¿Recordáis la escena final de Drácula de Bram Stoker (1)? Mina /Elisabetta entra en el castillo con Drácula y es ella la que le da muerte. Pues en Nosferatu, el film del que hoy os voy a hablar, que cumple cien añitos, también es Mina (Ellen) la que mata al vampiro. El cómo ya os lo contaré más adelante. Pero la realidad, mis pequeñas criaturas de la noche, a veces, es mejor que la ficción. Y hoy os contaré la historia de la mujer que quiso acabar con el vampiro: Florence Stoker contra el impostor Nosferatu.
Ya os he hablado de vampiros en otras ocasiones, se nota que no me gustan nada de nada, ¿verdad?… Pero la historia de hoy es equiparable a la persecución del vampiro que Stoker describe en su libro (o a una buena partida de La furia de Drácula) (2). Unos hombres (abogados) y una mujer (la viuda de Stoker) persiguiendo al vampiro por Europa y más allá, mientras la salida del sol se acerca. Aunque este caso sería más bien el ocaso, el de la vida de Florence Stoker.
Nadie dijo que conseguir la inmortalidad fuera fácil…
Luces, cámara, Nosferatu!!!
La imagen del vampiro en el cine va a estar para siempre ligada a un nombre, Drácula, y a dos caballeros, Béla Lugossi y Christopher Lee. Pero, antes de que se estrenara en 1931 la película protagonizada por Lugossi (y por Carlos Villarías en su versión española), ya hubo un anterior “Drácula” en la pantalla.
Veintisiete años después de que los hermanos Lumiére proyectaran la primera película, Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (Nosferatu, una sinfonía de horror) vio la luz en Alemania. Concretamente el 4 de marzo de 1922. El lugar elegido fue la sala de Mármol del Jardín Zoológico de Berlín (3). No se escatimaron en gastos en dicho estreno. La proyección constaba de acompañamiento orquestal en directo y una gran cobertura por parte de la prensa cinematográfica (4)
Nosfertu – ¡El que no puede morir!
Un millón de visiones le asaltan cuando oye el nombre: ¡Nosferatu!
¡NOSFE
RATU
no muere!
¿Qué espera de la primera proyección de esta gran obra? ¿Acaso no tiene miedo? Los hombres deben morir. ¡Pero la leyenda cuenta que un vampiro, Nosferatu, “el no-muerto”, vive de la sangre de los hombres! ¿Quiere ver una sinfonía del horror? Puede esperar más. Tenga cuidado. Nosferatu no es simple diversión, no es algo que deba tomarse a la ligera. Una vez más se lo advertimos: cuidado (5).
El film tuvo muy buena aceptación entre el público alemán. La película se vendía como “un film erótico-ocultista-espiritista-metafísico” (6). Ante tal descripción, normal que el público desease verla. Aunque siento deciros, si es que aún no la habéis visto, que no vais a encontrar nada de eso, sorry. Si buscáis sexo y sangre, buscad en Hammer (7).
Prana Films y Nosferatu
¿Quién estaba detrás de Nosferatu? Pues una pequeña productora, creada en enero de 1921 por Enrico Dieckmann y Albin Grau. La productora constaba de un más que modesto capital inicial, veinte mil marcos, y de una gran ambición (8). La intención de ambos era la de crear una productora dedicada a un tipo de cine muy concreto, películas sobre ocultismo y temas sobrenaturales (9).
Ya la elección del nombre de la productora podía dar pistas sobre su “estilo”. Prana es el concepto budista de la “respiración”, de la vida. Un concepto muy esotérico, y es que no era para menos. Grau, además de ser miembro fundador, diseñador, pintor y arquitecto era miembro de la sociedad secreta Ordo Templi Orientis. Igual os suena por uno de sus miembros más conocidos, y director de la misma, el satanista Aleister Crowley (10).
Los proyectos que Prana Films tenía en su lista de pendientes eran otras dos películas de tema “diabólico”: Hollenträume (Sueños del Infierno) y Der Stumpfteufel (El diablo del pantano) (11). Ninguna de ambas llegó a realizarse. Prana nació y murió con Nosferatu, su único film.
Nosferatu, un Drácula “ilegítimo” pero no el primero
Nosferatu es la primera auténtica adaptación de la novela de Bram Stoker, Drácula (12). Pero no fue la primera en usar al famoso conde transilvano. Un año antes de la aparición de Nosferatu, llegó a la gran pantalla una película húngara titulada DraKula Halála (La muerte de Drácula). Dirigida por Károly Lajthay en 1921, esta película muda usaba el nombre de Drácula pero no tenía nada que ver con la obra de Stoker en cuanto a argumento (13).
Desafortunadamente, la película corrió la suerte que consiguió eludir Nosferatu: fue destruida y se ha perdido. De ella solo se conservan algunas fotos y una breve novelización (14). Podemos decir que es la primera película sobre vampiros, aunque, al no haber sobrevivido, ese título se lo haya llevado Nosferatu.
“Pasado el puente, los fantasmas salieron a su encuentro” (15)
Con este subtítulo el espectador es introducido en Nosferatu en los dominios del Conde Orlok, el vampiro. Y así es como yo voy a introduciros también en la considerada por numerosos críticos como “la mejor adaptación de Drácula jamás filmada” (16). Sí, llevo un rato hablándoos sobre la película, pero ahora nos vamos a adentrar en ella. Para poneros en situación, os contaré de qué va, si es que nunca la habéis visto, ni habéis leído a Stoker:
Un representante inmobiliario, Hutter, (interpretado por Gustav von Wangenheim) viaja a Transilvania para completar la compra por parte de un noble de una propiedad en su ciudad natal, Wisborg. Dicho noble, el graf Orlok (Max Schreck), se revela como un vampiro sexualmente omnívoro que hunde los dientes en el cuello de su visitante masculino al tiempo que come con los ojos la fotografía del la esposa del joven, la cual, como no, también tiene una preciosa garganta. Hutter huye del castillo del vampiro.
Orlok viaja hasta Wisborg cargado con cajas llenas de tierra de su país, aterrorizando y matando a la tripulación de un navío en el proceso. Después, se instala en la casa que ha adquirido, directamente enfrente de la de Hutter. Con él llega una terrible plaga y las calles de Wisborg pronto se llenan de procesiones fúnebres. La esposa de Hutter, Ellen (Greta Schroeder), recibe en casa a su marido, presa del delirio, y descubre entre sus pertenencias “El libro de los vampiros”, en el que descubre que la única manera de destruir a Nosferatu es que una mujer virtuosa invite al monstruo a su cama y lo mantenga allí entretenido hasta que los rayos del sol del amanecer lo incineren. La estrategia surte efecto, pero exige un sacrificio: Ellen, exangüe, expira entre los brazos de su marido (17).
El equipo técnico
La dirección de Nosferatu estuvo a cargo de F. W. Murnau, uno de los más grandes directores alemanes de todos los tiempos (18). Había trabajado a las órdenes de otro grande del cine y el teatro, Max Reinhardt, y de él aprendio el genial uso de las luces y sombras (19). Tenía treinta y dos años cuando fue contratado para este proyecto.
Los decorados, vestuario y maquillaje corrían a cargo, como no, del polifacético Grau. Pero de esto hablaremos un poco más adelante.
El guión era obra de Henrik Galeen, otro discípulo de Reinhadrt, quien había participado en otro film mítico alemán, El Gólem, en 1915 (20). El reto al que se enfrentaba Galeen no era pequeño. En otro artículo anterior (21) ya os conté como el propio Stoker fue el primero en dramatizar su obra, dando lugar a una tediosa lectura teatralizada que duró ¡5 horas! Lo que hizo Galeen fue quitar todo aquello que no fuera necesariamente relevante para la trama, ni visual, metafórico o mítico (22).
La copia del guión usado por Murnau se encuentra actualmente en la Cinémathéque FraÇaise. En él podemos ver como Galeen sugiere más que dictar como tenía que ser el resultado final. Y como el propio Murnau se alejaba incluso de sus propias notas, de lo cual deducimos un alto grado de improvisación en el rodaje (23).
¡Un vampiro real en Nosferatu!
El personaje principal de Nosferatu es el conde Orlok, un vampiro. El actor elegido para interpretarlo era otro discípulo de Reinhadt, Max Schreck. Por cierto, Schreck en alemán significa terror… Mucha gente pensaba que era un nombre ideado a propósito para dar publicidad a la película, pero no, era su nombre real (24).
El aspecto del conde Orlok no dejaba indiferente a nadie. Esa imagen del vampiro joven, hermoso, atractivo, con pelazo, al que tan acostumbrados estamos, es la antítesis de lo que Albin Grau expresó con el maquillaje. El aspecto de Orlok es grotesto. Recuerda a una rata con sus dientes y a un murciélago con sus orejas puntiagudas. Sus dedos, a lo largo del film se van volviendo más y más alargados y afilados (eran modificados con masilla) (25).
Cuando os conté el argumento de Nosferatu hablé de una plaga, que es la que Orlok lleva consigo. Ese aspecto ratonil del conde no era aleatorio. Las ratas son las que transmiten la peste, la plaga y la muerte, y eso es lo que hace el vampiro.
La magnífica interpretación de Schreck dió lugar a una leyenda urbana: Murnau había usado un vampiro real para interpretar Nosferatu (26). Este episodio anecdótico dio lugar a una película, La sombra del vampiro (2000) en la que se cuenta la historia del vampiro (Williem Dafoe) y el rodaje de la película de Murnau (John Malcovich).
Y ahora permitidme un dato friki donde los haya. Si sois fans del cine de terror gótico, conoceréis de sobra a Tim Burton, un frikazo pero grande. Pues bien, en su película de 1992, Batman returns, el personaje interpretado por Christopher Walken se llama… Max Schreck. Todo un homenaje.
Un film ¿Expresionista?
Si pensáis en una obra referente del expersionismo alemán, en lo que a cine se refiere claro está, pensaréis inmediatamente en El Gabinete del doctor Caligari (27). Si Caligari es el rey, Nosferatu es el príncipe. Y es que la película de Muranu está considerada como una de las obras clave de este movimiento.
“Una obra maestra del expresionismo alemán, muy ingeniosa y brillante en el uso innovador de los efectos especiales y la narrativa visual” (28).
Además de hacer uso de los elementos propios del expresionismo, como los contrastes de luz y el simbolismo, Murnau añadió elementos nuevos. En parte por falta de presupuesto, recordemos el escaso capital inicial. Esto hizo que rodara en escenarios naturales, algo muy poco habitual y alejado de los trabajados decorados expresionistas (29). Fue rodada principalmente en Checoslovaquia.
El camara, Fritz Arno Wagner, tuvo que tirar de ingenio y suplir las carencias de escenografía con atrevidas composiciones visuales (30). Además de esto, Murnau usó un truco para conseguir que las escenas nocturnas, rodadas a plena luz del día, fueran realmente oscuras. Eran tintadas de azul en postprodución. Lamentablemente, las copias que se conservan actualmente carecen de este efecto (31).
Precisamente el uso de exteriores y la “improvisación” que ya vimos con respecto al guión, hace que algunos estudiosos no la consideren como expresionista.
“Erróneamente considerada ´expresionista´, es una pieza que bebe de la literatura romántica del s. XIX y cuyo aparato visual, lejos de pretender establecer una correlación interna con los estados de los personajes, se limita a ratificar la condición que sus muy marcadas características físicas ofrecen.” (32).
Nosferatu no es nombre de vampiro
¿Pero que me estás contando?!! ¡Si llevas todo este rato diciendo que Nosferatu es un vampiro! Esto es lo que seguramente estaréis pensando. Permitid que me explique.
“El Nosferatu no muere como la abeja cuando clava una vez el aguijón. Es mucho más fuerte, y siendo más fuerte, tiene más poder para hacer el mal. Este vampiro que está entre nosotros es tan fuerte como veinte hombres.” (33).
El término Nosferatu aparece en la novela de Stoker, como acabamos de leer. Y es gracias a su obra que el término se difundió y popularizó rápidamente. Pero, ¿de donde sacó dicha palabra? Pues de un ensayo de 1885 titulado “Supersticiones Transilvanas”, escrito por Emily Gerard. La primera vez fue publicado en la revista The Nineteenth Century, aunque posteriormente fue incluido en su libro The Land Betond the Forest (34).
“Más decididamente malvado es el nosferatu, o vampiro, en el que todo campesino rumano cree tan firmemente como en el cielo o el infierno. “(35).
Pero Emily se equivocó. Nosferatu no existe en rumano ni en ninguna otra lengua. El término rumano es vampir (esto ya os lo he contado en mis otros artículos). Parece que el dominio de Gerard de la lengua rumana no era demasiado bueno, y es más que posible que transcribiera erróneamente la palabra nesuferit, que significa ”infestado” o “insufrible” (36).
Florence Stoker, de soltera Balcombe
Esta es la historia de dos, de la mujer contra el vampiro. Ya os he contado la parte del vampiro, así que, vayamos ahora con la parte de la mujer, Florence Stoker.
Florence Anne Lemon Balcombe nació un 17 de julio de 1858, en Cornwall. Era hija del teniente coronel del ejército James Balcombe y su esposa Philippa Anne. Su nombre, Florence, fue elegido en honor de la única heroína de la guerra de Crimea, en la que su padre había combatido, Florence Nightingale (37).
“el semblante más perfectamente bello que jamás haya visto” (38)
Así es como describía el gran Oscar Wilde a Florence. Y es que antes de casarse con el padre de Drácula fue pretendida por el padre de otro “monstruo”, Dorian Gray.
Wilde vs Stoker
Oscar Wilde y Bram Stoker eran amigos y conocidos. Más exactamente, Stoker era amigo del hermano de Wilde (39). “Ambos estudiaron en el Trinity College; ambos se sintieron atraídos por el teatro y fascinados por el folclore y los cuentos de hadas” y ambos cortejaron a la misma hermosa joven, Florence Balcombe (40).
La familia de Florence residía, curiosamente, en la misma calle donde había nacido Stoker, aunque, no llegaron a coincidir, ya que los Stoker se habían mudado cuando los Balcombe llegaron (41).
El inicio de la relación entre Bram y Florence es algo difuso. Puede incluso que fuera el mismo Oscar el que los presentara. Ambos, Florence y Bram, solían acudir a las tertulias organizadas por la madre de Oscar, Lady Wilde (42).
Florence y Bram se casaron un 4 de diciembre de 1878, en la iglesia de Sta. Ana en Dublín (43).
Parece que, a pesar de todo, tanto Stoker como Wilde siguieron manteniendo una relación cordial hasta el juicio y posterior encarcelamiento de Wilde, en 1895 (44).
Florence cazavampiros
La caza de Florence al vampiro dio comienzo poco después del estreno de Nosferatu. Habían llegado a sus manos, enviados desde Berlín, un programa del estreno del film y una ilustración publicitaria del mismo. Lo primero que hizo fue ponerse en contacto con la Sociedad General de Autores Británicos. Antes de desvelar sus intenciones, solicitaba información para afiliarse a la misma… Chica lista. El 27 de abril recibió una carta del secretario de la sociedad, Herbert Thirng indicándole los pormenores:
“En virtud de lo acordado en nuestra conversación telefónica de hoy, adjunto los documentos relativos a la Sociedad. […] Como ya le he mencionado en persona, entre los miembros de la Sociedad se encuentran numerosos albaceas literarios, de modo que si necesita ayuda en cualquier asunto relacionado con la obra literaria de su marido, no dude en transmitírmela junto al formulario de inscripción” (45).
Pobres ilusos… No sabían lo que se les venía encima con la “persistente” Florence.
En 1908 el propio Stoker había vendido los derechos de su obra para su traducción al alemán. La Sociedad de Autores indicó a Florence que los derechos literarios no tenían nada que ver con los fílmicos (46). El primer sospechoso de haber cometido “traición” fue el editor al que Stoker había vendido los derechos, Max Altmann. Las sospechas de Florence estaban generadas por los retrasos en los pagos por derechos que Altmann acumulaba. Posteriormente, quedó demostrado que él no había tenido nada que ver (47).
A mediados de mayo la Sociedad de Autores decide poner a trabajar en el asunto a su abogado alemán, Dr. Wronke Flatow, de Berlin. La intención era un poco “quedabien”: vale, nos hacemos cargo de la defensa de los derechos de uno de nuestros autores, pero si la productora decide dar guerra te quedas sola bonita (48). ¡Ja!
Florence la persistente
Florence Stoker no iba aceptar un no por respuesta, ni por parte de la productora Prana, ni por parte de la Sociedad de Autores. Y es que desde ese primer movimiento en mayo, la Sociedad, de manera continuada, iba a comunicarle a Florence la imposibilidad de seguir adelante. La excusa del alto coste económico estaba siempre presente. Del mismo modo que las cartas retractándose y diciendo que seguirían con el proceso contra Nosferatu (49).
”Adjunto una copia de una carta remitida por nuestro abogado alemán. Recordará usted que el caso fue aceptado en un principio con la esperanza de que nuestro abogado pudiera llegar a un acuerdo extrajudicial. La cuestión ha pasado a ser tan complicada, y los procedimientos legales tan complejos, que dudo que la Sociedad pueda permitirse seguir adelante con este asunto. […] Quizás pueda usted hacerme saber si estaría dispuesta a sufragar personalmente los posibles gastos”. Thirng a Stoker, 3 de agosto de 1922 (50).
¿Por qué, a pesar de las continuas reticencias, la Sociedad de Autores continuaba con el litigio? Pues por una cuestión muy sencilla: a día de hoy, estamos cansados de usar redes sociales, ¿verdad? Pero estamos también cansados de ver como no hay una legislación que las controle y supervise de manera eficaz. Pues esto es lo que estaba pasando con la industria del cine: no había una legislación para regular y proteger las obras literarias. Así que podríamos afirmar que este caso es el que sentará las bases a este respecto. Si la Sociedad lo resolvía correctamente, se evitaría problemas con futuras adaptaciones por parte de una industria floreciente como era la del cine.
Quiebra de Prana
La historia de Prana Films fue realmente fugaz. Recordemos que el 4 de marzo de 1922 estrenan su primera película, Nosferatu. El 27 de abril del mismo año es cuando Florence Stoker empieza su “caza”. Pues en junio de ese mismo año, la empresa se declara en quiebra (51).
Cualquier mente mal pensante podría pensar que la empresa, viendo lo que se le venía encima, se declarase en bancarrota para no tener que indemnizar a Florence. Bueno, ya sabéis lo que dice el refrán, “piensa mal y acertarás”.
Florence argumentaba que se obviaba la obra de su marido, que no se hacía referencia a la misma. Si habéis visto Nosferatu, o tenéis intención de verla, podréis observar al inicio cómo se indica que está basada en la novela Drácula de Bram Stoker.
Por cierto, es más que probable que Florence Stoker nunca jamás viera la película. Según ella, verla, sería darle notoriedad (52). No seáis como Florence, vedla. Sí ya sé, es una peli muda, en blanco y negro (sepia más bien), pero es historia del cine, y sin ella haréis como el Capi (53), no entenderéis muchas referencias cinematográficas posteriores, las cuales os contaré, tranquilos.
La Convención de Berna
Todos los asuntos legales suelen ser bastante farragosos, y si vas de listo, como hicieron Sieckmann y Grau, pues aún más. ¿Qué los llevó a pensar que no tendrían problemas legales al adaptar una obra literaria? Pues, seguramente, conocían la película húngara que os mencioné al inicio, Drakula Halála, y pensaron: si ellos pudieron, nosotros también (54).
Pero había un pequeño detalle que pasaron por alto: Hungría no formaba parte de la Convención Berna, pero Alemania sí, al igual que Inglaterra. Mejor que contaros yo que es la Convención de Berna, os lo va a contar la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual:
“El Convenio de Berna, que fue adoptado en 1886, trata de la protección de las obras y los derechos de los autores. Ofrece a los creadores como los autores, músicos, poetas, pintores, etc., los medios para controlar quién usa sus obras, cómo y en qué condiciones. Se fundamenta en tres principios básicos y contiene una serie de disposiciones que determinan la protección mínima que ha de conferirse, así como las disposiciones especiales para los países en desarrollo que quieran valerse de ellas.” (55).
Florence Wins!
El proceso se demoró hasta 1925. Tras la quiebra de Prana Films la estrategia por la que se optó fue la de perseguir al síndico de Prana (56). Y es que, aún después de todo, a Florence le llegó la noticia de la proyeción de Nosferatu en Budapest, en agosto de 1922 (57).
Después de diversos tira y afloja, apelaciones y demás, finalmente, el 20 de julio de 1925, el tribunal de Berlín dictó sentencia: las copias y negativos de Nosferatu debían ser destruídas. Y es que esa era la intención de Florence: la destrucción del vampiro (58).
El modo en cómo la película fue destruida no se conoce. De hecho, el tribunal nunca aportó pruebas de ello. Lo que sí sabemos es que el negativo original nunca más volvió a aparecer (59).
El regreso de Nosferatu y el disgusto de Florence
Cuando la buena de Florence pensaba que el vampiro estaba ya muerto para siempre, como si de una película de Hammer (60) se tratase, éste vuelve de la tumba. En octubre de 1925, apenas 3 meses después de su victoria, Florence se entera de que van a proyectar Nosferatu en suelo inglés.
Recibe por correo un folleto en el que se presenta una nueva sociedad, The Film Society, dedicada a la preservación de las obras cinematográficas. Entre sus miembros estaban nombres relevantes de la cultura como H.G. Wells y George Bernard Shaw (61). En esta Sociedad se iba a proyectar la película Nosferatu y eso Florence no lo podía consentir. Se pone de nuevo en contacto con la Sociedad de Autores.
El fundador de la Film Society, Ivor Montagu (62), consideraba que estaba en su derecho a proyectar el film, ya que no era una proyección pública sino privada, para los miembros de dicha sociedad. Pero esto no era válido para Florence ni para la Sociedad de Autores. Finalmente, aunque Montagu abogaba por la conservación del film por encima de todas las cosas, en marzo de 1928 entregó su positivo de Nosferatu (63). Sí, habéis leído bien, 1928… Casi 4 años después.
Universal Pictures: Nosferatu cruza el charco
Nosferatu, una vez más había conseguido eludir a Florence. En junio de 1929 se proyecta por primera vez en un cine de Nueva York. Las críticas no fueron muy buenas, la calificaron de soporífera (64).
Para aquel entonces, Universal Pictures se encontraba en proceso de adaptar cinematográficamente, esta vez de manera legal, la obra de Stoker. Estaban teniendo dificultades con el guión y se les ocurrió que, ¿por qué no “inspirarse” en la obra de Murnau? Dicho y hecho. A mediados de agosto, Universal poseía la copia ilícita de Nosferatu (65).
Cuando os hablé en mi artículo anterior sobre Drácula de Universal ya os comenté como el equipo de la película “española” visionaba y estudiaba lo rodado por el equipo americano, pudiendo así mejorarlo. ¿Ironías del destino verdad? Y es que si vemos Nosferatu y Drácula, podemos observar como la primera fue estudiada e imitada en muchas de las secuencias y planos de la segunda.
¿Queréis más? Mientras se rodaba el film de Universal, Murnau se encontraba trabajando en Hollywood. Nunca hizo declaración alguna sobre su film, Nosferatu, ni sobre la polémica que había entorno a ella, jamás (66).
El legado de Nosferatu, el fracaso de Florence
Pobre Florence. Después de tantos años de litigios y persecución del vampiro no pudo terminar con él. Falleció el 25 de mayo de 1937, en Londres. Nosferatu aún sigue vivito, colmilleando y creando escuela.
Ya os conté al inicio que en el año 2000 se estrenó La sombra del vampiro (A), en la que se cuenta la historia del vampiro (Williem Dafoe) y el rodaje de la película de Murnau (John Malcovich). Pues anteriormente, en 1979, el mundo vio renacer a Nosferatu. Otro director alemán, Werner Herzog rodó un remake, homenaje, esta vez sonoro y en color, de la película de Muranu. Nosferatu: Phantom der Nacht, estaba protagonizada por Klaus Kinski en el papel del conde Orlok, e Isabell Adjani en el papel de Lucy, no Ellen como en la original (67).
Uno de los grandes maestros del terror, Stephen King, también hizo sus aproximaciones al mundo vampírico. En 1979 se estrena la serie de televisión El misterio de Salem´s Lot, adaptación de la segunda novela de King (68). El vampiro de Salem podría ser perfectamente el propio Nosferatu, hermanos gemelos.
Blade 2 llegó a las pantallas de mano de Guillermo del Toro en 2002. Aquí nos vamos a encontrar con una nueva raza de vampiros mejorados. Tanto estos como el “vampiro jefe”, Damaskinos (B), curiosamente se parecen muchísimo a Nosferatu (69).
Taika Waititi nos rompió los esquemas en 2015 con Lo que hacemos en las sombras. Esta película-falsodocumental cuenta la vida diaria de un grupo de vampiros que comparten casa en Nueva Zelanda. Uno de ellos, Petyr (C), seguro que os resulta familiar…
AHS
La última temporada de American Horror Storie, Double feature, nos lleva a un tranquilo pueblo costero en el que sus habitantes conviven en perfecta armonía con… ¡Exacto! ¡Vampiros! ¿Y a quién se parecen esos vampiros…?
No es la primera vez que AHS trata el tema de los vampiros. En la temporada quinta temporada, Hotel, Lady Gaga es una condesa vampira que había sido convertida por el mismísimo Rodolfo Valentino. Valentino era todo un galán del cine mudo en Hollywood. ¿Recordáis quien os dije que se había ido a trabajar a Hollywood desde Alemania…? Pues en un inconcebible giro de los acontecimientos, en AHS Murnau es un auténtico vampiro, y va a ser él quien convierta a Valentino.
Al final parece que sí había un auténtico vampiro en Nosferatu…
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