El género de la novela o película de aventuras es uno de mis favoritos, sin duda. Me encantan películas como: Los tres mosqueteros o Piratas del Caribe. En muchas de estas historias los protagonistas son letales duelistas o encantadores camorristas. Por ejemplo, Íñigo Montoya, el espadachín español de La princesa prometida (si no la habéis visto, estáis tardando en ir a pordede XD). Montoya aprende una serie de técnicas increíbles para vengar a su padre. Pues estas técnicas, aunque parecen unas fantasmadas de película, existieron de verdad. Son el eco de una de las artes marciales más complejas de la historia y además “marca España”: la esgrima.
Antes de nada, casi todo el mundo asocia arte marcial a las técnicas de lucha orientales tipo Kárate, Tae-Kwon-Do o Kendo en el caso de la esgrima japonesa. Esa idea hay que cambiarla. Europa también fue la cuna de muchas artes marciales. Tenemos como ejemplo el pancracio griego, muy parecido al actual MMA (1). O las escuelas de gladiadores romanas, en las que se enseñaba un estilo de lucha a cada tipo de gladiador. Particularmente, en la Edad Media, hay pruebas de la enseñanza de las artes marciales de todo tipo.
Renacimiento: hombres de armas y letras
El Renacimiento trajo muchos cambios a la sociedad europea, la popularización de las artes marciales fue uno de ellos. Este proceso de expansión tuvo varias causas. El establecimiento de ejércitos profesionales hizo que el dominio de técnicas de combate no fuera exclusivo de la nobleza. La introducción del alto horno abarató la producción de acero, con lo cual las espadas eran más baratas y más gente podía comprarlas. El aumento de disputas civiles y de la criminalidad hizo que más gente se interesara en aprender a luchar para su autoprotección. Para que os hagáis una idea de lo chunga que era la situación: entre los años 1589 y 1643 en Francia, hubo más de 12.000 duelos a muerte.
Pero si he de destacar motivos, los más importantes son la introducción y desarrollo de las armas de fuego. Estas cambiaron la manera de hacer la guerra, favoreciendo que las espadas fueran usadas también por gente ajena al ámbito militar. La otra fue la invención de la imprenta. Así, los maestros de esgrima podían poner por escrito sus conocimientos de lucha y difundirlos al público. La mentalidad renacentista hizo que el combate tratara de perfeccionarse bajo la mirada del incipiente progreso científico. Leonardo da Vinci, sin ir más lejos, discutía con el maestro de armas español Pedro Monte, sobre las trayectorias en el lanzamiento de jabalina.
La figura del maestro de armas fue el eje de este desarrollo. Auténticos estudiosos y teóricos del combate que investigaron, usando todo un arsenal de conocimientos, cómo perfeccionar el arte de matar sin morir. Ojo, esta gente no enseñaba bonitas poses. Enseñaban a matar en todo tipo de circunstancias y con todo tipo de armas, no solo con espadas. De hecho, muchas veces enseñaban en sus escuelas con armas reales para que fuera peligroso y el alumno estuviera en tensión. Así se acostumbraban a exponerse al peligro de un combate a muerte.
Verdadera destreza: matemáticas y acero
España, en esta época, participa en múltiples guerras bajo el gobierno de los Reyes Católicos y la monarquía Habsburgo. Las tropas españolas ganaron reputación de soldados magníficos gracias a las victorias a lo largo del continente. Pero además, aprovechando el influjo humanista, algunos hombres tomaron la esgrima y la elevaron a ciencia gracias a la geometría, la anatomía y las matemáticas.
El iniciador de este fenómeno fue el sevillano Jerónimo de Carranza. En su libro (2) sienta las bases de la Verdadera Destreza, para él, la esgrima no se podía entender sin el cuerpo humano. Sólo a través del estudio de sus proporciones y las del adversario y del análisis de los pasos en combate, se llegaría a una técnica eficaz. Carranza abrió esta senda y Luis Pacheco de Narváez la consolida con su tratado (3) haciendo de ella un arte marcial de pleno derecho.
Esgrima: círculos, espadas y un baile letal
Respecto a la técnica, el ataque y la defensa, se basaban en el concepto de un círculo imaginario. El diámetro de ese círculo estaba formado por la altura del espadachín de pie, levantando su brazo empuñando la espada por encima de su cabeza. La distancia desde la punta de la espada hasta el suelo sería el diámetro del círculo. A la hora de pelear el “Diestro” cómo Narváez nos cuenta, se pondrá semiperfilado, con los talones ligeramente separados y el brazo del arma extendido adelante en un ángulo de 90º respecto al cuerpo.
A partir de esa pose se irían ejecutando las técnicas, llamadas “tretas” en combinaciones hasta matar al oponente. La descripción de cómo luchaba un “Diestro” nos la da el Maestro de Armas inglés George Silver:
Se cree que el español es mejor hombre con su ropera que el italiano, el francés, el alemán o cualquiera de otro país. Porque en su esgrima con ropera utilizan tantas tretas que en el curso de una vida entera serían difícil aprenderlas todas, y si fallan en hacer una se ponen en peligro de muerte.
Esta es la manera de la lucha española. Se presentan tan bravos como pueden, con el cuerpo totalmente vertical y estrecho. Los pies en continuo movimiento, como si bailaran, sosteniendo sus brazos y roperas muy rectos contra la cara o el cuerpo de sus enemigos, y esta es su única pose en este estilo de lucha. Y mientras puedan estar con su brazo y la punta de su ropera apuntando, será imposible para su adversario herirlos, porque en esta pose con su brazo erguido, cualquier golpe que se haga contra él será detenido. Gracias a la distancia mantenida por su ropera han de moverse muy poco, haciendo de su guardia perfecta.”(4)
Narváez se convirtió en el espadachín más famoso de España, y fue nombrado Maestro de Armas Mayor por Felipe IV. Siendo el Maestro de espada de este, tenía derecho a examinar a todo aquel que quisiera acceder al rango de Maestro de Armas. Además fue enemigo de Francisco de Quevedo. Según la cultura popular en una discusión Quevedo de una estocada le quitó el sombrero a Narváez. Sin embargo, yo considero esta hazaña de armas un mito asociado al bravucón de Quevedo (¡venga ya!, el pobre Quevedo era miope y estaba cojo y Narváez era el mejor espadachín del reino).
A partir del siglo XVIII las influencias de la esgrima italiana y francesa, las mejores consideradas del momento, fueron entrando en la esgrima española resultando en el abandono de la Verdadera Destreza. Pero ahora gracias a muchos estudiosos y entusiastas se ha recuperado y se puede aprender este estilo de combate que transforma la geometría en una danza letal.
PD: os dejo con un vídeo de la película 1612 donde Ramón Langa (doblador de Bruce Willis) muestra conceptos de la Verdadera Destreza.
[…] o la falta de respeto no podían quedar nunca impunes. Como buen noble, Caravaggio era un gran espadachín y no tenían reparos en sacar a relucir su […]
Los orientales conservaron sus artes marciales debido a que estan ligadas a su cultura con mucha fuerza, en cambio los occidentales no ligamos artes marcial a cultura, sólo miramos el pragmatismo y la efectividad. Y cierto la pólvora tuvo mucha culpa porque es bastante más fácil adiestrar un fusilero que un espadachin, al final siempre la tecnología se impone aunque en este caso es una pena.
un dato, los orientales conservaron su arte marcial, ya que el mismo es conservado por la religion, se amalgama, en cambio eso no sucedio en europa, lo que dejo que la polvora, arrase todo este arte, y solo queden manuales para recordarlo.