Una cita con Giacomo Casanova en el carnaval de Venecia

¡Oh Venecia! ¡El éxtasis que produce tu decadente belleza es un placer para mis sentidos! Llega el carnaval y tenemos una cita con Giacomo Casanova (1), el mejor amante de todos los tiempos. El veneciano más universal por su galantería y refinamiento. Un prodigio de hombre, tan romántico como disoluto, que nos mostrará los encantos de la ciudad y su historia.

Le encontraremos en la vorágine de la Plaza de San Marcos, centro neurálgico del carnaval de Venecia. Oculto tras su máscara de arlequín (2), Casanova será el leitmotiv en este periplo de ensueño. Nos dejaremos seducir por él… Y ojalá que no nos robe el corazón.

La sorprendente belleza de Venecia.
La sorprendente belleza de Venecia. Fuente

Viaje a la Venecia de Casanova

Para este viaje no necesitamos equipaje. Nos basta con un ejercicio de imaginación y recreación histórica del siglo XVIII veneciano. Asimismo, algunas consideraciones sobre Casanova, nuestro anfitrión.

Nos aproximamos en carroza hacia el muelle de Fusina y ya sentimos el inconfundible olor a mar de la laguna. Como Venecia es un conjunto de islas, escuchamos enseguida: ¡gondola signore! Y de súbito, entre la niebla, nuestros ojos divisan el esplendor de la basílica de San Marcos, el campanille (3) y el Palacio Ducal. La imagen bien parece un cuadro de Canaletto (4).

Es fácil enamorarse en esta ciudad.

Venecia, ciudad de pecado…las locuras del carnaval

Durante el siglo XVIII, el carnaval –la alegoría del espíritu veneciano- duraba seis meses. Las gentes se entregaban con paroxismo a estas fiestas, las más libertinas y pecaminosas de Europa.

Carnaval de Venecia.
Carnaval de Venecia.

Comenzaban el primer domingo de octubre y terminaban la víspera del Miércoles de Ceniza. ¡Seis meses de juerga! Sólo se interrumpían durante la semana de Navidad. Es decir, que la Cuaresma marcaba el final del despiporre. Así, la locura colectiva del carnaval no conocía límite: toda la ciudad disfrazada y enmascarada para disfrutar, anónimamente, del juego amoroso y la seducción (5).

La música y el baile estaban por todas partes. Y también por todas partes había prostitutas. Se calcula que, en la Plaza de San Marcos, el número de cortesanas ejerciendo era el triple que en todo París. Esto representaba un reclamo turístico para la población masculina. Además, las de la Serenissima eran mucho más dulces y cariñosas, a decir de sus clientes (6).

Pero las señoras de la nobleza tampoco se quedaban atrás, y aprovechaban estas fiestas para echarse un amante. Después llegaba la Semana Santa, se confesaban, y santas pascuas (7).

En resumen, que Venecia vivió una tolerancia sexual sin precedentes. Una ciudad y una época donde “casi nadie era hijo de su padre” (8), como le sucedió al mismísimo Casanova. No olvidemos que, un siglo antes, la Serenissima República de Venecia había sido excomulgada por el Papa Paulo V. Y claro, la represión de la Iglesia fue inexistente. Era lógico, pues, que allí naciera un fenómeno de la naturaleza como Casanova, el mayor mujeriego de la Historia.

Una cita con Casanova, ¿era guapo o  feo?

Las citas a ciegas no tienen mucho éxito; suelen decepcionar. Así que recabaremos información sobre el famoso veneciano. Sabemos de su pasión por el sexo femenino, de su afán por las amistades peligrosas y los escarceos amorosos. Solía decir que:

“En cuanto a las mujeres, siempre me ha parecido que la que amaba olía bien, y cuánto más fuerte era su transpiración más suave me parecía” (9).

Conocemos al detalle  las aventuras de Casanova gracias a sus memorias. Esta autobiografía la empezó a escribir después de cumplir los 60 años, cuando ya era un anciano prostático y pitopáusico y malvivía desterrado en el castillo de Dux (Bohemia). Narraba compulsivamente 39 años de correrías, una auténtica oda a la promiscuidad.

Metáfora de la mente de Casanova.
Metáfora de la mente de Casanova.

Sin ser un héroe, cree que su vida merece ser contada. Y, sin pudor ni arrepentimiento, surge Historia de mi vida (10), un mamotreto de más de 3000 páginas que le convirtió en un autor maldito.

Con respecto a su aspecto físico  podemos afirmar que Casanova era un hombre muy alto (1´87 m) y de piel morena (11). Pero vamos al grano… ¿era guapo o feo? Federico el Grande, el llamado rey filósofo, exclamó al conocerle:

“¿Sabéis que sois un hombre hermoso?”(12).

Y el monarca entendía de hombres, pues era homosexual.

Sin embargo, su amigo el príncipe de Ligne dijo de él:

“habría sido un espléndido tipo si no hubiera sido feo de rostro” (13).

¿En qué quedamos?

Casanova, el seductor masón

Además de las 122 mujeres seducidas, Casanova se formó en muchas ramas del saber. Ciertamente, al leer dichas memorias sorprende su erudición entre tanta lujuria. La obra posee una calidad literaria excepcional. Pero es que Giacomo Casanova, caballero de Seingalt (este título nobiliario se lo inventó), es hijo de su tiempo. Vivió en el siglo XVIII, el Siglo de las Luces o de la Ilustración, y fue amigo de Voltaire y Rousseau. Conoció a Goethe y a Mozart y, como todos ellos, librepensador y masón (14).

Hablamos de un hombre muy versátil, cultural y sexualmente, que cambiaba de oficio como de pareja. De hecho, estudió en un seminario y se doctoró en Derecho en la universidad de Padua. En su extenso curriculum vitae nos encontramos con que fue soldado, violinista, diplomático, traductor de Homero, médico, poeta, etc. También estafador, jugador de cartas, inventor de una lotería, espía de la Inquisición y cabalista. Estuvo preso en varias ocasiones, protagonizando una apoteósica fuga de la cárcel del Palacio Ducal. Y siempre errante, perdido en la búsqueda del placer, saltando de cama en cama…

Cárcel de los Plomos en el Palacio Ducal, de donde se fugó Casanova.
Cárcel de los Plomos en el Palacio Ducal, de donde se fugó Casanova.

¡Que me quiten lo bailao!

Su última ocupación fue la de bibliotecario del castillo de su amigo el conde Waldstein,  igualmente masón. En la etapa final de su vida, este noble le recogió porque no tenía dónde caerse muerto. Pero en ese lúgubre castillo de Bohemia los criados le pegaban y, para no enloquecer, decidió escribir sus memorias. Esto es, volver a gozar con el recuerdo de sus calaveradas.

Como observamos, su condición de masón le abrió muchas puertas. En sus buenos tiempos, Casanova pasaba con normalidad de la corte de Luis XV de Francia a la de Federico de Prusia, y de esta, a la de Catalina II de Rusia. Hasta que descubrieron que era un sinvergüenza y todos le dieron la espalda. Demasiadas transgresiones…

Casanova en el carnaval buscando una víctima.
Casanova en el carnaval buscando una víctima.

El Dogo, la máxima autoridad de la Serenissima, le expulsó de la ciudad. Pasó muchos años esperando el perdón, mas nunca llegó. Así que Casanova murió como un proscrito, lejos de Venecia, a los 73 años. Le enterraron de cualquier manera, sin lápida.

Dicen los venecianos que su espíritu vuelve cada año por carnaval. Si pudiéramos hablar con él,  seguro que nos diría: ¡que me quiten lo bailao!

Casanova, el inmoralista mujeriego

Giacomo Casanova era indefinible. Necesitamos muchos adjetivos para completar su perfil. Aunque fundamentalmente era un mujeriego, o como él mismo reconocía, un golfo (15). También, un coleccionista de amantes y aventuras. El primer inmoralista, antes incluso que el filósofo F. Nietzsche.

No es casualidad que padeciera nueve enfermedades venéreas (16).

Casanova libidinoso.
Casanova libidinoso.

Por donde iba sembraba escándalos, intrigas y pendencia. Porque el veneciano era un solterón vocacional, pero entre sus conquistas figuraban numerosas mujeres casadas, y esto era adulterio. De tal modo que se  granjeó el odio de la nobleza veneciana: su libertad chocaba con las personas de orden.

A continuación, vamos a citar algunos episodios de Historia de mi vida con la intención de conocer mejor al personaje. Esperamos no ofender a nadie…

Historia de mi vida, de Giacomo Casanova

Dicen que Historia de mi vida es un libro para hombres, lo cual es absolutamente cierto puesto que daña la condición de la mujer. Y que me perdonen la legión de admiradores de Casanova.  Efectivamente, el veneciano no es el marqués de Sade, no torturaba para sentir placer. Pero utilizaba a las mujeres como kleenex: usar y tirar. De esta forma, los lectores se divierten con el registro de amantes y polvos.

Confiesa que perdió la virginidad a los 11 años y, desde esa tierna edad, no dejó de saborear las delicias del bello sexo. Incluso se jacta del placer que le otorga.

Por su catálogo de amantes percibimos que carecía de escrúpulos. Fornica con prostitutas, criadas, damas de la corte, señoras casadas, con una jorobada, etc. Inclusive, deja embarazada a una novicia que aborta en un convento de Murano (17).

Como su pasión no tenía límites, seduce a un castrati (18) llamado Bellino, que le daba mucho morbo. Casanova estaba convencido de que este joven no era un varón, ya que le atraía sexualmente. Así que se lanza y le mete mano. Y objeta:

“Con unos pechos así, sois una muchacha y no podéis negarlo” (19).

No pudo refrenar su ardor y se acuesta con Bellino. ¡El castrati resultó ser una chica llamada Teresa! Menos mal que no desvirtuó sus instintos, pues al comienzo de sus memorias hace una declaración de intenciones:

Cultivar los placeres de mis sentidos fue toda mi vida mi principal tarea, nunca he tenido otra más importante. Sintiéndome nacido para el otro sexo” (20).

Lo más censurable es la relación que mantiene con su hija Leonilda y la madre, un trío incestuoso fuera de lugar (21). En fin, que en Historia de mi vida Casanova se desnuda y nos muestra sus luces y sus sombras.

Desmontando a Casanova

Si buscamos “Casanova” en el diccionario encontramos la clave: “hombre que mantiene muchas aventuras amorosas”. Sin embargo, ninguna mujer sería una casanova, sino otra cosa peor… Luego, el mito de Casanova nos pone frente a ciertas injusticias. Es decir, que el lenguaje es machista porque nuestra cultura lo es.

La nueva mujer, con una subjetividad marcada por las luchas feminista, no quiere dramas. Y prefiere –hiperbólicamente hablando- cortarse las venas antes que caer en los brazos de un casanova de turno.

Que nadie se lleve a engaño… el conquistar a 122 mujeres no implica capacidad de amar, sino todo lo contrario. Posiblemente, la alternancia surgiera de su propia insatisfacción y por vacío existencial.

Moraleja: disfruta de Venecia y del carnaval, pero nunca tengas una cita con Casanova.


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Giacomo Casanova nació en Venecia, en 1725. Murió en Dux (hoy Duchov, Chequia), en 1798.

(2) Famoso personaje de la Comedia dell´arte italiana.

(3) Construido por el arquitecto Andrea Palladio.

(4) Pintor consagrado de la Serenissima República de Venecia (1697-1768).

(5) Barbier, 2005, p. 50.

(6) Barbier, 2005, p. 46.

(7) Barbier, 2005, p. 50.

(8) Casanova, 2009, p. 30.

(9) Casanova, 2005, p. 10.

(10) Obra escrita entre 1789-1797 y en francés, el idioma de la élite intelectual. Fue muy manipulada por los editores.

(11) Luján, 1977, p. 18.

(12) Luján, 1977, p. 18.

(13) Luján,  1977, p. 18.

(14) Para ser más exactos, Casanova pertenecía a la Francmasonería, al igual que Rousseau y Voltaire.

(15) Casanova, 2009, p. 445.

(16) Luján, 1977, p. 18.

(17) Casanova, 2009, p. 844.

(18) Un castrati es un cantante castrado desde niño para conservar la voz aguda.

(19) Casanova, 2009, p. 286.

(20) Casanova, 2009, p. 9.

(21) Casanova, 2009, p. 1864.

Bibliografía

  • Barbier, P., 2005, La Venecia de Vivaldi, Paidós, Barcelona.
  • Luján, N., 1977, «Casanova y sus 122 mujeres», Historia y vida, Barcelona, pp.12-22.
  • Casanova, G., 2009, Historia de mi vida, vol. I y II, Atalanta, Gerona.
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