El hallazgo y la maldición de la tumba de Tutankamón, el faraón eterno

Nadie se podía imaginar el hecho histórico que acontecería aquel 4 de noviembre de 1922. El desesperado arqueólogo Howard Carter, por fin, tras años de ardua búsqueda, encontró la esperada tumba de Tutankamón. Fue todo un golpe de suerte, pues su financiación, por parte de Lord Carnarvon, se acabaría a los pocos meses.

Aquel descubrimiento, sin duda, supuso un punto y aparte para la historia del arte. Pues fue la primera tumba egipcia en descubrirse totalmente intacta.

Lord Carnarvon y Howard Carter rompiendo la pared de acceso que sellaba la tumba de Tutankamón
Lord Carnarvon y Howard Carter rompiendo la pared de acceso que sellaba la tumba. Fuente: printsonline.

Los orígenes del faraón Tutankamón

Han pasado 3.347 años desde su muerte, y todavía sigue presente entre nosotros. Y es que pocas personas no han oído hablar del famoso faraón Tutankamón. Sin embargo, pocos conocen su origen.

Akenatón y su mujer Nefertiti, en la parte superior el Disco Solar, Atón.
Akenatón y su mujer Nefertiti, en la parte superior el Disco Solar, Atón. Fuente: 2.bp.blogspot.com.

Tutankamón fue uno de los hijos del faraón hereje Akenatón. Este fue el intrépido  décimo faraón de la dinastía XVIII, que desafió al Antiguo Egipto y proclamó una nueva religión monoteísta. Así, tiró por tierra el politeísmo que se había dado hasta entonces. Durante su reinado, se empezó a adorar al disco solar Atón. A nivel artístico su reinado supuso una gran novedad. Pues es el único periodo en el que las representaciones de los faraones no son idealizadas sino realistas, donde todas sus imperfecciones son marcadas.

Tutankamón (1) se alzó como faraón con 9 años. Increíble, ¿verdad? Pues si os digo que el nombre con el que le conocemos le fue acuñado post mortem, ¿cómo os quedáis? Antes de fallecer se llamaba Tutanjatón (2), en honor del Dios Atón. Se casó con una de sus hermanastras y tuvo dos hijas. Aunque, desgraciadamente, ambas murieron a los pocos meses de vida, sus pequeñas momias se hallaron en la tumba del faraón. Se sabe, gracias a análisis contemporáneos, que tenía bastantes enfermedades. Como, por ejemplo, malaria y otras heredadas que le perjudicaron a nivel óseo. De ahí que utilizase bastón y que en su tumba se hallasen tantos.

El misterio de la muerte de Tutankamón

Por desgracia, su reinado acabó 9 años después, tras su misteriosa muerte. Existe un gran debate sobre su muerte: que si fue asesinado, que si se cayó de un carro… Sin embargo, gracias a los tacs que se le han realizado, se sabe que murió por las múltiples enfermedades que padecía, una fractura en la pierna y numerosos trastornos que le fueron debilitando poco a poco.

Recreación del posible aspecto de Tutankamón
Recreación del posible aspecto de Tutankamón. Fuente: ABC.

La pomposidad de su tumba

Cuando se encontró la tumba de Tutankamón, en el Valle de los Reyes (3), estaba intacta. Cientos de objetos se hallaban en ella: brillantes tronos de oro, joyas, amuletos, pedazos de carne, carros, esculturas a tamaño real de sus sirvientes… Se tardaron 10 años en vaciar la tumba. Pero, ¿por qué metieron tantos objetos? ¿Acaso era su tumba un trastero? 

tumba de Tutankamón
Ajuar hallado en la antecámara de la tumba. Fuente: img.travesiasdigital.com.

Pues, queridos lectores, debo deciros que todo lo que se acumulaba en su tumba eran los objetos que iba a necesitar en el Más Allá. Los egipcios creían férreamente en la vida después de la muerte. Vida que conseguirían atravesando numerosos juicios, que les harían los Dioses. El último, antes de finalizar su viaje, sería pesar su corazón en una balanza, donde  se colocaría en el otro extremo una pluma de avestruz, la llamada “pluma de la verdad” (4). Colocaban su corazón porque era la parte más importante del cuerpo. Sin él no podían llegar al más allá, pues pensaban que en él residía el alma.

Anubis vigilando la balanza donde se encuentra el corazón y la pluma
Anubis vigilando la balanza donde se encuentra el corazón y la pluma. Fuente: s3.abcstatics.com.

Creían que se pensaba con el corazón, un concepto sin duda muy romántico. Si el corazón pesaba más que la pluma, el difunto no había actuado bien durante su vida y por tanto debía ser devorado por  el Dios Ammit (5). Sin embargo, si el corazón pesaba menos que la pluma, el difunto había sido justo durante su vida y por tanto estaría preparado para su vida en el Más Allá. Cabe destacar la importancia que le daban a que el cuerpo del difunto (Khat) no se corrompiera, de ahí que los embalsamaran. Porque, si el cuerpo se estropeaba, no podría pasar al Más allá.

La maldición de la tumba de Tutankamón

Una de las cuestiones más aterradoras y misteriosas del hallazgo de la tumba de Tutankamón fue la sucesión de muertes de personas que visitaron aquel lugar. Y es que, en el interior de la tumba, yacía la inscripción: “La muerte llegará pronto a aquel que perturbe el reposo del faraón”.

La mañana que entró Howard Carter por primera vez a la tumba, un halcón fue visto sobrevolando el lugar. Los trabajadores egipcios, sin duda alguna, lo consideraron un mal presagio, y sin equivocarse lo fue. Cuatro meses después Lord Carnavon, el que fue el patrocinador del hallazgo, murió, siguiéndole 15 muertes más. En mayo de 1923, George Jay Gould, un magnate del ferrocarril, falleció de neumonía al visitar la tumba del faraón. Sir Archibald Reid, quien ayudó a hacer las primeras radiografías de los objetos de la tumba, murió en 1924. El Egiptólogo francés George Bénédite, cuando se disponía a entrar en la tumba, resbaló en los escalones y murió en 1926… Y así muchos más.

Lord Carnarvon, su hija Lady Evelyn Herbert y Howard Carter en la entrada de la tumba de Tutankamón en 1922
Lord Carnarvon, su hija Lady Evelyn Herbert y Howard Carter en la entrada de la tumba en 1922. Fuente.

Toda esta burbuja que se generó alrededor de la supuesta maldición tiene mucho que ver con la guerra que tenían los periódicos de la época por sacar noticias. Ya que Carnarvon le dio la exclusiva del hallazgo al Times, por lo que, a su muerte, los periódicos que habían quedado excluidos, como por ejemplo el Daily Mail, explotaron el tema de su muerte y la supuesta maldición de la tumba.

Tutankamón: el faraón eterno

El Antiguo Egipto está envuelto en misterios, sus costumbres nos cautivan y sin duda la majestuosidad de sus construcciones nos dejan completamente admirados. Quién sabe todo lo que esconden las toneladas de arena que se encuentran tapando tumbas como la de Tutankamón. Si encontraron todo ese ajuar en la tumba de un faraón “mediocre”, que no habría en las tumbas de faraones como el gran Ramses II (6). Entre nosotros, queridos lectores, se podría encontrar el siguiente Howard Carter, dispuesto a dar incluso su vida por lograr un sueño.



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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Imagen viviente de Amón.

(2) Imagen viviente de Atón.

(3) Situado detrás de la cordillera de Tebas.

(4) Símbolo de la diosa Maat.

(5) Representada con cabeza de cocodrilo, parte delantera de león y  parte trasera de hipopótamo.

(6) Más en Parra Ortiz, 2009.


Bibliografía

  • Corteggiani, J. P., 2010, El gran libro de la mitología egipcia : diccionario ilustrado con 360 imágenes, La Esfera de los Libros, Madrid.
  • Demi, 2011, Tutankamon, Editorial Juventud, Barcelona.
  • LAG, 2016, «La maldición de Tutankamón», Muy Historia, 20 de julio de 2016. [En línea] Disponible en https://www.muyhistoria.es/h-antigua/articulo/la-maldicion-de-tutankamon-121461573531 (13 de noviembre de 2022).
  • Mayans, C., 2022, «Tutankamón, los secretos del tesoro de un faraón», National geographic, 8 de noviembre de 2022. [En línea] Disponible en https://historia.nationalgeographic.com.es/a/tutankamon-secretos-tesoro-faraon-2_18170 (13 de noviembre de 2022).
  • Navarro, F., 2022, «Nuevos detalles sobre el descubrimiento de la tumba de Tutankamón», Muy Historia, 2 de julio de 2022. [En línea] Disponible en https://www.muyhistoria.es/contemporanea/articulo/nuevos-detalles-sobre-el-descubrimiento-de-la-tumba-de-tutankamon-991656581639 (13 de noviembre de 2022).
  • Parra Ortiz, J. M., 2009, El antiguo Egipto : sociedad, economía, política, Marcial Pons, Madrid.
  • Reeves, N., 1991, Todo Tutankamón : el rey, la tumba, el tesoro real, Destino, Barcelona.
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Beatriz Magdaleno Gozalo
Futura Historiadora del Arte. Amante del Siglo XIX y del coleccionismo.