Os voy a contar la historia de cómo unos «locos polacos» salvaron a Inglaterra de Hitler. ¡Ni más ni menos! Pero, vayamos al principio. En 1940 (1), Winston Churchill pronunció las siguientes palabras:
“Lo que el general Weygand llamaba la batalla de Francia ha terminado. Supongo que la batalla de Inglaterra está a punto de empezar” (2).
La Segunda Guerra Mundial se había desatado un año antes y el ejército alemán (3) se extendía imparable por Europa. En 1940, Francia cayó derrotada ante el rodillo alemán. Y tuvo que firmar la paz, en el mismo vagón de tren en el cual los alemanes habían firmado su rendición en la Primera Guerra Mundial. Ahora, el siguiente objetivo de los nazis, era Inglaterra.
Los primeros envites del Reich
Hitler, tras discutir con los altos oficiales de su ejército, promulgó la directiva nº 16, con el objetivo de preparar el ataque e invasión de Inglaterra. El problema era que el plan sólo podría realizarse si las fuerzas aéreas alemanas (4) conseguían una neta superioridad frente a las británicas. Göring (5), fundador de la Gestapo y ahora mariscal del aire, tenía la papeleta de conseguir este objetivo. Para lograrlo, durante julio, la fuerza aérea alemana se dedicó a controlar la navegación por el Canal de la Mancha. Mediante bombardeos y ataques con torpederos, se cerró el tránsito por el Canal. Las garras del Reich comenzaban a cerrarse sobre Inglaterra. Ahora, les tocaba afrontar la invasión aislados.
Refuerzos extranjeros: los desconocidos héroes de la Batalla de Inglaterra
Los británicos suponían que, después de conquistar Francia, los alemanes iban a invadir inmediatamente su país. Los mandos responsables de defender la costa sur de las islas estaban sumamente preocupados por la falta de armas y de aviones. Sin embargo, el tiempo que tardó Hitler en organizar su ataque a Gran Bretaña permitió que las fuerzas aéreas británicas pudieran prepararse suficientemente. Las fuerzas aéreas inglesas (6) habían sufrido dramáticas pérdidas de pilotos en los combates, por ayudar a Francia. Sin embargo, este problema se solucionaría al más puro estilo Hollywood. Muchos pilotos de diversas naciones se presentaron voluntarios para ayudar. Y no sólo vinieron de naciones libres, como USA o Canadá. También acudieron refugiados de países conquistados por Alemania, con ánimo de venganza.
En aquel verano crucial de 1940, el Mando de Cazas parecía una fuerza aérea verdaderamente internacional. De los 2940 hombres que prestaron servicio durante la batalla de Inglaterra, solo 2334 eran británicos. El resto estaba formado por polacos y neozelandeses, principalmente, y también por canadienses, checos, australianos, belgas, sudafricanos, franceses, voluntarios estadounidenses, irlandeses y unos cuantos más de otras nacionalidades (7). Vamos, algo parecido a la compañía del anillo, pero sin hobbits.
Los polacos al rescate de Inglaterra
Cada una de las naciones que he mencionado antes se merecería un artículo aparte, pero pongamos el protagonismo en los polacos. ¿Por qué? Sencillo: porque el principal contingente extranjero, fue el polaco. Ellos aportaron más de 8.000 miembros al ejército del aire (8). Además, tenían experiencia real de combate, tras la invasión de Polonia, en 1939, por parte de los alemanes. Y por si fuera poco, estaban muy motivados para luchar. Y es que todos los voluntarios polacos tenían ganas de revancha. ¡Los alemanes pagarían con sangre la invasión de su patria!
Sin embargo, su integración fue difícil. No eran unos tipos disciplinados y despreciaban la autoridad. Se quejaban del lamentable estado de la fuerza aérea polaca durante la invasión alemana. Y también de que los mandos polacos no hacían caso de sus peticiones. Por tanto, pensaban que los superiores ingleses tendrían los mismos defectos. Desde luego, pensar mal del jefe es algo universal y para nada algo moderno. Sin embargo, los polacos resultaron unos valientes y habilidosos pilotos. Los británicos los llamaban “locos polacos” (9), por los riesgos que tomaban.
Así, en julio y agosto de 1940, se formaron los dos primeros escuadrones polacos operativos: el 302 y el 303. Equipados con nuevas aeronaves, los polacos estaban armados y eran muy peligrosos. Pero antes les quedaba por delante un curso de adaptación. Y es que, a pesar de su valiosa experiencia, debían integrarse en el Ejército inglés.
Los «locos polacos» volvieron a aprender a volar
Los polacos tuvieron que aprender a manejar nuevos tipos de aeronave. Incluyendo lecciones largas y aburridas sobre las características técnicas. O sobre cómo reparar los aviones dañados en combate o por simplemente avería. También aprendieron a medir la capacidad del combustible en galones, en vez de litros, y la velocidad en millas, en vez de kilómetros. También hubo muchas quejas respecto a la comida inglesa, la cual según el gusto polaco, no era nada buena. Los horrores de la cocina británica no hizo más que aumentar su nostalgia de la patria: desde el cordero muy cocido con col, hasta las omnipresentes natillas. Si habéis viajado a Inglaterra, sabéis a qué horrores me refiero.
Otro paso fue adaptarse al idioma. La mayoría de los polacos no hablaba ni una sola palabra de inglés. Hasta que pudieron comunicarse en el idioma de la Gran Bretaña, todas las comunicaciones se realizaban en francés. Por ello, había muchos problemas de malentendidos.
Además, los polacos tuvieron que adaptarse a las tácticas inglesas. Así, memorizaron los códigos de combate para marcar formaciones y blancos. Este proceso se hizo mediante vuelos guiados, alrededor de bases británicas, ensayando una y otra vez todo tipo de situaciones. Cosa que hacían junto a los aspirantes a pilotos ingleses. Esto aburría y enfadaba a los polacos, que querían combatir ya. El hecho de que se les tratara como a novatos, era visto como insulto.
En cambio, estos pilotos polacos fueron una gran sensación en la sociedad civil inglesa. Sus galantes (casi anticuados) modales, hicieron las delicias de las mujeres británicas. Pronto, los bares que rodeaban las bases se llenaron de jóvenes -y no tan jóvenes- mujeres en busca de guerra. Lo cual llevo a más de un malentendido, pelea y matrimonio.
Combate a muerte en los cielos ingleses
En agosto de 1940, Alemania (10) desató un ataque aéreo masivo. Este día será conocido como día del águila. Desde este momento, y durante meses, las dos fuerzas aéreas combatieron sin tregua alguna, sobre los cielos de Inglaterra. Los polacos lucharon sin descanso, motivados por el ansia de venganza. Uno de sus sargentos (11) derribó cinco bombarderos alemanes, consiguiendo la consideración de As (12) en un solo día de combate (13). Sólo tres hombres lo lograron durante la Batalla de Inglaterra.
El escuadrón polaco 303 se destacó en labores defensivas y ofensivas, siendo uno de los mejores de las fuerzas aéreas británicas. Uno de sus miembros, un checo (14), perfeccionó un método para emboscar alemanes. Se separaba de su escuadrilla y esperaba en las zonas de escape de la aviación alemana, abatiendo a los aviones que volvían para reaprovisionarse. Con esta técnica, abatió 17 aviones. Lástima que acabará muerto al estrellarse, ejecutando una maniobra para celebrar una de sus victorias.
El batallón polaco 303 logró la impresionante cifra de 126 aviones derribados, 13 probables derribos y 9 enemigos dañados. Fue la unidad con mejores registros de todas las fuerzas aéreas británicas. En un solo día derribaron 14 aviones que atacaban Londres, sin sufrir una sola baja. Un general del aire británico (15), antes receloso de las aptitudes de los polacos, dijo la siguiente frase:
Si no hubiera sido por el magnifico desempeño de los escuadrones polacos y su insuperable gallardía, dudo que el resultado de esta batalla hubiera sido el mismo (16).
Un final feliz
A finales de mayo de 1941, los ataques aéreos cesaron. Hitler no pudo lograr la ansiada superioridad aérea e Inglaterra vio reforzaba su moral. Los polacos se convirtieron en autenticas celebridades y continuaron sirviendo en las fuerzas aéreas inglesas, hasta el fin de la guerra. Muchos de ellos se instalaron en Inglaterra, felizmente casados con británicas. Y otros volvieron a su tierra, ahora bajo dominación soviética. Fuera como fuese, su contribución fue vital y, como tal, debemos recordar que no sólo las grandes potencias lucharon y derrotaron al nazismo.
PD: Os dejo con la canción perfecta para esta historia. Disfrutad del vídeo y de la letra. Si tenéis alguna sugerencia o petición, para que escriba sobre ella, dejad un comentario aquí o en nuestras redes sociales. ¡Un saludo!
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