¿Hartos de escuchar hablar de Pablo Iglesias? Todos hablan de él: en la radio, en la tele, en la calle… Tenemos «coleta» hasta en la sopa. Pablo Iglesias, el líder de la marea morada, que hasta el nombre lo tiene repetido… Sí señores, tal y como lo leen, con él ya van dos, dos Pablo Iglesias, ambos políticos, de izquierdas y en prácticamente un siglo. ¿A caso si te llamas Pablo Iglesias te conviertes en el Moisés de la política izquierdista española? ¿Será entonces el destino de todos los Pablo Iglesias? No lo sé, lo que sí está claro es que a estos dos Pablo Iglesias les unen más cosas de las que los separan, y sino, lean atentos como, incluso, se podría hablar del legado de la izquierda española entre Pablo Iglesias I y Pablo Iglesias II.
Pablo Iglesias Turrión (Pablo Iglesias II)
Podemos es un partido político que fue fundado en enero de 2014 por un grupo de intelectuales y profesionales de la Universidad Complutense de Madrid, cuna de otros muchos señores que hasta el año pasado repartían los asientos del Congreso de manera que la ideología política de nuestro país quedaba simplificada en dos colores: azul y rojo; quedaba en el olvido el verdadero sentido de la democracia: un lugar donde todo el mundo tuviera cabida (morado, naranja, amarillo, marrón o verde). Entre los fundadores del partido se encontraron Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias Turrión. Este nacimiento fue la respuesta que el movimiento social conocido como el 15 M ofreció a la crisis política, económica y social que vivía, y vive, España.
Este movimiento, con el fin de ser escuchado políticamente decidió hacerse un hueco en el Parlamento; pasito a pasito, primero presentándose a las elecciones europeas de 2014, después asentándose con las autonómicas de 2015 y, por último, dando el «bombazo» en las generales de ese año. Así fue como «pim», «pam», «pum», adiós bipartidismo. Podemos marcó un antes y un después en la historia de la política española, terminando con la interminable y desgastada partida de ping pong que protagonizaban PP y PSOE desde la restauración monárquica que tuvo lugar durante la transición democrática.
¿Cómo lo han conseguido? Pues probablemente por las ideas del denominado “programa del cambio” (1); ideas tan básicas que parece mentira que a día de hoy no formen parte del pan nuestro de cada día:
- Realizar “un Plan de Rescate Ciudadano” en el que se atienda las necesidades principales de la sociedad.
- Apostar por un nuevo modelo productivo que genere empleo.
- Gobernar para la gente.
- Recuperar el sentido y el fin de que las instituciones trabajen para la democracia.
Es así como actualmente Podemos junto con Izquierda Unida y Equo, formando la coalición Unidos Podemos y desde las «interminables» elecciones generales de 2015-2016, se han convertido en el dolor de cabeza de PP y PSOE que ahora se ven obligados a “renovarse o morir”.
Pablo Iglesias Posse (Pablo Iglesias I)
La situación que estamos viviendo tiene un curioso símil. Si retrocedemos la vista algo más de 100 años, nos encontraremos en la España de la década de 1870, que sufría también una gran convulsión política fruto del fin de la I República y el comienzo de la Restauración borbónica de Alfonso XII, tatarabuelo del rey Felipe VI, que vino acompañada de un nuevo sistema político ideado por Cánovas del Castillo, un intelectual conservador -y un despabilado- que ideó el mecanismo perfecto para no perder nunca el poder: el turnismo. ¿Cómo funcionaba esto? Era un sistema muy sencillo, tantos años gobernaba su partido, el Partido Conservador, y otros tantos años el poder pasaba a manos del Partido Liberal dirigido por Sagasta, cuya política a pesar de ser más social que la de Cánovas mantenía muchos matices conservadores. De esta manera se pasaban la pelota y no existía cabida para ninguna otro opción, ¿os recuerda quizás a alguna partida de ping pong comentada anteriormente?
Con lo que no contaban los «mandamás» del turnismo, era con la llegada a España de los movimientos políticos internacionales de izquierdas más radicales, como el comunismo de Marx o el anarquismo de Bakunin. Pero así fue señores, estos movimientos calaron en las clases trabajadoras de la España de los años 70 y 80 del siglo XIX, y la política dio un giro inesperado. La Asociación General del Arte asimilará un corte marxista y uno de sus miembros, Pablo Iglesias Posse acabará fundando el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879 con el fin de hacer cabida en el Congreso a un nuevo ideal -como leen, el PSOE original era marxista-.
¿Qué proponía el PSOE de Pablo Iglesias? Como recogió el “programa máximo”, tres eran los objetivos fundamentales(2):
- La posesión del poder político por la clase trabajadora.
- La transformación de la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad común de la nación.
- La constitución de la sociedad sobre la base de la federación económica, de la organización científica del trabajo y de la enseñanza integral para todos los individuos de ambos sexos.
Además, con el fin de defender los derechos de los trabajadores desde un marco legal y acompañando la aprobación del primer programa del partido, se creó un nuevo sindicato: la Unión General de Trabajadores (UGT).
Aun con el partido fundado y con un gran apoyo social no será hasta las elecciones de 1910 cuando Pablo Iglesias consiga el escaño que dio voz en el Parlamento al nuevo partido, proponiendo un nuevo modelo político que hacía frente al bipartidismo establecido y al sistema impuesto por la Restauración. Es así como comenzó a tener presencia en el ámbito político la protesta del pueblo obrero español.
Todo ello desembocará en la necesidad de que una vez más los partidos políticos hasta el momento mayoritarios (el Partido Conservador y el Partido Liberal) se vean en la obligación de “renovarse o morir”.
La solución al cambio
En los años 30, ante el auge del papel del PSOE en el ámbito político, colaborando en ocasiones con las fuerzas republicanas de izquierdas, los partidos de derechas deciden dar un gran cambio y fundan el primer partido de apellido «Popular»: Acción Popular, cuya estirpe ha sido la heredera de la coalición de la derecha española hasta el día de hoy. Un año más tarde de Acción Popular nacerá la Confederación Española de Derechas Autonómicas (CEDA), que tendrá funcionamiento hasta el comienzo de la dictadura franquista. Tras ésta se fundará el siguiente heredero, Alianza Popular que más tarde se convertirá en el actual Partido Popular -formulándose así «el legado del apellido Popular»- desde primera hora uno de los partidos más poderosos de España, reflejo de ello desde el fin de la dictadura y la última Restauración Borbónica protagonizada por Juan Carlos I.
Las izquierdas de los Pablo
En esta imagen se resumen los cinco aspectos fundamentales que los «Pablos» comparten y que han hecho que su presencia marque un antes y un después en los monótonos sistemas políticos que, tanto en un caso como en otro, se quedaron obsoletos ante el desarrollo social que vivía España. Ya es cuestión del lector opinar y contestarse a las preguntas del enigma de los «Pablos Iglesias» y la izquierda española. ¿Acaso los Pablo Iglesias tienen un destino ya escrito? ¿Será Ciudadanos la nueva CEDA que luche contra la izquierda emergente? O como preguntó una vez Pablo Iglesias Turrión en el anuncio televisivo de Podemos para la campaña de las elecciones generales: Si Pablo Iglesias, no yo, el otro, pudiera votar hoy ¿por quién crees que votaría?(3). Opinen señores, y mientras, sean espectadores de cómo el legado se perpetúa y el ciclo se repite.
Como dijo Marx en ‘El 18 Brumario de Luis Bonaparte’, la historia se repite dos veces, una vino tragedia y la otra como farsa. Este tipo de comparaciones no llevan a ninguna parte.
Interesante artículo. De igual modo pienso que más que parecerse, Pablo apócrifo (Iglesias II) pretende solaparse a Pablo veritas, (Pablo I) quien sufrió lo indecible en defensa del socialismo del XIX, mientras su madre se tenía que prostituir para salir adelante. Esa es la realidad. El tal bucle no existe. Más bien una impostura. Hay comparaciones tristes.