La leyenda del invierno

Hades y Perséfone – el mito

Hoy hablamos del mito de Hades y Perséfone… pero ¿qué es todo eso de la mitología? Un cuento chino seguramente…

La mitología es simplemente un conjunto de relatos de un pueblo. Hoy en día se ve la mitología como algo fantástico, para entretener a los niños: dragones, calamares gigantes, gárgolas y otras criaturas fantásticas. Sin embargo, hubo un tiempo, hace cientos de años, con culturas tan importantes para nosotros como la Antigua Grecia (cuna de la civilización) o Roma (de la que provienen muchos de los idiomas de Europa como el español o el italiano y multitud de otras cosas como el derecho), en el que este conjunto de historias, con sus dioses y personajes, tenían una importancia capital, tanta que incluso regían el modo de actuar y vivir de aquellas gentes.

En primer lugar, debemos comprender que aquellos hombres y mujeres no contaban, en general, con unos conocimientos del clima, la astronomía o la naturaleza, como los que se tienen hoy en día, ni siquiera la misma visión del mundo. Por tanto, muchos fenómenos naturales como las tormentas, las crecidas de los ríos o un terremoto (no digamos ya un volcán) debían tener una explicación mítica, creyendo aquellas gentes que los dioses eran los responsables de provocarlos (los «pobrecillos», en multitud de ocasiones, lo tomaban como una represalia por algún mal hecho e incluso como anuncio de un mal mayor). En este contexto, y en particular en el clima mediterráneo, en el que el clima es tan brusco y cambiante, encontramos un claro ejemplo, el mito de Hades y Perséfone.

El rapto de Perséfone

Hades, en la mitología griega, era el dios de los muertos (que no de la Muerte). Este buen dios vivía en su palacio del Inframundo, desde donde  el propio Hades y sus hermanos Zeus y Poseidón se  habían repartido el mundo, llevándose Hades  esta  parte, el llamado “Inframundo”. Hasta aquí, los muertos son llevados (siempre que hayan tenido un funeral apropiado) por Thanatos (la Muerte) y Caronte. Una vez allí son juzgados por tres jueces que deciden, en virtud de la vida que han llevado, enviarles a una parte del Inframundo o a otra.

Hades, tras mucho tiempo en su palacio se sentía solo, puesto que ninguna mortal ni diosa quería vivir en un lugar tan oscuro y triste;  por ello, un buen día (o malo, según se mire), Hades empezó a buscar candidatas a reinas del Inframundo (por supuesto si contar con su opinión). Así se fijó en una bella joven de nombre Perséfone, hija de su hermana, Deméter, Diosa de la agricultura (entre otras cosas).

Hades y Persefóne - El rapto de Proserpina
«El rapto de Proserpina (Perséfone)» de Rubens (1577-1640) Fuente: Wikipedia

Un día, mientras Perséfone estaba recogiendo flores, la tierra sufrió de repente un pequeño temblor, agrietándose el suelo, desde donde Hades, montado en su carro de caballos negros surgió y rapto a Perséfone para desaparecer rápidamente por la grieta, ocurriendo lo mismo con esta y quedando finalmente todo como si  nada hubiera pasado .

el rapto de la diosa Perséfone por Hades
Escultura de «El Rapto de Perséfone» de Bernini (1598-1680) Fuente: Wikipedia

Sin embargo, Perséfone, a pesar de la sorpresa, llego a gritar antes de desaparecer, siendo escuchada por su madre, que rápidamente abandono sus tareas de agricultura, provocando que las cosechas se paralizasen, para buscar a su hija por el mundo. Este abandono generó una época de hambre en los hombres y los dioses, lo que hizo que estos últimos se vieran obligados a intervenir. La escena del rapto no pasó inadvertida, ya que Helios (el Sol) fue testigo de lo ocurrido y se lo relató a Deméter, que exigió a Zeus que interviniera; este aceptó y pidió a su hermano que dejase libre a Perséfone. A pesar de ello, el soberano del Inframundo  se negó, sin que nadie pudiera obligarle a hacerlo.

Perséfone y su madre Deméter, diosa de la agricultura

Deméter, furiosa por la negativa, abandonó el Olimpo y sus tareas para con la agricultura, y se disfrazó y se escondió del mundo. Dio comienzo entonces un período cruel para la humanidad. El trigo y otras plantas se negaban a crecer y germinar. El hambre amenazó con extinguir al hombre, que se veía privado de las plantas de las que se alimentaba él mismo y sus rebaños.

Ante tal amenaza, los dioses se vieron obligados a interceder de nuevo. Zeus pidió a Hades que dejase libre a Perséfone, ante las consecuencias de su anterior negativa en el mundo. Hades, conocedor de las reglas del Inframundo (mal rey sería sino las supiera), aceptó con la condición de que Perséfone no hubiese probado bocado, porque de haberlo hecho tendría prohibida su salida del  reino. Ante la pregunta de si había comido algo durante su estancia, Perséfone afirmó haber probado unos granos de granada; por lo tanto, no podría abandonar  su cárcel.  A pesar de tan estricta norma, se llegó a un acuerdo por el bien del mundo: durante tres meses (1) Perséfone estaría con Hades en el Inframundo y el resto del año lo pasaría libre. Con la libertad de su hija, Deméter volvió a sus tareas y el mundo se libró de  la amenaza.

¿Cuál es el significado del mito de Perséfone?

Ahora bien, ya que hemos contado el cuento (que esta vez no es chino)… Nos queda tan solo considerar las funciones del mito, qué les llevó a inventar toda esta historia que se extendió por el mundo antiguo y ha llegado hasta nuestros días, por ejemplo en las obras de arte. Pues bien, servía para explicar algo tan importante, más aún en nuestro clima  como decíamos, como las estaciones del año en la Antigua Grecia.

Con el mito, los griegos explicaban la razón por la que  durante tres meses del año, los del invierno (un período del año difícil para el hombre en el que  se da un clima triste y frío) las cosechas no crecen; lo explicaban con algo tan tan humano y natural como la tristeza de Deméter, una madre que había perdido a su hija. Por otro lado, el momento de la “liberación” de Perséfone venía relacionado con una época cálida, de alegría y de felicidad de la madre, que hacía rebrotar las flores, llegando la primavera y el crecimiento de las plantas de la cosecha.



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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Mientras que algunos autores hablan de tres meses, otros hablan de cuatro o de seis meses (coincidiendo con el otoño y el invierno).


Bibliografía

  • Eliade, M., 2011, Historia de las creencias y las ideas religiosas II, Paidós Iberica, Barcelona.
  • Pouzadoux, C., 2004, Cuentos y leyendas de la mitología griega, Espasa, Madrid.
  • Sechi Mestica, G., 1993, Diccionario Akal de Mitología Universal, Akal, Madrid.
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Marcos Del Amo Sánchez
Historiador novel de Madrid. Apasionado del mundo antiguo y su mitología. Profesor y futuro especialista en Historia Militar.

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