El Galeón de Manila es el nombre con el que se denomina a la ruta establecida entre España y los puertos de Manila y Acapulco, entre 1585 y 1815. Establecida durante le reinado de Carlos V a tenor de sus deseos expansionistas, tanto territoriales como religiosos.
El Galeón de Manila supuso la integración del comercio a escala mundial junto con un proceso de globalización. Además, el impacto sociocultural, económico y religioso que provocó, influyó en las sociedades que enlazó; tanto en Filipinas y Acapulco, como en España.
Oriente: el especiero de Europa
Las especias de Oriente (clavo, vainilla, pimienta, etc.) llegaban a Europa con una alta demanda por su uso como conservantes y sazonadores de alimentos. Debido a la dificultad para transportarlos, su precio subió hasta superar, en algunos casos, al de los metales preciosos.
Tras la caída de Constantinopla a mano de los turcos, en 1453, comenzaron a sucederse expediciones, con el objetivo de frenar la subida de precios. Portugal se estableció en las Molucas en 1513, tras haber llegado a la India doblando el cabo de Buena Esperanza.
España se aventuró en la búsqueda de Cipango y Catay (1), mencionadas por Marco Polo en 1298 en su obra «Libro de las maravillas». Sin embargo, lo que Colón encontró en 1492 no fueron estos territorios, si no el nuevo continente americano.
Con España y Portugal embarcados en el descubrimiento y la colonización, se promulgaron en 1493, por orden del papa Alejandro VI, las bulas Inter caetera. Mediante estos documentos se delimitaron las zonas de actuación de ambos países, con el fin de evitar conflictos.
Posteriormente, en 1494, los límite se redefinieron mediante el Tratado de Tordesillas. La línea imaginaria de demarcación se desplazó al oeste de Cabo Verde.
El Tornaviaje: en busca de la ruta rápida
Durante varios años se sucedieron expediciones satisfactorias a San Lázaro, Rota, Guam y el Moluco. En 1529, se firmó el Tratado de Zaragoza entre la Corona española y Portugal, por el que España vendió los derechos de dominio, propiedad, contrato y comercio con la isla de el Moluco.
Tras esto, Carlos V quiso aumentar las posesiones territoriales en Oriente, al mismo tiempo que extendía la cristiandad. Para conseguirlo debía encontrar una ruta de vuelta desde Filipinas (2), con una duración similar a la de ida. Esta empresa se inició en 1565 desde el puerto de Cebú y se conoce como el Tornaviaje.
Esta expedición estuvo encabezada por Andrés de Urdaneta, sin embargo, y de forma contraria a lo que se consideró en el momento, quién primero llegó al puerto de la Navidad (Jalisco, México) fue Alonso de Arellano y su patache (3), San Lucas.
Una vez establecida la ruta de vuelta se creo el Galeón de Manila, la ruta de navegación entre Filipinas y Nueva España, cuya duración se extendió desde 1565 (4) hasta 1815, considerándose así la más longeva de la historia de la navegación mundial.
La vida del Galeón de Manila
El objetivo inicial del Galeón fue proporcionar un medio de vida y subsistencia a los habitantes de Manila, al mismo tiempo que permitía a los misioneros evangelizar a la población.
Rumbo a Filipinas partían soldados, mercaderes y misioneros. Desde Manila a Acapulco se llevaban mercancías procedentes de Japón, China e India (especias, porcelana, telas de lujo, seda, marfil, etc.).
Para realizar estos trayectos se utilizaron embarcaciones de todo tipo (en contra de la creencia de la única utilización de galeones debido al nombre por el que ha pasado a la historia esta ruta). Inicialmente se emplearon naos, navíos con velas pero sin remos.
Las naos fueron desplazadas por los galeones, utilizados hasta 1730, momento en el que fueron sustituidos por navíos debido a su mayor capacidad de almacenaje y su capacidad de atacar y defenderse. El número de naves utilizado durante los 250 años de duración del Galeón de Manila fueron un total de 108.
La primera regulación sobre el número de barcos que se podían enviar, así como su tamaño y capacidad de carga se elaboró en 1593. Mediante esta ley se limitó a 2 el número de barcos que podían ser enviados y a 300 las toneladas cargables (ampliadas en 1702 hasta las 500).
Para regular la participación de los manileños cada uno recibía fardo de unas medidas concretas en los que podían introducir sedas, productos artesanos, sedas, etc. con un valor aproximado de unos 150 pesos para posteriormente cargarlos en las naves.
El final del Galeón de Manila y su trascendencia
El inicio de la decadencia de esta ruta comercial comenzó en 1785, con la creación de la Real Compañía de Filipinas. Esta sociedad monopolizó la concesión del comercio y el puerto de Manila se abrió al resto de países para su uso (5).
En 1810 comenzó la insurrección mexicana, esto se materializó en la imposibilidad de las naves para descargar a Acapulco. Un caso concreto que refleja la situación del momento es el de la fragata Magallanes. Tras no poder descargar en Acapulco tuvo que llegar hasta San Blas, donde su mercancía se vendió a precios muy bajos.
De esta forma, Filipinas quedó privada tanto de la plata que obtenía de la venta de mercancías como de la asignación que la la Hacienda de México aportaba para mantener el archipiélago.
En 1811 las Cortes de Cádiz promulgaron una real orden que suprimió la Nao de Acapulco, dejando a los filipinos comerciar en buques particulares. Finalmente tras el fin de la Guerra de Independencia española Fernando VII abolió la Constitución de Cádiz y el Galeón de Manila fue suprimido.
El último viaje del Galeón fue el realizado por la ya mencionada fragata Magallanes, la cual llegó a España vacía ya que la plata recaudada en San Blas fue requisada por los rebeldes mexicanos.
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