La verdad es que no sabía si escribir este artículo. Un artículo sobre una epidemia, en la situación actual es para mandar al que escribe estas líneas a tomar vientos. Luego empecé a pensármelo mejor, y quizás, traiga una sonrisa o al menos distraiga a alguna persona de la situación que llevamos viviendo por más de un año. Aunque os aseguró que a quien no le hizo ni puñetera gracia esta historia fue a Frau Troffea.
Vamos a pensar que no es la primera vez en la historia de la humanidad que nos hemos enfrentado a una plaga. Sin duda, alguna las más famosas son la epidemia de Peste Negra, o quizás la Gripe Española. Pero hoy traigo una epidemia un tanto “especial”, la gran plaga de baile de Estrasburgo.
Con Frau Troffea comienza la fiesta
Si un día salierais a la calle y vieseis a un gran número de personas bailando por la calle sin motivo ¿os extrañaríais? Podríamos pensar que es un tik tok, o quizás una actuación tipo flash mob, pero sin duda nos preguntaríamos qué está pasando. Ahora vamos a transportarnos a la Edad Moderna año del señor de 1518, a la ciudad de Estrasburgo. El verano ha sido duro, muy cálido, lo que ha traído una falta de alimentos a la ciudad. Bajáis por la calle y veis a una vecina, Frau Troffea (1), bailar frenéticamente por la calle. Su rostro está congestionado por el esfuerzo, sus extremidades golpean el suelo frenéticamente, y cuando te giras para mirar que está ocurriendo, más gente comienza a imitar el extraño baile. Sin motivo alguno, sin música, sólo catarsis. Las crónicas de época lo narran así:
“Una mujer empezó a bailar y prosiguió durante seis días. El concejo de la ciudad la llevó a San Vitu, cerca de Zabern, y allí fue curada. Pero muchos otros muchos empezaron a bailar, treinta y cuatro hombres y mujeres en cuatro días. Los percusionistas y gaiteros fueron prohibidos y algunos bailarines fueron confinados en los salones de los gremios. Finalmente, se les llevó a todos a San Vitu, pero a pesar de todo más de cien personas fueron afectadas en cuatro semanas” (2).
Que siga la fiesta
Los nobles y regidores de Estrasburgo no sabían que hacer para parar la enfermedad del baile. Total, que como casi siempre, se echó mano de remedios médicos y plegarias diversas. Llevar a los bailarines a ciertos santuarios fue una medida popular, normal en una sociedad en la que la religión era el centro de la vida. Pero también se usaron remedios más mundanos. Se emplearon sangrías, un procedimiento mediante el cual se extraía sangre del paciente con cortes. La creencia era que este vigor podía venir de un exceso de sangre en el paciente.
Otra medida sorprendente fue que contrataron músicos para que los bailarines continuaran con su esfuerzo. Así, pararían debido al agotamiento extremo, como ocurrió con Frau Troffea. Al final del tratamiento varios afectados murieron. Las causas fueron desde infartos, derrames cerebrales, agotamiento o inanición, las crónicas no dan ningún dato exacto sobre el número total de víctimas (3). Finalmente, tal y como vino, la plaga se fue y Estrasburgo volvió a la paz, y a problemas más mundanos; como la falta de comida por ese nefasto clima caluroso.
Coreomanía no va de pasos de baile
Esta macabra danza no ocurrió solo en Estrasburgo, a lo largo de los siglos XIV, XV y XVI hubo episodios de epidemias de baile por toda Centroeuropa. Estos fenómenos pasaron a conocerse como coreomanía, lo que podríamos traducirlo como locura del baile.
El famoso Paracelso fue quien bautizó el fenómeno (4). Decidió estudiar estas plagas de baile para encontrar un motivo, uno que se aproximara a la realidad. La gente común pensaba que eran castigos impuestos por Dios o por los santos. De hecho, en España, conocemos a estos episodios como baile de San Vito. Acordaros de que a Frau Troffea la llevaron a la iglesia de San Vitu. ¿Veis la relación ahora? Bueno, Paracelso llegó a una conclusión y es que los santos no tenían que ver nada con el fenómeno. Pero sí que estos comportamientos compulsivos estaban muy relacionados con el pecado, una concepción lógica para los parámetros de su época (5).
¿Qué le pasó a Frau Troffea? CSI a través de los siglos
¿Qué pasó ese verano de 1518? Es algo fascinante, digno de película de terror. Esta pregunta se la han hecho muchos investigadores a lo largo de los años, y hay una batería de respuestas posibles más allá de los pecados de Paracelso.
La primera teoría tiene que ver con una intoxicación alimenticia. Recordemos que las cosechas no fueron buenas, esto pudo hacer que los habitantes de la ciudad consumieran cereal en mal estado, ahí entra el cornezuelo del centeno (6). Cuando se ingiere este simpático hongo, tiene efectos devastadores en el organismo, muy cercanos a los del LSD, una potente droga psicotrópica. En este estado de consciencia alterada quizás la gente podría ser inducida a bailar hasta su final. Pero claro, varios expertos (7) señalan que es muy improbable que todos los afectados sufrieran la misma reacción, debería haber todo una abanico de reacciones, no una sola. Por tanto esta vía se nos queda corta.
¿Fiebre del sábado noche?
Vale, quitamos las drogas de la ecuación. Pero ¿y si hubiera habido una enfermedad real? Tenemos una población famélica, mal alimentada y hace mucho calor. Esto desde luego no ayuda a mantener una buena salud. Hay teóricos que sostienen que las condiciones generales llevaron a brotes de fiebre incontrolada en ciertos sujetos. La fiebre, a su vez, indujo un estado de paranoia, el cual desembocó en bailes incontrolados y espasmos que podían ser interpretados como un baile. Pero vuelve a pasar lo mismo que con la teoría del cornezuelo. Es cierto que la fiebre puede hacer eso, pero que todos los afectados reaccionasen del mismo modo es muy improbable (8). Así que, descartemos la fiebre de la lista de sospechosos.
El reino de la locura
¿Y si literalmente hubo un brote de locura? Me diréis que eso es imposible, pero no. El ser humano es sorprendente y hay un fenómeno que encaja con estos hechos: los episodios de histeria colectiva. La histeria colectiva es un fenómeno cuando dos o más personas sufren los mismo síntomas sin la presencia de patógenos. Normalmente se manifiesta en ataques de ansiedad ante una amenaza externa. Vale, calor, hambruna, mucho miedo… podría encajar.
Pero es que existe una histeria de masas motriz (9) en la cual se producen anomalías psicomotrices, es decir, en el movimiento del cuerpo, y aquí llega lo interesante. Normalmente se da en zonas con fuertes creencias comunitarias en lo sobrenatural, como las supersticiones medievales. Hay casos actuales documentados en zonas de África o sureste asiático. En 2008 las niñas de un colegio de Tanzania (10), ante la presión de un importante examen, entraron en un estado disociado en las que experimentaron los mismos síntomas: corrieron alrededor de la escuela y luego se desmayaron. Algo parecido al caso de Frau Troffea y su compañeros de baile. Así que esta podría ser la explicación más lógica de aquella danza maldita.
Fin del baile para Frau Troffea y para nosotros
Y con esto llegamos al fin, como podemos ver muchos acontecimientos que tomamos por sobrenaturales, finalmente pueden explicarse de manera lógica. Tenemos la suerte de que la ciencia ha avanzado mucho, y podemos poner remedio a nuestros males de forma segura. Aun con todo, debemos estar atentos de la salud invisible, nuestra salud mental, no querremos acabar todos bailando como maníacos cuando la presión nos pueda. Os dejo con un temazo, un saludo a todos.
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