Los Comandos de Castigo en el ejército nazi: el Escuadrón Suicida de Hitler

Los amantes de los cómics sabrán qué es un “Escuadrón Suicida” sin necesitar muchas más explicaciones.  Del mismo modo, los más entendidos en la materia, conocerán los «Comandos de Castigo«, formados en el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial (1).  Para aquellos no tan versados en estos menesteres, solo decir una cosa.  Formar un batallón de combate con criminales, no es una buena idea.  Ni en la vida real, ni en la ficción.

Puede parecer que no perdemos nada haciendo esto.  Total, deshechos de la sociedad que, de otro modo, solo se pudrirían en la cárcel.  Que se ganen el pan como todo hijo de vecino, ¿no?  Pero claro, luego llega el desmadre, las explosiones y las locas con bate de béisbol, y nos echamos las manos a la cabeza.  Seguro que Hitler no se imaginó que la cosa iba a dar incluso para hacer una película cuando ideó este tipo de batallones durante la Segunda Guerra Mundial.

Y es que sí, querido lector, una vez más, los inventos de una guerra se aprovechan más adelante para la vida cotidiana (2) en la anhelada paz.  Y, mientras unos siguen fabricando y conduciendo Volkswagen sin saber que “el coche del pueblo”  se ideó como medio de transporte del ideal nazi (3), otros van al cine a ver cómo DC Comics adapta una de las ideas del Fürher.  Si hubieran puesto la misma iniciativa en los negocios que montando holocaustos, ¡se habrían hecho de oro!

Nacen los Comandos de Castigo en el ejército nazi:  Heil  “Escuadrón Suicida”

En 1940, en los inicios de la Segunda Guerra Mundial, aparece entre las brillantes mentes del Reichstag (el parlamento alemán) la idea de crear una formación militar constituida por criminales (4).  A cambio de luchar como soldados en el frente, a estos presos se les perdonaría o rebajaría la condena (5).  Curiosamente, y aunque muchos se mostraron contrarios a la propuesta, Adolf Hitler aprobó la iniciativa (6) y decretó la organización del primer “Comando de Castigo”: el denominado “Comando Cazador Furtivo Oranienburg” (7).

En principio, esta unidad estaría formada solo por cazadores furtivos convictos de origen alemán.  Gente versada en el uso de armas a larga distancia y que sabían esconder su rastro en la naturaleza (8).  Unas cualidades ideales para combatir contra el enemigo en caso de guerra.

Sin embargo, en las cárceles alemanas no había suficientes cazadores furtivos para cumplir los cupos exigidos en el reclutamiento (9).  Es por ello que se vieron obligados a incluir criminales acusados de delitos más graves.  Entre ellos podríamos encontrar desde ladrones y atracadores, hasta violadores, pederastas, asesinos, pirómanos y psicópatas (10).  ¡La crème de la crème!

Cuando estos se acabaron, el Tercer Reich aflojó un poco más la mano y aceptó a presos comunistas en las filas de estos comandos.  Incluso llegó a reclutarse a convictos extranjeros muy peligrosos, como rusos y ucranianos, además de radicales musulmanes de Oriente Medio y Turquía (11).  Ya tenían a los soldados rasos.  Solo faltaba un detalle: ¿quién iba a controlar a esta marabunta?

Oskar Dirlewanger: la ajetreada vida de un monstruo

Es aquí donde entra en escena Oskar Dirlewanger.  Un oficial alemán de la SS (Escuadras de Protección) reconocido por sus métodos en extremo brutales (12) y que, como si de Sauron en “El Señor de los Anillos” se tratara, se encargaría de dirigir a todos esos bastardos.  Un hombre perfecto para el cargo ya que, desde sus inicios, ostentaba un expediente que dejaba mucho que desear.

Oskar Dirlewanger
Oskar Dirlewanger, comandante principal del batallón de castigo Dirlewanger. Fuente.

Fue teniente durante la Primera Guerra Mundial (13), donde resultó herido y condecorado.  Tras la guerra, Dirlewanger se afilió a los grupos paramilitares anticomunistas, los Freikorps (14), siendo detenido en dos ocasiones por tenencia ilícita de armas.  En 1932, se unió al partido nazi (15).

Su vida era muy desordenada: dado a la bebida y a los escándalos públicos, ingresó en prisión por secuestrar y abusar de una menor.  La reincidencia en este delito supuso su envío a un campo de concentración para criminales, pero sus contactos en las SS lo rescataron y fue enviado a España a luchar en la Legión Cóndor (16).  ¿Alguien pensaba que manteniéndolo ocupado con asuntos de guerra se iba a reformar?  Ingenuos…


VARIAS VECES CONDECORADO, DIRLEWANGER DESTACÓ EN TODAS SUS ACTUACIONES POR SU FRIALDAD Y BRUTALIDAD EN EL CAMPO DE BATALLA


En 1939, acabada la Guerra Civil Española, volvió a Alemania, donde vuelve a abusar de menores (17).  Pero, en esta ocasión, es declarado inocente y, además, consigue ser ascendido en las SS gracias a sus amistades con Himmler (18).  Uno de los comandantes en jefe de todo el ejército nazi.  Oskar, pillín, qué buenos amigos tenías.

Alimentando a la serpiente

Con Dirlewanger al mando, el comando se convirtió en una auténtica “División de Castigo (19).  Una unidad que, sin duda, reunía a la escoria humana del mundo, y en donde los castigos corporales y la pena de muerte eran comunes ante la menor falta de disciplina (20).  Por desgracia para muchos, este grupo sería tan brutal por dentro como por fuera.

Su fama y su eficacia causaron gran satisfacción en Himmler, que decidió favorecer a la unidad (21).  En este momento, la pesadilla tomó el nombre por el que se la acabaría conociendo: 36ª División SS de Granaderos “Dirlewanger” (22).

Emblema del Batallón de Granaderos Dirlewanger Los Comandos de Castigo en el ejército nazi
Emblema del Batallón de Granaderos Dirlewanger. Fuente: kripkit.

A esta nueva denominación se sumó la garantía de una fuente de reclutas casi inagotable (23).  La unidad Dirlewanger se convirtió en el destino, no solo de criminales “de estar por casa”, sino también de oficiales y soldados del ejército, las SS y la Gestapo (policía secreta del Estado nazi), condenados por tribunales militares (24).

A partir de 1941, sería empleada para luchar contra los partisanos (25), dando rienda suelta a los impulsos criminales de sus componentes.  El batallón fue enviado a la ciudad polaca de Lublin, y enseguida demostró su brutalidad (26).  Sin embargo, el comportamiento indisciplinado y violento de sus integrantes, escandalizó a los mandos de las SS de la zona, que decidieron trasladar al grupo a Bielorrusia.  Allí reanudarían sus orgías de sangre con mayor intensidad.

Los Comandos de Castigo en el ejército nazi: la bestia que se revuelve contra su amo

Durante la estancia en Bielorrusia, el Batallón “Dirlewanger” demostró su completa inhumanidad con la población civil (27).  Incumpliendo unas órdenes que implicaban únicamente castigar a los colaboradores de los partisanos, los antiguos presidiarios fueron mucho más lejos.  Y, como cabía esperar, las cosas empezaron a torcerse.

La tropa demostró ser indisciplinada en exceso (28).  Constantemente desobedecían las órdenes de los oficiales alemanes, destacando entre ellos el general Odilo Globocnik (29).  Además, la capacidad combativa de la mayoría de sus integrantes era muy escasa (30).  Precisamente, uno de los pocos condecorados fue nuestro “amigo” Oskar, quien obtuvo la Cruz Alemana de Oro y la Cruz de Caballero tras ser herido varias veces en combate.


LAS INTERVENCIONES DE LOS COMANDOS DE CASTIGO HORRORIZABAN AL RESTO DE INTEGRANTES DEL EJÉRCITO NAZI


Con el avance del Ejército Rojo, la SS “Dirlewanger” se vio obligada a retirarse a Varsovia (31).  Aquí protagonizarían, bajo las órdenes de Heinz Reinefarth, el carnicero de Wola (32), y junto a la SS Sturmbrigade RONA (también conocida como Brigada Kaminski por el nombre de su comandante, Bronislav Kaminski) (33), la Matanza de Wola (34), donde se les ordenó acabar con la sublevación sin importar los métodos aplicados.  Fue así como todos los delincuentes de la unidad dieron rienda suelta a sus instintos.

Relatos del horror

Los ladrones saquearon viviendas, los violadores se cebaron con las mujeres, los pederastas, con los niños.  Los integrantes musulmanes de la formación se dedicaron a cortar dedos, lenguas y orejas a sus víctimas; los pirómanos destruían con granadas, o rociando con sus lanzallamas todo lo que encontraban a su paso.  Ni siquiera los enfermos de los hospitales se libraron.  Pareciera que competían por ver quién mataba más gente y de la forma más brutal.

Masacre en Wola
Supervivientes de la masacre de Wola. Fuente: elretohistorico.

Solucionado el Levantamiento de Varsovia, la SS “Dirlewanger” sería trasladada a Eslovaquia, y más tarde a Hungría (35).  En estos destinos, la SS “Dirlewanger” volvió a dar muchos problemas.  Ante esta actitud intolerable en territorio amigo, un contingente de tropas alemanas tuvo que rodear los cuarteles donde se “recluiría” a este comando (36), para evitar que salieran al exterior y provocasen el pánico.

Los Comandos de Castigo en el ejército nazi: aunque el cuerpo muere, la cabeza sobrevive hasta el final

Finalmente, con la llegada de los americanos al Viejo Continente, la 36ª División SS de Granaderos “Dirlewanger” se rendiría en las orillas del Río Elba, diezmada y sin líder (37).  Pero, un momento, ¿cómo que sin líder?  ¿Y el “bueno” de Oskar?

Dirlewanger resultó herido en combate, otra vez, y tuvo que ser hospitalizado antes de la rendición de su comando (38).  Al acabar la guerra, fue capturado por los franceses, quienes lo entregaron a unos soldados polacos para que se tomasen cumplida venganza.  Al parecer, fue reconocido, golpeado y torturado hasta la saciedad durante los días posteriores, hasta que murió por las heridas (39).

Batallón Dirlewanger en acción
Batallón Dirlewanger en acción. Fuente: eurasia1945.

Curiosamente jamás se juzgó a nadie de la división por crímenes de guerra (40), a pesar de ser una de las unidades de la Segunda Guerra Mundial con más asesinatos y torturas a sus espaldas.  Únicamente su cabecilla pagó por sus maldades.  Pero, desgraciadamente, esto no evitó que la SS Dirlewanger pasara a convertirse en uno más de los mitos cercano al horror que conformaron el terrible ejército nazi.

¿Y tú?  ¿Verás las películas de Harley Quinn con los mismos ojos a partir de ahora?



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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Wistrich, 2001, p. 44.

(2) Rigato, 2011.

(3) Rigato, 2011.

(4) Hernández, 2013, p. 206.

(5) Hernández, 2013, p. 206.

(6) Wistrich, 2001, p. 44.

(7) Wistrich, 2001, p. 44.

(8) Wistrich, 2001, p. 44.

(9) Hernández, 2013, p. 206.

(10) Hernández, 2013, p. 206.

(11) Hernández, 2013, p. 206.

(12) Bishop y Williams, 2003, p. 92.

(13) Stein, 1984, pp. 266–268.

(14) Stein, 1984, pp. 266–268.

(15) Stein, 1984, pp.  266–268.

(16) Stein, 1984, pp.  266–268.

(17) Hernández, 2013, p. 220.

(18) Hernández, 2013, p. 220.

(19) Hernández, 2013, p. 232.

(20) Hernández, 2013, p. 232.

(21) Hernández, 2013, p. 220.

(22) Williamson y Andrew, 2004, p. 16.

(23) Hernández, 2013, p. 208.

(24) Hernández, 2013, p. 208.

(25) Hernández, 2013, p. 243.

(26) Hernández, 2013, p. 243.

(27) Hernández, 2013, p. 251.

(28) Hernández, 2013, p. 251.

(29) Hernández, 2013, p. 252.

(30) Hernández, 2013, p. 254.

(31) Hernández, 2013, p. 258.

(32) Hernández, 2013, p. 262.

(33) Hernández, 2013, p. 262.

(34) Hernández, 2013, p. 264.

(35) Hernández, 2013, p. 267.

(36) Hernández, 2013, p. 267.

(37) Hernández, 2013, p. 270.

(38) Hernández, 2013, p. 273.

(39) Hernández, 2013, p. 274.

(40) Hernández, 2013, p. 286.


Bibliografía

  • Bishop, C. y Williams, M., 2003, SS: Infierno en el frente occidental, Zenith Imprint, Neunkirchen.
  • Hernández, J., 2013, Bestias Nazis: Los verdugos de las SS, Editorial Melusina, Santa Cruz de Tenerife.
  • Stein, G. H., 1984, Las Waffen SS, Prensa de la Universidad de Cornell, Ithaca.
  • Williamson, G. y Andrew, S., 2004, Las Waffen-SS: 24. a 38. Divisiones y Legiones Voluntarias, Osprey Publishing, Oxford.
  • Wistrich, R. S., 2001, Quién es quién de la Alemania nazi: Dirlewanger, Oskar, Routledge,Londres.
  • Rigato, 2011, «Top 10 Things The Nazis Got Right», Listverse, 31 de enero de 2011. [En línea] Disponible en https://listverse.com/2011/01/31/top-10-things-the-nazis-got-right/ (8 de marzo de 2022).
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Daniel Navarro Pascual
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