¡Ay! Cuánto nos gusta un «vampirillo» en escena. A nada que una situación se ponga sangrienta, misteriosa e incluso tórrida, no dudamos en colar un vampiro en medio del suceso. Unas veces, porque los “chupasangre” nos ponen, ¡y mucho! ¿Lo negáis? ¿Qué me decís de Gary Oldman (1)? Otras veces, sin embargo, porque hacen que nos caguemos las patas abajo. Ahí tenéis a Nosferatu (2). Pero los vampiros no solo ocupan la gran pantalla. El imaginario colectivo está repleto de leyendas, alrededor de todo el globo terráqueo, que no dejan de hacer referencia a estos seres mitad humanos, mitad monstruos. Unas veces sobrenaturales y otras de carne y hueso, como Enriqueta Martí, La vampira del Raval.
A lo largo de la Historia encontramos varios ejemplos, como Vlad “el empalador”, que inspiró al mismísimo Stoker para su gran novela Drácula (3). O como Isabel Báthory, la condesa que tenía la extraña manía de bañarse en sangre de doncellas, bien fresquita. Porque el vampirismo no sólo es cosa de hombres; sí, también hay vampiresas “muy reales”, que llenan las páginas de nuestra Historia.
Un buen ejemplo es la protagonista de este artículo. Ella es Enriqueta Martí (4), o La vampira del Raval (5), la reina de la leyenda oscura de Barcelona. Pero ¿qué tenía esta mujer para que la llamasen La vampira del Raval ? ¿Chupaba sangre por los rincones? ¿Qué hizo para ganarse semejante apodo? Bueno, digamos que, a veces, se otorga la fama sin saber a ciencia cierta si se ha cardado la lana.
La Barcelona oscura, muerta de hambre, de la Vampira del Raval
Lo primero que debo aclarar al lector, es que la figura de Enriqueta Martí está exageradamente rodeada de mitos y leyendas. Pruebas, lo que se dice pruebas, las hubo, pero más bien pocas. Eso sí, rumores y prensa sacando tajada, abundaron. Sensacionalismo en estado puro. Incluso hoy en día, su historia sigue inspirando novelas (6), obras de teatro (7) y series de televisión (8). Y en internet… Si buscáis en Google hallaréis todo tipo de historias aterradoras y morbosas sobre La vampira del Raval . Esta mujer ¡es toda una leyenda urbana nacional! Pero, vamos a ponernos en situación, para comenzar este viaje.
Nos situamos a principios del siglo XX, en la Ciudad Condal, donde un reguero de niños desaparecidos tiñe de gris la prensa de la época. Imaginad el tenso ambiente y el mal rollo de los barceloneses. A esto hay que añadir la desigualdad social: unos eran insultantemente ricos y otros, tan pobres que se morían de hambre. Todo ello, envuelto de un clasismo muy cínico y de una misoginia brutal. Y, como no decirlo, de un analfabetismo desolador.
Pues bien, éste es el contexto donde hemos de situar a Enriqueta Martí, que fue detenida por el secuestro de una niña (9), sin saber aún la que se le venía encima. En sus carnes sufrió todo tipo de acusaciones: bruja, sacamantecas (adjetivo “cañí” donde los haya) (10), vampira, curandera, proxeneta, prostituta, secuestradora y asesina de niños… Era el mal personificado, ¡ni Satanás podía albergar tanta ponzoña! La leyenda en torno a ella estaba servida. Se convirtió en la asesina en serie catalana, en Jack El destripador a la española, ni más ni menos. Pero ¿cuánto hay de verdad y cuánto de leyenda negra en la historia de la Vampira del Raval ?
El secuestro que desató el caos
Efectivamente, Enriqueta Martí secuestró a una niña. Una vecina suya, muy cotilla, “se chivó” a la policía y la detuvieron (11). Y esto provocó que se abriese la caja de Pandora. Muchos menores habían desaparecido en los últimos tiempos (12), y la presión social era muy fuerte: necesitaban un culpable. Y con la detención de Enriqueta Martí ya tenían a la acusada perfecta para que cargase con todas las desapariciones. Era mujer y muy pobre. Vamos, el chivo expiatorio perfecto. Nadie la echaría en falta, y no podría contar con una defensa decente. Así, comenzó a fraguarse la atroz leyenda de La vampira del Raval. Enriqueta Martí acabó siendo sospechosa del asesinato de más de una docena de niños. Aunque lo cierto es, que ya en su día, solo fue acusada del secuestro de una niña (13).
Recordemos que estamos en España, a principios del siglo XX… Los medios policiales no eran como los del CSI precisamente. Además, bastaba con que se creyese fervientemente en algo, para convertirlo en realidad. Siempre nos ha gustado mucho la caza de brujas en este país.
Puta, muerta de hambre y sedienta de sangre: Enriqueta Martí , La vampira del Raval
Las “malas lenguas” empezaron a relatar la doble vida que llevaba Enriqueta Martí . A la luz del día, era una pobre mujer que mendigaba en las calles barcelonesas. Pero cuando caía la noche, se vestía con sus mejores galas y se paseaba por las zonas más burguesas de la ciudad, para ejercer de prostituta y proxeneta (14). ¡Así de completa era ella! Se decía que una cantidad ingente de niños habían caído en sus manos, sin llegar a saber qué hacía exactamente con ellos.
Empezó a circular el rumor de que, primero los prostituía y después, los asesinaba para sangrarlos y extraerles la grasa corporal. Con dichos fluidos, se supone que Enriqueta fabricaba ungüentos, que vendía a las clases altas, para curar la tuberculosis. ¡Hasta se rumoreó que ella misma consumía sangre fresca como fuente de la eterna juventud! (15). ¡Hala! Ya tenemos a la vampira, a la bruja y a la curandera. ¡Todo en una!
Lo cierto, es que existieron indicios, presunciones… pero ninguna prueba sólida que demostrase que Enriqueta Martí había cometido algún asesinato (16). Lo único que pudo probarse fue el secuestro de aquella niña. Su abogado la defendió, alegando que sufría un trastorno por no poder ser madre.
¿Una red de niños robados?
Otro de los rumores que circuló es, que Enriqueta era sólo una intermediaria, en las monstruosidades que se atribuyeron a las altas clases barcelonesas (17). Vamos, que ella secuestraba a los niños para vendérselos a los señores burgueses. Las atrocidades que después se cometiesen con los infantes, ya no corrían a cuenta suya.
El morbo estaba servido, y el caso de Enriqueta Martí sobrecogió no solo a Barcelona, sino a España entera. La prensa del momento se hizo eco de lo sucedido usando unos titulares tan amarillistas, que el propio Jorge Javier Vázquez se echaría las manos a la cabeza (18). ¡Normal que Enriqueta haya pasado a la historia como la secuestradora de niños más famosa de España!
La leyenda negra de la Vampira del Raval comienza a desvanecerse
Lo cierto es que no tiene mucho sentido pensar que Enriqueta comerciaba con las altas clases barcelonesas, ya que vivía en la más absoluta miseria. El estado en que se encontraba su vivienda, daba buena cuenta de ello (19). Así, las acusaciones de sacamantecas, curandera y vende-niños, empezaron a caerse por su propio peso.
Por otra parte, se habló de huesos hallados en su vivienda. Pues bien, una vez realizados los análisis forenses pertinentes, se demostró que no eran huesos humanos. Aunque los forenses en un primer momento no dudaron en afirmar que eran los restos óseos de cuatro niños (20). En fin, “fallillos” que se cometen con las prisas, ¡no penséis mal! El caso es que día tras día iban surgiendo nuevos datos que acababan echando por tierra el mito de la vampira sanguinaria (21).
Está claro que Enriqueta no se enriqueció con sus “supuestos tejemanejes”, pero la prensa de la época sí que sacó cacho a costa del morbo generado. Tampoco los teatros de la zona perdieron el viaje (22). ¡ La vampira del Raval era un filón! Eso sí, pocos son los que han investigado, pasados ya más de cien años, para elaborar una biografía auténtica y veraz de Enriqueta Martí (23).
Trágico final, ¿Enriqueta Martí apaleada en la cárcel?
Enriqueta acabó con sus huesos en prisión, de eso no cabe duda. Lo que no está tan claro, es la forma de morir que padeció. Primero, circuló el rumor de que había sido envenenada, ya que era un peligro andante para mucha gente poderosísima. Esta versión solo quedó en un bulo más, que engordaba la leyenda. Pero lo que sí se ha afirmado rotundamente durante años (e incluso aún se afirma, ¡con un par!), es que fue apaleada por sus compañeras presidiarias, muriendo así linchada (24). Sin embargo, al revisar su partida de defunción, se puede leer claramente que falleció a causa de un cáncer de útero (25). Mentiras, mentiras y más mentiras.
Detrás de esta mujer tan demonizada, lo que en realidad se encuentra, si se investiga, es a una pobre diabla a quien el pueblo y la prensa convirtieron en un auténtico monstruo. Todo el infierno que supuestamente la rodeó fue, prácticamente en su totalidad, un ingenioso (y rentable) invento. La verdad es que Enriqueta Martí jamás asesinó a ningún niño, y tampoco bebió ni una gota de sangre (26). Sin embargo, ha pasado a los anales de la historia como una de las asesinas en serie más famosas de España. ¡Lo que consiguen las “malas lenguas”! Como se suele decir, “gana fama y échate a dormir”. ¿Qué importa la verdad, cuando la leyenda de una vampira vende tanto?
PD:
Si os ha apasionado la historia de Enriqueta Martí, no os perdáis el capítulo que le dedico en nuestro libro: Historia de la Prostitución. Vol. II. Allí, encontraréis un análisis más profundo sobre su vida y todas las circunstancias que la rodearon. También encontraréis, en el Vol. I, un análisis en profundidad de la prostitución durante la Belle Époque y principios del siglo XX.
Si preferís la obra en papel, no dudéis en escribirnos un correo a khronoshistoria@gmail.com y os informaremos de cómo conseguirlo.
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