Cuando hablamos de movimientos revolucionarios en Latinoamérica durante el siglo XX, siempre nos vienen a la cabeza Fidel Castro en Cuba, las FARC colombinas o los Sandinistas de Nicaragua. Pero, entre todos estos movimientos, hay un gran olvidado. Ahora mismo, muchos de vosotros os estaréis preguntando cuál es. Unos pocos, habréis acertado, pero estoy seguro de que la inmensa mayoría no habéis oído ni el nombre de Sendero Luminoso. Aquí es donde surge la gran duda, ¿qué es Sendero Luminoso (1)? Sendero es un partido comunista peruano, de ideología marxista-maoísta. A lo largo de un gran número de décadas, asoló Perú con su enorme violencia e intimidación.
El Comunismo se rompe en dos
Sendero Luminoso surge como respuesta contraria a los soviéticos (2) y su abandono de la lucha armada. Sendero es partidario de echar más carne en el asador y continuar con una guerra armada incesante contra el odiado capitalismo. El mundo está en un momento muy delicado: se acerca el desastre nuclear por las posiciones enfrentadas del comunismo y del capitalismo. Ambos estuvieron a nada de pulsar el botón nuclear.
Abimael: aquí llegó el comunismo de verdad
Aquí es donde surge la gran figura de Abimael Guzmán (3), con nombre en clave “Presidente Gonzalo”. Guzmán se presenta como el mesías de Perú y del comunismo en Latinoamérica. Abimael Guzmán comanda Sendero Luminoso en la época más dura de todas, dejando tras de sí un reguero de muerte y destrucción difícil de igualar. No os dejéis engañar por su imagen de hombre regordete y sonriente, a sus espaldas carga con las sentencias de muerte de mucha gente.
Dos son las figuras más relevantes e influyentes en el pensamiento de Guzmán. La primera es Mao Tse-Tung (4) y la segunda es José Carlos Mariátegui (5). Que Guzmán se vea influido por Mariátegui es algo perfectamente normal y plausible, ya que ambos son peruanos y marxistas, lo raro sería que no se fijase en él. La duda surge en el otro pilar fundamental de su pensamiento. ¿Por qué maoísmo y no estalinismo o trotskismo? La respuesta a esta pregunta es sencilla. Guzmán, al igual que Mao, es un ferviente defensor de la lucha armada. Por eso ve en la nueva política de la URSS una gran traición a los valores del socialismo (6). Abimael será el encargado de aterrorizar a los peruanos, cual matón amenaza al resto de niños en el patio.
La cocaína paga muy bien la revolución
Tenemos que entender que Perú a lo largo del siglo XX es asolado por las dictaduras, crisis económicas derivadas del capitalismo y un gran intervencionismo de EE.UU, por lo que es perfectamente normal que aparezcan grupos revolucionarios que luchen contra estas situaciones. Sendero actúa en Perú a lo largo de casi tres décadas. En todo este tiempo, tiene un gran rango de acción y un gran dominio sobre la población. Aquí aparece la gran cuestión de fondo, ¿quién paga todo esto? Las bombas, balas y ametralladoras no se pagan solas amigos y amigas. Sendero supo muy bien donde buscar el dinero para pagar las facturas.
Por un lado, se encontraba mamá China. Ésta, pasaba la paga sin problema alguno para sufragar la guerra sucia en Perú. Otra buena manera de obtener dinero fue la extorsión y el miedo; el clásico método utilizado en el mundo terrorista y mafioso. Por último y no menos importante, y seguramente lo más llamativo de todo, el narcotráfico llenó las arcas senderistas hasta rebosar. Los cárteles colombianos, sobra decir que uno de esos cartéles era llevado por un señor con bigote que ahora se ha hecho muy famoso por una serie y que todos nos imaginamos quien es, compraban toneladas y toneladas de la cocaína comunista. Si querido lector, la cocaína comunista de Perú llenaba las narices de muchos capitalistas americanos en la década de los 80. Las ironías de la vida hicieron que las armas de sendero fueran pagadas con dólares americanos.
El principio del fin de Sendero Luminoso
En la década de los 90 Sendero llegó a ocupar casi un tercio del Perú, pero amigos, nada es eterno. Tras la detención de toda su cúpula directiva (7), Sendero queda totalmente huérfano. Queda a la deriva como un barco descontrolado que poco a poco se va hundiendo. La formación sigue viva actualmente, aunque poco queda del esplendor pasado y el propio Abimael Guzmán no la reconoce. Estos grupos reducidos han abandonado el ideario comunista y se han centrado más en el lucrativo negocio de la cocaína.
Esto no es blanco o negro, buenos contra malos. Los diferentes gobiernos peruanos realizaron una dura represión contra los senderistas y los no senderistas. Se inició una «guerra civil» donde ambos bandos se dedicaron a mermar las filas del contrario, sin pensar en que los verdaderos afectados fueron los ciudadanos.