Referencias
(1) “El Manuscrito Voynich (…) ha frustrado a todos aquellos historiadores y criptógrafos que han intentado descifrarlo”. Forssmann, 2018. “(…) no está escrito en alfabeto latino, ni en ninguna otra escritura conocida”. Kennedy y Churchill, 2004, p. 28. “Está escrito en una lengua desconocida, que nadie ha podido descifrar”. Pascual Estapé, 2020. “Está repleto de imágenes y textos que ningún especialista ha podido descifrar todavía”. Corral, 2018. “(…) Ello provoca que aún se desconozcan su lugar de origen, su autor y, sobre todo, su contenido (su temática puede ser apenas adivinada a través de los dibujos y diagramas que ilustran el ejemplar) y las razones que motivaron tan férrea codificación”. Civallero, 2016.
(2) Civallero, 2016. Corral, 2018. Forssmann, 2018.
(3) Civallero, 2016. Forssmann, 2018. Pascual Estapé, 2020. Violat Bordonau, 2004, p. 3.
(4) Violat Bordonau, 2004, p. 3. Fue “en la Villa Mondragone, al sureste de Roma”. Forssmann, 2018. “La Villa Mondragone perteneció originalmente al cardenal Marco Sittico von Hohenems, llamado «de Altemps», nombre que responde a la italianización de su apelativo”. La adquirió en 1573; la construcción se terminó en 1577. “Villa Mondragone permaneció en poder de los Altemps durante muchos años (…). En 1613 ambas casas fueron vendidas al cardenal Scipione Borghese, luego papa Paulo V, y así fue como llegó la Villa Mondragone a manos de los Borghese. Tras la cesión a los jesuitas de 1865 y la venta definitiva a la Compañía de Jesús en 1896, la Villa fue vendida a la Universidad de Roma en 1981”. Dos Santos, 2005, pp. 81-82.
(5) Corral, 2018. El libro recibe su nombre actual de Wilfrid Voynich (en su honor; Pascual Estapé, 2020), quien lo adquirió en una subasta. Civallero, 2016. “Como el manuscrito no lleva título, siempre se le ha conocido por el nombre de su descubridor moderno: el Manuscrito Voynich”. “Pío X compró en secreto en el año 1912 más de 300 de los volúmenes de la biblioteca de Villa Mondragone, para donarlos luego a las Bibliotecas Vaticanas. Los comprobantes de la operación fueron destruidos. (…) El cliente que salió ganando se llamaba Wilfred Voynich. (…) Se le permitió a Voynich comprar apenas treinta volúmenes, y tanto su compra como la de Pío X se describen en detalle en el catálogo compilado trabajosamente por monseñor José Ruysschaert. (…) Las pruebas de que Voynich compró el manuscrito a los jesuitas del colegio de Villa Mondragone proceden de dos fuentes independientes”. Dos Santos, 2005, pp. 7 y 83-85.
(6) Wylfrid Michal Habdank Wojnicz, de ascendencia polaca. Nació el 31 de octubre de 1865, en Kaunas (Kowno), cerca de Grodno, Lituania. “Era hijo de un oficial subalterno del ejército polaco, y el magro salario de su padre le permitió estudiar y llegar a las universidades de Varsovia y San Petersburgo. Su talento innato para las ciencias le ayudó, muy joven, a graduarse como químico en la Universidad de Moscú, y obtener más tarde una licencia para ejercer la farmacia. (…) la influencia de Marx y Engels, así como la simpatía por los escritos anarquistas de Bakunin, lo arrastraron hacia el bando revolucionario y a la organización clandestina Narodnaya Volia (literalmente, «La voluntad del pueblo»), en donde, según algunos autores, también militaba Stepniak, nombre de guerra del militante anarquista Sergyei Kravchinsky. La Volia tenía la particularidad de ser la única organización revolucionaria rusa que preconizaba el terrorismo como método para realizar la revolución socialista”. Se unió a Proletarjat en Varsovia, “que había formalizado un pacto con su análoga rusa un año antes”. Dos Santos, 2005, p. 9. Kennedy y Churchill, 2004, pp. 17-18.
(7) “Allí militaba, además, un colega de su padre que había acabado siendo disidente y prorrevolucionario, el teniente coronel Bielanowsky. Éste, advirtiendo que Wojnicz venía del extranjero, y admirando la perfección con que hablaba el ruso —sin rastro de acento polaco—, lo reclutó para una peligrosa y difícil misión que debía llevarse a cabo de inmediato. Bielanowsky prestaba servicios en la Ciudadela, en cuya cárcel el Estado polaco tenía prisioneros a dos revolucionarios que habían sido sentenciados a muerte: Piotr Bardowski, de cuarenta años, y Stanislaw Kunicki, de tan sólo veinticinco. La idea era ayudarles a los dos a fugarse. Bielanowsky entregó a Wojnicz las contraseñas para entrar en la Ciudadela, y juntos elaboraron un minucioso plan de fuga para sus camaradas condenados. (…) Cuando intentaron huir las tropas los estaban esperando. Bielanowsky y Kunicki fueron ejecutados en la horca el 28 de enero de 1886. Wojnicz y otros revolucionarios fueron arrestados y enviados a prisión. (…) La sentencia del tribunal llegó en mayo de 1887, y el lituano salvó su vida pero no su libertad: la sentencia fue el destierro a la gélida y remota Siberia oriental. (…) Allí se encontró con una familia apellidada Karauloff, también simpatizantes del bolchevismo y amigos de Stepniak, que habían sido desterrados como él. Todos en Siberia deseaban escapar algún día, y tramaban complicados planes para lograr tal objetivo”. Dos Santos, 2005, op. 9-10. Kennedy y Churchill, 2004, pp. 18-20.
(8) Dos Santos, 2005, pp. 11-15. “Ethel Boole, nacida en 1864, la más joven de las cinco brillantes hijas del genio matemático George Boole, fue criada en Cork y Lancashire en una relativa pobreza, antes de sacar partido de una pequeña herencia para estudiar música en Berlín desde 1882 hasta 1885. En esa ciudad recibió la influencia de los escritos de Sergei «Stepniak» Kravchinsky, que describían vívidamente los horrores del dominio zarista. Stepniak debió huir a Londres en 1879 tras el asesinato del general Mezentsev en San Petersburgo. Cuando Ethel regresó a Inglaterra, lo buscó”. Kennedy y Churchill, 2004, p. 18.
(9) “Durante los años siguientes y ya casados, los Wojnicz se convirtieron en los colaboradores principales de Serguei Kravchinsky. Mientras el ruso firmaba como Stepniak, Wylfrid comenzó a escribir junto a él bajo el seudónimo de «Ivan Klecevski». Por su parte, la simpática Lily, la dulce Bulochka, se ocupaba de poner en marcha la primera imprenta de los conjurados en el exilio. A pesar de que Wojnicz y Lily eran una generación más jóvenes que los demás exiliados, pronto adquirieron gran influencia sobre las organizaciones en las que participaban, y la esposa siempre secundó a su marido con inconmovible lealtad en todas las disputas en que se enredaba con los otros revolucionarios. (…) Pronto Stepniak y los Wojnicz comenzaron a imprimir e introducir clandestinamente en Rusia las traducciones al ruso del Manifiesto comunista de Engels y de El capital de Marx, así como todo tipo de literatura revolucionaria y anarquista. (…) En diciembre de 1895 Stepniak murió en un accidente de tren, y, con su ausencia, Wylfrid y Lily Wojnicz abandonaron para siempre toda participación activa en los movimientos revolucionarios”. Dos Santos, 2005, pp. 16-18. Kennedy y Churchill, 2004, p. 20.
(10) “Los clásicos tuvieron también la atención de Lily: tradujo al inglés a los más importantes autores rusos, publicando varias colecciones a partir de 1893. También tradujo al inglés la colección completa de los panfletos y artículos de Stepniak al año siguiente. El año 1894 fue muy productivo para Ethel Lilian (…) En 1895, a su regreso a Londres, los Stepniak presentaron a los Wojnicz a un exiliado llamado Sidney Reilly (…) Reilly le contó a Lily la historia de su vida, que ella convertiría en su célebre novela The gudfly (El tábano). Fue publicada en junio de 1897 en los Estados Unidos, en septiembre en Inglaterra, y de inmediato se convirtió en el máximo best seller ruso. La administración soviética decretó su lectura obligatoria. En vida de Lily, el libro llegó a vender más de dos millones y medio de ejemplares solamente en la Unión Soviética”. Dos Santos, 2005, p. 17.
(11) “Cómo llegó a ser en apenas doce años un distribuidor de libros muy conocido y propietario de una librería con depósito en una lujosa zona comercial es todavía hoy otro de los interrogantes que rodean de oscuridad la historia del manuscrito que lleva su nombre. (…) No existen registros ni documentación que atestigüen de dónde obtuvo Voynich el dinero necesario para establecer su negocio, cómo pudo hacerse con las primeras colecciones y manuscritos para ofrecer a sus clientes ni cuáles fueron las bases financieras que le permitieron llegar en 1902 a ser llamado por los coleccionistas «un vendedor muy conocido» de libros y manuscritos antiguos en pleno centro de Londres. (…) En 1898 Voynich publicó el primer volumen de su catálogo de libros raros. (…) Los llamados «Catálogos Voynich» constituyen en sí mismos otro punto interesante, cuya existencia está también llena de misterios aún no explicados. (…) La tienda de libros de Voynich estaba ubicada en el número 1 de Soho Square, Londres, y había logrado su fama por vender, en palabras de su biógrafo Prinke, «su colección de libros extremadamente raros, incunables y ediciones desconocidas por los bibliófilos»”. Dos Santos, 2005, pp. 18-22.
(12) Dos Santos, 2005, pp. 22-23.
(13) “Heredado en 1930 por su viuda, la escritora Ethel Voynich, el libro fue legado en 1960 a una amiga (Anne Nill, la antigua secretaria de Voynich; Dos Santos, 2005, pp. 87-89; en 1960; Violat Bordonau, 2005, p. 4; Violat Bordonau, 2004, p. 4) que al año siguiente lo vendió a otro librero y anticuario, Hans Kraus (Hans Peter Kraus; Corral, 2018; MS 408, siglo XV, p. 2; Kennedy y Churchill, 2004, p. 21)”. Civallero, 2016.
(14) Civallero, 2016. Corral, 2018. MS 408, siglo XV, p. 2.
(15) Dos Santos, 2005, p. 24. MS 408, siglo XV.
(16) Athanasius Kircher, un jesuita, famoso por sus intentos de descifrar los jeroglíficos del antiguo Egipto; sin embargo, el Voynich se le resistió. Corral, 2018. Dos Santos, 2005, pp. 65-68.
(17) Corral, 2018. Dos Santos, 2005, pp. 33-54. Violat Bordonau, 2004, p. 3.
(18) “Habría pertenecido al emperador Rodolfo II del Sacro Imperio Romano Germánico (1552-1612), que habría pagado alrededor de dos kilos de oro por él, y tras su muerte habría llegado a manos de Jacobus Horcicky de Tepenecz (o Sinapius, 1575-1622), alquimista y director de los Jardines Botánicos de Rodolfo en Praga. Su firma aún puede verse, muy desvaída, en el manuscrito. En 1622 pasó a George Baresch (1590-1665), otro alquimista de Praga y responsable de la biblioteca del emperador, quien en 1637 envió copias de algunos párrafos del misterioso texto al célebre jesuita alemán Athanasius Kircher (1602-1680) para ver si lo podía traducir, sin ningún resultado. Después de morir Baresch el manuscrito fue legado a su amigo Jan Marek Marci (1595-1667), rector de la Universidad de Praga, que se lo envía directamente a Kircher junto a una carta en latín (que todavía estaba dentro del manuscrito cuando Voynich lo adquirió) en la que se indica que el autor podría haber sido el célebre Roger Bacon. En 1680 el libro fue almacenado, con el resto de las pertenencias de Kircher, en el Colegio Romano de los jesuitas (hoy la Pontificia Universidad Gregoriana), hasta que las tropas de Víctor Manuel II capturaron Roma en 1870, haciéndose con muchas propiedades eclesiásticas (incluyendo la biblioteca del Colegio Romano). Previendo tales acontecimientos, muchos de los libros fueron transferidos a las bibliotecas particulares de los jesuitas, que permanecieron intocadas. Eso ocurrió con el manuscrito Voynich, que todavía tiene el ex-libris (marca de propiedad) de Pieter Jan Beckx (1795-1887), el rector del Colegio en aquel momento. La colección de Beckx fue trasladada a Villa Mondragone, un palacio rural ubicado en la localidad de Frascati, a 20 km de Roma, adquirido por la Compañía de Jesús en 1866. En 1912, el Colegio Romano necesitaba dinero y vendió discretamente algunos de sus manuscritos; Voynich compró una treintena, entre ellos el misterioso ejemplar”. Civallero, 2016.
(19) Corral, 2018. Pascual Estapé, 2020. Violat Bordonau, 2017, p. 3.
(20) “Todas las civilizaciones han practicado estas técnicas, desde los sumerios a los griegos, los romanos, los mongoles, el Imperio español y, por supuesto, todos los países en el último siglo, especialmente en tiempos de guerra. (…) todos han sido descifrados con relativa facilidad analizando sus códigos, en general bastante simples. Con una excepción. (…) el Voynich, el manuscrito más extraño del mundo”. Corral, 2018. “El Manuscrito Voynich (…) Se trata del único manuscrito medieval no descifrado que queda en el planeta”. “Resistiendo a todos los intentos de decodificación y traducción, el manuscrito ha superado incluso a los códigos que durante mucho tiempo se pensaron indescifrables. (…) Ninguno de los procedimientos científicos utilizados para penetrar los secretos de otras lenguas y sistemas de escritura conocidos ha servido en absoluto para arrancar al Manuscrito Voynich de su silencio de siglos”. “Los libros escritos en un código cifrado fueron comunes entre los siglos XV y XVIII, por lo que el Manuscrito Voynich pertenece a esa moda histórica y literaria”. Dos Santos, 2005, pp. 2, 7 y 85.
(21) Dos Santos, 2005, pp. 7-8, 55-68 y 90-100. Violat Bordonau, 2004, p. 4. “Lo intentaron en el siglo XVII el alquimista Jacobus Horcicky de Tepenecz, el bibliotecario imperial Georg Barsche y el profesor de la Universidad de Praga Johannes Marcus Marci. Se envió al jesuita Athanasius Kircher (…) Lo analizaron expertos estadounidenses en gliptografía (estudio de las inscripciones sobre piedra) aplicando algunas técnicas experimentadas en la segunda guerra mundial, y filólogos profesionales y aficionados. Todos fracasaron”. Corral, 2018. “Los más prestigiosos criptógrafos y lingüistas del mundo han intentado descifrar la escritura del códice Voynich, sin éxito. Desde expertos de la CIA a matemáticos que rompieron los códigos de los nazis en la Segunda Guerra Mundial (“criptógrafos militares que rompieron los códigos alemanes y japoneses en la Segunda Guerra Mundial”; Dos Santos, 2005, p. 2), nadie ha podido traducir esta lengua desconocida. Incluso la Inteligencia Artificial se ha rendido”. Pascual Estapé, 2020. A principios de septiembre de 2017, Nicholas Gibbs, un medievalista inglés, publicó una breve y presunta traducción del Manuscrito Voynich; “pretendía haber descifrado el voynichés, la lengua en la que está escrito el Manuscrito Voynich. Según él cada uno de sus extraños caracteres (glifos) no es una letra (…) sino una ‘abreviatura latina’: el manuscrito, según esta hipótesis ya tan manoseada, habría sido escrito en una especie de latín abreviado, condensado en anagramas (…) El sistema de Gibbs es altamente especulativo e imaginativo pero no sistemático ni riguroso (…) ha resultado ser un mero espejismo”. Violat Bordonau, 2017, pp. 1-12.
(22) “Ya en el siglo XX, el profesor Willian R. Newbold, de la Universidad de Pensilvania, intentó descifrarlo en 1921, e incluso llegó a trastornarse por ello”. Corral, 2018.
(23) Corral, 2018.
(24) Corral, 2018. Forssmann, 2018.
(25) Corral, 2018. Jiménez, 2018. Realizadas en 2009. Civallero, 2016. Con una fiabilidad del 95%. Pascual Estapé, 2020. Se acepta que este “misterioso libro ilustrado” es del siglo XV. Forssmann, 2018.
(26) El pergamino en cuestión, se conoce como vitela (Corral, 2018). “Las páginas (…) fueron numeradas, reorganizadas y reordenadas en tiempos posteriores a su creación; algo similar ocurrió con las ilustraciones, que fueron coloreadas (a veces de forma bastante tosca) por manos distintas a las que realizaron los dibujos originales”. Civallero, 2016. “(…) el manuscrito lleva varios folios desplegables, que no siempre están numerados correctamente. (…) debemos concluir que el manuscrito ha perdido o le han sido extraídos 28 folios (Violat Bordonau, 2004, p. 3) (acaso 56 páginas o más, si este grupo incluía hojas desplegables). De esta manera, tampoco conocemos el número total u original de folios y páginas del Manuscrito Voynich. La cantidad actual, según los distintos autores y el modo en que se cuenten los folios desplegables, oscila entre 234 páginas (según Pedro Alberto Gallardo), 235 páginas (Juan Ignacio Cuesta), 246 (Gordon Rugg) y 252 (Biblioteca Beinecke/Universidad de Yale). De modo que si los folios ausentes eran todos simples (una sola hoja escrita por ambas caras), la cifra total de páginas del Manuscrito Voynich pudo haber sido de 256, 290, 291, 302, 310 o incluso más si las hojas que nos faltan incluían algunas dobles, triples, etcétera”. “El sistema de escritura voynichés parece estar compuesto por entre 19 y 28 caracteres distintos, dependiendo de cómo se considere que se dibujaría cada letra aislada. (…) El manuscrito contiene, en total, unas 40.000 palabras”. Dos Santos, 2005, pp. 24-25 y 26. Estudio que reduce el alfabeto Voynich a 10 símbolos: Matlach, Janečková y Dostál, 2021; ver sus conclusiones en Matlach, Janečková y Dostál, 2021, pp. 24-25.
(27) Corral, 2018. “El análisis detallado de los caracteres utilizados en el manuscrito permite a los expertos —por ejemplo, al italiano Sergio Toresella— definir la caligrafía como «cursiva humanista italiana», un estilo de escritura que estuvo en boga durante un par de décadas del siglo XV, lo cual es completamente coherente con las fechas que se conocen acerca de su composición. No hay un solo código cifrado de su época que se le parezca siquiera remotamente”. Dos Santos, 2005, p. 26. “Se supone que el libro fue realizado en Europa, dada la semejanza de formato y estilo con los de otros volúmenes contemporáneos. Algunos sitúan su lugar de origen en el norte de Italia debido a la presencia, entre sus dibujos, de un castillo con almenas ‘en cola de golondrina’ originarias de esa zona”. Civallero, 2016.
(28) Civallero, 2016. Pascual Estapé, 2020.
(29) “Parece escrito por una sola mano”. Corral, 2018.
(30) “Todo el texto del Manuscrito Voynich está escrito de manera corrida y sin errores. Su escritura es elegante y fluida, obviamente obra de un hombre educado y culto y experto en ese sistema de escritura”. Dos Santos, 2005, p. 25. “(…) con trazo fluido y seguro, letras homogéneas y muy regulares, prácticamente idénticas, sin un solo error, algo extraordinario en un manuscrito”. Corral, 2018. “No hay puntuación visible, ni los tachones o señales de corrección de errores habituales en un manuscrito. La escritura parece fluir de manera totalmente natural, sin interrupciones de ningún tipo, algo bien distinto de lo que ocurre en la mayoría de los textos codificados”. Civallero, 2016.
(31) “¿Se escribió usando una plantilla o un sistema de matrices para trazar letras y palabras? El enigma quizá nunca se resuelva”. Corral, 2018.
(32) Civallero, 2016. Corral, 2018. Dos Santos, 2005, pp. 26-27.
(33) “La primera sección se ha llamado Herborística (o botánica; Folios 1r-66v; Kennedy y Churchill, 2004, p. 23). Es, con diferencia, la más extensa y compleja del manuscrito (“ilustraciones de plantas con breves párrafos de texto, con una estructura similar a la de los herbarios medievales”; Civallero, 2016; “no se han podido identificar con ninguna especie real”; Corral, 2018). Ocupa unas 130 páginas, es decir, poco más de la mitad del total del libro”. Dos Santos, 2005, p. 27. “Contiene dibujos de 113 plantas sin identificar”. Pascual Estapé, 2020.
(34) “A ambos nos llamó la atención de inmediato la similitud de xiuhamolli/xiuhhamolli (planta de jabón) ilustrada en el folio 9r del Códice Cruz-Badianus de México de 1552 (a veces conocida como la “hierba azteca”) con la planta de la ilustración del folio 1v del Manuscrito Voynich. (…) Esta posible indicación de un origen del Nuevo Mundo nos colocó en un camino que diverge de la mayoría de los investigadores anteriores del Voynich. Si nuestras identificaciones de plantas, animales y minerales son correctas como originarios de México y áreas cercanas, entonces nuestro razonamiento abductivo debe enfocarse en Nueva España desde 1521 (la fecha de la Conquista) hasta el 1576 (la fecha más temprana posible en que el Manuscrito Voynich pudo haber aparecido en Europa con alguna documentación)”. Tucker y Talbert, 2013. La investigación de Tucker continuó: basándose en la identificación de plantas, animales y un mineral del Nuevo Mundo, así como ciudades y volcanes del centro de México, los autores afirman que el Voynich es claramente un documento de la Nueva España colonial. Afirman también que el ilustrador y el autor se identifican como nativos de Mesoamérica, en base a un nombre e iniciales grabadas en la primera ilustración botánica: Janick y Tucker, 2018.
(35) Según Tucker, en su artículo de 2013, el Manuscrito Voynich se puede rastrear, como mucho, hasta el “1576-1612, en la corte de Rodolfo II (1552-1612) en Austria. Cualquier origen anterior a este tiempo es estrictamente una conjetura (…) con nuestros variados antecedentes y puntos de vista como botánicos y como tecnólogos de la información con experiencia en botánica y química (…) decidimos observar las plantas del mundo sin prejuicios en cuanto al origen para identificar las plantas del Manuscrito Voynich. (…) Los autores de este artículo emplean el razonamiento abductivo, que consiste en enumerar todas las observaciones y luego formar la mejor hipótesis”. Tucker y Talbert, 2013. Sin embargo, las pruebas del Carbono 14 no mienten: ver (25).
(36) “Folios 67r-73v. Sección astronómica o astrológica. Contiene 25 diagramas astrales en forma de círculos, (…). Escaso texto ininterrumpido”. Kennedy y Churchill, 2004, p. 23. “(…) diagramas circulares con soles, lunas y estrellas, que sugieren textos astronómicos o astrológicos; algunos de ellos en láminas desplegables”. Civallero, 2016. “(…) ha sido llamada Astronómica por la cantidad de dibujos de soles, lunas y estrellas que ostenta, así como símbolos astrológicos. Se observan también unas extrañas figuras espirales que recuerdan galaxias, objetos celestes completamente desconocidos en el siglo XVI. Varios dibujos de bóvedas celestes se muestran plagados de constelaciones que no existen en el cielo real”. Dos Santos, 2005, p. 28.
(37) Sección “’cosmológica’ (diagramas circulares de naturaleza más oscura que los ‘astronómicos’; uno de ellos, en un desplegable de seis páginas, muestra un mapa de nueve islas conectadas por caminos)”. Civallero, 2016. “Folios 85r-86v. Esta hoja plegada equivalente a seis folios contiene una elaborada serie de nueve medallones, rellenos de estrellas y formas parecidas a células, con estructuras fibrosas que vinculan los círculos. Algunos medallones adornados con rayos dispuestos como pétalos contienen estrellas. Otros contienen estructuras semejantes a pilas de tubos”. Kennedy y Churchill, 2004, p. 24.
(38) Corral, 2018.
(39) “Folios 75r-84v. Sección «biológica». Contiene dibujos de desnudos femeninos a pequeña escala, en su mayor parte con vientres abultados y caderas exageradas, sumergidas o saliendo de fluidos, o de tubos y cápsulas interconectadas («pequeñas figuras femeninas bañándose en piscinas conectadas por tubos que recuerdan aparatos, órganos o sistemas»; Civallero, 2016). Estos dibujos son los más enigmáticos del manuscrito y se ha sugerido que representan simbólicamente el proceso de la reproducción humana y el procedimiento mediante el cual el alma se une con el cuerpo…”. Kennedy y Churchill, 2004, p. 24. “Uno de los rasgos más interesantes de la tercera sección, la sección Biológica, es la enorme cantidad de dibujos de cisternas o grandes piscinas, conectadas unas con otras por medio de canales o cañerías, dotadas de compuertas, sifones y derivaciones. Las obras de fontanería que unen las cisternas parecen de gran complejidad, como para trasladar en forma eficiente el agua —en rigor, un extraño líquido verde— de que están llenas. En la mayor parte de esas cisternas o piletas se observan numerosas figuras de pequeño tamaño, que representan a ninfas o mujeres desnudas bañándose en el líquido. Se ha especulado con cierta lógica que tales dibujos son una representación figurada de los vasos sanguíneos, el sistema cardiocirculatorio, el aparato digestivo y el sistema genitourinario. También pueden verse diminutas figuras humanas vestidas al modo europeo dentro de lo que parecen ser cubos de basura”. “Las figuras femeninas de la parte Médica ostentan en su mayoría unos vientres prominentes. Muchos autores aseguran que representan mujeres en estado de gravidez. (…) La conclusión de Stolfi es que las mujeres del Voynich no representan embarazos, sino que el ideal de belleza de mediados del siglo XV incluía grandes y sensuales «barrigas de cerveza» (de hecho, en La Fortuna de Durero el vientre es más voluminoso que las nalgas y los pechos sumados)”. Dos Santos, 2005, pp. 28 y 113-114.
(40) Dos Santos, 2005, p. 29. “Folios 87r-102v. Sección farmacéutica. Contiene dibujos de más de 100 especies diferentes de hierbas y raíces medicinales, todas ellas con inscripciones identificativas (“100 especies de plantas medicinales identificadas”; Pascual Estapé, 2020). En casi todas las páginas hay dibujos de tarros farmacéuticos, parecidos a jarrones, en rojo, verde y amarillo, o azul y verde (“partes de plantas, entre lo real y lo fantástico, junto a jarras que se asemejan a las de la farmacopea tradicional»; Civallero, 2016). Vienen acompañados de fragmentos de texto ininterrumpido”. Kennedy y Churchill, 2004, p. 24.
(41) “(…) consta de varios cientos de breves párrafos (Civallero, 2016), indicado cada uno de ellos por el dibujo o viñeta de una estrella de ocho puntas en el margen izquierdo, tal como nosotros destacamos parágrafos con asteriscos”. Dos Santos, 2005, p. 29. “Folios 103r-117v. Texto ininterrumpido, con estrellas en el margen interno de la página derecha y en los márgenes externos de la izquierda”. Kennedy y Churchill, 2004, p. 24.
(42) Corral, 2018. Dos Santos, 2005, pp. 69-76. “El folio 117v [sic] incluye una presunta «clave» de tres líneas, con una referencia a Roger Bacon en anagrama y cifrada”. Kennedy y Churchill, 2004, p. 24. “Si bien la hipótesis de la autoría del filósofo franciscano inglés Roger Bacon (1214- 1294) no ha sido tomada con mucha seriedad, algunos autores han especulado que las murmuraciones sobre tal autoría pudieron haber surgido del matemático inglés John Dee (1527-1608), admirador de Bacon que vivió varios años en Bohemia”. Civallero, 2016. “En 1919, llegan unas fotocopias a manos del profesor William Romaine Newbold, decano de la Universidad de Pensilvania. Newbold tiene entonces 54 años. Es especialista en lingüística y en criptografía. (…) Trabajó durante dos años. Afirmó haber encontrado una clave, después de haberla perdido en el curso de las búsquedas, lo que es singular. En 1921 comenzó a hacer conferencias sobre sus descubrimientos. (…) Según Newbold, Roger Bacon sabía que la nebulosa de Andrómeda era una galaxia como la nuestra. Además según él, Bacon conocía la estructura de la célula y la formación del embrión a partir del espermatozoide y el óvulo. Fue una sensación mundial. (…) Murió en 1926. Su colega y amigo, Roland Grubb Kent, publicó sus trabajos. (…) Después una contraofensiva comenzó, dirigida en particular por el Padre Manly. No estaba de acuerdo con el descifrado de Newbold. Pensaba que ciertos signos auxiliares eran deformaciones del papel. Y rápidamente no habló más de este manuscrito. (…) Para mí, Newbold borró conscientemente la pista, pues habría recibido amenazas. Tenía relaciones muy extrañas con todo tipo de sectas. Sabía lo suficiente para entender que ciertas organizaciones secretas son realmente peligrosas. Y estoy convencido de que, a partir de 1923, fue amenazado, y por temor a sufrir graves represalias, dio un paso atrás. Ocultó lo esencial de su método, y su clave principal nunca fue encontrada”. Bergier, 1971, pp. 47-48. Sí, el chiste se cuenta solo; ver (59) para entender “de qué iba” Bergier.
(43) Corral, 2018.
(44) Civallero, 2016. Violat Bordonau, 2004, p. 3.
(45) Civallero, 2016. Corral, 2018. Violat Bordonau, 2004, p. 3.
(46) “A la sección ‘biológica’ no se le ha encontrado ningún sentido, ni siquiera alquímico, y las interpretaciones de la sección ‘astronómica’, más allá de algunas referencias más o menos obvias a los signos del Zodiaco, son simplemente especulativas”. Civallero, 2016. “Este libro fue considerado desde hace siglos como un manual de medicina, un libro esotérico o un herbario medieval. Estas apreciaciones están basadas sólo en el análisis de las profusas ilustraciones que cubren casi todas sus páginas, porque la escritura nunca ha podido ser descifrada”. Dos Santos, 2005, p. 7.
(47) También se ha especulado con “que es una adaptación de un texto ucraniano con letras latinas”. Corral, 2018. “Las pistas anteriores apuntan inequívocamente, de nuevo, a Praga como lugar en el que pudo haber sido escrito el manuscrito (…) ¿En qué lugar podemos encontrar un grupo de escribas y copistas expertos en signos alquímicos, astrológicos y mágicos que tengan una grafía similar (…)? evidentemente en el estudio de un alquimista (…) ¿Había en Praga un grupo de trabajo similar?: sí, el estudio del alquimista Simón Bakalar (…) el Manuscrito Voynich es una especie de ‘compendio’, ‘enciclopedia’, ‘manual’ o incluso ‘Diario de Laboratorio’ con los conocimientos y experimentos llevados a cabo por Simón Bakalar y ayudantes en su gabinete alquímico (…) escrito en Praga por los ayudantes del alquimista Simón Bakalar Hájek con posterioridad al año 1518”. Violat Bordonau, 2005, pp. 6-9.
(48) Alegan que “contiene elementos propios del Renacimiento italiano”. Corral, 2018.
(49) También “unos dibujos que recuerdan a los tubos de desagüe que este arquitecto diseñó para el Hospital Mayor milanés”. Corral, 2018.
(50) Civallero, 2016.
(51) Corral, 2018. Dos Santos, 2005, pp. 101-112. “Si bien es un elemento demasiado complejo y elaborado como para ser un mero fraude, la opinión más extendida es que el manuscrito no es más que un engaño. De hecho, entre 1976 y 1978 el artista italiano Luigi Serafini demostró que con paciencia y habilidad es posible producir una obra semejante: su Codex Seraphinianus es un libro absolutamente fantasioso con imágenes misteriosas y un alfabeto y un idioma que han sido estudiados por los lingüistas durante décadas y nunca pudieron ser comprendidos (básicamente porque, como confesó el propio Serafini en 2009, no hay nada que comprender). Sin embargo, ni estas teorías ni ninguna otra (falsificación del propio Voynich, broma a Kircher) poseen demasiadas pruebas a su favor y tienen varias en contra, comenzando con la datación de C-14”. Civallero, 2016.
(52) Civallero, 2016. Corral, 2018. “A partir de 2000, el más importante de los investigadores modernos del Manuscrito Voynich entró en escena. Se trata de un psicólogo inglés de cuarenta y ocho años llamado Gordon Rugg, que enseña ciencias de la computación en la Universidad de Keele, y su trabajo (…) ha revolucionado la ciencia lingüística criptográfica conocida como voynichología. (…) [sus descubrimientos sobre el Manuscrito Voynich] los publicaría en 2004 a través de la célebre revista Cryptologia. (…) el voynichés no parecía ser un código cifrado. Si Manly, Friedman, Reeds y Guy no habían conseguido descifrarlo, era muy improbable que nadie más pudiese. Cabía preguntarse entonces si en vez de un código el voynichés era un idioma desconocido. (…) Dice Rugg: «Estas características hacen muy improbable que el voynichés sea un lenguaje humano: simplemente es demasiado diferente de los demás idiomas». (…) Gordon Rugg pasó a la tercera posibilidad: la del engaño deliberado. Sin embargo, los mismos expertos que aseguraban que el Voynich no estaba escrito en ningún idioma encontraban también que sus características eran demasiado sofisticadas para constituir una simple estafa. (…) «El falsificador tiene que haber usado un método que no era al azar en el sentido estadístico más estricto del término», declaró el estudioso británico. «Entonces, comencé a pensar que el libro había sido escrito mediante un aparato o procedimiento muy conocido en aquellos tiempos pero olvidado hoy para nosotros.» Rugg se dedicó a buscarlo. Y lo encontró. (…) Rugg cree, sobre la base de sus experimentos de aquellos años, que la grilla de Cardano y las tablas de sílabas fueron, en consecuencia, las herramientas utilizadas por el autor del manuscrito. (…) Piensa que el autor del manuscrito fue Edward Kelley, que engañó a John Dee con él (…) El investigador afirma que, sin embargo, es casi imposible comprobar sin asomo de duda que el manuscrito sea un fraude”. Dos Santos, 2005, pp. 101-112. Violat Bordonau, 2017, pp. 6-7.
(53) Corral, 2018.
(54) “Ante la imposibilidad de traducir su contenido, Gordon Rugg, profesor de Psicología de la Universidad de Reading, insistió en 2000 en la teoría del fraude. Pero la tesis presenta un problema: el manuscrito ya existía un siglo antes de que Edward Kelley lo hubiera podido falsificar”. Corral, 2018. Ver (52).
(55) “Si se trataba de una broma, el autor se tomó muchas molestias. (…) sí respeta algunas normas formales, como que está escrito de izquierda a derecha (Civallero, 2016) (…). El texto también cumple la llamada ley de Zipf, que señala que ‘en las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional al número de veces que aparecen’”. Corral, 2018. “Sigue la Ley de Zipf, formulada en 1940, según la cual en todas las lenguas humanas naturales si coges la palabra más usada en un texto largo, se repite el doble de veces que la segunda más frecuente, el triple de veces que la tercera, etc. Esta ley no se cumple en los lenguajes artificiales como el élfico de Tolkien o el Klingon de Star Trek, pero sí en el voynichés. Y su autor no podía conocerla 500 años antes de que se formulase. Además toda la escritura es fluida, como ocurre con una lengua natural cuando se escribe. No hay pausas en el trazo para inventarse palabras o escribir al azar. Y se han detectado reglas ortográficas: letras que siempre van juntas, otras que nunca van juntas, etc.”. Pascual Estapé, 2020. Las palabras “parecen obedecer a las normas ortográficas y gramaticales más habituales en las lenguas naturales: algunos caracteres aparecen en todas las palabras (como las vocales del español), algunos caracteres nunca siguen a otros, algunos pueden ser dobles o triples pero otros no, etc. Todos los análisis estadísticos, de hecho, muestran patrones similares a los de las lenguas naturales”. Civallero, 2016. “Desde los años 60, sabemos que se trata de una lengua natural (o de un código relacionado con una lengua natural) porque cumple la Ley de Zipf, una regularidad empírica que solo se da en las lenguas naturales y que describe la frecuencia aparición de las palabras. Los lenguajes inventados (sobre todo, los lenguajes inventados en el siglo XV) no la cumplen”. Jiménez, 2018.
(56) “(…) la disposición de lo escrito no responde a las normas que rigen la estructura semántica de cualquier idioma: muchas palabras se repiten, en ocasiones hasta tres veces en la misma línea y quince en la misma página (por ejemplo ‘ollcet, ollcetcius, ollcetcius…’). (…) carece de signos de puntuación –algunos párrafos van precedidos de estrellas y asteriscos–”. Corral, 2018. El voynichés tiene “algunas extrañas peculiaridades tales como su alta redundancia o la ‘mutación’ de las palabras a lo largo de las frases (…) palabras repetidas varias veces en cada línea, palabras con idénticas desinencias, repeticiones de raíces, concatenación de sílabas idénticas y otras que encontramos abundantemente a lo largo del códice”. Violat Bordonau, 2017, p. 12.
(57) “Esos mismos estudios sugieren que el idioma del manuscrito Voynich no es europeo: casi no hay palabras con menos de dos letras o más de diez, la distribución de letras dentro de las palabras es muy peculiar (algunos caracteres aparecen solo al inicio de la palabra, otros al final y otros en el medio, lo que recuerda a la estructura de los alfabetos semíticos en general y del árabe en particular), y el texto parece más repetitivo que lo que sería esperable en una producción europea”. Civallero, 2016.
(58) Pascual Estapé, 2020.
(59) La tesis principal de su libro, Los Libros Condenados (Bergier, 1971), es una teoría conspiparanoica, que sugiere que es posible que exista una antigua sociedad de «hombres de negro» encargada de destruir a través de los siglos libros peligrosos, que desvelaban información demasiado avanzada que podría acabar con la humanidad. “¿Cómo consiguió Bacon hacerse con este documento? De momento, sólo podemos presumirlo e imaginar que los «Hombres de Negro» no constituyen un grupo monolítico, sino que entre ellos hay algunos que quieren descubrir los secretos y lo consiguen, al menos en parte. Podemos imaginar también que estos «Hombres de Negro» son una organización terrestre muy localizada, ayudada en ocasiones por seres extraterrestres a título experimental”. Bergier, 1971, p. 51.
(60) Erich von Däniken pretendió demostrar que, en un pasado, la Tierra fue visitada por seres de otro planeta y que hay muchos testimonios y pruebas que lo demuestran. Pruebas que, según von Däniken, han sido y son olvidadas cuando no ocultadas por la historia oficial: Von Däniken, 2010. ¿Queréis un ejemplo de sus argumentos? ¡Ahí va!: “Contemplen, estimados lectores, la imagen del Manuscrito Voynich con las tres franjas con escrituras que forman un círculo, las estrellas y el Sol en el centro. Del sol central salen hacia el exterior abanicos rojos azulados y entremedias hay estrellas en cantidades desiguales. ¿Ha contado los abanicos rojos azulados? Son doce. Observe el círculo como si se tratara de un reloj y reconocerá «letras» a «las nueve horas» y enfrente, aproximadamente, a «las tres horas». Son las mismas en ambos casos, si bien a «las tres horas» están al revés. Evidentemente, se expresa lo mismo dos veces. Doce abanicos que salen del sol y pasan entre las estrellas, y todo esto dividido por la mitad. ¿Qué ponía en el texto de Enoc? (…) Enoc habla de en total «doce torres», subdivididas en seis. La representación en el Manuscrito Voynich muestra exactamente lo mismo. Ahora bien, puede tratarse de una coincidencia, pero puede servir de ayuda a los criptógrafos para descifrarlo, ya que por lo menos ahora se puede vislumbrar de qué se trata”. Von Däniken, 2010, pp. 56-57. También afirma, con todo el cuajo del mundo, que la Universidad de Yale “se niega a datar el Manuscrito Voynich mediante la prueba del carbono 14” (Von Däniken, 2010, p. 14), cosa que, como ya hemos visto, no es cierta: ver (25).
(61) Greg Kondrak (profesor de ciencias de la computación) y Bradley Hauer (estudiante de postgrado), ambos de la Universidad de Alberta (Canadá). Corral, 2018. Forssmann, 2018.
(62) Corral, 2018. Según su investigación, más del 80% de las palabras del Voynich aparecen en un diccionario hebreo. El reto consistiría en saber si esas palabras tienen algún sentido tal y como aparecen en el manuscrito. Según estos expertos, el traductor de Google dio con una frase que era gramatical y podía interpretarse (“Ella hizo recomendaciones al sacerdote, al hombre de la casa, a mí y a la gente”), pero hasta aquí han podido llegar. A día de hoy, lo cierto es que el Voynich sigue sin poder traducirse a ningún idioma conocido. Forssmann, 2018. “(…) lo que ha dado más fuerza a la idea es que han sido capaces de traducir la primera línea del libro. Sin embargo, también hay trampa: en el mismo trabajo explican cómo tuvieron que cambiar la traducción para que tuviera sentido dado que los primeros resultados no fueron ‘muy coherentes’”. Jiménez, 2018.
(63) Forssmann, 2018. “(…) su metodología llegó a la conclusión de que el manuscrito está escrito en hebreo. ¿Cómo es posible? Asumiendo ciertas ideas que, desde luego, no están justificadas. Por ejemplo, Kondrak y Hauer recogieron una idea que llevaba años dando vueltas entre los voynichólogos: las palabras son anagramas; es decir, palabras que resultan de la transposición de las letras de las palabras originales. Eso les daba una enorme capacidad de combinación en idiomas como el hebreo antiguo que no usaba vocales”. Jiménez, 2018.
(64) “Si nos fijamos en los detalles de la historia, lo único que ha demostrado esta inteligencia artificial es que frente al manuscrito Voynich está tan perdida como nosotros. (…) Kondrak y Hauer decidieron comparar el texto del manuscrito con la Declaración de Derechos Humanos y sus 380 traducciones. Ese fue su primer error. No porque no funcionara (que lo hizo); sino porque el documento se escribió hace más de 500 años. Compararlo con lenguas actuales es, cuanto menos, arriesgado. (…) lo que dicen Kondrak y Hauer es que el hebreo es la lengua que más se parece (hasta un 80% de las palabras del Voynich puede reordenarse para ser palabras hebreas); pero el siguiente idioma era el malayo. Hebreo y malayo son dos idiomas muy diferentes cuyo único punto de conexión es que el malayo se puede escribir en una versión del alifato árabe (una que tampoco tiene vocales). (…) Shlomo Argamon, un lingüista computacional del Instituto de Tecnología de Illinois, explicaba en Verge que se trata de un método poco riguroso que les da ‘una gran libertad para hacer este tipo de interpretación impresionista’. Demasiada, de hecho. El trabajo de Kondrak y Hauer (…) los han llevado a ver regularidades donde solo parece que hay malas decisiones de investigación”. Jiménez, 2018. “Incluso la Inteligencia Artificial se ha rendido”. Pascual Estapé, 2020.
(65) Europa Press, 2019. “Cheshire asegura que descubrió los misterios del manuscrito en solo dos semanas «utilizando una combinación de pensamiento lateral y de ingenio»”. Redacción Red Historia, 2019. El estudio en cuestión es: Cheshire, 2019, pp. 30-67.
(66) “El científico cree que el manuscrito no está codificado, sino que su lenguaje y sistema de escritura eran comunes en el momento en que se escribió, y afirma que el documento es el único texto sobreviviente escrito en protorromance”. Redacción Red Historia, 2019. “Cheshire describe cómo descifró con éxito el códice del manuscrito y, al mismo tiempo, reveló el único ejemplo conocido de lengua proto-romance”. Europa Press, 2019. “El manuscrito utiliza un idioma que surgió de una mezcla de latín hablado, o latín vulgar, y otros idiomas del Mediterráneo durante el período medieval temprano después del colapso del Imperio Romano y posteriormente evolucionó a los muchos idiomas romances, incluido el italiano. Por eso se le conoce como proto-romance (…). Durante mucho tiempo se planteó la hipótesis de que era el vínculo lógico entre el latín hablado y las lenguas romances, pero nunca antes se había encontrado evidencia documentada”. “(…) el manuscrito MS408 es inmensamente importante, porque es la única documentación de una lengua que alguna vez fue omnipresente en el Mediterráneo y posteriormente se convirtió en la base de la lingüística del sur de Europa en la actualidad”. Cheshire, 2019, pp. 34 y 63.
(67) “Las traducciones revelan que el manuscrito es un compendio de información sobre remedios herbales, baños terapéuticos y lecturas astrológicas sobre asuntos de la mente y el cuerpo femeninos, la reproducción, la maternidad y el corazón, de acuerdo con las creencias religiosas católicas y romanas paganas de los europeos mediterráneos durante el período medieval tardío (…). Más específicamente, el manuscrito fue compilado por una monja dominica como fuente de referencia para la corte real femenina a la que estaba afiliado su monasterio. Dentro del manuscrito hay un mapa pictórico desplegable que brinda la información necesaria para fechar y ubicar el origen del manuscrito. (…) El manuscrito se origina en Castello Aragonese, una isla castillo y ciudadela frente a Ischia, y fue compilado para María de Castilla, reina de Aragón (1401-58), (…) El manuscrito tiene muchas imágenes de mujeres desnudas bañándose en ellos, tanto de forma recreativa como terapéutica. También hay imágenes de la reina María y su corte realizando negociaciones comerciales mientras se baña. Claramente, el estilo de vida del spa era muy apreciado como una forma de limpieza física y comunión espiritual, así como un medio general de relajación y ocio”. Cheshire, 2019, pp. 32-33.
(68) “Este nuevo estudio y más bien, su afirmación sobre el ser descifrado, ha sido fuertemente criticado por la comunidad científica”. Redacción Red Historia, 2019. “Sus puntos de vista sobre los idiomas y la lingüística son los de un adolescente que acaba de descubrir que los alfabetos secretos son muy divertidos”. “Sigue siendo un misterio cómo este ‘artículo’ de aficionado pudo haber pasado la revisión por pares de una revista académica indexada. Un segundo misterio es la poderosa campaña promocional que acompañó a la publicación”. Keldan, 2020, pp. 2 y 15.
(69) “Se sabe que el texto está codificado, siendo imposible incluso para el célebre Alan Turing descifrarlo (Turing es quien descifró los códigos nazis durante la Segunda Guerra Mundial). Incluso muchos expertos de todo el mundo han fallado al intentarlo”. Redacción Red Historia, 2019.
(70) “Una de las más críticas fue la doctora Lisa Fagin Davis, directora ejecutiva de la Academia Medieval de América: ‘Lo siento, pero el lenguaje protorromance no existe’ y añadió que ‘esto es solo una tontería aspiracional, circular y autocumplida más’”. Redacción Red Historia, 2019. “(…) su teoría del ‘Proto-Romance’ revela que tampoco entiende nada en el campo de la lingüística romance y, más en general, en el estudio de las relaciones genéticas entre lenguas. En varias ocasiones muestra un profundo desconocimiento también en otros campos”. Keldan, 2020, p. 2.
(71) Keldan, 2020, pp. 2-15. “(…) la mayoría de los expertos en Codicología coincide con lo expresado por Fagin Davis, y que contiene muy pocas bases científicas y muchos errores técnicos”. Redacción Red Historia, 2019.
(72) Gladyševa, 2020, pp. 22-23.
(73) “(…) aunque sí se han hecho ciertos adelantos al respecto, el Voynich no tiene traducción alguna en ningún idioma conocido, ni se ha hallado la clave que haga posible su comprensión, si es que existe”. Corral, 2018. “¿Es una lengua perdida? ¿Un lenguaje inventado por un lingüista, que aplicó reglas gramaticales reales? ¿Una obra de fantasía extraordinariamente elaborada? De momento, no tenemos respuesta…”. Pascual Estapé, 2020.
(74) “Como ocurre con otros textos similares –por ejemplo, el Códice Rohonc o Rohonczi –, quizás nunca se sepa su significado original”. Civallero, 2016.
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