La costumbre de realizar un viaje para hacer turismo es algo que ya se hacía en el siglo XVIII. Mucho antes de que se pusiesen de moda los Erasmus, el trabajar de au pair o el aprovechar las ofertas que de madrugada ofrecen las compañías low cost, ya existía un Grand Tour europeo.
¿De qué «grupo opresor» estamos hablando?
Estos jóvenes de la época pertenecían a la “clase del taco gordo”, chiquillos que podían permitirse realizar largos viajes costeados por sus familias. Estas familias, al fin y al cabo, estaban haciendo una inversión. El juego era perfecto: se libraban de sus hijos y además, éstos podían hacer nuevos contactos que acabarían por aportar beneficios futuros.
En un contexto en el que la sociedad se cuestionaba su realidad más que un máster de la URJC, existía un gran interés por todas las ciencias, reflejado en la realización de diferentes expediciones para conocer otras culturas y lugares. Así, tenemos una serie de itinerarios conocidos con el nombre de Grand Tour, realizados como un viaje de estudios. Esto, con el paso del tiempo, acabó desmadrando convirtiéndose en una ruta hecha por placer (antes de nuestra época la juventud también desfasaba).
Pack de viaje para el Grand Tour europeo
El Grand Tour podía durar desde los seis meses hasta los seis años, prorrogables, por supuesto. Mientras hubiese dinero y ganas…
La casilla de salida del Grand Tour europeo solía ser Reino Unido, con la dificultad que suponía cruzar el canal de la Mancha. Las grandes corrientes y olas pusieron en aprietos a más de un viajero (1).
Viajar sin GPS y ser un «mochilero». ¡Misión posible!
El principal lugar de desembarco era el puerto de Calais, en Francia (2). Allí seguían su Grand Tour europeo comprando un coche de caballos o una diligencia (movilidad sostenible y generar riqueza, el no va más) (3).
La ruta mainstream del Grand Tour europeo era la que se realizaba por Italia con Florencia, Milán, Turín, Venecia, Roma, Nápoles y Sicilia como los principales destinos. El objetivo: experimentar un revival de la Antigüedad Clásica (4), siendo Roma el lugar más idóneo para recrearse en el antiguo imperio (5).
En la península italiana, estos viajeros del Grand Tour europeo, se centraban en el estudio del arte, sintetizados en pequeños tratados y diarios. Por otro lado, no hay que olvidar las obras de artistas como Panini o Piranesi. De ellos son los capriccios, crossovers de todo lo que era contemplado por los «guiris» (6). Un estilo de guías turísticas modernas pero en este Grand Tour europeo.
Dinero in my pocket, esculturas in da house
El top 10 de Italia lo ocupan la Galería de los Uffizi, el Coliseo de Roma, el Panteón de Agripa, el Castel Sant´Angelo, Villa Adriana…; sin olvidar Venecia y las ciudades romanas de Pompeya y Herculano.
Y como el dinero llama al dinero, en los viajes del Grand Tour realizados por estos sitios crecían fenómenos como el coleccionismo. La mayoría de las piezas eran adquiridas de excavaciones arqueológicas (7). Era otra época, no era un saqueo si era en nombre de la cultura.
Esta afición por las antigüedades era en gran parte un postureo. Poseer piezas originales -o copias para los más tiesos- obtenidas en este Grand Tour, reflejaba el prestigio social del propietario de la obra(8) (como tener un iPhone, una mochila Kåken, o unas Air Jordan (9)).
La socialité gabacha y el «descubrimiento de España»
Después de Italia, Francia era el gran destino de los viajeros del Grand Tour europeo. Sin duda, atraía lo influyente de su alta sociedad, consciente de estar en el cuna de la Ilustración y ser uno de los grandes núcleos creadores de arte neoclásico y modernista (10).
Además, su situación estratégica convertía a Francia en un lugar de paso hacia países como España, dentro del Grand Tour. Allí, aumentaron las visitas gracias a la Independencia, no de Cataluña, sino la de los franceses con la guerra de 1808-1813 (11).
España, que no se encontraba precisamente en la Champions League del Grand Tour, se convertirá en un destino muy visitado. Fue el desconocimiento del territorio y la imagen misteriosa y exótica lo que atrajo a los viajeros (12) del Grand Tour.
Bienvenido Mr. Guiri:
Entre los famosos que nos visitaron podemos destacar al poeta Lord Byron, aristócrata que era un Julio Iglesias en toda regla (13). Eso sí, Byron tiene ejemplos más románticos, como refleja su poema La chica de Cádiz (La Flaca de Jarabe de Palo para los ingleses).
Continuando con nuestros VIPs tenemos a Washington Irving (creador de La Leyenda de Sleepy Hollow). Pasó muchos años en España como embajador, explorando zonas como Granada, y la provincia de Huelva (14).
Por último merece nuestra atención Chateaubriand, escritor de una ambigüedad política digna de Albert Rivera (pero con el casoplón de Pablo Iglesias). Su estancia en España tuvo una gran influencia en su obra (15) (como James Rhodes y Madrid pero sin Twitter).
El invento del turismo…
El Grand Tour europeo constituye uno de los antecedentes más directos de los viajes culturales; aunque no no estaban exentos del placer y de libertinaje.
Aunque era tralizado principalmente por gente pudiente ha derivado en una cosa más popular… Gracias a estos podemos conectar con ellos por los niveles de interés por otras culturas, por visitar aquellos lugares que no conocemos en Europa, por el postureo viajero o por los destinos elegidos en el continente europeo.
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