En 2003 se estrenó la película El último samurái, protagonizada por Tom Cruise y Ken Watanabe. El argumento de esta es sencillo: Cruise interpreta al capitán Nathan Algren, que viaja al Japón de la Restauración meiji(1) como consultor militar estadounidense para la modernización del ejército nipón. Allí se le encarga acabar con el rebelde Katsumoto, contrario a los cambios que la modernidad impone en la cultura tradicional japonesa. Tras un primer enfrentamiento en el que Algren es capturado, Katsumoto empieza a compartir con el americano la cultura y el modo de vida samurái, hecho que le llevará a replantearse la razón de combatir al líder rebelde.
La película fue un éxito mundial y supuso un nuevo acercamiento a la tan diferente cultura japonesa. Pero Hollywood hizo trampas una vez más, cambiando a los protagonistas de época y nacionalidad, menos mal que los historiadores de vez en cuando nos dejamos de discusiones sobre hermenéutica y cosas así, y contamos los hechos más o menos de manera fidedigna.
Los verdaderos protagonistas de la historia: Brunet y Takamori
El capitán Algren de la película, en realidad se llamaba Jules Brunet, y era un oficial francés que Napoleón III envió a Japón como consultor militar. Vale hasta ahí todo va bien. Resulta, sin embargo, que no sirvió al emperador Meiji, sino al shogun Tokugawa, que sería depuesto por el régimen Meiji. Resulta que en Japón la estructura de poder establecida en el siglo XVI sumada a la política aislacionista del país, habían llevado a que Japón siguiera en el feudalismo en el siglo XIX. El shogunato consistía en un tipo de gobierno en el que el emperador depositaba su autoridad en el señor feudal mas poderoso, el shogun, auténtico gobernante del país en todas las materias. Básicamente el emperador era una marioneta y el shogun manejaba los hilos. La llegada en 1853 de una armada estadounidense rompió este aislamiento: los americanos llegaron con la intención de exigir un tratado comercial, pero provocaron una revolución.
Esta revolución fue impulsada desde la casta guerrera samurái, que se rebeló contra la tiranía que el shogun imponía desde hacía 200 años. El país se dividió en dos bandos: los Ishin shishi y los partidarios del shogunato. Los terratenientes, que estaban en contra del shogunato, lideraron el Ishin shishi (2), un triunvirato formado por los terratenientes más importantes, entre ellos destaca Takamori.
Brunet, que llevaba un año entrenando a tropas del shogun, recibió la orden de evacuar la isla (3) debido al inicio de la revolución, pero se negó y se unió al bando del shogun en el norte de Japón (4). Tras la toma de Edo, centro de Japón, rebautizada como Tokio, el conflicto parecía acabar, pero Brunet y unos miles de fieles al régimen huyeron a la isla de Hokkaido, donde fue nombrado segundo al mando del ejército del shogunato; finalmente fueron derrotados, aunque Brunet pudo escapar y volver a Francia. El nuevo gobierno japonés en el que había viejos camaradas suyos, le perdonó su adhesión al shogunato y, además, le condecoró. La historia de Brunet cayó en el olvido, hasta que un guionista espabilado la usó para una película y para que Tom Cruise hiciera uno de sus mejores papeles (en opinión del que suscribe).
La inspiración para Katsumoto fue (redoble de tambor) Takamori. Si, habéis leído bien, hace dos párrafos ese nombre salió como uno de los terratenientes del triunvirato que derrocó al shogun; y he de decir que Hollywood fue un poco más fiel con este hombre que con el pobre Brunet.
Takamori había ayudado a traer la modernidad a Japón; además su clan (5) obtuvo mucho poder, puesto que en recompensa por sus esfuerzos, muchos de sus integrantes pasaron a ser miembros del nuevo gobierno meiji.
El colectivo samurái se cabrea
Pero la occidentalización que el país estaba sufriendo no gustaba a todo el mundo. El samurái no podía llevar sus armas en público(6) y además, perdió los privilegios que tenían como casta guerrera.
Claro, lo que pasó es que hombres que habían sido educados como guerreros, se encontraron en un país unificado, sin nadie a quién combatir, con todo su modo de vida condenado a desaparecer, y no sabían qué hacer. Takamori, trató de provocar una guerra con Corea para darles algo que hacer, pero el plan fracasó. Luego decidió fundar una academia en Kagoshima(7), para educar academica y mislitarmente a los habitantes de la zona; muchos de los descontentos con la situación decidieron refugiarse en esta institución (en la película está bastante bien reflejado). Este hecho provocó la suspicacia de las autoridades de Tokio, que enviaron a un grupo policial a investigar sus actividades. Entonces prendió la mecha para una nueva guerra: los policías fueron capturados por fieles a Takamori y, tras ser torturados, confesaron haber sido enviados para asesinar al terrateniente.
Vamos, que esta “fiable” confesión obtenida por gente que odiaba el régimen imperial significó el inicio de una revuelta, la rebelión de Satsuma (8) .
Al contrario que en la película, los rebeldes tenían armas de fuego y artillería. Tras varias batallas contra el ejército imperial, llegamos al final de la película, la batalla de Shiroyama.
Los rebeldes se enfrentaron aquí a las fuerzas imperiales en inferioridad numérica de 60 a 1, sin apoyo de artillería y completamente rodeados. El bando imperial, contaba con artillería naval y además preparó el terreno con sistemas de presas, muros y obstáculos para que no se escaparan los rebeldes. A Takamori se le ofreció rendirse, cosa que rechazó. Finalmente se produjo la última lucha(9) en la que los samuráis rebeldes parecían aguantar. Tras unas horas quedaban un puñado(10) de rebeldes; Takamori se supone que había muerto de un disparo, otra versión cuenta que cometió seppukku, el suicidio ritual, para lavar su honor. Lo cierto es que los últimos supervivientes cargaron con sus espadas contra una línea de fuego de fusileros y ametralladoras, murieron todos.
Aún con todo, el final de la rebelión si fue de película. El gobierno meiji perdonó a Takamori de manera póstuma. Se le considera un héroe trágico que luchó por mantener la cultura de Japón y un ejemplo de deber.
Ahora, pensad en todas las películas con hechos históricos que habéis visto, y pensad la cantidad de cambios que habrán generado frente a la historia original. Con esto espero haberos acercado un poco a una parte de la bella y terriblemente compleja historia japonesa, y que la próxima vez que veáis una película histórica juguéis a ver cuántas cosas cambió un guionista para contar una historia más efectista, pero menos veraz.
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PD: Cómo gran aficionado al heavy metal no puedo dejar pasar la oportunidad de compartir con vosotros esta canción. Se trata de Shiroyama de Sabaton y habla de la última batalla de los rebeldes de Satsuma, espero que la disfrutéis.
¿Sabías qué también hubo mujeres samurái?
¿Ya te vas? ¿Seguro que no quieres descubrir más historias de la Historia?
Yamagata, otro personaje muy interesante. No sólo fue amigo personal de Saigo Takamori, sino que además a la muerte de este en Shiroyama fue uno de los defensores de la cultura japonesa. Al final sus ideas permearon en una fusión única cuyo resultado fue el concepto de la nación de samuráis. Desde luego ese apellido tiene una carga única.
Soy pariente del general Aritomo Yamagata que dirigió el bando imperial y mi abuelo nació a 13 kms. del lugar de la batalla un año después. Mi apellido real es con g Yamagata es la historia de mi familia.