El siglo XVI marca un antes y un después en la historia de Europa. Es un siglo de grandes cambios en todos los aspectos (arte, política, descubrimientos…) pero, sin duda, si hay alguien que consigue hacer temblar los cimientos de la unidad europea, ese es Martín Lutero. Fue el hombre que puso en jaque a la Iglesia católica y el que hizo que se fraguara la separación religiosa del continente en dos polos opuestos y enfrentados: la Europa católica y la protestante. Nunca antes se había asistido a algo así. ¿Era un peligroso hereje al que había que aniquilar, o un héroe que liberó a Europa del yugo impuesto?
Antecedentes y situación de la Iglesia católica
Aunque ya se ha dejado atrás la Edad Media y estamos en la Moderna, las cosas no van bien para el pueblo llano, que sigue sufriendo hambrunas, pobreza, enfermedades… Solo les queda Dios. Rezar y rezar. Pedir y suplicar a los santos, vírgenes y a Jesucristo para que les ayude a sobrellevar esta vida de penas y tristezas y conseguir la salvación del alma.
El siglo XVI hereda el carácter medieval casi fanático por las procesiones, devociones e indulgencias. Todo un sistema eclesiástico de rituales por la salvación. Pero… ¿y los papas? ¿Y los clérigos? ¿Tenían todos la misma fe y preocupaciones? El problema -uno de ellos- es que el Papado está cada vez más preocupado por lo suyo, por los Estados Pontificios y sus propias familias, que por la Iglesia. Los papas renacentistas se veían a sí mismos como gobernantes políticos y no como pastores de su pueblo. Además, su vida era, cuanto menos, escandalosa. (1) Tenían amantes, hijos, los cargos se compraban y no tenían ningún interés por la vida espiritual… La ambición de los altos cargos y su reflejo en la venta de indulgencias será la gota que colmará el vaso, como veremos. Eso, y que apareció un hombre en escena que tuvo claro lo que tenía que hacer: Martín Lutero.
Un estudiante de Derecho que acabó siendo monje: Martín Lutero
Un 10 de noviembre de 1483 nació en Eisleben, Alemania, un niño llamado Martín Lutero. Lo había hecho en una familia cristiana con pocos recursos. (2) A él siempre le llamó la atención la vida monástica, pero sus padres querían que estudiara Derecho. Con muchos esfuerzos, consiguieron reunir el dinero suficiente para que pudiera ir a la universidad. Aunque a él no le gustaba la idea, acató la decisión de sus padres y se marchó a la Universidad de Erfurt. (3)
Pero haciendo un viaje para pasar unos días con su familia le sorprendió una tormenta eléctrica y Martín Lutero prometió a Santa Lucía que si salía vivo de ella se dedicaría a la vida religiosa. Y así fue, pese al disgusto que se llevaron sus padres. Abandonó la carrera de Derecho e ingresó en el convento de San Agustín, (4) llegando a ser profesor de Filosofía y Teología en la universidad cuando se ordenó sacerdote. (5)
El viaje que cambió la Historia
En 1511, debido a un problema interno en la orden agustiniana (6), se decidió enviar a dos religiosos a Roma para que hablaran con su superior allí. Uno de ellos era Martín Lutero. Él estaba emocionado, pues a sus 28 años por fin podría ver la sede de la Cristiandad, aunque estaba algo preocupado por los rumores que circulaban últimamente por Alemania, reducidos en la frase Roma veduta, fede perduta (7). Pero quería comprobarlo por sí mismo, así que emprendieron el largo camino a pie, tardando unos cuarenta días en llegar a Roma.
Efectivamente, en el mes que estuvo en Roma pudo ver todo lo que allí se cocía. Los papas no eran religiosos a imitar, había disputas por el dinero, lujuria por todos lados… pero lo que terminó de enfadar a Lutero fue la venta de indulgencias.
León X, el papa en aquel momento, quería terminar la reconstrucción y renovación de San Pedro del Vaticano a toda costa, pero las arcas de la Iglesia de Roma estaban prácticamente vacías. (8) Y la mejor solución para ello pasaba por vender indulgencias a los fieles. (9) (10) Cosa que funcionó bastante bien, por cierto, pero que a Martín Lutero le hizo reflexionar sobre lo ocurrido; y decidió hacer algo al respecto.
La forja de una idea que cambió los cimientos de la Iglesia
A su vuelta a Alemania no paraba de pensar en las indulgencias, y tenía muy claro que la salvación del alma no podía venir de un sistema económico. La Iglesia no puede ser la mediadora entre Dios y los hombres, sino que Dios perdona gratuitamente los pecados cuando uno está verdaderamente arrepentido. Él quiso que la Iglesia se reformara, que volviera a su origen, por ello decidió escribir un documento con sus ideas y exponerlo públicamente. (11)
La fecha clave fue el 31 de octubre de 1517. Ese día que cambió la Historia para siempre fue el elegido por Martín Lutero para fijar en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg las 95 tesis sobre las indulgencias. (12) Evidentemente, los vendedores de indulgencias se sintieron amenazados, por lo que empezaron a acusarle de hereje, algo bastante grave en el clima de la época. (13)
Dietas, persecuciones, excomunión y rapto
Esto, como es lógico, no gustó nada en el Vaticano que convocó a Martin Lutero a un sinfín de dietas para pedirle explicaciones. (14) (15) Él no se retractó de nada y en 1521, el papa, harto ya de la situación, firmó la bula Decet Romanum Pontificem, por medio de la cual León X excomulgaba a Martín Lutero y a todos sus seguidores y defensores. (16) Aun así, le siguieron convocando a sucesivas dietas para intentar conseguir que se arrepintiera de lo dicho y hecho.
Como Lutero seguía en sus trece, el emperador Carlos V ordenó que saliera de la ciudad y no volviera a pisar en ella, además de prohibirle predicar y publicar más escritos. Martín Lutero aceptó el castigo, pero en su camino al exilio lo asaltaron cuatro jinetes que lo raptaron y lo llevaron al castillo de Wartburg. En realidad, el que había ideado el falso rapto fue el príncipe Federico de Sajonia (17), fiel seguidor de nuestro amigo Lutero. Así, corrió la noticia de que había desaparecido y ya no era un peligro para el pueblo ni la religión.
Mientras tanto, Lutero y Federico aprovecharían los diez meses que duró el falso cautiverio para escribir sus obras más importantes. La labor más transgresora que realizó fue la de traducir el Nuevo Testamento al alemán, puesto que las sagradas Escrituras hasta ese momento solo estaban escritas en latín, cosa que hacía que solo las pudieran entender los eruditos y los sacerdotes, pero no el pueblo llano. Y Martín Lutero se ocupó de acabar con esta barrera.
El verdadero objetivo de Lutero
Lutero no quería separarse de la Iglesia católica en ningún momento, sino reformar la estructura que tenía y devolverla a los orígenes del Cristianismo. Su proyecto era la organización de una Iglesia democrática de estructura popular, sin intervención de príncipes, nobles y burgueses. (18) Una Iglesia de todos y para todos.
Sus ideas fascinaron a miles de personas a las que la nueva doctrina les parecía mucho más sencilla y entendible. Y esto hizo que personas de diferentes clases sociales difundieran el luteranismo por aldeas y ciudades. (19) Finalmente, con la Dieta de Spira en 1529 y la de Ausgburgo de 1530 la reforma y la conciliación se ven imposibles y es aquí donde la Cristiandad se separa en dos bandos opuestos: los católicos y los protestantes. (20)
El fin de un hombre que hizo temblar el mundo
Martín Lutero llevaba tiempo encontrándose mal. Sus achaques se sumaron a otras enfermedades de importancia, pero ello no impedía que siguiera luchando. Finalmente, el 18 de febrero de 1546, a los 62 años, moría en la ciudad que lo vio nacer a causa de una angina de pecho. Juan Federico, el sucesor del fallecido Federico de Sajonia, ordenó que su cuerpo fuera llevado al castillo de Wittemberg para darle sepultura en su iglesia. (21) Y allí siguen sus restos, los restos de un hombre que tuvo el valor para cambiar el mundo e intentar hacerlo un poco más justo. El hombre que se atrevió a plantar cara a la todopoderosa Iglesia católica y a su representante en la tierra: el papa. El hombre que consiguió que el rumbo de la Historia cambiara.
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