No hace falta ser creyente para saberse más o menos lo de María de Nazaret, la virgen embarazada. Muy virgen ella, recibió la visita de una paloma y un ángel le dice que está embarazada y que va a tener un hijo de un dios y etc. etc. ¿A quién no le ha pasado? Es la que mejor nos conocemos todos, pero ni de lejos es la única ni la primera historia sobre una virgen embarazada. Los dioses a los que se rendía culto antes ya iban dejando niños abandonados entre mortales. Un dios tiene la capacidad de transformarse, así cualquiera. Vamos a repasar otros líos embarazosos entre mortales y divinidades.
Zeus, el más golfo del Olympo, dejando a una virgen embarazada
Realmente en María, la virgen embarazada, tenemos los ingredientes más o menos básicos: la chica virgen, la divinidad convertida en animal y el niño divino que hace cosas de semidios, con una vida muy intensa de hacer cosas que una persona normal no puede (convertir el agua en vino, por ejemplo, que son de esas cosas que vienen bien…). Pero en estos affairs dios-mortal Zeus era «el puto amo».
El Oráculo profetiza que Dánae tendrá un hijo que matará a su abuelo (1). El abuelo en potencia se coge tal rebote que opta por encarcelarla. Zeus, que se las sabe todas, decide convertirse en lluvia dorada. (Oye, cada cual con sus gustos…). Atraviesa los muros de la cárcel y ella acaba siendo una virgen embarazada. El agua es lo que tiene, que llega a todas partes.
Algunos ejemplos más de Zeus ligando en forma animal
Europa también venía con pedigrí. Zeus la ve en una playa de Tiro, se enamora, se convierte en toro, la enamora y se la lleva a la isla de Grecia, donde ya tal…
Leda era hija del rey de Etolia (Testio). Zeus repite aquí el formato de animal y se la trinca en forma de cisne. De ahí se supone que salen dos huevos, uno con Cástor y Helena (la de Troya) y otro con Pólux y Clitemnestra. Éstos serían de su marido, Tíndaro. (2) Una noche muy loca.
Alcmena también tuvo «rollete». Para ella, Zeus adoptó la presencia de su marido aprovechando que éste ni estaba ni se le esperaba. “Nada es lo que parece”.
¡Ojo! Que una divinidad no deja preñada a cualquiera…
Dice la copla que «la española cuando besa es que besa de verdad». Cuando una divinidad quería ampliar la familia, aparte de desaparecer después y dejar al «rollete» mortal con el marrón, no se fijaba en cualquiera.
Los mortales elegidos resultaban ser príncipes y princesas. O personajes históricos, como Alejandro Magno. Su madre, Olimpia, reina de Macedonia, estaba empeñada en que era hijo de Zeus que, convertido en serpiente, se le metió entre las sábanas y le hizo el apaño. La realeza siempre ha insistido en relacionarse con la divinidad. Para las sociedades antiguas, ser hijo/nieto del dios X convalidaba como buen gobernante.
¿Y tú de quién eres?
Las grandes familias de la antigüedad presumían de tener a una divinidad entre sus antepasados. En Roma, Julio César decía descender de Venus, madre de Eneas (3). De la misma manera, Rómulo y Remo lo eran de Marte.
Como herramienta de marketing, no tiene precio. Ligando su persona y su autoridad a la divinidad que fuera, asientan su poder en el pueblo. Algo en plan a ver si le vamos a echar y Júpiter se nos va a enfadar…
Además, tienen en común un temor a la infertilidad, directamente relacionado con la economía. Entre los hebreos en particular, la mayor bendición era tener descendientes (4). Eso demuestra lo rentable que resulta a las familias importantes vender a los demás una ascendencia divina, o de origen mitológico, como Rómulo y Remo. En las sociedades antiguas el culto a los antepasados ocupaba un lugar importante, casi tanto como la adoración a tal o cual divinidad.
Volviendo a María
Resulta que María y José también tenían pedigrí, o eso venden algunos evangelios oficiales (5). Aún ciñéndonos a la mitología cristiana y quitando a José de la ecuación, María sería descendiente de Aarón (6). No es que fueran primos, pero pertenecían a la misma tribu o mismo clan (7).
Que fueran vírgenes las mujeres que escogía el dios para hacer sus cosas es una forma de hacer hincapié en la pureza de la madre del «súper niño» que vendría después. Con lo cual tenemos todo lo que daba caché al niño: divinidad + mamás / papás mortales con pedigrí + pureza de esos papás mortales. El niño después, para presentarse, tiene más de ocho apellidos…
Mismo perro con ¿distinto? collar
El linaje de María reúne incluso raíces de lo más diversas, abarca todo el oriente y distintos grupos y culturas. Esto como marketing para expandir el cristianismo viene que ni pintado.
Igual que otras religiones habían hecho antes, a la hora de extenderse, el cristianismo tomó tradiciones que ya existían y recalcó el linaje de Jesús. Vendieron no ya un profeta como otro más de los que predicaban en Jerusalén por la misma época, sino como descendiente de personajes mitológicos, como David o Abraham. Igualito que los Julia en Roma…
En cualquier caso, los personajes de los que hablamos y que siguen presentes en una mitología a la que se continua rindiendo culto vienen a ser los mismos de antes. Además, sus difusores utilizaron las mismas herramientas que sus antecesores.