La muerte de Esparta. Nabis, el último rey

Os voy a contar la historia de Nabis, el último rey espartano. Mucha gente ha oído hablar de la batalla de la Termópilas, la de Platea o en su defecto la de Salamina. Sabemos al menos el nombre de tres o cuatro reyes de Esparta y de algún que otro estratego.

La muerte de Leónidas. Fuente

Seguro que nos acordamos de los pírsines que lucía Jerjes en sus trabajados pectorales. Incluso, a algunos os sonará cómo vivían las mujeres espartanas. Sin embargo, todo llega a su fin y un buen día Esparta dejó de ser una de las polis con más poder en el Peloponeso. Pero ¿en qué momento los invencibles espartanos se vieron engullidos por el poder de Roma?

¿A quién le importan los perdedores?

A mi sí, y a vosotros también porque os ha picado la curiosidad.

El final de la legendaria polis de Esparta se veía venir allá por el siglo IV a C. Los musculitos no duran siempre. En un periodo conocido como ¨Edad Oscura”(1), nombre que se da a un periodo de tiempo cuando no se dispone de información, (¡qué creativos somos los historiadores!), Esparta entra en decadencia. La Esparta de mediados del siglo III a. C. atravesaba una situación de profunda crisis económica y social (sí, sí, esto no es de ahora), con un deterioro tanto militar como político que se había extendido por toda Grecia.

Todo se precipitó durante los reinados de dos reyes, en Esparta, basileos. (2) Los dos quisieron devolver a Esparta el esplendor de los antiguos tiempos con una serie de reformas que se quedaron en un mero lavado de cara. Algo así como la pretensión de Trump: ¡Make Greece great again! Ninguno tuvo la oportunidad o los arrestos necesarios para afrontar los grandes males que corroían los cimientos de la polis lacedemonia (3). Más o menos como ahora. Mucho hablar pero nadie se ocupa de lo importante. De las grandes reformas necesarias como la abolición de las deudas o la redistribución de tierras, solo saldrá airosa la primera. A estos años en los que “parecía” que Esparta brillaba de nuevo se les ha dado el nombre de «mirage espartano». Un espejismo, vaya. Como ver a Rajoy a través de un plasma.

La llegada de un nuevo héroe a Esparta

Nabis, el último tirano, se presenta en las fuentes literarias como déspota, impío, avaricioso y cruel. Polibio lo tacha de pirata y Pausanias de saqueador de santuarios. Vaya amiguetes… La verdad es que no debemos tenérselo en cuenta. Al fin y al cabo, solo estaban tomando partido por Roma, consolidada como primera potencia del Mediterráneo tras su victoria en la segunda Guerra Púnica. Lo que se llama «hacer la pelota»

Según nuestros criterios, Nabis no fue un santo, pero se aleja de la imagen de delincuente peligroso que se nos ha presentado. Sabemos que fue un tipo listo, capaz de acometer las reformas necesarias que necesitaba para conseguir la paz y la estabilidad en política exterior, y a la vez tener contentos a sus aliados. Entonces ya podía dedicarse a limpiar la casa.

El rey Nabis, un hombre comprometido

Una vez despejado el camino, eliminó al otro colega en el trono, al consejo de ancianos y a los éforos (4) . No dejó títere con cabeza. Reforzó el ejército contratando mercenarios e instauró de nuevo la agogé; el sistema de educación espartano. Acabó y consolidó las murallas de la ciudad, se construyó una flota y potenció el comercio y a los artesanos. ¡Qué fatiga!

Con la casa limpita, se asomó a la frontera y se lanzó de nuevo a la conquista de la gloria. Tanto es así, que no dudó en meterse en el bolsillo a sus antiguos enemigos e incluso coquetear con Roma.

Y se encontró con la horma de su zapato

Nabis se enfrenta a Tito Quincio Flaminino, un mocetón elegido cónsul de Roma y enviado a dirigir las guerras macedónicas con un nuevo ejército. (5) La cuestión griega estaba estancada para los romanos. Los antecesores de Flaminino no conseguían ningún avance. Los romanos enviaron a un hombre que tenía lo que hoy diríamos “mano izquierda”. Ante todo era un gran diplomático; golpeaba y acariciaba con gran acierto.

Moneda romana. Flaminino enemigo de Nabis
Moneda de oro con la imagen de Tito Quincio Flaminino. Fuente

Flaminino envió primero un delegado a Esparta y le pidió a Nabis, por las buenas, que entregara las ciudades conquistadas y se uniera a la Liga Aquea o, de lo contrario, se enfrentaría a una guerra contra Roma.​ y, como consecuencia, el cónsul plantó el campamento a los pies de las murallas de Esparta. Qué chulito, ¿no? El romano esperó durante un día entero a que los espartanos atacaran. Y al no producirse el ataque, convocó un consejo de guerra para discutir si debía o no empezar el asedio. Todos los líderes griegos se pronunciaron a favor de atacar la ciudad. ¡Qué manía le tenía!

Se mascaba la tragedia espartana

Nabis reclutó a 10.000 efectivos entre periecos, hilotas (6) y espartanos y contrató a 3.000 mercenarios. Liberó a los esclavos para su causa, algo así como Daenerys con el ejército de los Inmaculados. Los romanos arrasaron los campos cercanos a fin de asfixiar a la ciudad y cerraron única salida al mar (7). De esta manera Flaminino obligó a Nabis a negociar los términos de la paz. Las condiciones: una tregua de seis meses. A cambio Nabis tenía que rendirse, entregar su flota, pagar una indemnización durante ocho años y no establecer alianzas. Ala, ¡castigado sin amigos!

Y Nabis se negó

Los romanos asaltaron Esparta y tomaron sus murallas. Su avance fue retrasado inicialmente por la estrechez de las calles de las afueras de la ciudad y por los incendios provocados, que causaron muchas bajas entre los romanos. Los espartanos lograron contener a los romanos durante tres días antes de que Nabis acudiera a pedir ayuda a unos amiguetes. Los antiguos aliados lo traicionaron, acabaron con su vida, tomaron el palacio y se aprestaron a saquear la ciudad. ¡Qué majos, ten amigos para esto!

Llegada de Roma a Esparta. Fin de Nabis
La llegada de Roma. Fuente

La Liga Aquea aprovechó el vacío de poder para revertir las reformas emprendidas. Los hilotas fueron deportados, las murallas destruidas y los fieles a Nabis, ejecutados. ¡Vaya desastre!

Éste fue el fin de la Esparta que conocimos, la que nos hizo soñar, porque un poco después, se convirtió en una provincia de Roma. Algo así como un parque de atracciones para magistrados en el que divertirse con las fiestas locales donde los efebos danzaban para ellos (9). Pero en la mente de todos nosotros permanecerá el color púrpura de sus capas.

Esparta ha muerto. ¡Viva Esparta!


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) El periodo de tiempo que media entre el final de la guerra cremonidea, en 262/1 a. C. y la ascensión al trono euripóntida de Agis IV en el 244, se conoce con el nombre de «Edad oscura»

(2) Primero de Agis IV (244/241 a. C.) y después Cleomenes III (236/222 a. C.)

(3) Lacedemonia: los griegos denominaban sí a toda la región que gravitaba y dependía de la ciudad que ejercía de epicentro del estado: Esparta. Y sus ciudadanos recibían, por tanto, el nombre de lacedemonios.

(4) Consejo de ancianos o Gerousía: estaba constituida por veintiocho miembros vitalicios, mayores de sesenta años. La Ephoreía, los éforos, que significa «vigilante» era una magistratura compuesta por cinco miembros, digamos,el verdadero gobierno.

(5) En el año 197 a. C., Nabis asume el pleno control político y militar de Argos, lo que supone una verdadera amenaza para Roma.

(6) Periecos o » habitantes de alrededor» vivían en aldeas alrededor de Esparta como comerciantes o agricultores. Hilotas: eran los esclavos colectivos, principalmente de origen mesenio.

(7) El puerto de Gitio.

(8) A partir del año 146 a. C

(9) La ceremonia se llamaba «diamastígosis». En ella los efebos eran flagelados, algunos hasta la muerte, en honor de la diosa Artemisa.


Bibliografía

  • Cartledge, P., 2009, Los espartanos. Una historia épica, Ariel, Barcelona.
  • Casillas, J. M. 1997, La antigua Esparta, Arco Libros, Madrid.
  • Fornis, C., 2016, «La basileía “revolucionaria” de Nabis», Sociedades pre capitalistas, nº 5, vol. 2, pp. 1-19
  • Fornis, C., 2015, «Bajo el sino de Licurgo: el reformismo atávico de Agis IV a Cleomenes III», Espacio, Tiempo y Forma, nº x, pp. 3-25.
  • Fornis, C., 2003, Esparta. Historia, sociedad y cultura de un mito historiográfico,  Crítica, Barcelona.
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Marta Huelves Molina
Grado en Geografía e Historia por la UNED de Madrid. Empeñada en dar a conocer la Historia de forma amena y rigurosa.

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