Parece increíble que, a lo largo de tres mil quinientos años de historia del antiguo Egipto, las únicas mujeres que somos capaces de identificar son las faraonas. La mujer egipcia tuvo un papel muy importante en la sociedad, no olvidemos que el trono formaba parte de la herencia matrilineal (1). A pesar de las limitaciones de la época, gozó de una independencia desconocida en otras culturas. La historia de Peseshet, una médica en el antiguo Egipto, viene a confirmar la inclusión de la mujer en diferentes ámbitos profesionales.
Reclamamos visibilidad con Peseshet
A falta de documentos sobre la organización de la profesión médica, ha sido gracias a los escritos de la vida diaria, los que han permitido reconstruir la organización de los médicos egipcios.
¡Voilà! Solo hace falta echar un vistazo a la Historia y aparecen mujeres como Peseshet.
Peseshet, una mujer que vivió durante la Dinastía IV (2)
La esperanza de vida en el antiguo Egipto era muy inferior a la actual. La mitad de la población solo alcanzaba los treinta años y apenas una cuarta parte llegaba a los cuarenta y tres (3). ¡Pobres cuarentañeras!
La fama de los sanadores del antiguo Egipto rebasó sus fronteras. Los médicos egipcios eran solicitados en muchos países (4), sobre todo los laicos. Ellos aliviaban las dolencias más comunes y velaban por la salud de sus conciudadanos.
Peseshet: la primera…que sepamos
La escasez de testimonios respecto al papel desempeñado por la mujer en la Antigüedad, nos lleva a recurrir a fuentes de diversos tipos (5). Al final, constatamos que la figura de la cuidadora tiene rostro de mujer. Tradicionalmente, la ocupación de la mujer abarca el ámbito del hogar. Incluido el cuidado de familiares a nivel físico, espiritual o psíquico. Por tanto, es fácil imaginar que habría mujeres entre los médicos.
Las escuelas admitían mujeres
Las escuelas de Menfis, Heliópolis o Sais (6), permitían la formación académica de la mujer en el cuidado del cuerpo. Es sabido que, las sacerdotisas o divinas madres eran las encargadas de la formación clínica y terapéutica de estudiantes del sexo femenino, enfocado hacia el conocimiento de los trastornos del aparato reproductor.
Las primeras cuidadoras reconocidas fueron Merit Ptah (7) y Peseshet. A Peseshet se la conocía con el título de:
«Señora supervisor de los sunu de sexo femenino» (8).
Los sunu y Peseshet
La función médica se regía por una estricta organización, como cualquier funcionario del estado faraónico. Los sanitarios partían desde el título genérico de sunu o médico. Por ello, si ascendía de categoría llegaba a ser el jefe de los médicos y en lo alto de la escala: inspector o director de los médicos. El papel de las mujeres egipcias como terapeutas quedó reflejado en las pinturas de tumbas, donde puede verse cómo las mujeres atienden un parto. Estas mujeres intervienen a una mujer en una capilla mortuoria de Tebas y realizan intervenciones quirúrgicas.
La directora de las médicas y de los sacerdotes del Ka (9)
Un solo médico obtuvo este puesto y fue además una mujer. ¿Adivináis quién? ¡Peseshet! Esto es algo excepcional en el ámbito de la profesión. Tenemos esta información gracias a una inscripción hallada en la estela de la mastaba de su hijo Ajethotep.
La importancia de esta mujer no reside en que su nombre haya llegado hasta nosotros escrito en una tumba, no. La dama Peseshet, a través de su experiencia, llegó a comprender que la materia no era disociable del espíritu y que el cuerpo humano estaba sometido a diversas fuerzas. Flipas.
Isis y Hathor
La vinculación entre la enfermedad y la religión también afectaba a la esfera femenina. Sobre todo referida al cuidado de la salud. Las diosas representaban un papel crucial en la salud como depositaras de la sabiduría en la práctica clínica y protectoras de la fertilidad de la mujer, el embarazo, la maternidad y el cuidado de los niños. Las mujeres adoraban principalmente a Isis y Hathor (10)
Búscame en los papiros
La principal información acerca de la medicina egipcia procede de los papiros médicos. Pero son muy pocos. (11) Estos trataban las dolencias desde un método cientifico, es decir a base de remedios y desde el punto de vista mágico religioso con amuletos, estelas protectoras y encantamientos la enfermedad era considerada algo que venía del exterior del organismo, un soplo, un demonio, una sustancia o un ser animado por un soplo patógeno, que penetraban en el cuerpo, royéndolo y perturbándolo (12)
“ Mi cabello es de Num, mi rostro es Re,mis ojos son Hathor, mis oídos son Upuaut,mis labios son Anubis,mis molares son Selquet,mis incisivos son Isis…” Formula 42 del Libro de los Muertos.
Médicos especialistas
Sin duda alguna, se hizo muy necesaria la presencia de médicos como Pesheset, pues eran los encargados de aliviar las dolencias y de velar por la salud de sus conciudadanos. Cada médico trataba una sola enfermedad; oculista: médico de los dos ojos, enfermedades digestivas: médico del vientre (13) dentista: el de los dientes. A través de la observación, conocieron el aparato oftalmológico, circulatorio o ginecológico. Este último de gran relevancia.
Nada nuevo bajo el sol
Sabido es que los antiguos egipcios tenían divinidades para todo. Las mujeres adoraban a diosas como Yuy, para quedarse embarazadas, Hequet, para ayudar en el parto, Shepset para ayudar al parto, Mesjenet, protectora del parto y Bastet, protectora de las posibles complicaciones posteriores. La importancia de la partera, comadrona o nodriza, era tan básica como en la actualidad.
Así que, como veis, las mujeres en el antiguo Egipto, no todas eran bailarinas o faraonas.
No te pierdas más artículos de mujeres interesantes en nuestra revista Khronos Historia.