Con estas palabras se despedía el emperador Marco Aurelio, en su lecho de muerte: “No será digno de vosotros, ni tampoco de los dioses inmortales” (1). Con ellas, se refería a su hijo y sucesor, Cómodo. Naturalmente, las palabras del divino Marco Aurelio se cumplieron, ya que su sucesor se acabaría convirtiendo en uno de los emperadores más odiados de Roma. ¿El motivo? Su sed de sangre, egocentrismo e idas de cabeza.
El super ego de Cómodo
Cierto es que Cómodo tenía un físico envidiable, y le gustaba presumir de musculitos. Lo que ya se salía de madres era que estaba totalmente obsesionado con la idea de que él mismo era la reencarnación de Hércules. Así, mandó levantar estatuas por todo el Imperio, en las que apareciera con los atributos del héroe. Incluso le gustaba imitar en la arena del Coliseo los trabajos a los que Hércules se tuvo que enfrentar (2).
Pero sus locuras y su ego no terminaron ahí. Sus legiones pretorianas, su escolta para entendernos, adoptaron el título de “comodianas hercúleas”. Además, cambió el nombre del mes de julio a “Cómodo”. También cambió el nombre del Senado: desde ese momento, se llamaría “Bienaventurado Senado Comodiano” (3). Y, lo que ya fue el colmo del ego: la ciudad de Roma cambió su nombre a… ¡Colonia Comodiana! (4). ¡Toma ésa!
Ahora bien, ¿iba el emperador más atractivo, musculoso e inteligente, a tener un nombre normal y corriente? No señor. Con el paso del tiempo, fue añadiéndose nombres y títulos, hasta juntar la cifra de 21 nombres y títulos. Quedó así: Imperator César Augusto Pío Félix Invicto Exsuperatorio Lucio Elio Aurelio Cómodo Sarmático Antonino Germánico Máximo Británico Amazonio. A esta larga lista, sumó los títulos de Pontífice Máximo, Padre de la Patria, Pacificador del Mundo y Señor Nuestro (5). ¡Ríete tú de Daenerys Targaryen!
El emperador con aires de gladiador
Cómodo era un fanático de los espectáculos de gladiadores. Como gran aficionado, adoraba vestirse de gladiador y bajar él mismo a las arenas del Coliseo, para enfrentarse a otros. ¿Nunca resultó herido? ¡Qué va!, y la cosa tenía su truco. Quienes se enfrentaban al emperador eran soldados o gladiadores que tenían alguna lesión física, como la falta de un brazo, o eran drogados previamente. Claro, ¡así cualquiera!
Otras veces, las víctimas fueron los animales exóticos, como las avestruces. De hecho, sabemos que Cómodo disfrutaba cortándoles la cabeza, según pasaba por la arena del Coliseo (6). Incluso los propios ciudadanos no se libraban de los gustos sádicos del emperador. Aquellos que perdían sus pies en accidentes laborales, eran atravesados igualmente por su espada (7).
Por su parte, tanto el pueblo romano como el Senado, veían esta actitud gladiadora de Cómodo impropia de un emperador. Además, el poco respeto de Cómodo hacia los hombres que habían combatido por el Imperio, no hacía más que enfadar al pueblo y al Senado.
La muerte de un loco
Contra lo que más luchaba el emperador, la conspiración, fue lo que le mató. Al parecer, Cómodo quería presidir la apertura del Senado, el 1 de enero del año 193, con un grupo de gladiadores y vestido como uno de ellos. Pero la propuesta fue desaprobada por sus consejeros. Como consecuencia, el emperador, furioso, decidió que debía eliminarles y escribió sus nombres en una tablilla. Entre los nombres más importantes estaban: Leto, jefe de los pretorianos, Marcia, su concubina preferida, y Eclecto, su chambelán o sirviente favorito (8).
Por casualidades de la vida, la tablilla acabó en manos de Marcia, quien se alió con los otros dos para evitar sus muertes. La conspiración tuvo lugar de la siguiente forma. Marcia, tras el baño de Cómodo, le sirvió una copa de vino mezclada con veneno. Al tomarla, el emperador cayó en un profundo sueño. Pero no murió, sino que se despertó vomitando el veneno. Dicen que bicho malo nunca muere…
Ante la resistencia al veneno, Leto decidió hacer llamar a Narciso, atleta musculado, para que finalizara el trabajo. Finalmente, aunque poniendo todas sus fuerzas para evitarlo, Cómodo murió estrangulado ante la atenta mirada de sus asesinos. Al final, bicho malo sí que muere (9).
Cómodo en Gladiator
Como se ha podido ver, dista mucho la figura del Cómodo de la película de Gladiator del Cómodo histórico. Aquí tenemos una prueba de cómo Hollywood nos cuela “Historia” que poco tiene que ver con la verdad.
Por tanto, aunque Gladiator sea una muy buena película (porque realmente lo es), debemos distinguir realidad de fantasía. Cómodo no mató a su padre Marco Aurelio, ni tampoco estaba enamorado de su hermana Lucila, a la cual por cierto, mandó ejecutar (10). Sí es verdad que era un gran aficionado a los gladiadores, porque así se refleja, pero nunca murió a manos de uno. Como hemos visto, fue asesinado, producto de una conspiración, cosa que la película sí deja entrever en ciertos momentos.
Por supuesto, es aquí, y en los manuales, donde están las verdades sobre este emperador que, sin duda, acabó siendo uno de los más célebres de toda Roma.
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