La inteligencia femenina ha sido negada a lo largo de lo siglos. El dicho «mujer tenía que ser» del mundo actual también se daba en otras épocas de la Historia. Cualquiera podía ridiculizar a la que se salía de la norma establecida. Es por ello que muchas mujeres que se interesaban por la literatura u otros ámbitos intelectuales eran denostadas.
Pero, como vamos a ver a lo largo de este artículo, también hubo excepciones. En el siglo XVIII surgió una sociedad que daba espacio a estas mujeres y les ayudaba a desarrollar su intelectualidad como querían.
Las medias azules o bluestocking
Esta sociedad, denominada Medias Azules, nació en la Inglaterra del siglo XVIII. Gracias a ella desarrollar la inteligencia femenina no se consideró indecente. (1).
Las Medias Azules o Blue Stocking fue una sociedad fundada en 1750 por la escritora Elisabeth Montagu y su amiga Lady Margaret Cavendish Harley. Ambas forjaron una gran amistad. Las dos se quejaban de los mismos problemas. Durante sus respectivas vidas habían sufrido diferencias con respecto a sus hermanos. Siempre habían tenido más restricciones (2). Algo habitual, como ya sabemos.
Montagu, invirtió la gran fortuna que le dejó su difunto marido en organizar un salón literario en Hill Street, donde reunía a lo mejor de cada casa. En un principio, a las reuniones acudían tanto hombres como mujeres pero no fueron nada convencionales. En la mayoría de los encuentros de la época, las mujeres y los hombres estaban separados. Mientras ellas hablaban de cotilleos y de los últimos brocados, ellos discutían sobre temas más importantes como la política o la poesía (3). ¡Anda!, ¿es que a los hombres no les interesaban los cotilleos?
¿Por qué el color azul?
En las reuniones de Blue Stocking Society todos se reunían y tomaban té participando en las diferentes discusiones y daba igual su género o nivel social. De acuerdo con su nombre, el único requisito que existía para acudir a sus reuniones era vestir un atuendo de lana azul. Así, no había problemas de clase y las veladas eran más igualitarias (4).
Pero el uso de este color no es casual. Según la leyenda, un botánico traductor fue invitado a una de las reuniones. Se trata de Benjamin Stillingfleet quien olvida cambiarse de ropa para presentarse en la reunión. ¡Acudía con la ropa de su trabajo de estambre azul y con medias hechas en seda! A pesar de su indumentaria fue igualmente recibido con los brazos abiertos (5).
La «condescendencia» masculina del siglo XVIII
Aparentemente, en estos espacios no existían las desigualdades. Sin embargo, las mujeres que participaron no se libraron del mansplaining. ¡Vaya palabro! Es decir, cuando presentaban sus opiniones en los debates eran tratadas con cierta condescendencia por los hombres que imponían su voz y explicaban sus teorías por encima de ellas. Pobrecillas…
Lo curioso es que la mayoría de los detractores eran grandes intelectuales que criticaban y parodiaban las teorías de las mujeres.
Las mujeres que protagonizaban los debates se quejaron de todas las críticas que les hacían. Podemos ver que defendían sus reuniones por ser espacios libres de faltas de respeto. Un ejemplo es la declaración de Mary Hamilton en su diario en 1783:
“Uno se encuentra con una encantadora variedad en la sociedad: los aprendidos, los ingeniosos, los viejos y los jóvenes, los graves, los homosexuales, los sabios y los imprudentes, el hombre de raza fina y el pert coxcomb: la mujer elegante, la casta, la matrona, la severa y la perversa señorita pero recuerde que no puede correr riesgos en la fiestas de la señora Vesey de reunirse con quienes no tienen derecho a respetar (5)»
Blue Stocking: escuela de escritoras
La Bluestocking se convirtió en una hermandad de mujeres. En reuniones informales debatían temas morales y sociales mientras que forjaban relaciones de amistad.
Entre estas relaciones y charlas surgieron temas conflictivos. Muchos hicieron que las mujeres que iban a las reuniones escribieran sobre ellos. Un caso particular son las cartas publicadas por Hester Chapone Letter on the improvement of the mind, un libro que resultó fundamental para la educación de las jóvenes de clase media(6).
La hermandad femenina también ayudó a mujeres que tenían dificultades económicas. Algunas como Hannah More pudieron desarrollar así sus habilidades literarias. Se convirtió en la patrona de la clase trabajadora y escribió un poema que se hizo muy famoso. Conocido como «Bas Beu» el poema hacía un guión a las reuniones de estas mujeres. Se hablaba de cómo los encuentros crearon una red de apoyo de mujeres (7).
Radicalización de las ideas
En algunas de las reuniones había pensadoras radicales que se atrevían a hablar sobre temas como la igualdad sexual, la libertad de las mujeres o la justicia social. Algo que vemos normal hoy en día, resultaba un escándalo en las bocas de aquellas mujeres. Algunas de las protagonistas de estos discursos fueron Mary Wollstonecraft o la famosa Catharine Macaulay.
Ambas fueron mujeres que vivieron su propia vida fuera de las obligaciones femeninas. Entre sus ideas destacaban reemplazar la monarquía por una democracia, así como diferentes pensamientos revolucionarios sobre la libertad sexual o el sexo fuera del matrimonio. Las dos reflejan a través de su vida privada como no estaban de acuerdo con los principios establecidos(8).
Algunas de las cosas que más escandalizaron a los sectores más encorsetados de la sociedad fueron el affaire que Macalay tuvo con el reverendo Thomas Wilson. Él era treinta años mayor que ella y probablemente ella estaba más interesada en su biblioteca que en su cama.
¿Existió una Blue Stocking española?
Las Medias Azules Españolas fueron ridiculizadas con el término de marisabidillas. Sus reuniones no tuvieron tanto impacto como las inglesas. Los debates de las intelectuales españolas se desarrollaban en los salones literarios de la aristocracia o la nobleza. Las principales líderes de estos salones fueron la Duquesa de Alba, la Duquesa de Osuna y la Marquesa de Santa Cruz. El resultado de las reuniones fue la creación de la Junta de Damas que tuvo como principales temas de debate las demandas de igualdad y derechos de las mujeres (9).
Uno de los lugares emblemáticos fue el ahora conocido Jardín del Capricho. En él, la Duquesa ideó un lugar de ensueño para las reuniones intelectuales en el interior y las actividades lúdicas en el exterior.
Mediante en estas sociedades femeninas se expresó la importancia de los intereses individuales para las mujeres. Sus grandes debates y discusiones reflejaban un crecimiento de la conciencia feminista, porque era la primera vez que podían expresar su opinión libremente.
A pesar de ser ridiculizadas, sabemos que lograron sus objetivos. De hecho, muchas realizaron carreras y llegaron a tener un impacto en la literatura de la época. Muchas debatieron sobre temas que obligaban a remodelar las imposiciones sociales. Fueron las primeras en cuestionarse algunos de los temas intocables en la época como el matrimonio o la desigualdad de genero.
Quizá la gran crítica que les hicieron los intelectuales que debatían con ellas se debe a que sus discusiones hicieron tambalearse a la sociedad patriarcal.
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