En cuestión de amoríos y placeres sexuales, el Egipto faraónico fue todo un emprendedor. Al acercarnos al concepto que tenían del sexo en el Antiguo Egipto, observamos que en el s. XXI no hemos inventado nada. ¡Qué decepción! Pero es así, el kama-sutra (S.I- VI d.C), los métodos anticonceptivos, las prácticas para aumentar la potencia del hombre, la pastilla del día después… ¡Ya existían en el Antiguo Egipto!
Esos “viciosillos” egipcios…
Si analizamos detalladamente la artillería/instrumental sexual que inventaron los egipcios, nos damos cuenta que su capacidad inventora también la aplicaron a los placeres más mundanos. Ellos y ellas sabían muy bien que tenían que utilizar para evitar embarazos, saber el sexo del bebé o para darse placer en sus veladas sexuales.
El kama-sutra a la egipcia
Todos pensamos que el kama-sutra hindú era la biblia del sexo. Pero no. Los egipcios ya lo habían inventado unos siglos antes y lo dejaron plasmado en el Papiro Erótico de Turín (1). Se trata de un documento que se encuadra dentro del género satírico erótico, y que se divide en dos partes. La primera, representa a animales desarrollando tareas humanas. Y la segunda, que es la que nos interesa, recoge doce escenas/posturas eróticas un tanto surrealistas. La imaginación calenturienta de los egipcios no tenía límite.
Al respecto, hay muchas interpretaciones. Como que se trata de la representación de un prostíbulo, o de las relaciones de varios soldados con prostitutas (2). Personifique una cosa u otra, lo que está claro es que el escriba intentaba ridiculizar a algunos hombres y no a las mujeres. ¿Por qué? La representación de ellos es grotesca: feos, con miembros descompensados, algunos bajitos, otros mayores y muy desaliñados (3). Lo que viene siendo un cuadro. Sin embargo, las mujeres se plasman en todo su esplendor: jóvenes, maquilladas (4) y arregladas (5). Es decir, ¡que la persona degradada aquí era el hombre! Pero fuera del humor erótico-festivo que tenían los egipcios, dicho papiro o revista porno, es una fuente 100% egipcia que nos da pistas sobre el sexo en el Antiguo Egipto.
Los métodos anticonceptivos y la píldora del día después
Es cierto que el principal objetivo de las relaciones sexuales era el de procrear. Pero, a veces, no interesaba y los egipcios controlaban la natalidad. Era algo que no estaba condenado. Es más, dejaron por escrito diversas formas para evitar embarazos en diferentes tratados médicos, dirigidos a las mujeres (6). Como, por ejemplo, realizar un tapón vegetal, untado con excremento de cocodrilo, miel y natrón, e introducirlo en la vagina (7). O un tapón untado en una pasta de miel, dátiles y acacia triturada (8).
Igualmente, los hombres también tenían sus trucos para evitar embarazos no deseados. Y sí, ¡efectivamente!, también hacían uso del preservativo. La única diferencia con el actual era el material. A falta de látex, estaban las tripas de animales (9).
Pero si por si acaso, en una noche de pasión no daba tiempo a utilizar los métodos anticonceptivos, los egipcios también tenían la píldora del día después. Se trataba de un remedio elaborado con cereal (quizás trigo). Y se debía tomar durante las cuatro mañanas siguientes de haber tenido la relación sexual (10).
Si estos métodos funcionaron o no, no se sabe. Pero lo que sí se sabe es que algunos de esos ingredientes, como el natrón o la acacia, eran espermicidas y que podrían haber dado algo de resultado. Igualmente, es muy posible que dentro de la población femenina las que más utilizasen estos métodos fueran las prostitutas (11).
El Clearblue analógico de los egipcios
¿Qué pasaba si te quedabas embarazada? ¿Se podía saber? Pues sí, los egipcios nunca nos decepcionan. El método era de lo más curioso. Se introducía en una vasija trigo, cebada y la orina de la mujer. Seguidamente, se cerraba durante tres días y pasados estos días, se abría para ver sí el resultado era positivo o negativo. Si el cereal no había germinado era negativo y si había brotado era positivo. Y para más perfeccionamiento, este sistema te permitía saber si lo que venía en camino era niño o niña. Si germinaba el trigo era niña y si lo hacía la cebada era niño (12).
Juguetes sexuales para pasar un rato divertido
En cuanto a este tipo de utensilios, hay diversidad de opiniones. Pero es más que probable que sí los utilizasen. Primero, tenemos “el consolador”, que aparece en una de las escenas del Papiro Erótico de Turín. Allí, una mujer aparece sentada, encima de un elemento cónico, que muchos han identificado con un consolador. Segundo, algunos señalan que la irrepetible Cleopatra inventó un vibrador (13) de lo más original. Era un rollo de papiro que contenía en su interior abejas vivas, que al revolotear provocaban la vibración y el placer. Si antes no te picaba una abeja (14)…
La viagra para ellos
Y, por último, ¿qué hay de aumentar la potencia viril? Pues también desarrollaron métodos, porque la impotencia no estaba bien vista.
“… No eres un hombre desde el momento en que eres incapaz de dejar embarazada a tus esposas como a tus compañeros…” (15).
Así, para evitar que el macho egipcio fuera mal visto, inventaron la viagra. De esta forma, se podía utilizar la mandrágora o la lechuga (menhep), para aumentar el vigor (16). Asimismo, había un remedio más avanzado para luchar contra la impotencia. Ahí va la receta por si alguien quiere probar:
“… hojas de abraojo, 1; hojas de acacia, 1; miel. Moler (las hojas) en esta miel y aplicar con una venda (en el pene)…” (17)
Pero si la viagra no era efectiva, no había problema. El egipcio podía tirar de magia para obtener la potencia deseada. Se iba al templo de Hathor o Bes (18), se ofrecía un exvoto (una pequeña figurilla, antropomorfa o anatómica, que se ofrecía a la divinidad como ofrenda para pedir algo) de un pene y pedía por él. Finalmente, el dios de turno obraba el milagro y nueve meses después era probable que hubiera otro churumbel en el Valle del Nilo (19). ¡A estos egipcios les faltó inventar la ecografía!
¿Qué hay del sexo en el Antiguo Egipto?
Para las gentes del Valle del Nilo, el sexo no era un tema tabú. Más bien, lo veían como algo natural, tanto para traer criaturas al mundo, como por el mero hecho de divertirse y pasar unos días de placer. Prueba de ello es que su propia mitología contiene grandes hitos mitosexuales, que establecen qué está bien y qué está mal en cuestiones de sexo en el Antiguo Egipto. Veamos el ranking de los episodios más heavies de sexo divino.
¡Con el número uno! La masturbación del dios Atum para crear el orden del caos
Según las crónicas de la época:
“…Atum es aquel (una vez) vino a ser, aquel que se masturbó en Iunu. Cogió su falo en su mano para poder así tener un orgasmo, y de ese modo nacieron los gemelos Shu y Tefnut…” (20)
De ahí que la masturbación no fuese un acto condenado, que la mano se considerase un miembro autónomo del cuerpo e incluso que se crease el título de “La mano del dios” para la esposa real (21).
¡Con el número dos! La concepción del pequeño Horus
El dios halcón, hijo de Osiris e Isis, fue procreado de una forma un tanto extraña. Fue concebido por un padre muerto. ¿Qué sucedió? Según el testimonio de Isis, pasó lo siguiente:
“…Soy tu hermana Isis. No hay otro dios o diosa que haya hecho lo que yo he hecho. He ocupado el puesto de un hombre pese a que soy una mujer para que tu nombre viva en la tierra, desde que tu divina semilla estuvo en mi cuerpo…” (22)
En resumen, para mujeres y hombres del s.XXI, lo que pasó fue que Osiris fue asesinado y desmembrado por su hermano Seth. Pero, por si fuera poco, el genial Seth tuvo la maravillosa idea de repartir su cuerpo por todo Egipto. Ante eso, Isis (hermana y esposa de Osiris), buscó todos los trozos del difunto y los unió, con el objetivo de quedarse encinta. Y, para más drama, ¡encontró todos menos el falo!, que se lo había comido un pez de Oxirrinco (23). Ante esto, Isis no desistió, al contrario. Ella era la gran maga y la que tiene soluciones para todo. ¿Qué hizo? Un pene de arcilla sustitutivo. Resucitó a su marido, lo animó y se acostó con él.
Después de tanto trajín, Osiris decidió retirarse al Inframundo. E Isis nos dejó su testimonio, en el que podemos entrever su descontento. Pues ella lo tuvo que hacer todo. Y, para más inri, ¡adoptó una postura sexual mal vista para las mujeres! Ponerse encima, era una posición únicamente reservada al hombre. Él era el que tenía que dominar y una posición inferior era sinónimo de debilidad. Los egipcios no eran tan feministas como Heródoto (24) pensaba.
¡Con el número tres! El intento de violación del joven Horus por parte del tito Seth
Con el objetivo de ultrajarle y que no pudiera reinar en Egipto (25), muy buena persona el tito. De este fragmento y de otros testimonios se extrae la idea de que las prácticas homosexuales no estaban bien vistas, porque implicaba que uno de los hombres tuviera un papel pasivo y de inferioridad. Es más, en el mismo mito se dice que Isis cortó la mano de Horus, que había estado en contacto con el semen de Seth. ¡Eso por poner la mano dónde no se debe, marrano! Se ve que los servicios sociales no existían en el Antiguo Egipto, porque Isis hubiera perdido la custodia. La verdad, hubiese sido más fácil lavar con agua y jabón la mano del jovenzuelo Horus.
Por otro lado, tenemos el surrealista nacimiento de la inigualable Hashepsut, el ojito derecho del dios Amón (26). En el que se nos dice que dicho dios tomó la forma de Tutmosis I y se acostó con la reina para concebir a la futura faraona.
“…El amor penetró en su cuerpo inundado por el olor del dios (…) La majestad de Amón hizo con ella todo lo que deseó (la reina); actúo de modo que Él disfrutase gracias a ella…” (27)
¡Ay!, cuando los egipcios dicen de ponerse romanticones, nadie les gana.
Representaciones obscenas y representaciones finas del sexo en el Antiguo Egipto
La normalización del sexo en el Antiguo Egipto también se observa en los jeroglíficos. Por ejemplo, el verbo sdre, que significa pasar la noche y se representaba como un hombre en una cama o a una pareja copulando (28). Muy sutiles los egipcios, ya se encargaron de informarnos cual era para ellos el mejor momento del día. Y, por otro lado, el verbo set que significa lanzar una flecha y eyacular….
En cuanto a su representación, tenemos para todos los gustos. De esta forma, tenemos representaciones explicitas para los disolutos y representaciones sutiles para los más intelectuales. La diferencia entre ellas, reside en que las primeras no estaban destinadas a ser vistas y las segundas sí lo estaban.
El porno más grotesco
Dentro del primer grupo, se encontraría la revista porno o Papiro Erótico de Turín, los graffitis eróticos o burlones (como el que algún obrero aburrido le dedicó a la faraona Hapshepsut y su amante Senenmut en unas de las tumbas que encargó la reina). También los ostraca o los Cuadernillos Rubio de la época (29), en los que los estudiantes daban rienda suelta a su imaginación erótica, dibujando todo tipo de escenas. O las estatuillas eróticas del Periodo ptolemaico (332- 30 a.C.), que representan a parejas o grupos en actitud más que cariñosa.
El porno más chic
En cuanto al segundo grupo o “pornografía” fina para inteligentes, la carga sexual es más sutil, porque se representa a través de la simbología. Es decir, lo que se plasma no refleja el concepto erótico básico, sino que lo hace mediante el juego de palabras, imágenes e iconografía. Por ejemplo, en escenas en pantanos o marismas, cuando un hombre escancia agua cerca de una mujer no significa que le quiera lavar el pelo, más bien el sentido es engendrar. Cuando se arroja un bastón no quiere decir que quiera agredir, sino fecundar… (30).
Pero en cuanto a simbología sexual encubierta, el que se lleva la palma es el féretro dorado de Tutankamón (31), en el que se representa a la pareja real en lo que parecen escenas cotidianas, pero que no lo son. Como, por ejemplo: una escena de caza de aves en las marismas en la que él lanza flecha y ella se las entrega. Dicha imagen lleva implícita una lectura de contenido sexual. Por una parte, la palabra que se utilizaba para referirse a disparar una flecha era seti, concepto que también se usaba para referirse a eyacular. Y por otra parte, sah era el concepto por el que se conocía a las aves de las marismas. Término que, a su vez, se utilizaba para referirse a la progenie.
En definitiva, si unimos ese juego de palabras con la escena, lo que nos viene a decir es que la el rey y la reina están creando vida. A ello se suma, que la flecha que es lanzada ha alcanzado a un ave, por lo que el objetivo ha sido exitoso. Hay descendencia real y el linaje de Tutankamón continúa. Nunca antes, un día de caza había resultado tan provechoso.
Sexo y juguetes para todos los gustos
Los egipcios en cuestión de placer y ocio sexual fueron unos pioneros. Para ellos, el sexo no suponía un tabú, era algo natural y era un aspecto más de su vida cotidiana. Si los dioses lo hacían, ¿por qué iba estar mal? Sobre todo, si el objetivo era traer al mundo pequeños egipcios para corretear por el Valle del Nilo.
Igualmente, les gustaba practicar sexo por el mero hecho de obtener placer. Sabían cómo controlar la natalidad para evitar que las tierras del faraón fueran un desparrame de críos, sabían como darle ánimo a los hombres que en las relaciones sexuales resultaban ser un poco débiles, reconocer si el futuro hijo iba a ser niño o niña… Es decir, idearon toda una maquinaria en torno al sexo nunca antes vista en la época.
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