Ha habido pocas cosas que levantaran tantas pasiones como lo hacían las carreras de carros de caballos en el Imperio bizantino (1). Llegaron a causar algunos de los disturbios más violentos que haya visto la Historia: los Disturbios de Niká, originados en el Hipódromo de Constantinopla, que casi destruyeron la ciudad y ocasionaron miles de muertes. Como los hooligans en la actualidad.
Esto merece una explicación. ¿Cómo es posible que un deporte provoque los famosos disturbios de Niká, tan potentes que casi destruyen la capital de un Imperio?
El deporte más popular del Imperio
Las carreras de caballos no eran un deporte que hubiera aparecido de la nada. Tenían una larga historia, remontándose hasta la Grecia antigua. Además, habían sido uno de los espectáculos más populares en el Imperio romano. Emperadores como Calígula, Nerón, Lucio Vero y Vitelio apoyaban abiertamente a uno u otro equipo (2). Era un espectáculo masivo que, en el Imperio bizantino, tenía lugar en el Hipódromo de Constantinopla; con capacidad para hasta 100,000 espectadores.
Verdes y azules
Había cuatro equipos principales, según los colores con los que se distinguía a los distintos corredores: azules, verdes, blancos, y rojos (3). Los fans acudían a ver las carreras del circo regularmente; llegaban a frecuentar los establos donde se guardaban los caballos y aplaudían a sus corredores favoritos vestidos del color de su equipo(4). Todo normal… ¿Qué pudo ocurrir para que se dieran los Disturbios de Nika?
¿Qué significaba ser de un equipo?
Apoyar a un equipo no era solo querer ver a uno de los cuatro colores ganar en las carreras, no. ¡Hasta podía representar tu posición política! (5) Es más, hasta algunos emperadores utilizaron su afiliación a uno y otro equipo (en su caso los azules) para obtener más popularidad para sí mismos o su política.(6)
Los verdes y los azules no solo eran como los equipos de fútbol de ahora. Eran parecidos a partidos políticos o a pandillas callejeras (¡si no más, o todo a la vez!) (7).
Los Disturbios de Niká
Hacia el año 532, (8) el emperador bizantino Justiniano (9) ya se había asentado en el poder lo suficiente como para dejar de depender del apoyo de partidarios del equipo azul. Comenzó una campaña de represión dirigida a ambos equipos de manera indiscriminada, limitó sus poderes y privilegios y castigó sus excesos severamente (10).
Los Disturbios de Niká comenzaron cuando las dos facciones terminaron intercambiando golpes tras las carreras en el Hipódromo de Constantinopla. Justiniano no tardó en responder y envió a tropas para restablecer el orden: siete de los cabecillas de los Disturbios de Niká fueron condenados a muerte. (11).
Sobrevivieron dos, que fueron encontrados con vida y rescatados por un grupo de monjes que los llevaron a un monasterio al otro lado del Bósforo. Sin embargo, la guardia armada rodeó las puertas del monasterio y resolvió tratar de que se rindieran por hambre.
Pero, ¿y los fans? Pues mientras la guardia trataba de reducirlos, se manifestaban para que los cabecillas fueran liberados (12). ¿El problema? Pues que los dos cabecillas eran uno verde y otro azul.
¿Cuánto empeoró la situación? Gritos en el Hipódromo de Constantinopla
Las dos facciones encontraron una causa común, y tres días más tarde, cuando el emperador tomó su asiento en el Hipódromo de Constantinopla y dio la señal para que los juegos comenzaran, se vio recibido por abucheos. Al principio no parecía nada raro, pero el emperador pronto se dio cuenta de que esta protesta era diferente a cualquiera que hubiera visto antes.
Las dos facciones estaban unidas, y sus abucheos se dirigían al emperador en vez de al equipo rival. ‘¡Niká, niká!’, coreaban (victoria), utilizando la palabra que normalmente utilizaban para animar a los corredores (13).
…Y todavía peor
Los fans de ambos equipos salieron del Hipódromo de Constantinopla decididos a destruir lo que fuera necesario para conseguir el perdón de los dos condenados. Los Disturbios de Niká tomaban fuerza…
¿Su primer objetivo? El palacio del prefecto de la ciudad, donde mataron a los guardias, liberaron a los prisioneros y al que prendieron fuego. ¿Después? La prefectura del pretorio, el Senado bizantino, los baños de Zeuxippos, y hasta las iglesias de Santa Irene y Santa Sofía. Llegado el final del día estos edificios, y muchos más, estaban en ruinas. (14).
Las demandas y objetivos de los fans de los dos equipos subieron rápidamente; pidieron el despido inmediato de tres altos cargos del Gobierno (15). El emperador, alarmado, concedió esta demanda. Esto, sin embargo, no calmó a la multitud; querían otro emperador (16).
¡Pues a coronar a otro emperador!
La destrucción y los Distubios de Niká continuaron (17). Justiniano, apoyado por su esposa Teodora (18), recuperó el valor y regresó. ¿La táctica escogida? Prometió amnistía para todos (19). ¿Funcionó? No. Los manifestantes habían encontrado a otro favorito: Hipacio, sobrino del anterior emperador (20), que fue llevado al Hipódromo de Constantinopla. Como no había una corona, la multitud le coronó con la gargantilla de un espectador. (21).
Y así acabó el asunto de los Distubios de Niká
Teodora, la emperatriz, intervino. No quería que el emperador se convirtiera en un fugitivo (22). Se decidió que se recurriría a las armas. Por suerte, dos de los mejores generales del Imperio (23) estaban presentes en el palacio junto con una gran número de mercenarios, y fueron puestos al mando de la situación. Salieron en secreto del palacio y marcharon hacia el Hipódromo de Constantinopla por dos rutas separadas (24). Entraron simultáneamente en el recinto y atacaron por sorpresa a la multitud.
¿Y que hay de Hipacio, que no había querido ser coronado? ¿Fue perdonado? No. Hipacio fue llevado ante Justiniano (27) y Teodora argumentó que podía ser causa de otra rebelión en el futuro. Así que terminó siendo ejecutado junto con su hermano Pompeyo (28).
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