Seguro que nunca o casi nunca habéis oído hablar de los hititas. Pues hasta hace casi doscientos años, quiénes eran era una pregunta casi sin respuesta de ningún tipo. El Imperio hitita era solo conocido gracias a breves menciones de escritores clásicos y a estudios y referencias bíblicas. ¡Y eso que controlaron gran parte de la Anatolia central durante la mayoría del segundo milenio a.C.!
¿Pero, se le puede perder el rastro a un imperio? Pues sí, y más de lo que uno se pueda imaginar. El Imperio hitita prácticamente se había desvanecido de la Historia, a pesar de que en su punto máximo rivalizara con él mismísimo Antiguo Egipto. No había dejado apenas mella en las tradiciones literarias de los griegos, romanos o cualquier otra civilización posterior (1). Solo cuando este impresionante Imperio fue descubierto, una vez entrado el siglo XIX, quedó claro su enorme escala y poder (2).
¿Pero, era este imperio importante?
El Imperio hitita fue, durante la Edad de Bronce, uno de los mayores reinos de la zona y potencias mundiales (3).
Este Imperio, que ocupaba el territorio entre el Mar Negro y el Mediterráneo oriental, influyó a todos sus vecinos durante siglos. Llegó a su fin tras el colapso de la Edad del Bronce Final (4). Dejando tras de sí los grandes monumentos de piedra y documentos de los que ahora disponemos (5).
Pero, ¿y por qué sorprendió la magnitud de este Imperio? Las descripciones relacionadas con los hititas en el Antiguo Testamento y en textos clásicos no parecían particularmente claras, ni llegaban a sugerir la importancia que tuvo el Imperio hitita (6). Es más, daban la impresión de que, en vez de un Imperio, los hititas fueron tan solo una mas de las tribus que habitaron la tierra prometida (7).
¿Cómo cambió esto?
El redescubrimiento del Imperio hitita comenzó con las exploraciones de comienzos del siglo XIX. Gracias a ellas se fueron descubriendo los restos de una civilización de la Edad de Bronce aparentemente olvidada (8). ¡Las primeras ruinas descubiertas hasta no se identificaron como hititas! (9).
Todo cambió cuando los archivos históricos de los antiguos egipcios fueron descifrados. Gracias a estos se supo que los reyes de la dinastía XVIII de Egipto habían estado en contacto con un país al que llamaban Kheta. Luchando Ramsés II contra ellos en la batalla de Qadesh (10) y negociando un tratado de paz tras esta (11). A esto le siguieron muchos descubrimientos más (12).
Las sorprendentes ruinas de Hattusa
El interés en la zona creció en cuanto más tablillas fueron descubiertas. Muchos arqueólogos visitaron la zona en los 20 años que siguieron. Cuando miles y miles de tablillas de arcilla fueron reveladas, quedó claro que los arqueólogos habían descubierto un archivo real (13).
Las excavaciones que tuvieron lugar en la zona desde el comienzo de estas primeras investigaciones pronto revelaron la existencia de la capital olvidada del Imperio hitita, Hattusa, así como aun mas tablillas de arcilla (¡más de 27,000!) (14).
Estas excavaciones en Hattusa, la antigua capital del Imperio hitita han continuado casi sin interrupción hasta la actualidad (15). Han descubierto así no solo la historia de este imperio, si no también poemas, historias, rituales religiosos, cartas, y documentos de Estado. Revelando así a uno de los imperios mas importantes de la Edad de Bronce, sus relaciones con los reinos vecinos de este, y su colapso final (16).
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