Últimamente, con los tiempos que corren, hemos vuelto a oír un término que creíamos olvidado, Piratería, para referirse a la copia ilegal pero, ¿quiénes eran los verdaderos piratas? No estamos hablando de películas de piratas famosas como Piratas del Caribe 5, sino de historas de piratas de verdad.
Aunque podemos encontrar piratería casi desde el mismo momento en el que el hombre descubrió cómo desplazarse por los mares, no podemos olvidar que la llamada “Edad de Oro” de la piratería puede fijarse entre 1690 y 1720. La llegada europea al “Nuevo Mundo” y el tráfico de mercancías entre América y España determinó el desarrollo de esta actividad.
Debemos diferenciar entre tres tipos de piratas: corsarios, que durante una guerra operaban con patente de corso (1); bucaneros, que evitaban barcos de su misma bandera o aliada; piratas, que no respondían ante ninguna norma estatal, enarbolando su «Jolly Roger».
¡Arrasa con lo que veas y generoso no seas! – El significado de las típicas frases de piratas
El oro de las Indias, no existe mayor reclamo para los ladrones del mar. Al principio fueron los ingleses los que, usando las patentes de corso, intentaban rapiñar a los españoles, pero pronto la alianza momentánea de estas dos naciones acabó con estas patentes. Aunque a los piratas no les importaban las alianzas entre reinos ya que estaban por encima eso.
El afán de estos piratas por las riquezas llevó a que, a finales del siglo XVII, Thomas Tew (2) atacase un barco cargado de turquesas, esmeraldas y diversas especies de gran valor. Para conseguirlo inauguró la llamada «Ronda del Pirata», el itinerario que iba desde los grandes puertos más transitados de América del Norte y Gran Bretaña hasta el Mar Rojo, atacando todo navío que navegase por la ruta del Atlántico occidental. Allí actuaron Thomas Tew, Henry Every (3), Robert Culliford (4) y William Kidd (5).
Aunque el verdadero auge de la piratería lo encontramos entre 1713 y 1714, cuando se firmaron una serie de tratados de paz que pusieron fin a la guerra de sucesión española. Esto tuvo como resultado que miles de marineros y corsarios, que estaban entrenados para combatir y no conocían otra vida, quedasen retirados de sus obligaciones militares. Pero no solo esto, el desempleo había obligado a una gran cantidad de europeos a echarse a la mar, con la intención de hacerse con el suficiente oro de la venta de esclavos como para poder vivir. Es en estas fechas cuando deciden cambiar de oficio, pasar de la venta de esclavos a la piratería. Junto a estos también había esclavos huidos. Todo aquel que estuviese dispuesto a abordar y saquear barcos era bienvenido en un navío pirata.
Las utopía pirata – Más real que Piratas del Caribe 5
Pese a la diferencia de nacionalidades, razas e incluso religión, los piratas consiguieron crear una cultura común basada en el pillaje y los asaltos, que se puede apreciar en las llamadas «utopías piratas», el precedente del anarquismo.
Pero no fue hasta el siglo XVIII cuando los piratas consiguieron su verdadera «Edad de Oro», con la creación, en la isla de New Providence, de la llamada República Pirata, Nassau, en una pequeña isla de las Bahamas; curiosa la preferencia de los piratas actuales por estas islas o la vecina Panamá. Esta fue la auténtica ciudad representante de la «utopía pirata». Allí se establecieron los grandes nombres de la piratería, Thomas Barrow y Benjamin Hornigold (6), Charles Vane (7), Calicó Jack (8) y el famoso Edward Teach “Barbanegra”. Partiendo desde esta ciudad atacaban numerosos barcos mercantes en tránsito por el Mar de las Antillas, rumbo a las costas de América del Sur, las Indias Occidentales y los puertos de Europa y Norteamérica.
1715, ese fue el año del mayor éxito para los piratas. Un gran núcleo de ex-bucaneros se unió por el que podría ser el mayor botín de su historia, el mayor botín de la historia. Henry Jennings, Charles Vane, Samuel Bellamy y Edward England unidos para conseguir el “oro del Urca”.
“El sol desapareció y el viento que venía del este y este-noreste soplaba ahora más fuerte. Las olas se agigantaron y el viento seguía empujándonos hacia la orilla, a las aguas menos profundas. En cuestión de momentos no pudimos utilizar ninguna de las velas… y nos encontramos a merced del viento y del agua, cada vez más cerca de la costa y sin ningún mástil en pie. Todos los navíos, a excepción del mío, naufragaron y quedaron hechos pedazos.” (9)
Estas fueron las palabras de Miguel de Lima para describir el naufragio de su navío, el «Urca de Lima». El barco formaba parte de la flota del tesoro español en 1715 junto con otros 13, de los que el 30 de julio una poderosa tormenta destruyo 11, haciendo que el Urca quedase intacto encallado en aguas poco profundas; por ello todo el barco por encima del nivel del mar fue quemado, para ocultar su preciada carga a los piratas.
Pero estos comenzaron un ataque masivo contra los buzos españoles que trataban de recuperar el oro, resultando exitoso. Su mayor problema fue que no podían gastar el oro en ninguna ciudad, todas fueron cerradas. Por lo que únicamente pudieron guardarlo en Nassau hasta que el gobernador Woodes Rogers lo recupero tres años después, cuando se hizo con el control de la ciudad.
Muchos fueron los acuerdos firmados tras la Guerra de Sucesión española, y en uno de ellos Inglaterra consiguió el asiento de negros, por el cual podía proveer de esclavos a las colonias españolas en el Nuevo Mundo. El aumento de mano de obra marinera de aquellos que tras la guerra habían quedado desempleados, permitió a los mercaderes que bajasen los salarios y maximizasen sus ganancias, haciendo que en sus embarcaciones las condiciones fuesen precarias; pero hubo algo que los mercaderes no tuvieron en cuenta, la moral baja de sus marineros. Si las condiciones de vida eran tan pobres, ¿qué les impedía arriesgarse a convertirse en piratas? Así que, el aumento de navíos comerciales también supuso el aumento de bandidos acechándolos.
Para el inicio del siglo XVIII la tolerancia hacia los bucaneros se debilitó. El aumento de piratas que saqueaban las naves de comercio de las naciones europeas, obligó a estas a mejorar sus naves para proteger comerciantes y cazar piratas. El exceso de marineros cualificados para el combate no fue únicamente beneficioso para los piratas, estos marineros también fueron reclutados en las embarcaciones nacionales. La piratería en 1720 estaba en claro declive; la “Edad dorada” no superaría esta década.
Los eventos de la segunda mitad de 1718 marcaron un punto de inflexión para la piratería en el Nuevo Mundo. Sin una base segura a la que acudir, tras la pérdida de Nassau a manos del gobernador Rogers, y bajo la presión constante de las embarcaciones navales, los piratas perdieron la inercia. Los tesoros españoles ya no eran tan atractivos como antes y, paulatinamente, los cazadores se convirtieron en las presas. En 1719 los piratas que aún no habían sido ajusticiados en las persecuciones a lo largo del Caribe se movilizaron hacia el África occidental, donde el comercio de esclavos entre europeos y africanos prometía un elevado botín, ya que los esclavistas estaban pobremente defendidos. En la zona africana perduraran, encontrando ejemplos actualmente en el llamado «Cuerno de África».
La “Edad Dorada” de la piratería tocó a su fin.
¿Te ha gustado este artículo? Echa un vistazo a otros artículos de Historia gratuitos en nuestra web.