Más allá de la pluma diestra con la que Diana Gabaldón (1) escribió la distopía de la saga Forastera, (por si no has visto la serie Outlander de Netflix, cuenta la historia de Claire Randall, una enfermera del siglo XX que viaja en el tiempo hasta la Escocia del siglo XVIII donde vivirá una historia de amor y aventuras junto a James Fraser), se desarrolla una de las batallas decisivas en la historia de Escocia: la batalla de Culloden.
Los prolegómenos de la batalla de Culloden (como en el fútbol)
Lo normal es que hubiera bastantes problemas antes de que se produjese una batalla de la envergadura de la batalla de Culloden. ¡Y vaya si los había!
El ejército del rey Jacobo IV
En 1513 el ejército del rey Jacobo IV fue derrotado por los ingleses en la batalla de Flodden (2) Los ingleses se vinieron arriba y les entraron las ganas locas de anexionar Escocia. Pocos años después, la crisis religiosa se lo puso a huevo. John Knox creó la Iglesia Presbiteriana de Escocia (3), que se oponía a la reina María Estuardo y a la Iglesia Católica porque tenían fama de corruptos. Así que todo empezó por un conflicto religioso. Vaya, ¡qué motivo tan novedoso!
Antes de entrar en materia un vistazo rapidísimo
Las cosas se complicaron cuando el Parlamento de Edimburgo (4) declaró el presbiterianismo como religión oficial. Está claro que María I Estuardo debió salir por patas y buscó refugio en la corte de su prima, la reina de Inglaterra, Isabel I. Pero la prima Isabel le salió rana. María estuvo prisionera, acusada de traición y acabó ejecutada.
Se inició entonces una cruenta persecución contra los católicos y las disputas de carácter religioso se prolongaron durante más de un siglo.
Escocia había caído dentro de la órbita de Inglaterra (5).
La sucesión al trono – el levantamiento de los Hannover
A María I Estuardo le sucedió en el trono escocés su hijo Jacobo I (6), que lucía orgulloso las coronas de Escocia, Inglaterra e Irlanda sobre su cabeza. Los enfrentamientos entre católicos y protestantes se recrudecieron. A los partidarios de Jacobo los llamaron Jacobitas. Y, como suele pasar, se produjo un levantamiento (7) que colocó a un Hannover en el trono.
Te lo explicó más clarito: los contrincantes de la batalla de Culloden
- Por un lado: Bonnie Prince Charlie, un jacobita peculiar
Carlos Eduardo Estuardo era nieto del depuesto rey Jacobo II. Nació en Roma, se crió en el exilio y fue educado en el catolicismo. Cuando creció, regresó a recuperar lo que consideraba suyo. Lo llamaban Bonnie Prince Charlie. (8) Guapete, ególatra, audaz y desinhibido, lo primero que hizo al llegar a tierras inglesas fue sublevar a los ‘highlanders’, a los clanes de las Tierras Altas. (Siíiiiii, los de las falditas escocesas). Los pobres estaban hasta las narices de los gobernadores ingleses que intentaban arrebatarles sus tradiciones y el sistema de clanes. Por eso siguieron sin pensar al guapito de Bonnie Prince.
- Y por otro, el de Hannover
Se llamaba Jorge II de Hannover, protestante. Al mando de su ejército, el duque de Cumberland (9), un tipo al que la historia apodó como “el Carnicero” por la brutalidad empleada durante la contienda y la durísima represión posterior.
Una vez conocidos los reyezuelos, vamos con los de abajo, que molan más
Los escoceses eran un pueblo singular. Se organizaban en clanes, un sistema de gobierno heredado de la tradición celta y normanda que arraigó con fuerza en las Tierras Altas de Escocia. Clan, en gaélico, la lengua escocesa, significa familia. Aunque es cierto que no todos los que pertenecían al mismo clan tenían necesariamente lazos familiares. Vivían de la agricultura y de la ganadería. El jefe del clan concentraba la justicia y el orden entre los suyos y les proporcionaba protección.
Los clanes, (católicos), apoyaban al rey Jacobo. La familia Estuardo había tratado bien a los clanes y respetaba sus tradiciones, por lo que los ocupantes de las Tierras Altas se unieron a Bonnie Prince.
Y así llegamos a La Batalla de Culloden
16 de abril de 1746
El lugar elegido fue Culloden, un terreno pantanoso y plagado de marismas muy próximo a la ciudad escocesa de Inverness, capital de los highlanders. El ejército de Jorge llegó a Culloden el 11 de abril. Las tropas jacobitas estaban desestructuradas, mal equipadas y agotadas tras días de marcha a pie para llegar al campo de batalla. El terreno pantanoso daba ventaja al ejército de Cumberland, pero el guapito de Bonnie Prince ordenó a sus hombres atravesar los pantanos. (10)
Cumpleaños feliz – Un ataque sorpresa
Los jacobitas se enteraron de que los ingleses celebraban el cumpleaños del duque de Cumberland con una gran fiesta. El jefe de los clanes sugirió un ataque nocturno sobre el campamento británico. Un grupo pequeño atacaría por sorpresa, con el objetivo de provocar el mayor daño posible y desaparecer. Pero los highlanders estaban hambrientos y agotados. La mala comunicación y la falta de luz impidieron que el plan se llevara a cabo.
Amanecer sangriento
Además de la escasez de suministros y el agotamiento de los hombres, el ejército jacobita sufría tensiones entre los clanes. Cuando Bonnie Prince Charlie convocó a las tropas, muchos de ellos habían dejado sus regimientos para buscar comida o dormir. Y para colmo les hizo un día de perros. Cuando las fuerzas del duque de Cumberland llegaron al campo de batalla hacia las 11 de la mañana, llovía y hacía un frío de carámbanos. La artillería inglesa se situó entre los regimientos de primera línea justo enfrente de los jacobitas. (11)
Una hora ¡La batalla de Culloden duró ¡una hora!
La primera media hora, la artillería británica se cebó con las filas jacobitas. Los pobres aguantaban los cañonazos sin escuchar la orden de ataque. Varios jefes de los clanes, furiosos por la falta de actividad, presionaron a Bonnie Prince para que diera la orden de carga. El terreno pantanoso hizo que el ataque se centrara en el flanco izquierdo de las filas británicas, (donde se encontraban fuertemente equipados con artillería y contaban con el respaldo de la caballería). Aun así, muchos highlanders conscientes de la derrota, decidieron presentar batalla y cargaron contra los ingleses en un acto de valentía, orgullo o locura. Vale, algo así como la carga final de Braveheart o la Batalla de los Bastardos en Juego de Tronos.
Culloden – Una verdadera masacre
En las filas jacobitas se contaron más de 2000 muertos y cientos de heridos, frente a las 50 bajas de los ingleses. Quizá en esta batalla no fue tanto el horror del momento sino la masacre posterior. Cumberland buscaba un gran escarmiento que evitase futuros levantamientos. Por tanto dio orden de rematar a los heridos, degollar a los prisioneros y perseguir a los que consiguieron huir. La violencia contra los jacobitas fue tal que Cumberland empezó a conocerse con el apodo de “el Carnicero”
Sin piedad
Tras la victoria, Cumberland entró a caballo en Inverness y ordenó vaciar las cárceles de presos británicos a fin de dejar sitio a los simpatizantes jacobitas. Envió patrullas a peinar las Tierras Altas. Requisó sus animales y quemó sus granjas. Muchos fueron juzgados por alta traición y ejecutados. Más de 3000 jacobitas arrestados, ejecutados o deportados a las colonias en calidad de esclavos.
Bonnie Prince Charlie consiguió huir del campo de batalla y refugiarse en la isla de Skye, desde donde partió a Francia, disfrazado de sirvienta.
Act of Proscription – La batalla de Culloden lo cambió todo
El Acta de Proscripción de 1746 fue la herramienta judicial con la que los ingleses asestaron el golpe definitivo al sistema de clanes. Con esta ley erradicaron el sistema feudal escocés y prohibieron a los jefes de clanes impartir justicia. Hablar o escribir gaélico se consideró ilegal, así como vestir el kilt, ¡con lo que nos gustan!, tocar la gaita o llevar espada.
Durante siglos el sistema de clanes mantuvo el equilibrio en tierras escocesas, pero tras la batalla de Culloden todo cambió. Las mejoras en las comunicaciones consiguieron que miles de labradores escoceses abandonaran las famosas Highland, las Tierras Altas, en busca de una vida mejor.
Outlander, o lo que es lo mismo, forastero
Los caídos en el bando jacobita durante la batalla de Culloden fueron enterrados en fosas comunes, agrupados por clanes pero sin ningún tipo de reconocimiento, como si fueran forasteros. En 1881, los dueños del terreno donde tuvo lugar la batalla de Culloden decidieron colocar una serie de cairns, (piedras funerarias) para recordar su sacrificio.
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