La religión antigua es como un culebrón, pero sin nombres largos ni chan chan chaaaan con el zoom en caras de oler mal. Vamos, si cuando lo lees te lo imaginas así ¡pues olé tú! Pero a priori, no. Oye, la mitología te da el argumento, los efectos ya ponlos tú… Lo que sí hay es mucha familia desestructurada, como la que traigo hoy. Cógete un protector solar y un gorro con ala para los ojos, que nos vamos a Egipto… Vaaaaaaleeee y una rebequita por si acaso, que tu madre se quede tranquila.
Nilo pa’ arriba, Nilo pa’ abajo; el mito de Osiris
Hace mucho tiempo, la diosa del cielo Nut y el dios de la tierra Geb tuvieron cuatro hijos, de los cuales el mayor, Osiris, era el primer rey de Egipto. (1)
En una cena, su hermano roñoso, envidioso y enfadica Set (2) le mostró un cofre y le dijo: no tienes huevos a meterte dentro. ¿Qué hizo Osiris? Premio. Y mientras, su esposa Isis: pensando este hombre es tonto y Nut: cuidao que empezáis jugando y acabáis llorando… Y efectivamente.
Set aprovechó para encerrar a su hermano en el cofre y lo tiró al Nilo. A rey muerto, rey puesto: se quedó con el trono. Isis, en lugar de decirle cuatro cosas a su cuñado, se puso a buscar el cadáver de su esposo. Lo encontró y lo escondió; pero Set se enteró y, con ese pronto tan malo que tenía, lo despedazó y esparció los restos por el Nilo otra vez (que era un señor de costumbres).
Isis le echó paciencia y reunió de nuevo los trozos. Con ayuda de Anubis (3) recompuso el cuerpo de Osiris y le resucitó al tercer día. (4) Estuvo lo justo para fecundar a Isis y volvió al Inframundo a sus cosas. Vamos, ¡un golfo! Si es que al final de los dioses no te puedes fiar…
Horus, el hijo que nació del breve encuentro entre los dos, creció y quiso vengar a su padre, como Simba. (5) Se fue a por su tío, le retó y aunque le costó un ojo de la cara, en el sentido más literal de la expresión, ganó y mandó a su tío al destierro.
A ver… ¿cómo que Osiris resucitó? ¿Pero eso no era cosa solo de Jesús? Pues lo siento, pero no.
Con esto y un resto, te monto una religión
La promesa de inmortalidad o de vencer a la muerte la recoge también la mitología mesopotámica. En el poema de Gilgamesh, escrito en el tercer milenio a.C., el protagonista ya busca la inmortalidad. ¡Ah! Y también habla de un diluvio universal… Sí, sí… Ese diluvio en el que estás pensando. (6)
durante seis días y siete noches
sopló el viento, las inundaciones y la tempestad asolaron el país;
(…) Observó el clima; reinaba el silencio,
porque toda la humanidad había vuelto al barro.
Esto de la inmortalidad, resucitar… Vencer a la muerte, por resumir, es un recurso habitual en las religiones. ¡Eso sí que es un buen programa electoral! Está más que demostrado que el cristianismo ha ido cogiendo cosillas de otras religiones; como la celebración de la natividad (7).
Sin movernos de Egipto, la religión y la vida de las personas se construyen en torno a la creencia en ese Más Allá y en la superación del Juicio de Osiris (8).
Pero vamos a quedarnos en el Más Acá. Decíamos antes que los restos de Osiris habían sido desperdigados por el Nilo. Esa es la mejor excusa para ir construyendo templos de Osiris por todo su curso. Tal y como ha ido pasando durante siglos (y todavía hoy) con los restos de san Fulano o santa Mengana. (9) La cuestión era tener un resto o reliquia y que todos lo supieran, para ir al templo y hacer donativos. Tú pon el cacho de carne momificada e inventa una buena historia. La fe hará el resto.
Evolucionando como los Pokemón
Egipto es definitivamente conquistado por Roma en el siglo I a.C., tras siglos de decadencia. Cleopatra VII (la de las películas) y Marco Antonio declararon la guerra a la Roma ya gobernada de facto por Octavio Augusto, y perdieron. (10) La muerte de ambos terminó con el país integrado en la nueva potencia; que iba por el Mediterráneo como los yanquis hoy por el mundo…
El cristianismo no tardó en llegar a Egipto, pero con una faceta particular; tenía mucho en común con la antigua religión egipcia. Esta mezcla da lugar a unos nuevos religiosos: los coptos. Las primeras comunidades aparecieron en Alejandría, en la costa mediterránea, una ciudad muy cosmopolita donde convivían grupos de habla griega, hebrea y romanos propiamente dichos (11).
Los parecidos entre los nuevos (cristianos coptos) y los antiguos (los de Isis y compañía) son más que razonables. Además de las semejanzas entre la historia de Jesús y Osiris (12), están los símbolos, algo aparentemente pequeño pero muy importante. Por ejemplo, la idea cristiana de la Trinidad encaja con la concepción religiosa de los antiguos egipcios, que tenían el número 3 como símbolo de lo plural. Esto se refleja en la cruz copta, muy similar al ankh egipcio (13); mira por donde, de todos los símbolos escogen tan parecido a uno puramente egipcio.
El idioma de los primeros coptos es el egipcio, y escribieron sus primeros textos en jeroglíficos. Cuando Roma adopta el cristianismo, van abandonando poco a poco los jeroglíficos para crear un alfabeto a partir del griego, con varios símbolos nuevos para expresar sonidos que están en su lengua. (14)
Las casualidades existen, pero escasean en la religión…
El chocolate espeso…
No se está discutiendo aquí la existencia de Jesús como hombre y profeta. En la Antigüedad las religiones se imponían generalmente por sincretismo o fusión, pero no fue del todo así con el cristianismo. (15) A veces, se limitaban a cambiar el nombre de la divinidad o integraban el culto local a la religión oficial. Con su expansión a partir del siglo III-IV d.C., se empezaron a dar situaciones más radicales y fanáticas, que persiguen arrasar con lo anterior. Primero consiguieron el fin de la persecución de los cristianos y unos años después, la imposición. (16) Que hasta aquí, todo bien; pero estos cristianos se vinieron arriba y no optaron por la integración precisamente. Lo que hoy día seguimos viendo en Oriente Próximo, con grupos radicales como el Estado Islámico destruyendo patrimonio de la humanidad, no están tan lejos de lo que hacían esos primeros cristianos.
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