A lo largo de los siglos, son múltiples los personajes que, por diversas circunstancias, han sido olvidados por el transcurso del tiempo. O por interés de algunos. Hoy os traigo la historia de uno de esos muchos olvidados de la Historia que, en este caso, nos toca de cerca, ya que vivió durante la II República. Os presento a Alfonso Vicente Cuadrado, docente muy ligado a las Misiones Pedagógicas. ¿Qué son estas «Misiones»? Lo veremos a continuación.
II República y Misiones Pedagógicas
Debemos remontarnos a los tiempos de la II República, cuando el interés por el fomento de la formación cultural de sus conciudadanos alcanzó una cota elevada. Una de las medidas que se acometieron en este periodo consistió en la creación de las Misiones Pedagógicas (1), iniciativa de la conocida Institución Libre de Enseñanza (2). Se trataba de llevar la cultura y la educación a los lugares más recónditos de la geografía española, a través de diversas iniciativas. Por ejemplo: donación de bibliotecas, cursos didácticos, sesiones de cine y teatro (3), exposiciones, etc. Su función se podría resumir en las siguientes palabras:
“las Misiones Pedagógicas eran avanzada de la escuela donde no existía; complemento de ella, donde existía ya” (4).
Las Bibliotecas de las Misiones Pedagógicas
Una de las características más llamativas de estas Misiones consistía en el establecimiento de bibliotecas permanentes (5) en algunas localidades por las que pasaban. Estaban conformadas por unos 100 ejemplares de temas diversos, dirigidos a un público poco habituado a la lectura: la tónica general en aquella España rural. Completaban el “pack” un conjunto de marcapáginas, así como material para forrarlos y unos talonarios destinados a organizar el servicio de préstamo bibliotecario. En el caso de la provincia de Ávila, se concedieron un total de 64 bibliotecas, lo que pone de manifiesto la gran extensión de esta iniciativa. Una de ellas era la de San Esteban del Valle (6), un pueblecito del sur del Ávila situado en el Valle del Tiétar, comarca inserta en plena Sierra de Gredos. Conformaba, junto a otros cuatro pueblos, el conocido como “el Barranco de las Cinco Villas” (7).
La labor de Alfonso Vicente Cuadrado
Es aquí donde entra nuestro hombre. Alfonso Vicente Cuadrado era maestro en esta pequeña localidad, desempeñando además el cargo de Director de la Escuela de Niños (1933-1937) (8) y el de Presidente de la Junta Local de Primera Enseñanza (1931-1935) (9). Desde esta relevante posición, trabajó incansablemente para dotar a las Escuelas del municipio de todos los servicios que ofrecía por aquel entonces el Ministerio de Instrucción Pública (cantina, colonias infantiles, ropero, etc.). En el caso de la Biblioteca, Alfonso la solicitó el 10 de octubre de 1931, recibiendo el «visto bueno» poco después, el 15 de noviembre.
Tras la organización del reglamento y el nombramiento del propio Alfonso como bibliotecario de la misma, la inauguración se produjo definitivamente el 10 de abril de 1932. A lo largo del tiempo fueron recibiendo diversos aportes de libros, como el del propio Ayuntamiento de San Esteban, en noviembre de ese año. También el de la Dirección General de Agricultura, en marzo de 1933. Como dato curioso, se confeccionó un listado con los nombres y apellidos de los “socios de honor” y “socios protectores”. Estos contribuían con una cuota anual al mantenimiento y ampliación de la biblioteca. Con estos fondos se adquieren diversos títulos de la época (10) (11).
La sobresaliente gestión de la Biblioteca de las Misiones Pedagógicas
La excelsa administración de la Biblioteca por parte de Alfonso no pasó desapercibida. De hecho, en la Memoria de la Misión Pedagógico-Social de Sanabria (Zamora), publicada en 1935, se recoge su buen hacer, poniendo a San Esteban como un referente a imitar por otras Bibliotecas de Misiones (12):
“Excelente impresión. He aquí una Biblioteca bien aprovechada. Respecto a la afluencia de lectores, diré de una vez para siempre que no conozco un solo caso de Biblioteca que falle por falta de lectores. Los que fallan es por la mala dirección, por motivos políticos, etc.; pero en cuanto las Juntas o los bibliotecarios se molestan un poco, la gente acude en gran número” (13).
El innovador método de enseñanza de Alfonso
Asimismo, se realiza una profunda descripción de los fondos de la Biblioteca, que aglutina la biblioteca de la Escuela, la de Misiones y algunos ejemplares cedidos por el Ministerio de Agricultura. El funcionamiento dependía teóricamente de la Junta de la Biblioteca Municipal, aunque los que “cortaban el bacalao” eran los maestros/as, dirigidos por el propio Alfonso. Los niños/as de la Escuela ayudaban a su mantenimiento (anotación de préstamos, forrar los libros, etc.).
Y no solo eso, el bibliotecario de las Misiones Pedagógicas, Juan Vicéns de la Llave (14), durante su visita a la Biblioteca de San Esteban, resaltó el carácter innovador del método de enseñanza empleado por Alfonso, centrado en que el alumnado pudiera adquirir su propio conocimiento mediante el uso de la Biblioteca; eso sí, siempre bajo la tutela del maestro/a (15). De esta manera, se alejaba de los métodos tradicionales basados en la clase magistral. De hecho, Vicéns consideraba que el método de Alfonso, “si se generalizase, elevaría considerablemente el nivel cultural de España” (16).
El ocaso de la II República
Pero no todo fueron florituras en el transcurrir de aquel apacible pueblito de la sierra. A la altura de 1935, Alfonso fue relevado de su puesto de Presidente de la Junta Local de Primera Enseñanza, pasando a ocupar el cargo de Secretario. Además, tuvo que hacer frente a una serie de denuncias, interpuestas ante la Inspección provincial de Primera Enseñanza. Afortunadamente, pudo esquivar con éxito esta “acometida”, ya que las autoridades pedagógicas le calificaron favorablemente de “entusiasta de su profesión”, y de ser un ejemplo de conducta ejemplar al salvaguardar el buen nombre de la Escuela y la figura del Maestro Nacional. No obstante, poco pudo hacer ante lo que se avecinaba. Sus años de esfuerzo se truncaron por el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, y la consiguiente Guerra Civil que acabó originando.
El triste destino de Don Alfonso
Con la entrada de los sublevados en el municipio, Alfonso fue inmediatamente procesado (17) y fusilado. Se ve que aquellos que instigaban al desarrollo intelectual y crítico de la población molestaban. Aún más, en el Boletín Oficial del Estado publicado por el Gobierno Civil de Burgos, con fecha 26 de agosto de 1937, Alfonso, ya difunto, fue separado de su oficio de Maestro, por lo que su familia no pudo solicitar la correspondiente pensión de viudedad y orfandad. Borrar su rastro, como si no hubiera existido (18).
Como Alfonso, numerosos/as docentes fueron purgados y despojados de su oficio y, desgraciadamente, en bastantes casos, también de su vida. Por asesinatos o exilios perdimos a la “flor y nata” del Magisterio, mujeres y hombres capaces y sobresalientes en su labor. Esta desafortunada decisión condenó a nuestro país a décadas de “subdesarrollo cultural”, o dicho de otra forma, a una población cultivada en los preceptos “legítimos” del régimen.
Que sirva este breve escrito como homenaje a Alfonso y a todos/as los que formaron parte de esta bonita profesión que es la enseñanza, que pese a las circunstancias antepusieron el bienestar de sus pupilos al suyo propio, aunque en ocasiones les costase la vida.
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