Existen innumerables personajes extraordinarios en la Historia. Y quizá, una clase de personaje que tiende a gustar mucho son los espías. Con el boom de James Bond 007 la figura del espía nos fascina. Vamos a remontar al siglo XVIII, a Francia, unas décadas antes de la Revolución Francesa. Entre bailes rococós y pelucas empolvadas nació el/la protagonista de esta historia: D’Éon de Beaumont.
Le petit D’Éon. La petite D’Éon
A finales de los años 20 del siglo XVIII, nacía en Borgoña Charles-Geneviève-Louis-Auguste-André-Timothée D’Éon de Beaumont (de ahora en adelante, solo D’Éon de Beaumont) (1).
Su padre era el director de las fincas de Luis XV (el sucesor del Rey Sol), por lo que vino en el seno de una familia acomodada (2). Su madre era tremendamente devota y convirtió la religión en un elemento importante para D’Éon de Beaumont (3).
Lo primero que llama la atención de D’Éon es su nombre. Tiene tres nombres de pila masculinos y tres femeninos, algo muy poco común (4). D’Éon, dependiendo de su época, empleará unos u otros.
«Aunque ya tenía seis nombres, mi madre consagró mi infancia a la virgen maría, y se me dio [el nombre de marie] en la confirmación» (5)
Otra de las cosas que ya pone de manifiesto lo especial de este personaje es que su madre lo vistió de niña hasta los siete años (6). Parece que siempre quiso tener una chica a la que poner vestidos bonitos y le tocó a D’Éon.
Los siguientes cinco años permaneció al cuidado del cura de la iglesia local (7), hasta que su padre decidió reconducir su educación. A los 15 años, lo manda al colegio de Borgoña y luego al Colegio Mazarino de París (8). Este era la institución a la que los nobles solían mandar a sus hijos a estudiar.
D’Éon de Beaumont. Caballero de armas y letras
Parece ser que D’Éon era un coco y con apenas 20 años se sacó la licenciatura de Derecho, convirtiéndose en el abogado más joven del Parlamento de París (9). Es ahora cuando publica la obra que hará que el rey se fije en él y lo quiera para darle un señor puesto (10). Luis XV lo nombra censor real para la Historia y las Bellas Artes (11).
A la par que entre su cerebro, D’Éon de Beaumont también se convierte en un excelente espadachín y jinete (12). En estos años, a ojos de todo el mundo, D’Éon es un joven apuesto de facciones andróginas e incluso femeninas. A pesar de que no le salía barba, nadie dudaba de que fuera un hombre, si bien un poco distinto dado que no mostraba ninguna clase de interés por las señoritas (13).
Pero la verdadera oportunidad de D’Éon de Beaumont llegará cuando el rey le propone unirse al servicio secreto de inteligencia francesa.
El secreto del rey: 007 D’Éon de Beaumont
«El secreto del rey» (Le secret du roir en francés) era un grupo de inteligencia comandada por el monarca francés (14). Era heredero del Cabinet Noir del Cardenal Richelieu (sí, el de Los Tres Mosqueteros) (15). Formaban parte de este servicio abogados, militares, eclesiásticos, burócratas y hasta dramaturgos (16). Todo con tal de servir al rey de Francia y de facilitarle información top secret.
Cuando D’Éon entra en El Secreto del Rey, la dirección la lleva el Príncipe de Conti (17). El objetivo era servir de espías por todo el Este y Norte de Europa. El grupo lo formaban 32 agentes secretos, que se ocupaban de interceptar correspondencia y obtener datos de extrema importancia a nivel diplomático (18).
En los años en los que su director era el Príncipe de Conti, la misión fundamental era hacer buenas migas con Austria y Rusia, para enfrentarse conjuntamente con Inglaterra y Prusia (19). Luis XIV creía que una alianza de Polonia, Austria y Rusia podría aplacar al Imperio Teutón y a la Pérfida Albión. Por ello, no es de extrañar que la primera misión de D’Éon de Beaumont fuera en Rusia.
Desde Rusia con amor. Fdo. D’Éon
Luis XV decidió mandar a D’Éon a mejorar la diplomacia con Rusia. ¿Y qué se le ocurrió al Príncipe de Conti? Mandarlo vestido de mujer y con una nueva identidad: Lía/Lya de Beaumont (20). Si bien es cierto que D’Éon de Beaumont tenía unos rasgos bastante andróginos e incluso podría decirse femeninos, no era lo que se espera cuando se piensa en misiones de espionaje.
No obstante, no le pareció mal. La verdad es que el Príncipe de Conti tenía bien encendida la bombilla y aplicó el «se cazan más moscas con miel que con vinagre». La nueva Lía de Beaumont se haría pasar por una cortesana para ganarse el favor de la zarina (21).
Aquella joven hermosa pronto se hizo muy amiga de la zarina Isabel Petrovna, e incluso se convirtió en su lectora personal (22).
D’Éon Targaryen. Capitán de Dragones
Con todo el tiempo que pasó con la zarina, no es de extrañar que empezaran a circular rumores sobre si de verdad era hombre o mujer. Porque la verdad es que sabía llevar muy bien tanto los vestidos como el maquillaje.
«desde que descubrí que el amor, el apaciguador de la raza humana, el regulador del universo (…) no valía más que un beso y veinte golpes, nunca deseé ni amante ni mujer» (23)
Además, no se le conocen aventuras ni escarceos amorosos (ni siquiera con la zarina), pese a que es sumamente apuesto.
Cansado de un San Petesburgo que no le deja desarrollarse, vuelve a Francia (24). Y es ahora, en 1760, cuando los rumores se desatan. Pero todo quedará en el olvido cuando vuelva victorioso de la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra (25). Recibió la cruz de San Luis como capitán de Dragones (una parte de los soldados de caballería e infantería, no reptiles escupe-fuego) (26).
«La gente considera que una mujer no puede batirse en bravura, coraje y valentía y encima recibir mandos del rey» (27)
Después, volverá a realizar misiones durante otros dos años por Europa intercalando vestimentas -y personajes– tanto femeninos como masculinos (28). Ahora comenzará su etapa en Londres.
Las aventuras del Chevalier D’Éon de Beaumont
Londres es, para muchos, una ciudad un tanto inhóspita por su clima. Sin embargo, esto no pareció importar a D’Éon de Beaumont cuando el rey le escogió para ser el embajador de Francia en Londres. Su misión era, fundamentalmente, llegar a un buen acuerdo de paz tras la Guerra de los Siete Años (29).
Los que sí quedaron algo perturbados fueron los ingleses, quienes estaban desconcertados por aquel espía que aparecía vestido tanto de mujer como de hombre, sin que las intrigas políticas lo requiriesen (30). Tanto fue así, que los londinenses empezaron a apostar por lo que tenía el Chevalier o Mademoiselle D’Eón debajo de la falda o pantalón (31).
Aunque pueda sonar a chiste, las pujas alcanzaron las 300.000 libras esterlinas (32). Una verdadera fortuna para ese entonces. Mientras, el/la susodicho/a se limitaba a ignorar cualquier comentario.
«El caballero-dama está exasperado, pero se abstiene de dar cualquier precisión y de desmentir lo que sea» (33)
Un problema de sexo
El asunto se fue tan de madre que Luis XV quiso tomar cartas en el asunto. Primero se entrevistó con D’Éon Giaccomo Cassanova (34). Probablemente este apellido os dé alguna pista de quién era. Pese a que solo cenaron, Cassanova estaba seguro de que el Chevalier D’Éon de Beaumont era una mujer. Además, los documentos que se confiscaron al embajador contenían facturas de corsés femeninos y otra clase de vestidos que, en teoría, solo las señoritas pueden llevar (35).
Pero D’Éon no soltaba prenda. Tanto es así que el rey francés envió a Beaumarchis, el dramaturgo más conocido por escribir El barbero de Sevilla y Las bodas de Fígaro (36). Este le puso las cartas sobre la mesa a D’Éon. Luis XV había sido claro: le ordena revelar su sexo en un documento firmado y atestiguado por varios médicos. Lo que a muchos sorprendió fue el veredicto: D’Éon de Beaumont era mujer. Y así dejó constancia (37).
El sexo también es político
Retrocedamos un poco. Resulta un poco extraño que, de repente, D’Éon haga una declaración jurada de que es mujer. Hay que tener dos eventos en cuenta.
En primer lugar, cuando D’Éon de Beaumont llegó a Inglaterra, entró en una logia masónica (38). Como ocurre con todas las asociaciones de masones, solo se permite la entrada a varones. Además, el rito de iniciación es a pecho descubierto (39).
En segundo lugar, algunos historiadores subrayan que esto se debe al romance de D’Éon con la reina Carlota, esposa del rey inglés (40). Para evitar posibles altercados, la reina dijo que D’Éon era en verdad una mujer vestida de hombre. Y además le recordó al rey su etapa como espía en Rusia.
Aunque la cosa no parece ir más allá, lo cierto es que D’Éon va retando en duelo con su excelente habilidad a todo aquel que osase burlarse de él (41).
El rey Jorge III, confundido y furioso, amenazó a Luis XV con romper la recién estabilizada relación con Francia. O sea que sí, casi se comienza una guerra entre Francia e Reino Unido por lo que D’Éon tenía entre las piernas (42).
Ante esta crisis diplomática, Luis XV obliga al embajador a descubrirse. Sin embargo, el hecho de que D’Éon hubiera afirmado que era mujer cambiaría su vida drásticamente.
Mean Boys VS Mademoiselle de Beaumont
Lo primero que ocurre tras la declaración jurada es que, por decisión del rey, a partir de entonces debía comportarse y vestirse como una mujer para el resto de su vida (43). Por supuesto, se le expulsó del servicio de inteligencia, aunque se le permitió mantener su condecoración. Asimismo, se le concedería una pensión real para vivir en la capital inglesa, a petición «muy amable» de la propia D’Éon (44).
Sin embargo, el mazazo fue tremendo. D’Éon siempre había tenido libertad para vestirse y presentarse como hombre y mujer, pero ahora estaba condenada a vivir solo con su identidad femenina (so pena de cárcel) (45).
Es ahora cuando debe hacer frente a los galanes que hacen fila en su casa, por el centro de Londres, para pedirle matrimonio o para acosarla y forzarla a mostrar sus genitales (46).
También es ahora cuando se publican panfletos que representan la dualidad de D’Éon e incluso se le llega a representar como Minerva (47).
Después pasa varios meses encerrada en su hogar sin apenas salir y apesadumbrada. Tampoco es muy fan de asistir a grandes eventos sociales. Tenía algo más de 40 años.
La última estocada por la espalda a Mademoiselle Beaumont
Tras morir Luis XV, Mademoiselle D’Éon de Beaumont vio en aquello una gran oportunidad.
Se presentó en Versalles con su uniforme de capitán y como el caballero D’Éon una vez más. Quería volver a trabajar. Sin embargo, Luis XVI no quiso meterse en camisa de once varas y la despachó. Debía seguir siendo mujer (48).
D’Éon de Beaumont marchó a su ciudad natal, a ver a su madre, quien le organiza un gran banquete: había vuelto su querida hija. Ya desde su época en Londres como mujer había empezado a firmar todos los documentos y cartas con sus tres nombres femeninos (49).
«Mademoiselle d’Éon solía vestir de negro, aunque conjuntos caros y elegantes con los que se distinguía entre la más alta alcurnia» (50)
Aun así, Mademoiselle D’Éon mantendrá una buena relación con Maria Antonieta, quien le regalará un exquisito ajuar (51). D’Éon de Beaumont volverá a Londres, donde pasará 33 años como mujer. Sin embargo, la Revolución Francesa lo afectará a nivel económico.
La espadachina olvidada
Con la Revolución Francesa, la pensión que recibía se esfumó. Para poder mantenerse, empezaría a hacer exhibiciones de esgrima (52). Aunque todo cambió cuando fue herida en una de estas.
Agotada -tenía setenta y tantos años-, estará bajo el cuidado de una amiga viuda hasta que, sin recursos, vivirá de la caridad cerca del Hospital de Londres (53).
Como dama había aprendido a cocinar, bordar, hacer tapicería y maquillarse. Nunca llevaba el mismo atuendo en sus reuniones sociales y se codeaba con la aristocracia inglesa. Aunque después ya nadie se acordó de Mademoiselle de Beaumont. Moriría con 81 años, en 1810 y lo enterraron en el cementerio de St. Pancras (Londres).
¡Pero esto no es todo! D’Éon de Beaumont guardaba un último secreto póstumo…
El golpe final de D’Éon de Beaumont
Cuando el médico (54) acudió a por el cuerpo de Mademoislle de Beaumont se dio cuenta de algo que daría un giro inesperado: tenía genitales masculinos. Literalmente dijo:
«Por la presente yo certifico que he examinado y diseccionado el cuerpo del caballero d’Éon y que he encontrado los órganos masculinos perfectamente formados desde todos los puntos de vista» (55)
Así que D’Éon no solo tenía una espada. Su amiga viuda, la que había cuidado de ella hasta su muerte, quedó asombrada (56).
La declaración de su muerte, a falta de uno, fue firmada por 15 testigos que vieron lo bien «armado» que estaba Mademoiselle de Beaumont (57).
Esto nos lleva a preguntarnos porqué D’Éon de Beaumont hizo aquella declaración en la que aseguraba ser mujer, sabiendo que le apartarían de su labor política. ¿Quizá era la única manera en la que Luis XV podía «deshacerse» de tan maravilloso espía?
El enigma de D’Éon de Beaumont
D’Éon se sentía cómoda/o con ambos géneros, fluctuando entre ellos (lo que actualmente denominaríamos género fluido). Lo único que tenemos claro, es que su misteriosa personalidad lo ha convertido en el/la verdadero/a enigma.
«Es preferible una libertad perturbada a una tranquila esclavitud» (58)
Cabe plantearse una última cuestión. ¿Era D’Eon un/a disidente del género? Si bien no podemos ser categóricos y afirmar esto, la duda queda en el aire.
Desde un punto de vista actual y, por lo tanto, anacrónico; términos como no binario o género fluido podrían ser los más cercanos para entender a D’Éon. Si bien estas etiquetas quedarían a título personal.
No obstante, el no estar conforme con los roles de género impuestos no es algo de ahora. La ambigüedad de D’Éon de Beaumont sirve para cuestionarse la hegemonía de qué podían hacer los hombres y qué las mujeres. Si bien se le/la condenó a vivir como mujer, con lo que aquello implicaba.
Para no caer en imperativos categóricos, se deja la puerta abierta al/a la lector/a sobre la verdadera identidad del Chevalier.
De nuevo, D’Éon vuelve al presente como un enigma imposible de resolver.
¿Te has quedado con ganas de más?
D’Éon de Beaumont ha aparecido en videojuegos como el conocido Assassins Creed Unity. En Historias de París se le/la puede ver en «Un puñado de duelistas», «La liga de la Rosa Carmesí» y «Atardecer Carmesí» como NPC.
Asimismo, en el juego de móvil Time Princess es un NPC recurrente de Reina María. Dejando de un lado las inexactitudes históricas (nunca sirvió a Luis XVI aunque sí tuvo buena relación con María Antonieta), D’Éon aparece con ropas femeninas y los personajes se refieren a él/ella indistintamente con como Caballero o Mademoiselle.
También es un PG del juego de rol de combates japonés Fate/Grand Order, donde puede usarse como «servant». Aunque la interpretación de D’Éon es, cuanto menos imaginativa, sí se subraya su carácter andrógino y de género fluido. Asimismo, hay películas y un anime basados en dicho juego.
Por si fuera poco, D’Éon de Beaumont cuenta con anime y manga propio, aunque la historia difiere bastante de la original. Parece que es un personaje que llama mucho en la cultura nipona.
En cuanto a comic europeo, varios ilustradores franceses sacaron Le Chevalier D’Éon, históricamente más parecido a la realidad, sobre las aventuras de D’Éon.
En el British Museum se pueden encontrar algunas pinturas de D’Éon de Beaumont, y aparece como género no binario en la página del museo.
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