento en que a la piedra se le van dando los primeros toques y se le van cambiando las formas. La piedra es «algo tangible», con formas reconocibles. Cuando el hombre piensa para qué va a servir dicho útil, el proceso creativo se ralentiza y se orienta hacía un mayor grado de precisión. No es lo mismo un útil para matar un oso, que para sacar tuétano de los huesos; ni un hacha de piedra que un bifaz, o una punta de flecha.
Unos toques por aquí y por allá para crear herramientas de la Prehistoria, el más vendido, el bifaz
En los albores de la Prehistoria, la especie humana necesitaba sofisticados «cubiertos». Necesitaba descarnar medianamente lo cazado; nacieron así las herramientas de la Prehistoria. Con el paso del tiempo y con la imaginación a punto, nacieron los bifaces, con cantos trabajados por las dos caras(5). Tecnología lítica mejor trabajada y más precisa. Estas herramientas de la Prehistoria fueron las primeras especies de «navajas Suizas» que invadieron Europa (6). Sin dejar de mencionar una especie de hachas eso si; sin enmangue ni demasiados retoques. ¡Ahora sí que se podía cazar un animal grande! Se suman a esta lista el hecho de que dentro de los hábitats habían dispuestos unos «lugares-taller» donde almacenaba la materia prima, las lascas de las que se sacaban los objetos, a la vez que se confeccionaba las herramientas de la Prehistoria necesarias para cazar.
Neanderthal, «el collares»
Con la llegada del Neanderthal hubo un cambio de inflexión. En su maleta de viaje descubrimos innovaciones tecnológicas(7). No es para menos, un tipo con la mente subjetiva tan desarrollada y demostradas dotes para las artes plásticas que lo abalan… Y como todo artista con talento, su creatividad no se limitó al ámbito de la pintura, sino que transformó elementos de la naturaleza para fabricarse abalorios (10).
Hasta el más allá
Sus energías también se concentraron en crear los primeros enterramientos a los que añadían pigmento rojo, o incluso alguna flor. En sus hábitats encontramos puntas de flecha de última generación capaces de matar a todo animal viviente. Así como instrumentos para extraer la piel de los animales(8), buriles e innumerables hojas y cuchillos(9).
La vida «urbanita»
La llegada de la vida sedentaria y de la agricultura provocó en el hombre un cambio cualitativo de mentalidad(11). ¡El yo me lo guiso, yo me lo como, se acabó! Se diversifican las tareas. Entonces hay quien se dedica en exclusiva a esto de las manualidades. Aparecen los primeros arpones para pescar, anzuelos o sofisticadas piezas con las que formar las primeras hoces; sin embargo estas eran hojas de menor tamaño(13). Porque vamos a ser sinceros, para un trabajo tan minucioso, el tamaño sí que importaba. No nos olvidemos del nacimiento de las primeras piezas de piedra pulida, y los primeros textiles hechos a partir de lino. Además de los primeros contenedores de cerámica, gracias a la aparición del horno(12).
No solo de sílex y cobre vive el hombre
!Pues claro que no! Hubiera sido muy aburrido pintar dentro de la cueva, moler grano o confeccionar trajes para el resto de la tribu, sin un sonido de fondo que distrajera. Así nacerían las primeras piezas musicales con intención de imitar sonidos de la naturaleza o reproducir sonidos monótonos repetitivos. Por lo tanto, sería un fenómeno colectivo que serviría para reunir y aglutinar al resto de los miembros de la tribu, por un lado,;una forma de «ambientar» las largas cenas en las que se fomentaban los encuentros sociales entre diferentes clanes, por otro.
Y nació la música
¿Y cómo se sabe que había música? Muy decisiva fue la etnoarqueología (14)… A través de tribus indígenas actuales. Es de esta forma como se cree que empleaban una especie de pitos y/o flautas y tambores. ¡Vaya memoria que tengo! Me iba despedir sin mencionar que la arqueología también nos ha dejado un regalo, procedente de Alemania, en forma de flauta a partir de hueso de buitre.
Creo que os voy a dejar aquí, se ha hecho tarde, ha oscurecido y fuera de la cueva están empezando a tocar mi música favorita, así que me despido de vosotros para unirme al grupo.