Las guerras de ayer/ Las guerras de hoy

«Los jóvenes de final de siglo viven en una suerte de presente eterno, sin ningún contacto orgánico con su pasado» (1) Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX

Pintura de Los Tercios Españoles en el siglo XVI
Pintura de Los Tercios Españoles en el siglo XVI. Fuente

Cascos, tanques, polvo en el aire, metralla,  imágenes en blanco y negro… Son las imágenes que nos vienen a la cabeza cuando escuchamos la palabra guerra. Solo conocemos estampas, pero no conocemos los olores de la guerra, y si alguna vez nos cruzamos con alguien que conoce esos olores, nos parece un ser sobrenatural, rodeado de un aura de entendimiento inalcanzable para nosotros. Es algo completamente ajeno aunque seamos producto de ella. En Europa vemos la paz como algo natural, es un fenómeno que se da en escasos siglos, y desde la Edad Media, solamente vivido por nuestra generación y la de nuestros padres.

En el viejo continente, durante la Edad Moderna, se desataron conflictos intraeuropeos entre distintos países rivales. Ya fueran por motivos políticos (expansión) o por motivos religiosos, las causas de las guerras en la Edad Moderna tenían algo en común: un emperador necesitaba conquistar cierto territorio… los campesinos se sublevan para conseguir la libertad religiosa o para abolir impuestos o cargas… son motivos fáciles de comprender para todas las clases sociales que forman parte de la guerra directamente, ya sea en un bando o en otro.

Preguntemos hoy a cualquier ciudadano de a pie las causas de las guerras en Oriente Medio, o de la guerra de Ucrania. A pesar de contar con mucha más información que el europeo del siglo XVI, la mayoría no sabe responder con claridad. ¿Por qué el europeo de a pie no se interesa por las causas de la guerra? Sencillamente no las percibe como algo que le afecte directamente.

Los medios, además,  no informan sobre la guerra en contexto, solo relatan acontecimientos sin ofrecer un relato conexo; todo ello influido por la aceleración del ritmo histórico y por acciones, sutilmente camufladas, de las potencias mundiales. Por supuesto se conocen las causas, pero a los telediarios no les interesa informar sobre intrincados intereses económicos y el periodismo de reportaje no copa precisamente las máximas cotas de audiencia.

Con la deslocalización industrial (2) llega también la deslocalización de la guerra para obtener recursos, hasta el punto de plantearnos si seguir usando el término guerra, o acuñar el término «guerra eterna».

Guerra Eterna ``Apocalypse Now´´ de Stanley Kubrick, narra la guerra de Vietnam desde la visión de los soldados estadounidenses https://cinetarioblogdotcom.files.wordpress.com/2014/07/duvall-esquivando-bomba.jpg
«Apocalypse Now» (1979) de Francis Ford CoppolaFuente

En el pasado, además de ser más comprensibles las causas de la guerra, el objetivo era acabar el conflicto cuanto antes para evitar pérdidas. Hoy el objetivo es prolongar la guerra lo máximo posible con el fin de obtener rédito de la explotación y el tráfico de recursos del país invadido, al tiempo que el país invasor se lucra con la venta de armas. De ahí la sensación general de que el problema de Oriente Medio es irresoluble: la prolongación de la guerra en Oriente es consecuencia del imperialismo desde el descubrimiento del petróleo a principios del siglo XX. Dado que el imperialismo forja el sistema actual, la guerra en Siria, por ejemplo, es vista por la mayoría de la población como algo natural e inevitable; catastrófico, sí, pero inevitable. Lejano en espacio y tiempo, pues se remonta al siglo XX: con ello hemos crecido en Occidente y por ello se tiene la sensación de que al igual que el hambre en África, estos problemas escapan al alcance humano.

Hay quien dice que la deshumanización de la guerra comienza con la generalización del uso de la artillería a finales de la Edad Media, pero de ahí a los drones hay un gran trecho. Valga el famoso dicho de que Napoleón recorría Europa tan rápido como César.

Lo cierto es que las guerras imperialistas de principios del siglo XX ya se asemejan a las de hoy: se induce al levantamiento de grupos de la población autóctona (Crisis de Marruecos), se extraen los recursos, y el fuego no suele llegar a Europa desde África o el Pacífico. Cuando llega a través de atentados, por supuesto, es noticia de primera plana debido a que es algo insólito y obliga a reconfigurar el discurso político debido a la alarma en la población votante. Esto ya no se percibe como algo natural e inevitable.

En la Edad Media y la Edad Moderna, por el contrario, la guerra era una realidad permanente. Formaba parte de la vida de forma directa, y este permanente contacto con la violencia, así como la realidad de que la mayoría de la población no participaba en las decisiones de los gobiernos, provocaba resignación respecto a los conflictos. Hoy la entrada en una guerra se penaliza electoralmente para los gobiernos occidentales, excepto si se entra cuando el país sufre un ataque (véase el 11 de septiembre o los atentados de París). Sin embargo, difícilmente vemos en Europa revueltas contra la guerra: tenemos mucho más que perder que nuestros antepasados.

Cómo percibe la población las responsabilidades de guerra es algo muy curioso. En España la entrada en Irak penalizó a Aznar, pero debido al orden de los factores, el atentado fue una represalia a la entrada en la guerra. Si la entrada en la guerra hubiera sido la respuesta a un atentado, ¿habría apoyado la población española la entrada en la guerra como recientemente se ha apoyado la intervención de Francia en Siria tras los atentados de París?

Que la mayor parte de la población no se fijase en que EEUU y Francia estaban ya en guerra contra Irak y Siria, no convirtiéndose en un tema de debate ni que saliera en televisión hasta los atentados, da que pensar. Bastaría simplemente con salir a la calle y preguntar en que países tiene España tropas… son mundos lejanos. Cierto es que el alcance del periodismo es hoy mayor que nunca, pero el periodismo digital es precisamente el más leído por la población que más se abstiene en las urnas, la joven. La televisión sigue manteniendo el dominio a la hora de informarse sobre temas de actualidad.

La conclusión a todo ello puede ser descorazonadora, aunque lógica: la población por lo general solo se interesa por la guerra (ya sea apoyándola o condenándola) cuando esta le afecta, o percibe que podría afectarle, de forma directa. Por ello la paz, y con ella la guerra, es una de los grandes pilares de la consciencia de Europa junto al estado de bienestar. El riesgo de ambos pilares prende una situación de alarma y nuevos sentimientos de conciencia europea, pues frente al caos en otros continentes, se asocia al continente europeo con un estado de paz.


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Hobsbawmb, 2001, p.13

(2) Término económico usado para explicar la ubicación en el extranjero de las explotaciones o fábricas de una empresa.


Bibliografía

  • Hobsbawmb, E., 2001, Historia del Siglo XX, Crítica, Barcelona.
  • El País, 2004, Final de Siglo. Las Claves del Siglo XXI, Salvat, Madrid.
  • Domínguez Ortiz, A., 2006,  Historia Moderna Universal, Vicens Vives, Madrid.
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