Emily Davison, la sufragista que murió pisoteada por el caballo del rey pidiendo igualdad

Estaban a las puertas del siglo XX, y las mujeres inglesas, entre ellas Emily Davison, empezaban a estar hasta los ovarios. Sí, hasta los ovarios de ser consideradas seres inferiores. Hartas de no poder participar en la vida política, de no poder acceder a una educación digna. En definitiva, ya no tenían «el chichi para farolillos». Se habían cansado de vivir tuteladas y a la sombra de los señores machos. Su objetivo estaba claro: tenían que conseguir la igualdad, costase lo que costase. Ningún precio sería demasiado alto, pues estaba en juego su propia felicidad, ¡qué narices! Y así, amigas y amigos, surgió ese maravilloso movimiento feminista del que seguro habéis oído hablar: el sufragismo (1).

Póster película Sufragistas
Póster de la película «Sufragistas» (2015). Fuente

Unas mujeres muy sabias y muy guerreras 

Conscientes, muy listas ellas, de que no hay libertad que valga sin cultura, concentraron sus fuerzas en la educación. Así, inauguraron las primeras universidades europeas femeninas (2). ¡Ahí es nada! Pero, viendo que por las buenas estaban consiguiendo más bien poco (3), las féminas más radicales decidieron que había llegado el momento de hacer más ruido (4). ¡A tomar por culo el miedo y las buenas formas! Que era su libertad, su dignidad y su igualdad lo que estaba en juego, no era moco de pavo. ¿Os suena el eslogan “Votes for Women”? Pues gritándolo se tiraron a protestar a las calles. Y ojo, porque sus manifestaciones y sus quejas, sonaron bien sonado en todo el Reino Unido. Cabrearon a las autoridades hasta tal punto, que empezaron a darles caza. ¡Acabaron con sus huesos en prisión en muchas ocasiones (5)!

Sufragistas
Sufragistas portando su lema «Votes for Women». Fuente

Eran de armas tomar nuestras amigas. Tanto es así, que, tras cabrear aún más al Gobierno, porque se inventaron la huelga de hambre como forma de protesta (6), tuvieron que seguir trabajando desde la clandestinidad (7).

Para chula, chula… Emily Davison

El ejemplo más radical y pintoresco de estas sufragistas radicales es, sin duda, nuestra protagonista: Emily Davison (8). Si de dar la vida por defender los propios principios de trataba, ella lo tomó al pie de la letra. Eso de “prefiero morir de pie a vivir de rodillas” (9), se ve que le pegó fuerte a la mujer.

Emily Davison
Natalie Press interpretando a Emily Davison en «Sufragistas» (2015). Fuente

Nuestra Emily, era una señorita bien educada, de clase social media y muy culta. Gracias a los trabajillos que hacía como maestra, pudo pagarse sus estudios en Oxford ni más ni menos, aunque en aquél entonces, las mujeres no podían optar a conseguir un título universitario (10). De ahí que nuestras amigas dieran tanto la vara en aras de lograr una educación idéntica a la masculina. Cabreada y muy harta de aguantar tanta desigualdad, decidió unirse a las feministas radicales (11) y empezar a luchar por todo aquello que le pertenecía.

Encima de presas, obligadas «a tragar»

Emily puso todo su empeño en ello: participó sin ningún pudor en todas las protestas, haciendo más ruido que un elefante en una cacharrería. Y claro, tanto dar por saco tiene sus consecuencias: nuestra colega pasó ocho veces por prisión (12), que se dice pronto. Durante sus “vacaciones” en la cárcel, no dejó de lado su espíritu sufragista ¡ni mucho menos! Se dedicó a hacer huelga de hambre en señal de protesta, al igual que hicieron las demás sufragistas detenidas. Esto tocó los bemoles aún más a las autoridades, y decidieron alimentarlas a la fuerza. Claro, era más lógico forzarlas a comer (no fuese a ser que alguna la diñase, ¡no veas tú que escándalo!), que reconocer los derechos femeninos y aceptar una sociedad más igualitaria. A nuestra Emily, la obligaron a comer en cuarenta y nueve ocasiones (13).

Como era de esperar, este nuevo golpetazo autoritario no frenó a Emily Davison: ni corta ni perezosa, para protestar por las condiciones (y las atrocidades) que sufrían ella y sus compañeras en prisión, se llegó a tirar por unas escaleras, provocándose serias fracturas en la cabeza y en la espalda (14). Lo de la alimentación forzada no se podía consentir. Pensareis “¡vaya bruta! ¡Qué cabezota!”. Pues sí amigos, a tozuda no había quien le ganase. Da gusto ver ese ímpetu en alguien que lucha por sus derechos.

Emily Davison a los pies de los caballos…

Así, con este espíritu arrabalero y este ambiente tan caldeado, llegamos al día del Derby (15) en el hipódromo de Epsom Downs, donde los mejores caballos purasangres de Inglaterra competían en una carrera que, sin duda, pasaría a los anales de la historia. En medio del espectáculo y del jolgorio que se vivía, nuestra Emily Davison se lanzó a la pista y trató de sujetar las riendas del caballo del rey (16), seguramente, para colgarle una bandera sufragista (17) y reivindicar así su causa.

No, no era una loca del coño que intentaba suicidarse (18). Desgraciadamente, no consiguió su cometido: el caballo la arrolló y Emily Davison resultó gravemente herida. Sufrió una fractura craneal, una grave conmoción cerebral y varias lesiones internas (19). Emily Davison falleció cuatro días después (20), convirtiéndose en la mártir del sufragismo (21). “La sufragista del Derby”, o “el Derby de la sufragista” (22), ya son todo un hito.

Funeral de Emily
Funeral de Emily Davison. 1 y 2: Fuente 3: Fuente

Su funeral, se convirtió en un precioso acto feminista, y tuvo un impacto internacional grandioso (23). Cinco mil mujeres, la mayoría con vestidos blancos y brazaletes negros, marcharon en el cortejo fúnebre por las calles de Londres (24). Fue todo un espectáculo sufragista. Las imágenes hablan por sí solas.

Sin embargo, la muerte de Emily Davison y el maravilloso despliegue femenino que ello provocó, tampoco fueron suficientes para que el Gobierno británico atendiese las demandas sufragistas (25). Para la llegada del voto femenino habría que esperar a la Primera Guerra Mundial. Las sufragistas se volcaron en colaborar a favor de la causa bélica y, en recompensa, el rey les concedió la amnistía (26), y el Parlamento Británico aprobó el derecho al voto a las mujeres mayores de 30 años (27).

Epílogo. Emily Davison, una mártir por la igualdad 

Pero, ¿por qué, si al fin y al cabo, se trató de una muerte accidental, se considera que Emily fue una mártir? Muy sencillo: esta mujer no dejó de luchar por todo aquello en lo que creía ni un solo día desde que se subió al carro de las sufragistas. Peleó siempre, con uñas y dientes, y con todo su cuerpo si me apuráis, hasta las últimas consecuencias. No flaqueó ni se rindió jamás, por muy feas y dolorosas que se tiñesen las circunstancias. Su objetivo estaba claro: la mujer debía tener las mismas oportunidades y los mismos derechos que el hombre, y nada la frenaría en su empeño. Más valía la muerte que seguir amarrada al yugo de la subordinación.

Emily Davison fue una mujer valiente y desmedida, y no fue la única (28). El ejemplo de todas estas jabatas que lucharon para conseguir todos los derechos de los que gozamos hoy en día, se nos debería grabar a fuego en la memoria. No hagamos que la muerte de Emily Davison haya sido en vano, señoras mías.



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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) El movimiento sufragista inglés creció sobre todo entre 1850 y 1920, influyendo en el resto de Europa. Estuvo liderado por mujeres como Harriet Taylor Mill y Anne Knight.

(2) Pretendían conseguir la igualdad de derechos y de privilegios sociales, a través de la educación, de nuevas leyes y de la participación política. En 1851, Harriet Taylor Mill (casada con John Stuart Mill, filósofo utilitarista), publicó su ensayo Sufragio de las Mujeres, y Anne Knight lideró una campaña de mítines, rechazando la subordinación femenina.

Once años después de la muerte de Harriet, en 1869, su marido publicó El Sometimiento de la Mujer, para expandir sus ideas. Esta obra fue un hito en el pensamiento feminista, e hizo que se pusiese en el punto de mira la educación recibida por las mujeres como la causa de la desigualdad. Pérez Garzón, 2011, pp. 101-105.

En 1848 se fundó el Queen’s College, y al año siguiente el Bedford College, ambos centros universitarios para mujeres, en Londres. De sus promociones salieron feministas decididas, que se fueron organizando: publicaron un periódico feminista, lanzaron una editorial, Victoria Press, solo para publicar obras de mujeres, y fundaron la Sociedad de Promoción del Empleo Femenino, en la que colaboraron grandes mujeres: la poetisa Adelaida Proctor, la educadora Emily Davies, y la primera médica inglesa, Elizabeth Garret. Pérez Garzón, 2011, p. 103.

(3) La primera propuesta de sufragio universal que presentaron, en 1866 ante el Parlamento, entregada por Elizabeth Garret y Emily Davies, fue rechazada. Pretendían que en la ley vigente se cambiase la palabra “man” por “person”, lo que hubiese permitido que las mujeres (solo las propietarias) pudiesen votar. Recogieron 1499 firmas. Pérez Garzón, 2011, p. 103.

Como respuesta al rechazo que recibieron, en 1867 crearon la Sociedad Nacional pro Sufragio de la Mujer, que poco a poco fue creciendo en activismo y logros: lograron que las mujeres pudiesen estudiar en Oxford, crearon nuevos centros universitarios femeninos y, en 1894, lograron votar en las municipales. Pérez Garzón, 2011, pp. 104-105.

Como la unión hace la fuerza, las distintas agrupaciones sufragistas se fusionaron: crearon la Unión Nacional de Sociedades pro Sufragio de la Mujer, en 1897, liderada por Millicent Garret Fawcett, quien representa la rama feminista moderada. Pérez Garzón, 2011, p. 105.

(4) La indignación que el partido liberal fue suscitando entre las sufragistas provocó que para algunas feministas esta unión de las distintas agrupaciones no fuese suficiente (en Inglaterra la transformación del liberalismo en planteamientos políticos cada vez más conservadores, produjo fuertes y graves choques violentos entre las sufragistas y el gobierno. Ver Miyares, 2005, pp. 245-294.). Así, se escindió una rama más radical del movimiento, y a ellas se sumaron miles de obreras sindicadas y mil licenciadas universitarias. Como resultado, estas feministas más radicales, fundaron la Unión Social y Política de las Mujeres (WSPU), en 1903, liderada por Emmeline Pankhurst. Pérez Garzón, 2011, p. 105.

En 1912, se aliaron con el Partido Laborista Independiente, una escisión del partido laboralista más radical. Millicent Garret Fawcett y sus compañeras moderadas, se desmarcaron de las tácticas de Pankhurst y las suyas, y se unieron a los laboralistas tradicionales. (Todas ellas, tanto las más moderadas como las más radicales, rompieron con el Partido Liberal). Pérez Garzón, 2011, p. 106.

Fueron estas sufragistas radicales quienes ganaron una fama y una fuerza espectaculares. Su influencia traspasó las fronteras británicas, y llegó al resto de Europa. Se les llamó, incluso, “las furias criminales de Londres”. Duby y Perrot, 2000, p. 49.

(5) Sus prácticas fueron castigadas por las autoridades, por alteración del orden: interrumpían y boicoteaban reuniones y discursos políticos, cortaron el telégrafo, atacaban los domicilios privados de los diputados. Incluso tuvieron que pasar por prisión en más de una ocasión, porque se negaban a pagar las multas. En la cárcel, tampoco cesaron sus protestas. Pérez Garzón, 2011, p. 106.

Las sufragistas comenzaron a organizar desfiles masivos, muestras ininterrumpidas de desobediencia civil, y ataques directos a la propiedad. Estas prácticas se intensificarían a partir de 1909 cuando el Primer Ministro, Asquith, se negó a recibirlas en comisión. Para las sufragistas la única salida para lograr sus aspiraciones fue la radicalización de sus métodos, siendo el culpable de la violencia el propio gobierno. Miyares, 2005, pp. 245-294.

(6) Emplearon la huelga de hambre como forma de protesta desde 1909. El primer ministro británico llegó a ordenar la alimentación forzosa (Ya lo veremos, en el caso de nuestra protagonista). Pérez Garzón, 2011, p. 106.

(7) En 1912, el Gobierno ilegalizó la formación de Pankhurst, porque sus acciones subieron mucho de tono. (La agitación sufragista subió de tono cuando en noviembre de 1911 fue reprimida violentamente una concentración de mujeres ante el Parlamento, dando lugar a dos muertes y a muchos heridos). Como consecuencia, las sufragistas, en respuesta a la represión que sufrían, rompieron escaparates de comercios y hasta usaron bombas incendiarias. En los años siguientes, miles de ellas pasaron por prisión. Pérez Garzón, 2011, pp. 107-108.

Las sufragistas nunca realizaron ningún atentado personal, ni nadie resultó herido como consecuencia de sus protestas. Varela , 2013, p. 39.

(8) Emily Wilding Davison nació el 11 de octubre de 1872 en Blackheath, Londres, en el seno de una familia acomodada de clase media. En la escuela secundaria, ya destacaba en literatura inglesa. Purvis, 2013.

Para conocer mejor la biografía de nuestra amiga, ver Stanley & Morley, 1988, y FitzHerbert , 2004.

(9) Famosa frase atribuida a Emiliano Zapata, a Dolores Ibárruri (la “Pasionaria”), o a Ernesto “Ché” Guevara. La pronunciase quien la pronunciase (no hay mucho acuerdo sobre ello), no cabe duda alguna de que la heroica, subversiva y revolucionaria máxima ha quedado grabada a fuego en el imaginario colectivo.

(10) Cuando tenía 19 años le concedieron una beca para estudiar (literatura y lenguas extranjeras) en el Royal Holloway College (una de las escuelas de la Universidad de Londres). Al año, la beca se terminó y el padre de Emily Davison falleció y, como consecuencia, no pudo seguir costeándose las tasas de sus estudios. Por ello, se vio obligada a abandonar sus estudios y empezar a trabajar como institutriz. Gracias a este trabajo, ahorró lo suficiente para matricularse en St. Hugh’s Hall, una universidad de mujeres recientemente fundada en Oxford, donde obtuvo un título en Lengua y Literatura Inglesa. A pesar de que en aquel entonces las mujeres no podían obtener una titulación oficial, sus buenas calificaciones obligaron al centro a concederle honores especiales. Así, se graduó con honores en clásicos y matemáticas. Debido a que la oferta laboral para una mujer con título universitario era bastante pobre, terminó trabajando de maestra. De 1900 a 1906, volvió a trabajar como institutriz. Sin embargo, su frustración por el estatus secundario de las mujeres en la sociedad inglesa alimentó su creciente interés por el movimiento sufragista. Purvis, 2013.

(11) En noviembre de 1906, empezó a militar en la WSPU (la Unión Social y Política de las Mujeres, la formación liderada por Emmeline Pankhurst), pasando a formar parte de todas las protestas de estas feministas radicales. Pérez Garzón, 2011, pp. 107-108.

(12) Emily Davison se convirtió en miembro de la rama de Kilburn de la WSPU. Se volcó por completo al movimiento sufragista abandonando su trabajo. Como consecuencia, tuvo que enfrentarse a la inseguridad económica toda su vida. Durante los siguientes cuatro años, se embarcó en todas las protestas, llegando a ser encarcelada en ocho ocasiones. Purvis, 2013.

(13) Pérez Garzón, 2011, p. 108.

En 1909, fue arrestada cinco veces. Para evitar que la obligasen a comer, Emily atrancó la puerta de su celda (con dos tablones de su cama, un taburete, dos zapatillas y un cepillo para el cabello). Como consecuencia, al no poder abrir la puerta, las autoridades de la prisión introdujeron una manguera a través de la ventana de la celda, y le vertieron agua helada. Denunció a las autoridades carcelarias por esto, y llegó a ganar el caso. Emily comenzó a creer que quizás dar la vida podría ser la única manera de forzar a un gobierno obstinado a dejar de torturar a las mujeres que estaban haciendo campaña por una causa justa y democrática. Purvis, 2013.

La brutalidad a la que tuvo que enfrentarse Emily Davison en prisión, se nos describe a la perfección en FitzHerbert, 2004.

(14) Sucedió en junio de 1912, en la prisión de Holloway, y lo hizo para detener la alimentación forzada a la que las sometían. Emily admitió que éste había sido un intento de suicidio, para acabar de una vez por todas con tanta vejación. Purvis , 2013.

(15) Era el cuatro de junio de 1913, día en que se celebraba, como se venía haciendo desde 1780, el Derby Day, la gran prueba hípica anual en la que se concentraba lo más destacado de la sociedad inglesa. Varela, 2013, p. 33.

(16) Se trataba de Anmer, el caballo del rey Jorge V (cabalgado por el jinete Herbert Jones). Purvis, 2013.

(17) Emily estaba de pie, cerca de la esquina de Tattenham, con una bandera de la WSPU (púrpura, blanca y verde), atada alrededor de su cuerpo y oculta bajo su chaqueta. Purvis, 2013.

(18) En contra de lo que se llegó a escribir sobre el asunto, la intención de Emily Davison nunca fue suicidarse. De hecho, existen unas cartas de Emily Davison dirigidas a su hermana, avisándole de una futura visita que le haría. Ver Howes, 2013, obra que incluye un prefacio de Geoffrey Davison, el cual, explica que su tía abuela Emily, no era una loca que intentó suicidarse.

(19) Purvis, 2013. Este incidente del Derby fue recogido por los principales periódicos y retransmitido en las noticias de todo el mundo: es decir, tuvo gran eco internacional.

(20) Emily Davison falleció el ocho de junio de 1913.

(21) Así, la portada del 13 de junio de 1913 de “The Suffragette”, revista editada por Christabel Pankhurst, una de las líderes de la WSPU contenía, en memoria de Emily Davison, un dibujo de una mujer-ángel con las alas desplegadas y los brazos levantados, en una pista de carreras. Purvis , 2013. Podéis ver esta portada en la imagen destacada de este artículo (izquierda). Fuente. La otra portada (derecha), es de otro famoso periódico británico, «Daily Sketch«, del 9 de junio, el día después del fallecimiento de Emily. Fuente.

(22) Ver Tanner, 2013, para conocer mejor lo ocurrido en el Derby y la repercusión mediática que tuvo el fatal acontecimiento. En esta obra, también se detalla que las intenciones de Emily Davison eran las de colocar una bandera para reivindicar el “Votes for Women”, y no las de suicidarse.

(23) Pérez Garzón, 2011, p. 108; Varela, 2013, p. 34.

(24) El catorce de junio de 1913. Purvis, 2013.

Entre las decenas de carrozas que seguían el féretro de Emily Davison, desfiló una vacía con las cortinas bajadas: era la de Emmeline Pankhurst (líder de la WSPU) que no pudo acudir porque, de nuevo, estaba arrestada. Varela, 2013, p. 39.

(25) Varela (2013), p. 39.

(26) Las sufragistas se dedicaron completamente al trabajo voluntario, para apoyar la tarea de los hombres en el frente. Como consecuencia, el rey Jorge V amnistió a todas las sufragistas presas y encargó a Emmeline Pankhurst el reclutamiento y la organización de las mujeres, para sustituir a los hombres que debían alistarse. Varela, 2013, p. 39.

(27) La imagen de las mujeres curando a los soldados y trabajando en las fábricas para no parar la producción, inclinó la opinión pública a favor de la concesión del voto. Así, el 28 de mayo de 1917, se aprobó la ley que daba derecho al sufragio femenino. Por fin, las mujeres pudieron votar en 1918. Pérez Garzón, 2011, pp. 108-109. Pero la equiparación de su edad electoral con los varones (21 años), llegaría diez años después, en 1928. Amorós, 2008, p. 80; Pérez Garzón, 2011, p. 109; Varela, 2013, p. 39. La conquista del voto femenino se convirtió en demanda en el resto de países occidentales. Pérez Garzón , 2011, pp. 109-110.

(28) Cabe hacer referencia, por ejemplo, a otra sufragista que para reivindicar la igualdad decidió liarse a hachazos con un famoso cuadro de Velázquez. Se trata de Mary “la acuchilladora” Richardson, quien en 1914, entró armada en la Nacional Gallery para asestar varios hachazos a la Venus del espejo de Velázquez, como protesta para reivindicar el voto femenino. Podéis conocer su historia visitando nuestro artículo: https://khronoshistoria.com/mary-la-acuchilladora-hacha-igualdad-sufragistas/


Bibliografía

  • Duby, G. y Perrot, M., 2000, Historia de las Mujeres en Occidente. Vol. V: el siglo XX, Taurus Minor / Santillana, Madrid.
  • FitzHerbert, C., 2004, Emily Davison: The Girl who Gave Her Life for Her Cause (Who was), Short Books, Limited, London.
  • Howes, M., 2013, Emily Wilding Davison. A Suffragette’s Family Album, The Histoy Press, London.
  • Miyares, A., 2005, “Sufragismo”, en Amorós, C. (coord.), Teoría Feminista: de la Ilustración a la Globalización. Vol. 1, Editorial Minerva, Madrid.
  • Pérez Garzón, J. S., 2011, Historia del Feminismo, La Catarata, Madrid.
  • Purvis, J., 2013, Remembering Emily Wilding Davison (1872–1913), Women’s History Review, Vol. 22, Nº 3, pp. 353-362. [Online]. Disponible en: http://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/09612025.2013.781405?scroll=top&needAccess=true (Visitado en 11-9-2017).
  • Stanley, L. & Morley, A., 1988, The Life and Death of Emily Wilding Davison: A Biographical Detective Story, Women’s Press, Toronto.
  • Tanner, M., 2013, The Suffragette Derby, The Robson Press, London.
  • Varela, N., 2013 (1ª ed. 2008), Feminismo para principiantes, Ediciones B de Bolsillo, Barcelona.
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Ana Inmaculada Morillas Cobo
Escritora y divulgadora. Redactora, revisora de contenidos y editora de Khronos Historia. Mis áreas de mayor interés - como comprobaréis si me leéis - son la Historia de la Mujer, la Historia de las Religiones, la Filosofía Política y la Antropología. Como buena cinéfila y melómana, me encanta practicar la miscelánea cuando escribo (llamadme friki). De firmes posiciones feministas y marxistas.