Referencias
(1) “Los ritos folclóricos de Navidad en las zonas germánicas no muestran con frecuencia ninguna relación con la fe cristiana y, por tanto, afirman que aquí se había celebrado una fiesta antes de que el cristianismo llegara a Europa”. Mottz, 1984, p. 159. “Otras dos fiestas romanas en esta época del año se incorporaron a las celebraciones cristianas de Navidad: las Saturnalia (a mediados de diciembre) y el Día de Año Nuevo, inicio del año oficial”. Eriksson, 2002, pp. 3-4.
(2) La historia de los germanos abarca más de tres mil años. Bernárdez, 2002, pp. 43-44. Bartolotti, 2011, p. 75.
(3) “Eran unos pueblos de lengua y cultura indoeuropeas surgidos en tomo a la mitad del primer milenio a.n.e. a partir de los pueblos asentados desde antiguo en el norte y de algunas tribus indoeuropeas llegadas del este que, poco a poco, fueron cambiando y diferenciándose de los otros pueblos de la familia. (…) la idea tradicional de los indoeuropeos como «invasores» ya no es defendible (…) se trató de (…) la expansión gradual de pequeños grupos que iban asentándose poco a poco por territorios cada vez más amplios. El resultado fue la creación de una identidad lingüística y cultural que identificamos con la etiqueta «germánica», que se decantaría de modo definitivo cuando el contacto con otros grupos indoeuropeos de la zona se rompió de modo prácticamente total hacia mediados del primer milenio a.n.e. (…) Las definiciones de «germano», «cultura germánica» y «religión germánica» serán siempre problemáticas y tendremos que contentarnos con ideas más bien genéricas y un tanto vagas, de límites difusos y además cambiantes a lo largo del tiempo. Eso sí: excepto los que vivían en inmediato contacto con el imperio Romano, nadie perteneciente a cualquiera de esas muchas tribus se denominaría a sí mismo, ni a la tribu de al lado, germano”. Bernárdez, 2002, pp. 41-43. “Si bien los romanos mencionaban como bárbaros (extranjeros) a todos los pueblos que no pertenecían al Imperio, tal denominación se concedía especialmente a las gentes del norte de Europa, adscritos al tronco racial germano de la más pura raigambre indoeuropea”. Cardona i Castro, 1999, p. 144.
(4) “En aquella época, los asentamientos germánicos eran pequeños, las relaciones sociales igualitarias y vivían de la agricultura: eran una sociedad netamente agraria. Además, comerciaban con otras tribus, por lo que los enfrentamientos eran más bien esporádicos. Las cosas siguieron así hasta que a partir del siglo VII a.n.e. empezaron a cambiar”. Bernárdez, 2002, p. 47.
(5) “La religión no era para ellos una cuestión de profundas creencias, sino algo que cumplía unos objetivos tanto sociales como individuales. Si éstos no se realizaban, era señal de que algo iba mal y que quizá la solución estaba en adoptar otros dioses”. Bernárdez, 2002, p. 15.
(6) Para ellos, los lugares sagrados eran lugares naturales. Bernárdez, 2002, p. 106. Desde la Edad del Bronce, se hacían ceremonias en claros del bosque, entre círculos de piedra y en túmulos megalíticos. Bernárdez, 2015, p. 5.
(7) “En esta sociedad netamente agraria, la religión estaba claramente centrada en todo lo referente a la fertilidad; quizá con predominio de las divinidades femeninas, a juzgar entre otras cosas por la frecuencia de elementos femeninos en los depósitos votivos arrojados a los pantanos en la llamada «fase V» de esta era, entre el 900 y el 700 a.n.e.”. “Los germanos de estos primeros tiempos, como sus predecesores de la Edad del Bronce, adoraban sobre todo a la diosa de la vida y la fertilidad, que no sería una figura claramente personificada y además variaría de un lugar a otro (…) gracias a las diosas el ganado se reproducía, pero también eran las causantes de la muerte de las crías; y del nacimiento de los hijos y también de su muerte, y de la enfermedad y la salud. Así que ¿cómo conseguir de ellas y ellos las cosas buenas y evitar las malas? Para eso están los ritos y los sacrificios (de animales, plantas e incluso vidas humanas)”. “El término general para «dios» (…) En germánico común, la forma básica era guða, palabra que, curiosamente, era de género gramatical neutro. Más tarde, para poner de relieve la virilidad de su dios, el cristianismo lo masculinizó, reservando el neutro para los dioses paganos (Bernárdez, 2015, p. 4), de manera que el alemán Gott, por ejemplo, es ya gramaticalmente masculino”. Bernárdez, 2002, pp. 47, 56-57 y 68-70.
(8) Las Matres (se usa en Inglaterra y Galia), Matrae (limitado al sur de Francia) o Matronae (nombre habitual en el Bajo Rin), eran grupos de diosas adoradas en el área germánica que entró en contacto con Roma, durante los primeros cinco siglos más o menos d.n.e. El culto a ellas era tanto germánico como céltico (Lindow, 2002, p. 224; Matronae era un apodo honorable que incluía una función protectora, similar a la del “patrón” masculino; en su apogeo, el culto a ellas ciertamente puede verse como un fenómeno romano-celta-germánico: la piedra votiva de matrona más antigua encontrada, data del 70-89 d.n.e.; las inscripciones en las piedras votivas consisten en casi todos los casos de contracciones, abreviaturas y truncamientos de expresiones; Goos, 2020, pp. 7-8) – en algunos casos, los nombres mismos de las divinidades, apunta a poblaciones mixtas germano-celtas – y casi no hay diferencias entre la manera de representar las célticas y las germánicas: sólo el nombre nos permite reconocer uno u otro origen. Normalmente, encontramos denominaciones colectivas (estos nombres son difíciles de interpretar; algunos hacen referencia a topónimos e incluso a nombres de persona), pero también hay piedras dedicadas a diosas individuales, como Eostra/Ostara. Bernárdez, 2002, pp. 144-145. Shaw, 2011, pp. 41-45. En la zona del Bajo Rin en el noroeste de Alemania, lo que era la provincia romana de Germania inferior, se han hallado altares dedicados a las diosas madres nativas (Matres o Matronae). En 1958, en Morken-Harff, cerca de Bedburg, se descubrieron más de 150 piedras que datan de aproximadamente del 200 d.n.e. Se recuperaron más de mil fragmentos de un altar, restos arquitectónicos y ánforas rotas. Todas las piedras del altar, excepto una, parecen haber estado dedicadas a las diosas madres nativas, conocidas como Matronae Austriahenae (Shaw, 2011, p. 41); su nombre se obtiene claramente de la raíz «Austri», que, si es germánica, estaría relacionada con la Eostre de Beda. Sermon, 2008, pp. 338-340.
(9) A pesar de que no nos dejaron testimonios escritos, sí contamos con una gran cantidad de pinturas rupestres al aire libre, en las que descubrimos que, en aquel entonces, adoraban a la Diosa Sol (Bernárdez, 2019, pp. 65-67). Nos interesan las efectuadas en el sur de la península escandinava, desde casi los comienzos mismos de la Edad del Bronce (hacia el 1500 a.n.e.), hasta principios de la del Hierro (hacia el 500 a.n.e.). La religión de esta época parece centrada en dos temas estrechamente relacionados: el sol y la fertilidad. «Sol» era una diosa en el mundo germánico, fenómeno no muy frecuente; esta peculiaridad germánica de «una Sol» puede rastrearse por muchos sitios a los que llegaron los pueblos germánicos, incluso en España. Bernárdez, 2002, pp. 47-51.
(10) “Cuando la guerra se convirtió en una actividad regular, las consecuencias sociales y religiosas fueron trascendentales”. La guerra se convirtió para ellos en una actividad principal, de la que quedaban excluidas las mujeres, y también los niños, los ancianos y los enfermos. Con los jefes militares, se originó la realeza, hasta entonces desconocida para los germanos. “Ahora tenemos comunidades mayores (hemos pasado de tres o cuatro docenas de personas a dos o más centenares), con diferencias sociales y económicas internas permanentes y con una élite militar cuyos miembros no tenían que pertenecer todos a la misma familia y ni siquiera al mismo clan, que vivían un tanto al margen del resto de la gente y que se debían sobre todo a su jefe, a su druhtinaz, por encima de las lealtades tradicionales. Este grupo militar era el más rico y el más prestigioso, y además estaba limitado a los varones”. “Podemos definir el druht como una agrupación estable de guerreros comandada por un jefe, el druhtinaz, que no sólo los dirigía en el combate sino que era también su líder en las cuestiones políticas y económicas y, seguramente, también en las religiosas. La institución se mantuvo casi intacta mientras existió la cultura tradicional germánica”. Bernárdez, 2002, pp. 59-61 y 65.
(11) Todos los pueblos germanos acabaron cristianizándose: “Los visigodos de España perdieron pronto su lengua y muchas de sus costumbres (…) como para entonces la religión oficial del Imperio Romano era el cristianismo, se cristianizaron. Mucho más tarde, en el año 911, sucedió lo mismo con los vikingos daneses y noruegos que, tras saquear París varias veces, decidieron aceptar la oferta (…) de hacerse cristianos y vasallos feudales del rey. Como la oferta era interesante, se dejaron bautizar, abandonaron bastante pronto su lengua, invadieron Inglaterra en 1066 como buenos cristianos y se quedaron hasta hoy mismo allí y en Normandía”. “La cristianización fue un proceso violento en general, que comenzó muy pronto (hacia el siglo V) en algunos pueblos y no concluyó hasta el XII en Suecia. Hubo víctimas por ambos lados (…) La persecución de los paganos por los cristianos fue muy distinta, además de más frecuente y constante y ciertamente muchísimo más efectiva (…) cuando el muerto es cristiano se le llama mártir, mientras que el pagano sufre un justo castigo por ser recalcitrante, apóstata o hereje y nunca es objeto de persecución sino de justicia”. Bernárdez, 2002, pp. 15 y 18.
(12) “Hacia el 1500 a.n.e., en el norte de Alemania y sur de Escandinavia comenzó a desarrollarse una cierta población, con testimonios arqueológicos claros, que seguramente creó también los grabados rupestres de ciertas zonas de Escandinavia y fue responsable de los sacrificios de objetos, armas, animales e incluso personas. Sin duda, estos pueblos tenían ciertas creencias religiosas que fueron evolucionando con el tiempo y que, ciertamente, no eran monolíticas e indiferenciadas pero poseían numerosos rasgos comunes”. “El periodo prehistórico denominado Edad del Bronce nórdica abarca los que luego serían territorios germánicos, es decir, la parte central y septentrional de la actual Alemania, así como el territorio danés y el sur de Suecia y Noruega (…) los contactos de los pregermanos con preceltas, prebaltos y preeslavos debían de ser cotidianos”. Bernárdez, 2002, pp. 44 y 46-47.
(13) “Se celebraba una fiesta de especial significación en cada uno de los momentos clave del año agrícola; esto es, en los equinoccios y solsticios de invierno y verano (…) Los germanos dividían sus años en sólo dos estaciones, que convencionalmente denominamos «verano» e «invierno» (Céspedes, 2009, pp. 36 y 44; como nos informa Beda: Venerabilis, 1862, cap. XIII; comenzando siempre con el invierno: Callander, 1823, p. 4; solsticio de invierno – Yule: Perales Fernández, 2012, p. 213;) pero que propiamente son, respectivamente, los meses en los que la naturaleza está viva y aquellos en los que parece muerta”. Bernárdez, 2002, p. 108.
(14) Yule (Solsticio de Invierno) se convirtió en la Navidad, Ostara (Equinoccio de Primavera) en la Pascua, Litha (Solsticio de Verano) en San Juan y el Samhain (Equinoccio de Otoño) en Halloween. Bernárdez, 2002, p. 109. “Las temporadas más importantes de la vida pagana, y del drama precristiano, fueron el solsticio de invierno y la celebración de la nueva temporada de la vida a principios de la primavera. (…) no es accidental que las principales temporadas cristianas, y los ciclos dramáticos que las acompañan, se convirtieran en las obras de la Pasión en Pascua y en las obras de la Natividad en la Navidad”. Eriksson, 2002, p. 2.
(15) “El festival del solsticio nórdico se convirtió, a través del cristianismo, en una celebración del nacimiento de Cristo, como sucedió en todos los países europeos”. “En la mayoría de los países europeos, la cristianización de la fiesta pagana se estableció bastante temprano (…). En los países nórdicos, sin embargo, se ha mantenido el nombre antiguo. Incluso en finlandés, la palabra Joulo se usa para la Navidad, una palabra prestada del antiguo nórdico que proviene de un período anterior a la época vikinga. Parece lógico suponer que el festival del solsticio tuvo una posición particularmente fuerte en el norte, donde las estaciones son tan distintas”. Eriksson, 2002, pp. 3 y 6. “Los primeros misioneros cristianos, percatándose de la extrema popularidad de esta fiesta (Yule), pensaron que sería mejor alentar a beber a la salud del Señor y de los doce apóstoles cuando comenzaron a convertir a los paganos nórdicos”. Hampton Belton, 2009, p. 407. Real Instituto de Jovellanos, 2010, p. 221. “El solsticio de invierno ha sido trasladado por el cristianismo al 25 de diciembre como nacimiento del niño-Dios”. Calvera, 2005, pp. 251-252. “La prioridad que nuestros antepasados sajones dieron a la noche está claramente determinada. Pero, después de su conversión al cristianismo, sustituyeron la fiesta religiosa de la Navidad por los ritos del paganismo utilizados en esta Noche de la Madre, a partir de la cual comenzaron sus cómputos; y en esto han sido seguidos por nuestros historiadores ingleses más antiguos, Florencia de Wigorn, Guillermo de Malmesbury, Matthew Paris y muchos otros. Esta alteración, sin embargo, de las ceremonias religiosas en el mes de diciembre, no modificó el nombre. Continuó llamándose Helig Monat, o el Mes Sagrado”. Callander, 1823, p. 4.
(16) “Los germanos tenían sacerdotes para algunas de las celebraciones principales, y algunos de ellos debieron de ser personas destacadas en su comunidad, pero no existía nada parecido a una clase sacerdotal, a una institución estable del sacerdocio (…). Según las fuentes, por ejemplo Tácito, había sacerdotes que se vestían de mujer, algo de lo que creemos tener alguna prueba arqueológica, al menos en Inglaterra. Esto no es nada infrecuente, y hay ejemplos en otras muchas culturas. Quizá apunte a una época más antigua en la que el sacerdocio estaba en manos de las mujeres, situación que cambió con la transformación de la antigua religión en otra más belicosa y masculina”. Bernárdez, 2002, p. 110.
(17) Bernárdez, 2002, pp. 112-113.
(18) Bernárdez, 2002, p. 114.
(19) “Huellas de ellos se encuentran aún en las celebraciones cristianas de Navidad, que corresponde al antiguo tiempo de Iól, inglés Yule, la otra gran celebración invernal”. Bernárdez, 2002, p. 109.
(20) Bernárdez, 2002, p. 109. El origen de la palabra Jól (Iól/Yule) no lo sabemos con certeza. Eriksson, 2002, p. 2. “Sabemos a través de los textos nórdicos antiguos que en los países escandinavos una fiesta igualmente importante [que la Navidad], a menudo llamada Jól (Yule), se había celebrado en la época pagana”. Mottz, 1984, p. 159. “Como esta fiesta siempre se celebraba en el solsticio de invierno, cuando el sol regresa sobre el zodíaco, se llamaba Iól (Yol), de ahí formamos la palabra Youl o Yule, el nombre común que todavía usan nuestros campesinos para la Navidad”. Callander, 1823, p. 5. “Yule y yuletide (…) son términos arcaicos para referirse a la festividad que conocemos como Navidad. (…) En el inglés antiguo, gêol era un festival de mediados de invierno. Estaba relacionado con el antiguo término nórdico jól, de donde viene la palabra en inglés jolly (alegre). Las fiestas de Yule se celebraban cada solsticio de invierno”. Villatoro, 2009, p. 204.
(21) Su fecha concreta variaba de un sitio a otro. Bernárdez, 2002, p. 108.
(22) Bernárdez, 2002, p. 109. Yule: “palabra que sirve para referirse al período del solsticio de invierno”. Díaz Sánchez, 2018, p. 148. “Observamos que la actividad de las deidades se desarrolla casi siempre en la temporada de invierno, y más específicamente, en la última parte de diciembre y principios de enero”. Mottz, 1984, p. 159.
(23) Bernárdez, 2002, p. 108.
(24) “Para el periodo más antiguo, escritos de autores latinos y griegos, muy especialmente la descripción de Germania que, con este nombre, redactó el romano Tácito (en su Germania, hacia el 98 n.e.; Bernárdez, 2015, p. 3; Bernárdez, 2019, pp. 71-77; Bartolotti, 2011, p. 110; Cardona i Castro, 1999, p. 145) a fines del siglo I de nuestra era (…) sería absurdo esperar que el cien por cien de su información fuera totalmente veraz. Más tarde hay referencias dispersas en muchas fuentes cristianas europeas (…) Tenemos incluso viajeros exóticos que levantan acta muy fiel de lo que veían (…) Tenemos también las inscripciones rúnicas más antiguas (ver: Céspedes, 2009), y aunque su interpretación suele ser complicada y hay bastantes ininteligibles, encontramos en ellas referencias que podemos encajar con lo que sabemos de otras fuentes”. Bernárdez, 2002, pp. 24-25.
(25) El término Edda proviene de la palabra nórdica poesía. Díaz Sánchez, 2018, p. 46. Es “una amplia colección de poemas de tradición antigua, realizada como tal colección en Islandia a principios del siglo XIII (…) tratan sobre los antiguos héroes y dioses, proporcionándonos información importantísima sobre divinidades, mitos, lugares míticos, seres mitológicos e incluso, indirectamente, sobre ritos y prácticas”. Bernárdez, 2002, p. 27. Bernárdez, 2019, p. 24. McCoy, 2016, pp. 17-20. La mayoría de estos poemas (unos 35) están en un solo manuscrito, visto por primera vez en el siglo XVII, por el obispo Brynjólfur Sveinsson, quien percibió una similitud con el libro llamado Edda de Snorri Sturluson e imaginó que este manuscrito, otra ‘Edda’, había sido compuesto por Sæmund Sigfússon el Sabio, sacerdote que floreció alrededor del 1100 y que según la tradición fue el primer historiador islandés, aunque no se conservan obras suyas. Por lo tanto, este manuscrito se llamó no sólo «La Edda de Sæmund», sino también «Elder Edda» (Edda Mayor; Lanceros, 2001, p. 17), ya que Sæmund había vivido un siglo antes que Snorri. Ya nadie se toma en serio que Sæmund tuviese algo que ver con la composición de esta obra o que precedió a Snorri, pero todavía la llamamos ‘Edda’: la Edda Poética (Bartolotti, 2011, p. 90). Debido a que el manuscrito se convirtió en parte de la colección de la Biblioteca Real de Copenhague, ahora lo llamamos «Codex Regius (manuscrito real) de la Edda Poética», y llamamos a los tipos de poemas que contiene «poesía eddica». Lindow, 2002, p. 12. El Codex Regius en el que se encuentran es de 1270. Bernárdez, 2015, p. 2. También tenemos los poemas de los escaldas. “Poemas que con frecuencia son tan antiguos como los incluidos en la Edda, o incluso más que varios de éstos: los compuestos por los escaldas, poetas cortesanos que iban de corte en corte por Escandinavia y las Inglaterra e Irlanda escandinavas recitando complejos poemas en honor de sus anfitriones. Compuestos por paganos para paganos“. Bernárdez, 2002, p. 27. Bernárdez, 2019, p. 24.
(26) Contamos también con las sagas en prosa, como la Edda en prosa o Edda de Snorri. O Edda Menor. Lanceros, 2001, p. 19. Lindow, 2002, pp. 335-336. McCoy, 2016, pp. 17-20. “Sagas y otros textos semejantes en prosa, que tratan de personajes de la historia propia islandesa, de los reyes de Noruega o de héroes vikingos (…) escritas por cristianos en época cristiana (…) tiene especial interés el Libro de la colonización de Islandia (Landndmabók) (…) Y claro, está el libro del más grande intelectual islandés del Medievo, Snorri Sturluson (1179-1241). (…) Snorri escribió hacia 1220 un libro en el que explicaba las cosas que debía saber un poeta (…) Suele conocerse como Edda en prosa o Edda de Snorri (…) Esta obra es fundamental, junto con la otra Edda, para conocer la base mitológica, digamos narrativa, del paganismo escandinavo (…) Saxo Gramático (1150-1220), este monje danés escribió, también a principios del siglo XIII, una historia más bien legendaria de los reyes de Dinamarca que incluía abundante información que nosotros juzgamos mitológica y religiosa”. Bernárdez, 2002, pp. 28-30. Bernárdez, 2019, pp. 24-25. Cardona i Castro, 1999, p. 148. Díaz Sánchez, 2018, pp. 46-47. También tenemos la Gesta Hammaburgensis ecclesiae pontificum de Adán de Bremen, de finales del siglo XI. Bernárdez, 2015, p. 2.
(27) «Snorri y Saxo escriben a principios del siglo XIII, cuando Dinamarca llevaba ya casi trescientos años de cristianismo oficial e Islandia unos doscientos. Los dos escribían desde su conocimiento de la literatura medieval cristiana e incluso del clasicismo latino, sobre todo en el caso de Saxo. Los dos veían a los dioses (…) como antiguos héroes divinizados por sus grandes hazañas. La visión de ambos era indudablemente cristiana”. Bernárdez, 2002, pp. 25 y 30. “Esos narradores y compiladores eran ya cristianos desde hacía varias generaciones y estaban bien instruidos en la mitología clásica y las letras cristianas (…) Podemos esperar que esos autores islandeses del siglo XIII adaptaran el relato mitológico a los ya conocidos, además de asimilarlo a la nueva ideología –mucho más centrada en el varón”. “La versión que nos proporcionan los textos escritos es necesariamente parcial, vaga y ambigua; no hay que otorgarle credibilidad total”. Bernárdez, 2015, pp. 1 y 9. “(…) reflejan con suposiciones —más que con una exposición exacta de las antiguas creencias—, el deseo de fijar, según los criterios de la época, los mitos más antiguos antes que sean erradicados por la nueva religión”. Bartolotti, 2011, p. 7.
(28) “Tendemos con frecuencia a interpretar el paganismo germánico en términos parecidos a como interpretamos las grandes religiones de Estado, pero sería absurdo esperar algo así de una religión que no era parte de un Estado que ni siquiera existió hasta la desaparición misma del paganismo”. Bernárdez, 2002, p. 14.
(29) “Los diversos ‘años rituales’ paganos modernos son, en cierta medida, construcciones artificiales. Los eruditos han argumentado que incluso la Rueda del Año Wicca no es principalmente de origen celta, sino que se deriva de modelos anglosajones (…) algunos grupos paganos prefieran celebrar solo los tres festivales discutidos en la literatura nórdica medieval (…) Sigrblót (…) tiene lugar aproximadamente al mismo tiempo que Ostara (…) Los otros dos días santos atestiguados en fuentes medievales son Vetrnaeter (Noches de invierno) y Jul (Yule)”. Cusack, 2007, p. 33. “Actualmente en la cultura neopagana, estas celebraciones han sido reconstruidas en muy variados grupos, como es el caso de la religión Wicca, en la que se celebran las fiestas a través de ‘ocho días solares festivos’, llamados comúnmente ‘Sabbats de la rueda anual’”. Villatoro, 2009, p. 204. Estos Sabbats son: Yule, Imbolc, Ostara, Beltane, Litha, Lammas, Mabon y Samhain. Hermosillo Jaramillo, 2016, p. 102. “Kathy Jones estructura su rueda de tal modo que en los puntos cardinales se sitúan las Diosas «matronas» de los cuatro elementos y en los cuartos intermedios los arquetipos de Diosas que tienen que ver con las etapas de la vida (…) El Norte representa el Aire, el espacio, el vacío cósmico, el sonido. La Diosa irlandesa Danu ocupa este lugar y su fiesta se celebra en el solsticio de invierno (Yule)”. Perales Fernández, 2012, pp. 212-213.
(30) Cusack, 2007, pp. 22-23. Davidson, 2001, pp. 20-21. GardenStone, 2015, pp. 7-13. Goos, 2020, p. 238. Grimm, 1835, pp. 239-240. Shaw, 2011, p. 49. Venerabilis, 1862, cap. XV. Wagenheimer Belmaia, 2016, pp. 89-90. Beda, escribió su obra, El cálculo del tiempo, en el 725 d.n.e. Murphy y Ameen, 2020, p. 223. Sermon, 2008, p. 333.
(31) Cusack, 2007, pp. 23-29. Davidson, 2001, pp. 20-21. Murphy y Ameen, 2020, p. 223. Shaw, 2011, pp. 49-51. Se acusó a Beda de haber creado una fantasía etimológica, en torno a la influencia pagana en una de las mayores celebraciones del calendario litúrgico de la Iglesia medieval. Wagenheimer Belmaia, 2016, p. 89. Las versiones de los sajones occidentales de los nombres de estos meses también aparecen en varias fuentes de los siglos X y XI. Además, tenemos evidencia continental del reinado de Carlomagno (rey de los francos y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, un 742-814) que puede dar peso a la descripción de Beda del año anglosajón. Sermon, 2008, pp. 333-334 y 337-340.
(32) Jacon Grimm alega que Beda solía minimizar su cobertura de la religión antigua. Cusack, 2007, p. 25. GardenStone, 2015, p. 19. Grimm, 1835, p. 240. Shaw, 2011, p. 51. Wagenheimer Belmaia, 2016, p. 96.
(33) “Las versiones sajonas occidentales de los nombres de estos meses también aparecen en varias fuentes de los siglos X y XI, incluido In Byrhtferth’s Handbook”. Sermon, 2008, p. 334.
(34) “En la tradición germánica, (…), la noche se dedicaba con frecuencia a los ritos religiosos”. Mottz, 1984, p. 163. “Todas las tribus del norte rindieron una especie de veneración religiosa a la noche más que al día. Esta costumbre no ha escapado a la observación de César y Tácito. (…) Esta predilección por la noche indujo a nuestros antepasados, los sajones, a comenzar todos sus cálculos del tiempo a partir de la noche en lugar del día; y el comienzo de su año desde el invierno en lugar del verano. Trajeron esta costumbre con ellos cuando se establecieron en Gran Bretaña; y sus vestigios aún se encuentran en las antiguas leyes sajonas y en nuestra forma común de hablar”. Callander, 1823, p. 3.
(35) Venerabilis, 1862, cap. XV. El 21 de diciembre se celebra el solsticio de invierno, Yule. Calvera, 2005, p. 251. Céspedes, 2009, p. 37.
(36) Callander, 1823, pp. 5-6. Giuli (Beda) – Æfterra Geola (Sajón Occidental) – Later Yule (Traducción al inglés) – January /Enero (equivalencia). Giuli (Beda) – Ærra Geola (Sajón Occidental) – Earlier Yule (Traducción al inglés) – December / Diciembre (equivalencia). Sermon, 2008, p. 333.
(37) “El año comenzaba en el solsticio de invierno con Yule (Giuli), que fue precedida por un festival conocido como Noche de las Madres (Modra Nect) – ver (40) –. Yule no solo era el nombre de pleno invierno, sino también los meses anteriores y después del solsticio”. Sermon, 2008, pp. 333-334.
(38) Callander, 1823, p. 5.
(39) En Yule: “Se celebra el renacimiento del dios Sol”. Calvera, 2005, p. 251. “Porque se suponía que el Sol se parecía a una rueda girando rápidamente a través del cielo”. Real Instituto de Jovellanos, 2010, p. 221.
(40) Hampton Belton, 2009, pp. 92 y 406-407. Esta fiesta de invierno también se llamaba Haukunott o Hokanot y Thorabloth (bloth, en el antiguo islandés, significa un sacrificio). De la palabra Iól, viene lolbock, lulbrod y lulhalm, que son todos términos escandinavos. Callander, 1823, pp. 5-7. En el caso de Escandinavia, se celebraba en enero. Real Instituto de Jovellanos, 2010, p. 221. “La palabra jól era en tiempos precristianos el nombre de una fiesta celebrada con sacrificio en la noche de mediados de invierno, el 12 de enero. Según el historiador noruego Olav Bø, el géol anglosajón y el yule inglés son la misma palabra. De estas palabras se derivaron los nombres de los ‘meses de Navidad’: noviembre / diciembre y diciembre / enero: la antigua palabra nórdica ýlir marcaba el tiempo desde el 14 de noviembre al 13 de diciembre, la palabra anglosajona giuli se usaba tanto para diciembre como para Enero, y la palabra gótica jiuleis denota diciembre. Parece lógico que estos nombres apunten hacia un origen germánico común para una fiesta pagana de mediados de invierno, que aquí en Noruega todavía se llama jul”. Eriksson, 2002, p. 2. “Los escandinavos celebraron la festividad de Yule desde el 21 de diciembre (Noche de la Madre) hasta el 1 de enero, la Noche de Yule (…) y terminaron con la quema de troncos”. Victorovna, 2020, p. 18. “Yule en pleno invierno, a fines de diciembre y principios de enero, que, con la llegada del cristianismo, se convirtió en Navidad”. McCoy, 2016, p. 95. El Sol comienza a renacer en Yule; “su poder aún es pequeño pero comienza a ganar fuerza con el pasar del tiempo y las estaciones”. Hermosillo Jaramillo, 2016, p. 102. “Jól (Jul/Yule) se celebraba para superar el invierno y para el regreso de la luz”. Holst, Jorgensen y Warners, 2017, p. 94.
(41) McCoy, 2016, p. 95.
(42) Hogmanay es sólo una corrupción del islandés Hogmanat y Hokanot, los nombres originales de este festival. Callander, 1823, pp. 1 y 5-7.
(43) A Grýla se le menciona originalmente como una giganta, en la Edda en prosa o Edda de Snorri (siglo XIII) – ver (26) –, pero no se relaciona con la Navidad hasta el siglo XVII, en el Poema de Gryla. Más información en: Embassy of Iceland Washington D.C., s.f. “Las gigantas pertenecen claramente a la temporada de invierno (…) Los gigantes y las gigantas siguieron viviendo en las creencias populares y mantuvieron su fuerte asociación con la fiesta del pleno invierno. (…) Grýla de Islandia, con su séquito, rondan las tierras cubiertas de nieve en la época navideña”. Mottz, 1984, p. 162.
(44) Hay leyendas en las que se relaciona Yule con un trol. Díaz Sánchez, 2018, p. 148.
(45) En Trollolay encontramos rastros claros de la palabra islandesa Trolldr, “con la que los escandinavos denotaban a esos genios malvados que devoraban a los desafortunados mortales que se acercaban a sus lugares predilectos”. Sobre estos seres se habla en la Edda poética – ver (25) – y también encontramos relatos sobre su naturaleza en los monumentos históricos antiguos. “Hay muchos lugares en Escandinavia que aún conservan el nombre de estos trolldr”. Callander, 1823, pp. 7-9.
(46) Callander, 1823, p. 8.
(47) “Su habilidad en la magia tenía una reputación tan grande que Troll, en general, se usa para significar magia”. Callander, 1823, p. 9.
(48) Callander, 1823, p. 10. Mottz, 1984, p. 162.
(49) Eriksson, 2002, p. 5.
(50) “La canción (…) usada en Navidad, derivara su origen y lenguaje de la antigua fiesta escandinava llamada Giul, o lól, de donde viene nuestro término Yule”. Callander, 1823, p. 12.
(51) Lucia die dunkle (la oscura Lucía) / Lucia die helle (la bella Lucia). “La tradición de Santa Lucía, (…), es otro ejemplo de cristianización de creencias y costumbres paganas (…) Hay rastros de las leyendas de Santa Lucía incluso en los países nórdicos en la Edad Media, y su día de recuerdo también es el 13 de diciembre (al igual que el de Lussi). Sin embargo, otro nombre es relevante aquí, a saber, Lucifer. Su nombre tiene el mismo trasfondo etimológico (lux en latín significa ‘luz’). Una vez que fue un ángel de luz, luego fue destronado y se convirtió en el Príncipe de las Tinieblas. Y para completar el círculo aquí, Lussi también fue concebida como la primera esposa de Adán, ella que era el antepasado de todas las hadas, duendes, gente pequeña, una figura de Lilith”. Eriksson, 2002, pp. 5-6.
(52) Eriksson, 2002, p. 5.
(53) Los Lussiferda “fueron nombrados como en un verso: Lisle-Ståli y Store-Ståli, Ståli Knapen y Tromli Harebakka, Sisill y Surill, Hektetryni y Botill”. Eriksson, 2002, p. 5.
(54) Otro nombre para este fenómeno es Aasgaardsreia. Eriksson, 2002, pp. 2 y 5.
(55) “Podría haber una conexión aquí con una fiesta teutona de los muertos en el solsticio de invierno, y con Yule como el momento para comunicarse con los muertos”. Eriksson, 2002, p. 2.
(56) Eriksson, 2002, p. 6.
(57) También podría haber una conexión con el dios nórdico del invierno Ullr, además de con su padrastro Thor. Eriksson, 2002, p. 2. “Thor es acompañado por dos chivos de nombre Tanngniother y Tanngriser, los cuales tiraban de su carro”. Díaz Sánchez, 2018, p. 68. “Thor cabalgando por el cielo en su carro, tirado por las cabras Tanngrisnir (Tanngrísnir, ‘Snarl-Tooth’) y Tanngnost (Tanngnóstr, ‘Gnash-Tooth’).”. McCoy, 2016, p. 29. “Tanngrisnir y Tanngnjostr, quienes tiraban del carro de Thor”. Holst, Jorgensen y Warners, 2017, p. 66.
(58) Eriksson, 2002, p. 4.
(59) Eriksson, 2002, pp. 2-4.
(60) “Los historiadores de todo el país (hablamos de Noruega) han informado de diferentes variaciones locales de la tradición del yule-buck”. Eriksson, 2002, pp. 4-5.
(61) “Hay desacuerdos entre los investigadores sobre si el julebukk pertenece a antiguas tradiciones paganas de fertilidad (…), o si es más probable que sea un remanente de procesiones eclesiásticas de la Edad Media, (…) sugiere (…) que (…) proviene de la figura vestida con piel de oveja y encadenada que acompañó a San Nicolás en sus vagabundeos en diciembre (…) La pareja simbolizó la victoria del bien sobre el mal. Más adelante en la historia los dos se separaron; San Nicolás se convirtió en Julenissen o Papá Noel y julebukken siguió su propio camino”. Eriksson, 2002, p. 5. “Joulupukki es en la actualidad un hombre similar al Santa Claus estadounidense que todos conocemos, salvo por la diferencia de que no se esconde de los niños y les entrega en mano los regalos. Sin embargo, en sus orígenes, Joulupukki, cuyo significado podría ser algo así como ‘Macho cabrío de Navidad’, era una horrible criatura que venía para asustar a los niños en vez de ofrecerles regalos, azotaba en el culo a los peores e imponía miedo en todos y cada uno de ellos”. Coordenadas con Historia, 2018.
(62) “La iglesia se opuso a los ritos paganos, tan amplia y universalmente arraigados en Europa e Inglaterra. Los Santos Padres opusieron de todas las formas posibles las fiestas paganas a las fiestas espirituales y reverentes que emanaban de la Santa Iglesia. Pero a pesar de las estrictas leyes y castigos que los sacerdotes prometían por blasfemias y atrocidades en la fiesta de la Natividad del Señor, el clero no podía apartar a la gente de costumbres que la Iglesia equiparaba a atrocidades y libertinaje. La festividad ganó gradualmente tal popularidad que ya no fue posible abolirla o prohibirla. En última instancia, la iglesia reconoció esto y siguió el principio bien conocido: lo que no puede ser prohibido debe ser dirigido”. Victorovna, 2020, p. 20. “Ninguna otra tradición fue condenada con tanta frecuencia y coherencia (…) las mascaradas de bestias también formaron parte de la fiesta romana de mediados de invierno (…) Las bestias y su personificación todavía prevalecen en las tradiciones populares modernas de la temporada navideña. El julbukk (julbock) y jolegeiti de Noruega (el macho y la hembra ‘cabra de Yule’) son marionetas de paja o jóvenes disfrazados con paja o pieles, al gusto, de las bestias”. Mottz, 1984, p. 159.
(63) Eriksson, 2002, p. 3.
(64) Davidson, 2001, pp. 63-64. Hampton Belton, 2009, pp. 92 y 407. “El plato ritual de la fiesta era la cabeza de jabalí. Solo a las personas virtuosas se les permitió cortar la cabeza sagrada”. Victorovna, 2020, p. 18.
(65) Gritaban “¡Haile, Yule, Haile!”. Victorovna, 2020, p. 18.
(66) Christ, 1997, p. 29. También podían ser de hiedra. “Los celtas también creían que el muérdago tenía poderes curativos mágicos y lo usaban como defensa contra los espíritus malignos. El muérdago fue una de las pocas plantas que floreció en los fríos meses de invierno en lo que hoy es Gran Bretaña, el muérdago de hoja perenne fue percibido por los celtas como un símbolo de vida y renacimiento (un prototipo del árbol de Navidad). Los romanos adoraban el muérdago como símbolo de paz y amistad (…) El muérdago fue posteriormente prohibido en las iglesias debido a asociaciones paganas”. Victorovna, 2020, pp. 18-19.
(67) Davidson, 2001, p. 134. “Pasteles horneados en la temporada navideña, con frecuencia, tienen la forma de un animal: un ciervo, un jabalí, un lobo o una cabra; en Escandinavia, estos pasteles pueden llamarse julgalt (jabalí de Yule), juleoksen (buey de Yule) o jolegeiti (cabra de Yule)”. Mottz, 1984, p. 160.
(68) Davidson, 2001, pp. 75-76.
(69) Christ, 1997, p. 29. Hampton Belton, 2009, p. 407. Hermosillo Jaramillo, 2016, pp. 108-109. Victorovna, 2020, p. 19.
(70) “Se utilizaron diferentes especies de árboles en los diferentes países. En Inglaterra – roble, en Escocia – abedul, en Francia – cereza”. Victorovna, 2020, p. 19.
(71) Victorovna, 2020, p. 19. Villatoro, 2009, p. 200. El error puede estar en que el tejo es llamado “fresno aguja”. De él se obtiene una toxina alucinógena, que se utiliza para experiencias shamánicas. Céspedes, 2009, p. 37. “Su nombre, como su especie, variaba de una fuente a otra, otro recordatorio de la diversidad y maleabilidad de la religión nórdica”. McCoy, 2016, p. 54
(72) “El Árbol de la Vida es el árbol divino o árbol de los dioses (…) este árbol simbólico es la esencia de muchísimas religiones y culturas alrededor del mundo. (…) era adorado en los países nórdicos como Yggdrasil (…). En la mitología nórdica es un fresno perenne, cuyas raíces y ramas mantienen unidos los nueve diferentes mundos (…) conecta con sus ramas y raíces los tres niveles de los nueve mundos, o sea, al cielo con el inframundo. (…) De su raíz emana la fuente que llena el poco del Conocimiento (…) los árboles de la vida podían ser de cualquier especie, de acuerdo a la cultura de donde provenían. En muchos casos, el Árbol de la Vida está íntimamente relacionado con el árbol-mundo, un majestuoso árbol que generalmente se identifica con el tejo o el fresno. Tanto el fresno como el roble eran considerados árboles de la vida por teutones, druidas y celtas”. Villatoro, 2009, pp. 198-200. “El otro mundo nórdico (…). En su centro había un árbol poderoso, más comúnmente llamado Yggdrasil (Yggdrasill), ‘el caballo del Terrible’, es decir, Odín, una referencia a Odín que comúnmente usa sus ramas y raíces en expansión para viajar a través del otro mundo”. McCoy, 2016, p. 54. “En la mitología nórdica, el número nueve se menciona en varios contextos: en su autosacrificio, Odín colgó del árbol del mundo Yggdrasil durante nueve días y cada novena noche, ocho anillos de igual peso gotearon de su anillo Draupnir (‘gotero’)”. Holst, Jorgensen y Warners, 2017, p. 53.
(73) Christ, 1997, p. 29. Hermosillo Jaramillo, 2016, pp. 107-108. Villatoro, 2009, pp. 201-204.
(74) Redacción Historia National Geographic, 2015.
(75) En el Concilio Vaticano II (1962-1965). Villatoro, 2009, p. 204.
(76) En la región de Hesse, en el centro de Alemania. Redacción Historia National Geographic, 2015.
(77) “El misionero Bonifacio taló el árbol ante la mirada atónita de los lugareños y, tras leer el Evangelio, les ofreció un abeto, un árbol de paz que ‘representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes’ y porque su copa ‘señala al cielo’”. Redacción Historia National Geographic, 2015.
(78) Ya os expliqué, en mi artículo sobre Ostara, que, según los mitos que conocemos, la diosa de la primavera y de la fertilidad es Freya («la Señora»), pero, posiblemente, Frigg y Freya sean, originalmente, la misma diosa. «Freya» solo existe en Escandinavia, sin embargo la extensión de «Frigg» en el mundo germano es mucho mayor; una Matronae de la fertilidad, camuflada y relegada a la sombra del gran Odín.
(79) “El cristianismo mostró cierta tolerancia (a posteriori) ante las historias de dioses, mientras que el culto popular a las diosas desapareció como tal, fue perseguido y despreciado y tuvo que esconderse en formas nuevas y adoptar elementos cristianos como, sobre todo, el culto de la Virgen María y el de algunas santas, «reales» como santa Ana o inventadas como santa Brígida”. Bernárdez, 2002, p. 149.
(80) “Cuando los emperadores cristianos prohibieron el culto a la Diosa, la religión de la Diosa pasó a la clandestinidad. Algunas de esas viejas tradiciones, particularmente las relacionadas con el nacimiento, la muerte y los rituales de fertilidad de la tierra, han continuado hasta el día de hoy sin muchos cambios en algunas regiones, en otras, fueron asimiladas”. Christ, 1997, p. xiii.
(81) “La Navidad se origina en dos antiguas fiestas paganas: la festividad escandinava de Yule (…) y la festividad romana de las Saturnales”. “Es interesante notar que en los primeros sermones navideños, los Santos Padres llamaron a Jesucristo el ‘Sol de la Verdad’ o el ‘Sol de la Justicia’, lo que indirectamente indica que la iglesia cristiana primitiva todavía estaba estrechamente relacionada con las costumbres paganas”. “Ninguna de las costumbres navideñas modernas se ha tomado de los cánones teológicos y, de hecho, está directamente relacionada con el paganismo. Lo que tradicionalmente se considera una tradición navideña proviene de ritos paganos. (…) Se puede afirmar que el cristianismo no pudo erradicar por completo la cosmovisión pagana”. Victorovna, 2020, pp. 18, 20 y 23.
Bibliografía
- Bartolotti, A., 2011, Mitología Celta y Nórdica, Ediciones Robinbook, Barcelona.
- Bernárdez, E., 2019, Mitología Nórdica, Alianza, Madrid.
- Bernárdez, E., 2015, “Dioses vikingos… ¿o eran diosas?”, VII Congreso Internacional de Análisis Textual – 25, 26 y 27 de marzo de 2015, Universidad Complutense de Madrid (UCM) – Facultad de Ciencias de la Información – Asociación Cultural Trama y Fondo, Madrid. [En línea] Disponible en http://www.tramayfondo.com/actividades/vii-congreso/las_diosas/downloads/bernardez-enrique.pdf (23 de diciembre de 2021).
- Bernárdez, E., 2002, Los Mitos Germánicos, Alianza, Madrid.
- Callander, J., 1823, “Dissertation on the Cry of the Maskers at Christmas, or Yule”, Archaeologia Scotica, nº 2, pp. 1-13.
- Calvera, L., 2005, Diosas, Brujas y Damas de la Noche, Nuevohacer, Buenos Aires.
- Cardona i Castro, F. L., 1999, Mitologías y Leyendas Europeas, Edicomunicación, Barcelona.
- Céspedes, J. R., 2009, Las Runas y el Sendero de la Iniciación, Obra Independiente, Bogotá.
- Christ, C. P., 1997, Rebirth Of The Goddess: Finding Meaning In Feminist Spirituality, Routledge, Nueva York – Londres.
- Coordenadas con Historia, 2018, “Joulupukki, el inicialmente macabro Papá Noel Fines trabaja en Rovaniemi”, Coordenadas con Historia, diciembre de 2018. [En línea] Disponible en https://www.coordenadasconhistoria.com/2018/12/joulupukki-el-inicialmente-macabro-papa.html (23 de diciembre de 2021).
- Cusack, C., 2007, “The Goddess Eostre: Bede’s Text and Contemporary Pagan Tradition(s)”, The Pomegranate, vol. 9, nº 1, pp. 22-40.
- Davidson, H. E., 2001, Roles of the Northern Goddess, Routledge – Taylor & Francis, Londres – Nueva York.
- Díaz Sánchez, C., 2018, Breve Historia de la Mitología Nórdica, FLeCos, Ediciones Nowtilus, Madrid.
- Embassy of Iceland Washington D.C., s.f., “Christmas in Iceland”, archive.org. [En línea] Disponible en https://web.archive.org/web/20131202235514/http://www.iceland.is/iceland-abroad/us/education-and-culture/curiosities/christmas-in-iceland/ (23 de diciembre de 2021).
- Eriksson, S. A., 2002, “Christmas traditions and performance rituals: a look at Christmas celebrations in a Nordic context”, Applied Theater Researcher, nº 3, artículo 3.
- GardenStone, 2015, Eostre Ostara Facts, assumptions, conjectures, speculations, guesses and nonsense, BoD – Books On Demand.
- Goos, G., 2020, Illustriertes Lexikon der germanischen Gottheiten, BoD – Books on Demand.
- Grimm, J., 1835, Deutsche Mythologie. Tomo I, Ausgabe Besorgt von Elard Hugo Meyer, Gütersloh.
- Hampton Belton, J., 2009, An Encyclopedia of Norse Mythology, Project Gutenberg.
- Hermosillo Jaramillo, B. C., 2016, La wicca como religión emergente en México: círculo wicca de México (Tesis), Universidad Autónoma de Aguascalientes, Aguascalientes.
- Holst, S., Jorgensen, L. y Warners, E., 2017, Odin, Thor und Freyja. Skandinavische Kultplatze des 1. Jahrtausends n. Chr. und das Frankenreich, Schnell & Steiner, Berlín.
- Lanceros, P., 2001, El Destino de los Dioses, Trotta, Madrid.
- Lindow, J., 2002, Norse Mythology: A Guide to the Gods, Heroes, Rituals, and Beliefs, Oxford University Press, Nueva York.
- McCoy, D., 2016, The Viking Spirit. An Introduction to Norse Mythology and Religion, CreateSpace Independent Publishing Platform.
- Mottz, L., 1984, “The Winter Goddess: Percht, Holda, and Related Figures”, Folklore, vol. 95, nº 2, pp. 151-166.
- Murphy, L. J. y Ameen, C., 2020, «The Shifting Baselines of the British Hare Goddess», Open Archaeology, vol. 6, n° 1, pp. 214-235.
- Perales Fernández, M. C., 2012, “Reclamando sus misterios: la conferencia de la Diosa Ibérica”, Feminismos, nº 20, pp. 205-221.
- Real Instituto de Jovellanos, 2010, Mitología Nórdica, Real Instituto de Jovellanos, Gijón. [En línea] Disponible en http://www.iesjovellanos.com/archivos/Mitologia_nordica.1474443498.pdf (16 de diciembre de 2021).
- Redacción Historia National Geographic, 2015, “El Origen Histórico del Árbol de Navidad”, Historia National Geographic, 21 de diciembre de 2015. [En línea] Disponible en (23 de diciembre de 2021).
- Sermon, R., 2008, “From Easter to Ostara: the Reinvention of a Pagan Goddess?”, Time and Mind: The Journal of Archaeology, Consciousness and Culture, vol. 1, nº 3, pp. 331-344.
- Shaw, P. H., 2011, Pagan Goddesses in the Early Germanic World: Eostre, Hreda and the Cult of Matrons, Bristol Classical Press, Londres.
- Venerabilis, B., 1862, De Temporum Ratione, Patrologiae cursus completus: Series Latina, Bd. 90, Paris. [En línea] Disponible en http://www.nabkal.de/beda.html (23 de diciembre de 2021).
- Victorovna, S. A., 2020, “Christmas Tradicions Through the Prism of Paganism and Christianity”, European Journal of Humanities and Social Sciences, nº 3, pp. 18-23.
- Villatoro, S., 2009, El Arbol que Dios Plantó: Enciclopedia Ilustrada, CBH Books, Lawrence.
- Wagenheimer Belmaia, N. A., 2016, “De Eostre a Easter: Ressignificação de um culto pagão na Inglaterra medieval?”, Tempos Históricos, vol. 20, nº 2, pp. 89-116.