Historiadores y demógrafos suelen coincidir a la hora de afirmar que fueron las enfermedades infecciosas que los europeos llevamos a América (mayormente la viruela), el principal factor del colapso de la población indígena. Virus, bacterias y alguna otra cosilla más que iba de regalo, pusieron a los amerindios al borde de la cuerda floja. Sin embargo, hay una enfermedad que no fue importada. Una enfermedad que trae por el cerro de la amargura a más de uno y a la que le han dado el curioso nombre de Cocoliztli.
En la lengua nativa de México (1), la raíz “coco” se halla asociada al concepto genérico de enfermedad. Por eso, Cocoliztli bien podría significar “mal, peste, epidemia”. Aunque acabó por aplicarse, únicamente, a esta rara enfermedad en cuanto empezó a cobrarse la vida de millones y millones de personas.
Las epidemias más mortíferas
De todas las epidemias de Cocoliztli, hay dos que destacan sobre las demás. La primera (2) se llevó por delante a más del 80% de la población nativa. Por eso, fue una de las peores catástrofes demográficas de la historia de la humanidad. La segunda (3), aunque también afectó a los conquistadores españoles, se extendió mayormente por la población indígena, quienes empezaron a caer como flores barridas por el viento; un viento mortífero que dejó desiertos muchos pueblos y ciudades de América.
Una enfermedad muy, pero que muy gore
El mal se caracterizaba por fuertes fiebres que venían acompañadas de muchos síntomas que acababa con la vida del paciente en menos de una semana. Dolor abdominal, color amarillo de la piel, hemorragias por los orificios naturales…. En todos los casos se insistía en el «flujo de sangre” y se señalaba que los que morían vomitaban por la boca un líquido semejante a sangre podrida.
Un médico español (4), testigo de una de estas epidemias (5), dejó escrito en sus libros los síntomas de esta rara enfermedad. La forma en cómo la describe no deja lugar a dudas de que se enfrentaba contra algo totalmente nuevo para él (6).
¿Qué diantres era el Cocoliztli?
Todavía se cuestiona qué pudo generar tamaña enfermedad y, de hecho, aún siguen proponiéndose nuevos culpables.
La forma cómo surgió es muy similar a la manera cómo se presentó una epidemia (7) que afectó a los habitantes de las Cuatro Esquinas (8) de Norte América. El virus que causó esta última dolencia, apareció tras una sobrepoblación de ratones (9), aunque previamente, hubo una acusada sequía que fue seguida de un periodo de lluvias persistentes y torrenciales. La sequía provocó una notable disminución de alimento, lo que obligó a los ratones a buscar su comida en el único lugar donde ésta podía encontrarse: junto a las charcas. Tanto «bichejo» viviendo junto permitió la propagación del virus. Después, cuando las condiciones climáticas mejoraron, los campos y graneros acabaron inundados de ratones y los trabajadores expuestos a los virus.
En el caso del Cocoliztli, también hubo una fuerte sequía (10) intercalada con periodos de lluvias. Estas condiciones propiciaron el contacto entre humanos y roedores y, por lo tanto, se cree que la plaga pudo tener aquí su origen. Además, los nativos americanos, íntimamente ligados a las labores del campo, serían los más expuestos a ella y, por lo tanto, los que caerían primero.
Buscando culpables hasta en el Espacio Exterior
Otros autores prefieren las bacterias. De hecho, analizando muestras de un cementerio (11), se ha hallado en varios cadáveres una bacteria poco atendida hasta ahora: la Salmonela (12). Ante la ambigüedad de las causas del Cocoliztli, que bien pudo ser una cosa, bien pudo ser la otra, estas investigaciones suponen una primera evidencia (y por ahora la única) de que una infección microbiana podía estar detrás de esta temida enfermedad.
Pero es que todavía hay un hecho mucho más curioso, y es que una de estas epidemias (13) coincidió con la aparición de un gran cometa (14) que fue visto por millones de personas (15). Además, unos años antes, ya se habían visto también otros dos grandes cometas en el cielo (16).
Un gran número de científicos han apoyado la idea de que la vida llegó a la Tierra transportada por cometas (17). Como consecuencia, han propuesto que muchos de los virus y bacterias causantes de las grandes epidemias que asolaron la Tierra procedían del espacio. Esto ayudaría a justificar la ancestral relación entre cometas y las supersticiones que ven en estos cuerpos celestes la llegada de grandes calamidades (18) o, por ejemplo, por qué determinadas variantes de la gripe aparecen periódicamente en la Tierra con el paso del cometa Halley el que excomulgó un Papa (19).
Por último, otros científicos, más perdidos que un fideo en un plato de alubias, han ido incorporando a este show de patógenos más y más actores: fiebre amarilla, malaria, paludismo, tifus… (dejamos la lista abierta, por si a alguien se le ocurre alguno más que añadir).
Y el premio va para…
En este concurso no hay ganadores. Vamos, que no tenemos ni idea de qué diantres fue el Cocoliztli, por lo que cualquier conjetura es válida. Lo que sí sabemos es que la población americana se vio seriamente afectada tras su paso, dejando el continente más vacío que la biblioteca de un Neandertal. Precisamente, por ese misterio que lo envuelve, deberíamos andarnos precavidos y prepararnos por si se vuelve a repetir. Más aun ahora que con el cambio climático y el Calentamiento Global, cada vez son más frecuentes las sequías y las lluvias torrenciales, hecho que favorece una explosión ratonil y, por qué no, también viral.