Entre los años 1756-1763, Europa se convertiría en un polvorín donde todas las potencias del momento (1) se enzarzarían en un conflicto bélico a escala internacional, movilizando el mayor número de tropas desplegadas en una guerra hasta el momento. “La Guerra de los Siete Años” será conocida como la “madre” de todas las guerras del siglo XVIII. La contienda se desarrolló en diferentes frentes, repartidos por la geografía europea y americana. ¡Vamos, que se lio pardísima!
Tiempos de tensa paz… – La Paz de Aquisgrán
La Paz de Aquisgrán (2) pondría fin a la guerra de sucesión en Austria y calmaría los ánimos entre Francia e Inglaterra, pero claro, también llevaba asociada cambios territoriales. Mientras Prusia anexionaba la zona de Silesia, Austria mantendría casi todos sus Estados (3). Con respecto a Francia, la cosa no cambiaba mucho, tan solo se comprometía a no apoyar a los “Estuardos” (a estas alturas, una causa más que perdida). En el caso de España, trató de hacerse con el control de Plasencia y Parma, a la vez que intentaba finiquitar la “hipoteca inglesa”. Consiguió lo primero pero no lo segundo (4). De hecho, Inglaterra conseguiría una prórroga de cuatro años por el “asiento de negros” (5) y el “navío de permiso” (6). ¡Éstos ingleses, piratas de pata de palo!
Amor y felicidad en Europa
Decía Voltaire:
“Se veía una mutua amistad entre todas las naciones; Europa se asemejaba a una gran familia reunida después de superar sus diferencias” (7);
¡Claro que si guapi!, digo yo. Este ambiente de cordialidad, tan solo era superficial.
En realidad, los años que preceden a Aquisgrán se emplearon en el rearme militar de todas las naciones, preparándose para lo que estaba por venir, y todos los sabían. Mientras en Europa se desplegaba una especie de “guerra fría” (8), en América, la guerra ya era efectiva, aunque todavía no declarada. (9)
Tambores de guerra… El inicio de la Guerra de los Siete Años
Comenzaban los movimientos, las fichas estaban dispuestas sobre el tablero y las potencias se posicionaban de un lado o de otro. Como todos sabemos, en el “juego de tronos: o se gana o se muere”.
Y llegó el día “D”
En 1755, la escuadra inglesa recibe la orden de salir a la mar y capturar el mayor número de barcos mercantes franceses. La operación fue todo un éxito (10), pero también fue un acto de guerra y de piratería a la vez.
Ante tal ataque, Francia cambia de aliados y deja tirado a Federico II de Prusia, en favor de María Teresa de Austria. Ahora, Prusia de encuentra encajonada entre Austria y Francia. Las cosas se torcían para el “Gran Federico”, que veía como Austria ansiaba recuperar el territorio de Silesia, perdido tras el tratado de Aquisgrán.
Por si fuera poco, las potencias del Este de Europa (11), también esperaban su turno para atacar y desmembrar al Estado prusiano. ¡Federico, Federico; si no sabes torear para que te metes!
De este modo, la guerra en el continente se presentaba prometedora para Francia y sus aliados, aunque la guerra en los mares, “era otro cantar”.
El “casi” final de Prusia
Encerrado geográficamente entre dos rivales, Federico II de Prusia trata de abrir una brecha avanzando hacia Bohemia pero fue derrotado. Famoso por sus estrategias militares a pie de campo, consiguió varias victorias inferiores (12) hasta que cayó estrepitosamente en Kunersdof.
En este momento, los rusos campaban a sus anchas por Berlín y Prusia estaba ocupada totalmente. Además, el ejército prusiano fue reducido a una tercera parte. Federico II escribía a sus ministros: “para ser sincero, creo que todo está perdido” (13)
Una muerte inesperada lo cambia todo – El nuevo zar Pedro III de Rusia
Cuando ya no había ninguna esperanza para Prusia, muere la Zarina Isabel (14) y asciende al trono Pedro III, fiel defensor y admirador de Federico II por sus “tácticas”……!militares!, obviamente. El nuevo Zar no solo le ofrece la paz, sino una alianza. Gracias a este golpe de suerte, Prusia estaba salvada. “La verdad es que Federico II de Prusia siempre tuvo una flor en el culo”; cualquier coincidencia con la realidad es pura casualidad.
Guerra en los mares – Francia vs Inglaterra
En este sentido, el face to face entre Francia e Inglaterra por el control de los territorios en América, fue un auténtico desastre para la escuadra francesa.
En primer lugar, Inglaterra se hizo con el control de Quebec (15), desde donde avanzaría hacia el sur, conquistando todo lo que se movía. Mientras Francia hacia aguas por todos los frentes, es el momento de la entrada de España como aliado francés, apoyando navalmente a Francia (16). El problema era que a estas alturas, ni el mismísimo Dios todopoderoso y omnipotente sería capaz de salvar a Francia. Además, la actitud de España fue exactamente la misma que adoptan los ancianos ante una obra: ¡mirar!
“Se acabó lo que se daba” – El final de la Guerra de los Siete Años
Para finales de 1762, Inglaterra ya había conquistado todas las plazas francesas y la superioridad en los mares había quedado patente, por tanto, solo quedaba elaborar los acuerdos de paz para finalizar la guerra (17)
De este modo, en noviembre de 1762 se firman los acuerdos de Fontainebleu entre Inglaterra, Francia y España; y en 1763, primero el Tratado de París y después el Tratado de Hobertsburg, pondrán el punto y final a la Guerra de los Siete Años o la que podría haberse considerado “Primera Guerra Mundial”.
El resultado final de guerra se saldaría con Inglaterra como primera potencia marítima, mientras que Prusia obtendría el reconocimiento europeo a las estrategias militares de Federico II. Francia, la gran defenestrada de esta guerra, se compadecería de sí misma manteniendo el derecho de pesca sobre Terranova; y España, recuperaba La Habana y Manila, cedía La Florida y recibía en compensación La Luisiana. (18)
Las gallinas que entran por las que salen…
¿Y ahora qué?… Europa después de la Guerra de los Siete Años
Hechas las paces entre las potencias europeas, se viviría un periodo de paz que duraría en Europa hasta la Revolución Francesa. Por el contrario, la sublevación de los colonos norteamericanos se presentaría como una nueva oportunidad, en la que Francia y España se la “jugarán” a Inglaterra, en compensación a la “Guerra de los Siete Años”.
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