Crisis económica, empobrecimiento de la población, pestes, hambrunas, guerras, movimientos migratorios, etc. No, aunque lo parezca, no son los titulares de ningún medio informativo actual, sino los acontecimientos que desembocaron en una de las crisis más importantes de la historia de la antigüedad -más importante aun que la crisis de identidad de Heliogábalo-, me estoy refiriendo a la crisis del 1200 a.C., que cambió por completo el devenir de las sociedades del Levante mediterráneo.
Entre el ocaso del siglo XIII y los albores del XII a.C.-las malas lenguas afirman que ya entonces Jordi Hurtado estaba haciendo de las suyas-, la fachada oriental del Mediterráneo antiguo fue testigo de una serie de acontecimientos que marcaron el fin del «sistema-mundo» de la época, basado en una compleja red de relaciones diplomáticas interestatales de corte horizontal (contactos entre estados del mismo rango o nivel) y vertical (relaciones que implican subordinación entre estados de distintos rango). Desaparecen entonces varios reinos e imperios, como el hitita (que ocupaba casi la totalidad de la actual Turquía), y se asientan nuevos pueblos en la región, de características muy diferentes a la de sus predecesores. Este proceso ha sido bautizado por la historiografía tradicional como “Gran Crisis del 1200 a.C.” , siendo la principal fuente de información los textos e iconografías de la época (esencialmente la egipcia(1)), así como la correspondencia(2) intercambiada por los distintos monarcas de la época.
Los egipcios, en sus escritos, responsabilizaban directamente de la desaparición de estados como el hitita o el de Alashiya (Chipre), a un conjunto de grupos que ellos mismos nombraron como «los pueblos del norte venidos de sus islas»(3), y que coloquialmente son llamados como «Pueblos del Mar». Estas poblaciones protagonizaron dos grandes movimientos migratorios, llevados a cabo durante los reinados de Merenptah (4) y Rameses III (5), en los cuales sembraron el caos en gran parte del Levante. Pero ¿quiénes eran estos habitantes de origen desconocido? y ¿que querían? Las fuentes nos dan un total de nueve pueblos provenientes del mar (6). Realmente tenemos poca información acerca de ellos, por lo que la literatura generada en torno a este debate es enorme, variada y, en muchos casos, polémica. Su procedencia es incierta, no ha sido identificado un punto de origen y, según las teorías, podrían proceder de lugares tan diversos como Italia, Cerdeña y Sicilia, también del Egeo o de Anatolia, e inclusive del propio Mediterráneo oriental o de Chipre.
Anteriormente, hemos mencionado cómo los egipcios responsabilizaban de todo lo ocurrido a los Pueblos del Mar. Hasta hace relativamente poco tiempo, una gran parte de los historiadores también defendían esta postura como principal detonante de los cambios socio-políticos y económicos que asolaron la región en torno al 1200 a.C. No obstante, los avances científicos han revelado que este procedimiento no atendió a una única causa, sino que debemos encuadrar este proceso dentro de un contexto de crisis generalizada, en la que la llegada de estos pueblos fue uno de los varios factores que transformaron tanto el panorama socio-político como el étnico de la región.
Ya desde el siglo XIV y XIII a.C., se tiene constancia de un aumento de la conflictividad social en gran parte de los reinos del Mediterráneo oriental, donde aparecen signos de debilidad como, por ejemplo, en el Imperio hitita, donde una grave peste acabó con gran parte de su población. Además, los sistemas político-económicos palaciales, basados en la explotación de los recursos agrícolas, vivieron una fuerte sobre-explotación, consecuencia de la cada vez mayor y más exigente imposición tributaria que vivían los campesinos; todo ello dio como resultado una situación de endeudamiento que desgastó hasta niveles ínfimos las condiciones de vida campesina (7).
La situación se hizo tan insostenible que muchos de los agricultores, ante el temor de caer en una situación de esclavitud por endeudamiento, optaron por huir de sus lugares de origen para refugiarse en zonas más o menos remotas, como bosques y montañas, hasta donde la autoridad de los palacios no llegaba, o lo hacía de forma muy débil. Además, los conflictos aumentaron de manera notable, así parte de estos huidos se ofrecen a distintos estados como mercenarios, o trabajan por su cuenta como saqueadores de caravanas comerciales, desarrollando cada vez estrategias de ataque más refinadas. Pero no solo estas pequeñas bandas entran en conflictos, las guerras entre diferentes estados también aumentan, así en esta época encontramos la famosa guerra de Troya entre aqueos y troyanos. Egipto, por su parte, entraba en conflicto con las tribus libias y con la parte más meridional de Nubia, que escapaba a su control.(8)
Por lo tanto, la aparición de los distintos Pueblos del Mar en la zona, sería un elemento más de esta situación de crisis generalizada que acabaría con el periodo del Bronce final, iniciándose un nuevo periodo, que algunos han bautizado como “Edad Oscura”. Entonces las relaciones regionales desaparecen, el comercio también se esfuma de manera temporal, a la par que aparece un nuevo componente tecnológico (el cual se estaba ya experimentando en zonas como Siria), el hierro, que destacará sobre todo en la producción de armas y herramientas de trabajo.
Parece claro que existía un fuerte vínculo interestatal a gran escala «globalizado» y «cosmopolita» que, aunque guardando las distancias, se podría asemejar a nuestros días. Quizá esa fuerte interdependencia entre estados provocó que la caída de alguno de ellos desembocara en un «efecto dominó». Desgraciadamente, resolver todas las preguntas generadas por esta crisis es imposible. Lo que si podemos conocer es que surgió una nueva situación socio-política, la cuál facilitaría la aparición de pequeños reinos de origen diverso; como podría ser la presencia de fenicios (en el actual Líbano), los cuales desarrollaran el primer alfabeto de la historia. Más al sur, se asentaron los filisteos, identificados con uno de los Pueblos del Mar; los peleset. Más al interior, un conjunto de tribus nómadas que acabaría articulando lo que sería conocido como reino de Israel. Es preciso nombrar que todas estas regiones estarán bajo la órbita de las grandes potencias del momento: Egipto y Asiria, aunque sus problemas intestinos permitirán un desarrollo independiente de estos pequeños estados(9).
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