A pesar de todas las diferencias y conflictos por los que puedan pasar, las llamadas «religiones del libro» comparten, en su base, un origen común (1): el relatado en el libro del Génesis que recoge la Biblia. Esto es, la Creación del mundo, y por tanto, la de los primeros seres humanos y su consiguiente expulsión del «Paraíso Perdido«.
Y es que, las religiones abrahámicas, efectivamente, parten de la idea inicial de que Adán fue el primer hombre en habitar la Creación de un Dios bondadoso. Guiándonos por este inicio común, la Divinidad no parece ser tan distinta de una creencia a otra.
No obstante, no deja de ser curioso que, tal y como aparece en el Génesis, surja, de la nada, un ser maléfico para hacer caer todo el mundo fantástico que el Todopoderoso nos había montado para nuestro uso y disfrute.
El origen de «El Paraíso Perdido»
No entraremos en este artículo en el debate de quién tuvo la culpa, dejando claro desde un inicio que, achacarle este primer pecado a la mediación de la mujer, viene oliendo a chamusquina desde lejos. Y, del mismo modo, no discutiremos si fue Eva, o Lilith, la primera mujer en pisar este Éden (2).
El objetivo de este artículo no es el quién, como decimos, sino el cómo. Y, a lo largo del mismo, descubriremos que hubo alguien más que se hizo esta misma pregunta, allá por 1667 (3). Este sujeto no es otro que el poeta John Milton, considerado uno de los grandes clásicos de la literatura inglesa, estando, para algunos, a un nivel similar a Shakespeare (4).
Milton publicaría en la última mitad de su vida un poema narrativo titulado en inglés «Paradise Lost«, traducido como «Paraíso Perdido«, en el cual se relata la primera caída del hombre (5). Esta composición de diez libros que, en su última edición, vería aumentada su extensión a doce (6), y con un cuerpo de más de 10.000 versos blancos (7), es decir, sin rima, nos abre una ventana a la visión de cómo vivió Satanás, el Padre del Pecado, este episodio.
¿Amantes del conocimiento, deseosos de conocer las dos versiones de una historia antes de hacer juicios de valor? ! Esto se va a poner interesante para vosotros ¡
En el principio, Satanás cayó al Infierno
Tras una rebelión fallida en el Cielo, Dios, que será muy bueno pero también tendrá sus límites, expulsa a Lucifer, el más bello de los ángeles, y a un tercio de los ángeles del cielo, leales a su causa, a las profundidades del Infierno (8). Pero, no el Infierno de la «Divina Comedia«, con sus círculos y todo su mapeado bien definido. Esto es el Infierno inicial, aquí todavía no había entrado el equipo de arquitectos.
Lucifer y los suyos se encuentran en un lago de fuego donde los, a partir de entonces, ángeles caídos, pasarían el resto de sus días (9). A pesar de este epic fail, Lucifer a.k.a Satanás, no se amedrenta, y decide volver a la carga.
Aquí sería donde comienza a gestarse un nuevo plan para vengarse de Dios. Con la premisa de pervertir lo bueno para conseguir el mal, y con la idea fija de Satanás de que es «mejor reinar en el Infierno, que servir en el Cielo» (10), el Padre del pecado reunifica su ejército y consigue levantar la moral de toda su hueste para conseguir su objetivo.
Urbanizando el abismo
La primera medida tomada para ello, será la creación del Pandemonium, la Capital del Infierno (11). En ella, se convoca un cónclave para decidir cómo se actuará de ahora en adelante. Durante esta reunión, Satanás permite hablar a todo aquel que tenga alguna idea, como reflejo de la libertad de expresión que profesaba John Milton (12).
Algunos de los demonios se decantan por repetir el ataque directamente, otros por desistir, creyendo en la esperanza del perdón divino. Una gran mayoría opta por hacerse fuertes en el Infierno, crear un reino que supere en poder al Cielo. Pero la unanimidad recae en la opción de retomar el ataque, adoptando por una estrategia distinta.
JOHN MILTON FUE UN GRAN DEFENSOR DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LA LIBERTAD DE IMPRENTA, IDEAS QUE REFLEJA EN SU OBRA
Satanás, en solitario, será el encargado de encontrar el nuevo reino creado por Dios con la intención de reparar los daños de la guerra celestial en el Universo: la Tierra (13). Una vez allí, decidirá cómo abordar su venganza. Para ello, primero, debe salir del Infierno, atravesando una serie de puertas que dificultan el escape.
Cuando consigue salir, ante sí solo encuentra oscuridad. Satanás ha entrado en el Reino de Caos, quien le señala dónde se encuentra la Tierra. Gracias a esto, el rey del Infierno es capaz de alcanzar su destino, no sin antes ordenar que se erija un puente que una la salida del Infierno con la Creación de Dios (14).
A ver si aprenden algunos ayuntamientos de esto, ¡ qué eficacia para hacer obras!
Comienza la operación «Paraíso Perdido»
Tras alcanzar la Tierra, Satanás se disfraza de querubín y se acerca al arcángel guardián del Paraíso para averiguar dónde está la entrada (15). Con la información que buscaba en su poder, el padre del Pecado se aventura dentro del Edén transformado en cuervo (16), y se posa en el árbol del bien y del mal.
Desde esa altura, contempla a Adán y Eva, y escucha las condiciones que Dios les ha marcado para poder seguir habitando ese lugar. En ese momento, Satanás decide que se vengará de Dios por medio del ser humano (17). No obstante, cuando estaba terminando de elaborar su plan, es capturado por los ángeles que patrullaban el lugar.
Satanás miente a los ángeles para que lo suelten. Sin embargo, bajo la amenaza de que lo devolverán al Infierno de inmediato si no confiesa, decide revolverse y acaba huyendo (18).
En este momento de la narración, un ángel enviado por Dios, quien era consciente de lo que ocurría, acude al Edén para recordarle a sus habitantes la prohibición que recae sobre el fruto del árbol del bien y del mal. Este acontecimiento resulta un reflejo del libre albedrío con el que el Creador habría dotado a Adán y a Eva (19).
Si, aún sabiendo las condiciones pactadas, ellos decidían actuar por su cuenta y riesgo, Él no podría hacer más que hacer realidad su fatal advertencia. Lo demás, ya es historia del folcklore popular. Satanás, en forma de serpiente, engaña a Eva y, tanto ella como Adán, terminan probando el fruto, y siendo expulsados del Paraíso (20).
La literatura antes y después de haber perdido el paraíso
Para terminar de redondear su incursión en la temática demonológica, Milton escribiría también «El Paraíso Recobrado« (21). Esta obra se enfocaría en otro episodio bíblico que tuvo a Lucifer de por medio: las tentaciones de Jesús durante su retiro en el desierto. Pero, obviamente, el poeta inglés no fue el único en intentar desgranar los textos sagrados.
Previamente nombrábamos la «Divinia Comedia« del italiano Dante Alighieri, en la que el autor nos realizaba un tour por todo un imaginario cristiano, desde el Infierno hasta el Cielo, y pasando previamente por el Purgatorio (22).
También encontramos a algunos escritores, como el alemán Peter Binsfeld, que estudiaron la catalogación de los demonios que residían en el Infierno (23). Es por ello que, podríamos adjudicar un interés del ser humano hacia lo divino, pero también hacia lo profano. Esa llamada de lo desconocido, la tentación de lo prohibido, viene de la mano con la naturaleza humana. Hecho que queda reflejado en este tipo de escritos.
LA LITERATURA TRATA DE AHONDAR EN LA PARTE DIVINA, PERO TAMBIÉN EN EL ÁMBITO DIABÓLICO DEL MITO, DANDO FORMA A UN IMAGINARIO QUE SE TOMA COMO CANÓNICO, AUNQUE NO SE RECOJA EN LAS FUENTES PRIMARIAS
Tal y como comentamos anteriormente, siempre resulta interesante conocer cuantas más versiones de un hecho para poder concretar los porqués de un suceso. Y esto es igual de válido, no solo en el ámbito de estudio histórico, si no también en el detectivesco/policial, e incluso en el personal.
Aunque, claro, estas obras no son más que una interpretación de la mano del hombre sobre temas que lo superan. Los libros sagrados, según los creyentes, aunque escritos por mano del hombre, contienen la palabra de Dios.
Lo bueno y lo malo en el Paraíso Perdido
Ahora que conocemos otro enfoque, quizá nos pueda dar por pensar si lo recogido en la Biblia es del todo cierto, por supuesto con la fe de por medio, o hay algo que resulte, cuanto menos, de dudosa confianza.
Y es que, según palabras de Dios a Adán en el Génesis: «mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás» (24).
Pero esto no pasó
Tal y como la serpiente comenta: «No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal» (25). Adán y Eva no murieron por probar el fruto del árbol, sino por el castigo que Dios les impuso por hacerlo.
¿Fue Dios el inventor de las mentiras piadosas? ¿Por qué no evitó que este mal se llevara a cabo? ¿Satanás le dijo la verdad a los primeros habitantes del Éden, o solo les regaló los oídos? ¿Todo lo que vemos como bueno, está bien, y todo lo que vemos como malo, está mal?
Démosle una vuelta con este nuevo punto de vista. Quizá encontremos alguna respuesta de consuelo, aunque hayamos perdido el Paraíso hace tanto tiempo que no seamos capaces de recordar cómo era el fruto del mal y del bien.