Los campos de concentración de Franco

Si el tema de la Dictadura Franquista, te llama especialmente la atención…  No lo dudes más, ¡este es tu artículo! Hablaremos de cómo se implantaron los campos de concentración de Franco en España. Pero, antes de eso, es necesario un pequeño contexto histórico. Ponte cómodo/a, ¡estamos a punto de empezar!

Milicianos republicanos hechos prisioneros de los sublevados franquistas durante la Batalla de Guadarrama (1936)
Milicianos republicanos hechos prisioneros por los franquistas. Fuente.

La Guerra Civil

Todo arrancaría en julio del 36, un mes marcado por el calor y el olor a pólvora. Desde Marruecos, se dio un golpe de estado (fallido) por el mismísimo General Francisco Franco Bahamonde. Este acontecimiento provocaría la inmersión de España, en una guerra y la simultánea fragmentación en dos bandos que dividieron al pueblo español hasta el año 1939.

A nivel internacional, tanto los nazis como los fascistas italianos apoyaron al bando nacional en la guerra. La participación de ambos convirtieron a España en una cobaya para probar armas novedosas de cara a la II Guerra Mundial.

El armamento y la ayuda internacional hacia Franco, le facilitaría vencer y apresar a las fuerzas republicanas (muchos fusilados, exiliados o encerrados en campos de concentración). Además, la victoria nacional en el 39, supuso el establecimiento de un régimen dictatorial que durará hasta el 20 de noviembre de 1975, día de su fallecimiento. Gobernará durante 40 años, haciendo retroceder a España al conservadurismo.

¿Era normal crear campos de concentración en diversos contextos de la historia?

La respuesta es SÍ. La práctica de crear campos de concentración, además de dar labores de trabajo forzado a los presos, era una práctica común tanto en procesos bélicos como en asuntos judiciales.

¿Hace falta mencionar el Antiguo Egipto? ¿El Imperio Romano? Evidentemente, hablamos desde el punto de vista del trabajo forzado, que con el franquismo al igual que con otros procesos históricos, adquieren significados completamente diferentes.

Los campos de concentración de Franco no son como los alemanes

Uno de los asuntos, que mayor confusión ha provocado es el concepto de “campo de concentración” y asociarlo directamente a la Alemania Nazi. Nos acordamos de Auschwitz-Birkenau, Mathausen, Treblinka e incluso Sobibor, pensando que todos los campos de concentración son como los alemanes. Y no precisamente es así.

Tenemos que diferenciar los tipos de campos que tenían los nazis y no compararlos con los campos de concentración de Franco. Aunque ambos sistemas fascistas tuvieran una estrecha colaboración. Cabe destacar que es algo complejo,

ya que era una España fascista que se llenó de campos de concentración, en la que ondeaban esvásticas en los balcones de no pocos ayuntamientos (1).

Los campos nazis, eran más campos de exterminio, instalaciones donde asesinaban de manera directa. Mientras en los españoles, se darán diversas funciones además de la citada anteriormente y las cuales, ahondaremos más adelante.

El verdadero significado de la represión para infligir miedo

Durante el transcurso de la guerra civil, se verán las verdaderas intenciones del bando nacional. Sobre todo, cuando fue anexionando territorios republicanos bajo su yugo. El interés de Franco de acabar la guerra por un lado y de acabar con la “Anti-España” por otro, significaría la implantación de la represión.

La represión será el eje vertebrador de todo el sistema concentracionario franquista, entendida como una necesidad, una dureza “proporcionada”, “correlativa”, “necesaria, “sanadora” y “justificada” frente la violencia republicana (2).  Esta rudeza se enmarcarán en tres tipos de represión: la socioeconómica, la cultural y la física (3). Todas impuestas por el franquismo desde el final de la guerra, hasta bien entrada la posguerra.

Toda persona, la cual se sintiera representada con los ideales de izquierda, sufrirá una propaganda falsa que adulteraría el significado real de ser republicano.

Las “persecuciones” sufridas durante la República y la “insostenible” situación que colocaba a España “en peligro de desintegración”, transmitían la idea de que la guerra había sido no sólo inevitable sino necesaria. Con el paso de los años, la retórica de la paz formaría parte de los discursos franquistas introduciendo matices y suavizando los elementos más be-licistas. Sin embargo, las apelaciones a la “Cruzada”, a la Victoria, o la “nefasta” etapa republicana no desaparecieron (4).

Así, la rendición de los republicanos, era clave, no solo en el campo de batalla, sino en el panorama social también. Era necesaria una depuración.

¡Acabemos con los republicanos!

La guerra civil había acabado en el año 1939, pero la semilla del comunismo en España seguía latente, dando pie a una guerra ideológica. El conflicto no terminaba, porque el enemigo seguía al acecho y había que redimir los pecados cometidos por estos (5). Había que eliminarlos, ya fuese vía pena de muerte, o penas de trabajo forzado. El encarcelamiento en los campos de concentración de Franco, sería una forma realmente de depurarlos ideológicamente.

Fusilados y víctimas del bombardeo nacional en Madrid
Fusilados y víctimas del bombardeo nacional en Madrid. Fuente: El Periódico.

Cabe destacar, que, desde la óptica franquista, no veían a los republicanos como soldados que prestaban un servicio. Sino que los veían como

forajidos (…) los cuales no contaban con fuerzas armadas, sino “con una horda de delincuentes” (6).

Esta consideración indica que no los veían como soldados, sino como malhechores.

La represión física sobre la población

Una de las grandes realidades de la represión, fue la violencia cometida frente a la población civil. Por ejemplo, uno de los casos más conocidos es el fusilamiento de civiles y militares fieles a la república, tras la toma de Badajoz en agosto de 1936.

Fusilamientos franquistas
Fusilamientos franquistas. Fuente: El Mundo.

Se fusilaron alrededor de 1.800 personas en la plaza de toros de dicha ciudad. Además, se estima que se fusilarían a 4.200 personas en 15 lugares alternos, siendo la cantidad total en 6.000 ejecuciones. También hay quien considera que la cifra podría subir a 10.000 (7). También se estima que, desde el comienzo de la guerra hasta su finalización, 150.000 personas fueron fusiladas por razones políticas, 500.000 internos en campos de concentración y 300.000 encarcelados en sistemas carcelarios (8).

Además, habrá también una represión de género, donde las mujeres republicanas tendrán permitido dar a luz en las cárceles. Una vez finalizado el parto, los bebés serán dados en adopción a familias afines al régimen (9) debido a que, se pensaba que las ideas republicanas podían ser transferidas al hijo/a, siendo origen también de opositores para la dictadura.

«El paseo» y los “asesinatos legales”

No olvidemos, que la concentración en masa de civiles en un territorio concreto para asesinarlos, no eran los únicos métodos empleados por los nacionales. Había otros métodos como “el paseo”:

donde grupos de falangistas iban a la caza por el vecindario republicano (10).

Y sacando de sus casas a los habitantes y los encañonarían en cualquier cuneta.

Se irá sustituyendo “el paseo”, o complementando, con “asesinatos legales” (11). Estos asesinatos “legalizados”, eran penas de muerte, implantadas tras terminar “sumarísimos consejos de guerra” que sin ni siquiera escuchar al acusado, le condenaban a una muerte directa. Otro tipo de represión será el uso de los presos, como mano de obra esclava, lo esclarecemos mas adelante.

Los campos de concentración de Franco

Todo comenzaría en torno al año 1936, durante el transcurso de la guerra civil. Los territorios peninsulares estaban siendo sometidos al yugo falangista, el cual observará un número de prisioneros al alza. La cantidad de prisioneros será tan inmensa, que los campos de concentración surgirán como opción para gestionar y organizar a los presos. La mejor definición de estos es:

los campos de concentración de Franco fueron centros de detención ilegal y extrajudicial regidos por la administración militar. Sin juicio alguno para a los prisioneros de guerra republicanos y en ocasiones alimentados por población civil cuando sus zonas caían en manos sublevadas” (Javier Rodrigo) (12).

La acumulación progresiva y paulatina de presos en el transcurso de la guerra, será el desencadenante de la creación de estos campos.  En otras palabras, los campos de concentración de Franco fueron la respuesta militar al problema de la acumulación de prisioneros. El 36 será el año en el que se crearían los primeros campos, pero sin institucionalización (13), siendo los primeros campos de internamiento en la zona de Zaragoza, Burgos, A Coruña y Ávila.

campos de concentración de Franco
Fotos en campos de concentración. Fuente: Nueva Tribuna.

Posteriormente, se creará una institución que intentaría centralizar todo el sistema concentracionario. Será conocida como “Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros” (ICCP), creada en Julio de 1937 (14). Esta institución será la principal sede, la cual centralizará la toma de decisiones que afectarán a los diferentes campos de España.

La red de campos de concentración de Franco, se cifra, según estudios recientes, en torno a los 296 campos de internamiento, de los cuales 100 eran estables, desde el 36 hasta el año 1959 (15). Sin embargo, son clasificados en función de su perdurabilidad: temporales, estables y provisionales.

La clasificación, sistematización y la institucionalización de los campos de concentración de Franco

El panorama legal, era complejo (16). La situación que pivotaba en torno al número de presos, inabarcable. Había que buscar soluciones, siendo una de ellas utilizada en marzo del 37. Se crearía por parte del Cuartel General del Generalísimo, unos criterios de clasificación de presos (17) para organizarlos y redistribuirlos en cárceles o batallones de trabajos forzados, en función de su peligrosidad. Estos criterios son los siguientes:

  1. Afectos. Presos puestos en libertad condicional o, alistados al ejército franquista.
  2. Desafectos. Presos que se podían “reeducar” mediante el sometimiento, la humillación, miedo y trabajos forzados (18).
  3. Enemigos Irrecuperables (19). Presos que eran irrecuperables. Estos debían ser fusilados o condenados a penas de larga duración en cárceles. En ellas, contaban con muchísimas opciones de morir por las condiciones paupérrimas en las que se encontrarían.
  4. Afectos dudosos (20). Añadida posteriormente. Prisioneros que siendo considerados afectos, no saldrían del campo de concentración o serían devueltos a estos por quebrantar, la libertad “franquista”.

La trata esclavista del Franquismo

Sin duda alguna, la Jefatura de Movilización, Instrucción y Recuperación (posteriormente conocida como MIR), será la encargada de explotar laboralmente a los republicanos (21). Estos, como presos no liberados, ejecutarían obras de diverso tipo, debido a que había abundante mano de obra y salía bastante rentable para la dictadura.

El hecho, de que un preso ejerciera como esclavo, se vinculaba, por un lado, a integrar Batallones de Trabajadores (conocidos como B.B.T.T.) y por otro, a ejercer mano de obra forzada como derecho (22).

A través del decreto del Nuevo Estado de mayo de 1937 (23), se establecía que trabajar de manera forzosa era un derecho y deber, para los republicanos. Este decreto era una forma de “legalizarel trabajo esclavista, cuya única intencionalidad cual era explotar laboralmente al preso.

Cabe destacar, que, en el año 1940, se sustituirá la ICCP, por la Jefatura de Campos de Concentración y Batallones Disciplinarios (24). Esta institución provocará que el sistema de trabajos forzados perdure durante la posguerra a través del sistema de batallones de trabajo. Estaba integrada por presos, los cuales, muchos de ellos no tendrían ninguna pena aplicada y que seguirían siendo explotados aun sin tener cargos, haciendo el régimen caso omiso, aprovechándose de ellos (25).

Muchos de los presos, tuvieron que acogerse además a las penas de redención de trabajo. En ellas, las condenas se reducirían acorde a una serie de trabajos forzados que los presos cumplimentaban con empresas. Algunos presos recibían una pequeña remuneración, pero en la mayoría de ocasiones, se las quedaban las empresas en calidad de «manutención» del preso.

Las condiciones de los presos en los campos de concentración de Franco y prisiones

En el campo de concentración, tenían las ideas de trabajar y de aceptar las normas tal y como fueran. Si las quebrantaban, las palizas estarían a la orden del día. Además de los castigos físicos, estaban sometidos a

una vigilancia y un control que llevaban a los presos a una situación de indefensión total” (26).

Además, tenían que vivir como vencidos, eran conscientes de que tenían un status quo diferente al finalizar la guerra, por lo que eran nada, escoria rebelde que era inferior a un simple guardia. Al tener una nueva condición social y vivir bajo el yugo político franquista, también se implantaban labores de reeducación (27) sometidos a un lavado de cerebro.

Les obligaban a pasar por un proceso, (28), donde se le rapaba al cero, se les quitaba sus bienes más personales y se les integraba en grupos de presos a golpe de corneta y de porra. Tenían que cantar la cara al sol, 3 veces al día haciendo el saludo fascista frente a la bandera.

En esa “reeducación” (29) la iglesia también desempeñó un papel muy importante. Los religiosos, daban sermones atroces, forzaban a la conversión, a través de bautizos o primeras comuniones de los presos. Todos estos actos, se consideraban éxitos del franquismo.  Además, los sacerdotes ejercían la confesión a los presos para ganar información, incluso serían coaccionados para ser los soplones del campo de concentración (30).

El frío, el hambre y la enfermedad, crónicas de una muerte anunciada

Una gran parte que integraba los campos de concentración, se quedó privada de su libertad, siendo prisioneros permanentes. En dichos campos, el frío era un enemigo (31) que facilitaba aún más la cercanía de la muerte. El frío se asociaba bastante a la estancia que los presos habitaban.

Según fuentes orales recogidas (32):

“los barracones eran de diferentes calidades, tiendas de campaña, casas abandonadas, cuadras etc… Los barracones estaban construidos con paredes de piedra y tablones de madera, con techumbre de chapa. El aire frío se meta por las rendijas cuando nevaba, además no había cristales en las ventanas”.

El frío también tendrá especial relevancia, en campos de concentración como el de Ciudad Rodrigo. En dicho campo, obligaban a los presos a bañarse en el río helado (33).

El problema del aprovisionamiento de comida en los sistemas penitenciarios

Otro aliciente, era la comida. En una España autárquica, donde la cartilla de racionamiento se quitó del panorama social en el 1953, la sociedad se moría literalmente de hambre independientemente de su situación, siendo la condición de preso, un agravante.

Muchos de los campos, tenían un aforo que muchas veces superaban su capacidad, por ejemplo, el convento de Santa Clara (Soria) superó en un 700% su aforo (34). Además de eso, súmale, la falta de higiene, la proliferación de enfermedades (tifus, piojos, pulmonías, tuberculosis, silicosis además del hambre). Un profesor, que me impartió clase decía “mi abuelo, preso en la prisión provincial de Murcia, tenía que darse la vuelta al mismo tiempo que los demás presos en la celda si querían cambiar la posición al dormir”.

En las prisiones se adopta “la dieta del hambre” (35), siendo un término muy oscuro que ejemplifica las condiciones infrahumanas por las que pasaban los presos. Un contexto en el que, aparte de perder tu libertad, en ocasiones por algo que no has hecho, estés expuesto a enfermedades, frío y que ni siquiera puedas ni alimentarte decentemente.

En la prisión de Santiago de Compostela, recibían 1,50 pesetas diariamente para hacer frente a 3 comidas diarias (36). Era una cantidad insuficiente para subsistir, muchos de los presos recibían comida por las familias.  En la Prisión de Cartagena, la dieta en el año 1940 era:

un caldo hecho con vainas de alguna legumbre y con suerte te encontrabas algún rabano” (37).

No existen datos cuantitativos acerca de cuantos fallecidos hubo por el hambre, solo datos parciales y estiman 20.000 fallecidos a lo largo de la posguerra (38).

Los campos de concentración de Franco: un tema para concienciar

De manera generalizada, se implantaron campos de concentración en el siglo XX, todos con sus diferencias. En el caso de la dictadura y su sistema de represión, estas instalaciones eran para acentuar más aun la derrota republicana y someterlos desde todos los puntos de vista.

Siempre que hay un sistema que se establece por la fuerza o bien, democráticamente y se radicaliza su entorno político donde se dinamita la violencia. El caso de Franco, de dominar España durante 40 años, supuso un retroceso en todos los aspectos, controlando la península con mano de hierro.

La explotación, la sumisión, el control, el adoctrinamiento, la fragmentación ideológica y la represión tanto física como psicológica estaba a la orden del día. Es incomprensible como diversos historiadores, pueden hacer blanqueamiento del franquismo.

Este artículo va dirigido para todas aquellas personas, que han sido familiares de presos que han perecido, que siguen desaparecidos. España sigue en deuda con estas familias, debido a la gran cantidad de cunetas que alberga el país sin ser investigadas.

Es increíble, como no hay más visibilidad, apoyo y concienciación sobre la guerra civil, la falta de lugares de memoria para tal conflicto. La ausencia más que palpable de una ciencia arqueológica consolidada y estatal, que palie el problema de la descontextualización de la guerra civil.

Otro aliciente, es el mal uso del patrimonio. Prisiones Provinciales que se hayan en la ruina y el abandono y son restauradas albergando algún que otro bar. Es indignante ver y saber que “te puedes ir de cañas y tapas”, a un entorno penitenciario, donde personas independientemente de su ideología, pena, clase, situación y raza, murió de inanición o por una bala que le atravesó el cráneo.

Cunetas llenas, familias vaciadas. España está en deuda y es una cuenta que no se encuentra saldada.



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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Hernández de Miguel, 2020, p. 88.

(2) Rodrigo, 2006, p. 1.

(3) Según Claudio Hernández y Miguel Ángel del Arco Blanco: Hernández Burgos, 2011, p. 73.

(4) Hernández Burgos, 2011, p. 73.

(5) Hernández Burgos, 2011, p. 73.

(6) Hernandez de Miguel, 2020, p. 75.

(7) Según Carlos Hernández: Hernandez de Miguel, 2020, p. 80.

(8) Rodrigo, 2006, p. 2.

(9) National Geographic, 2018, Min. 38:52.

(10) Hernández de Miguel, 2020, p. 77.

(11) Lo indica Carlos Hernández: Hernández de Miguel, 2020, p. 78.

(12) Hernández de Miguel, 2020, p. 83.

(13) Rodrigo, 2006, p. 4.

(14) Gonzalez Cortés, 2011a, p. 1018.

(15) Hernández de Miguel, 2020, p. 44.

(16) Rodrigo, 2006, p. 4.

(17) González Cortés, 2011a, p. 1018.

(18) Hernández de Miguel, 2020, p. 74.

(19) Hernández de Miguel, 2020, p. 74.

(20) González Cortés, 2011a, p. 1018.

(21) González Cortés, 2011a, p. 1019.

(22) Esandi y Mendiola Gonzalo, 1991, pp. 33-34.

(23) Rodrigo, 2006, p. 5.

(24) Esandi y Mendiola Gonzalo, 1991, p. 36.

(25) Esandi y Mendiola Gonzalo, 1991, p. 36.

(26) Esandi y Mendiola Gonzalo, 1991, p. 40.

(27) Esandi y Mendiola Gonzalo, 1991, p. 40.

(28) Hernández de Miguel, 2020, pp. 80-81.

(29) Según Carlos Hernández: Hernández de Miguel, 2020, pp. 80-81.

(30) Hernández de Miguel, 2020, pp. 82-83.

(31) Beaumont y Mendiola Gonzalo, 1991, p. 43.

(32) Por Fernando Mendiola y Edurne Beaumont: Beaumont y Mendiola Gonzalo, 1991, p. 44.

(33) Hernandez de Miguel, 2020, p. 78.

(34) Hernandez de Miguel, 2020, p. 78.

(35) Rodriguez Teijeiro, 2015, p. 646.

(36) Rodriguez Teijeiro, 2015, p. 647.

(37) Rodriguez Teijeiro, 2015, p. 648.

(38) Rodriguez Teijeiro, 2015, p. 665.


Bibliografía

  • Beaumont Esandi, E., y Mendiola G., 2004, “Batallones disciplinarios de soldados trabajadores: castigo político, trabajos forzados y cautividad”, Revista de Historia Actual, nº 2, pp. 31-48
  • Bedmar, A., 2016, “El campo de concentración de prisioneros de guerra de Lucena” (1938-1939)”, Blog de Arcángel Bedmar, 27 de mayo de 2016. [En línea] Disponible en  https://arcangelbedmar.com/2016/05/27/el-campo-de-concentracion-de-prisioneros-de-guerra-de-lucena-1938-1939/ (13 de febrero de 2022).
  • Egido, A., y Eiroa, M., 2005, “Los campos de concentración franquistas en el contexto europeo”, Revista Ayer, vol. 57, nº 1, pp. 51-79.
  • Gonzalez Cortés, J. R., 2011a, “ Esclavizar para vencer y convencer: los Batallones de trabajadores y el trabajo forzado en el sistema represivo franquista”, Revista de Estudios Extremeños, vol. 67, nº 2, pp. 1.013-1.050.
  • Gonzalez Cortés, J. R., 2011b, «La represión franquista en la bibliografía el sistema concentracionario y el trabajo forzado», Revista de Estudios Extremeños, vol. 67, nº 2, pp. 751-813.
  • Hernández Burgos, C. y Del Arco Blanco, M. A., 2011, «Más allá de las tapias de los cementerios: la represión cultural y socioeconómica en la España Franquista (1936-1951)», Cuadernos de Historia Contemporánea, vol. 33, pp. 71-93.
  • Hernández de Miguel, C., 2020, Los campos de concentración de Franco, Editorial Maxi, Barcelona.
  • National Geographic, 2018, Franco y su régimen del terror 1939 -1975) (Documental). [En Línea] Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=h2z7isQyLWU (13 de febrero de 2022).
  • Peñalver Guirao, V., 2016, «Violencia en los espacios punitivos de la dictadura franquista: La Prisión de Caravaca de la Cruz y el centro de detención de “La Encomienda” de Calasparra», Revista de Historia de las Prisiones, nº 3 (Julio-Diciembre 2016), pp. 162-178.
  • Peñalver Guirao, V., 2015, Trabajos forzados en la construcción del pantano del Cenajo. Una modalidad represiva franquista (Tesis), Universidad de Murcia, Murcia.
  • Rodriguez Teijeiro, D., 2015, “Morir de hambre en las cárceles de Franco (1939-1945)”, Historia Contemporánea, nº 51, pp. 641-666.
  • Rodrigo, J., 2006, «Internamiento y trabajo forzoso: los campos de concentración de Franco», Hispania Nova: Revista de Historia Contemporánea, nº 6. [En Línea] Disponible en http://hispanianova.rediris.es/6/dossier/6d027.pdf (13 de febrero de 2022).
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