¿Se cargó Franco a los otros generales para dominar España haciendo que parecieran accidentes?

Las pesetas nos decían que Franco era Caudillo de España por la gracia de Dios (1),  (vaya gracia ¿no?). Sin embargo, fueron las desgracias que sucedieron a sus compañeros golpistas, las que le situaron en el poder. De hecho, Francisco, como el general más joven de la junta militar formada con el alzamiento, tenía pocas papeletas para liderarla.

El peso de las medallas…

En principio, la jefatura de la junta militar recaía sobre el general José Sanjurjo, el más galardonado por las campañas en África. Mola envió una avioneta para recogerle en su exilio de Lisboa (2), pero la República se quejó al Gobierno portugués por dejar utilizar sus aeropuertos a los rebeldes. Por eso, el joven piloto hubo de despegar en un pinar. Falló el despegue, quizá por exceso de equipaje (el general Sanjurjo llevaba todos sus uniformes de gala para presentarse como jefe de estado). La hélice chocó con las copas de los pinos y el aparato se incendió quemando al veterano militar. Su caso fue literalmente antes muerto que sencillo…

Un triunvirato con los días contados

A partir de este suceso, la junta de generales quedó encabezada por tres: Mola en el norte de la Península, Queipo de Llano en el Sur, y Franco en la zona marroquí. La ventaja de este último dependió mucho de los nazis, cuya ayuda fue básica para que Franco cruzara con sus tropas el Estrecho de Gibraltar (3). En el terreno de la propaganda, se marcó un tanto con la conquista de Toledo y su alcázar, sitiado por los republicanos.

Así, llegamos a las únicas elecciones que ganó Franco (4). Fue votado como «generalísimo» por los miembros de la junta de generales en una finca de Salamanca. Con ello otorgaban a Franco todos los poderes del Estado, sin límite de tiempo, pero con el compromiso de restaurar la monarquía.

El duelo final: Franco contra Mola

Emilio Mola (general nacido en Cuba y curtido en la guerra de Marruecos) se presentó  como coordinador de la sublevación militar desde el principio; teniendo en cuenta su apellido no es extraño que su autoestima estuviera por las nubes. Pese a haber planificado minuciosamente cada detalle de la conspiración, erró en lo fundamental. Su (teóricamente) inofensiva toma del poder se convirtió en una guerra de desgaste. Parte de ese fracaso se lo achacó Mola a Franco :

“… esas 38 horas de retraso de la toma del mando del general Franco, se van  a convertir en muchos meses de guerra… ”

El principal punto de tensión entre Franco y Mola era la reposición monárquica. Franco no tenía ninguna prisa, no así Mola, que esperaba restaurarla recién acabado el conflicto para no traicionar a las fuerzas tradicionalistas de Navarra, que resultaban cruciales en su campaña cantábrica. Mola estaba enfrascado en romper el cerco que protegía Bilbao, donde se hallaba Gernika. Aunque no vio el bombardeo sobre esta población con buenos ojos, porque había avivado los ánimos de los nacionalistas vascos, más decididos aún a resistir. La decisión pudo venir del generalísimo, más próximo a los nazis que la perpetraron.

El cerebro de la banda derribado

Poco después de la masacre de Guérnica, viajaba Mola en su avioneta desde Vitoria hacia Burgos; el día anterior tuvo una discusión con Franco. Tan grave debió ser, que el motivo del viaje de Mola era plantarse ante Franco y su concentración de poder (5). Apenas media hora después de partir del aeropuerto de Vitoria, el aeroplano se estrelló contra un cerro, quizá por una espesa niebla formada en torno al puerto de la Brújula en Alcocero (conocido hoy como Alcocero de Mola). También se especuló con que pudiera haber sido abatido, porque la avioneta había pertenecido, como su piloto, a las fuerzas leales a la República.

Avioneta en la que Mola iba a su encuentro con Franco
Fuente

De hecho, el  juez que acudió al levantamiento del cadáver, afirma en su informe que fueron los disparos los que hicieron al piloto internarse en la niebla, hallando en su movimiento de picado el cerro contra el que chocó.

Franco recibió con su habitual indiferencia (6) (solo rota en el funeral de Carrero Blanco cuando lloró amargamente) la noticia del «accidente» o incidente de Mola.

“Un general que muere en el frente es algo normal»

Todo el poder para el caudillo, el ascenso de Franco al trono

Los dos generales de la junta que pudieron hacer algo de sombra a Franco, Cabanellas y Queipo de Llano, no representaron ningún obstáculo. Cuando obtuvo todos los poderes, Franco despojó a Cabanellas (el general más veterano) del mando sobre tropas. Por su parte, Queipo de Llano, responsable de las matanzas de Andalucía (entre ellas la de Lorca (7)), fue también despojado de mando y enviado a Italia. Regresó a España, residiendo en Sevilla como todo un señorito andaluz; le gustaba definir con su habitual lengua venenosa al dictador que él había ayudado a encumbrar, como Paquita, la culona.

Así  fue como Franco se aupó, pisando cabezas, a su particular trono de hierro al que se aferró hasta su muerte en 1975.


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Retoma la legitimidad del derecho divino, típica del absolutismo, para plasmar el antiliberalismo de sus bases: falangistas, carlistas y militaristas.

(2) Condenado a muerte tras la intentona golpista de 1932. La pena le fue conmutada por la expulsión del ejército y un posterior destierro a Portugal.

(3) El aporte de estos contendientes fue básico para el triunfo bélico de los golpistas. A causa de su veteranía y brutalidad, de no haber sido por la ayuda alemana, con una marina fiel a la República, difícilmente habrían podido cambiar de continente.

(4) Preguntado posteriormente, Queipo de Llano, cuya animadversión hacia Franco era palmaria, por qué le había votado como generalísimo aquel día, respondió:

“¿Y a quién habríamos nombrado si no? A  Cabanellas, imposible. Era republicano convencido y todos sabíamos que era masón. De haber nombrado a Mola, habríamos perdido la guerra. Y yo… había perdido ya mucho prestigio”

(5) Serrano Suñer (cuñado de Franco) recogía la conversación que mantuvo con Mola poco antes de su muerte.

-SS: ¿Qué tal mi general?  

– M: Mal Serrano, mal. El caudillo ya no escucha, ese coro de aplaudidores lo tiene cegado, pero yo ya estoy determinado. El próximo día que venga pienso proponerme oficialmente para la jefatura del gobierno y que él se quede con la del estado, el partido y el ejército. ¿Qué le parece a usted? 

-SS: Pues que no lo va a tener fácil.

-M: Bien, ya hablaremos, ahora tengo que irme. ¡Hasta pronto!

(6) Conocida es la anécdota de Franco tomando café mientras firmaba sentencias de muerte sin reparo alguno.

(7) La triste muerte del aún hoy desaparecido genio granadino se enmarca dentro de las disputas entre la CEDA y la Falange por el control de la ciudad de Granada.


Bibliografía

  • Ashford-Hodges, G., 2001, Franco: retrato psicológico de un dictador, Taurus, Madrid.
  • Carr, R., 1970,  España 1808-1939, Ariel, Barcelona.
  • Maíz, F., 2007, Mola frente a Franco. Guerra y muerte del general Mola, Ciudadela libros, Pamplona.
  • Merino, I., 2013. Serrano Suñer, valido a su pesar, un privilegiado en la corte de Franco. La esfera de los libros. Madrid.  
  • Pozo, G., 2009. Lorca, el último paseo. Claves para entender el asesinato del poeta. Ultramarina. Granada.
  • Thomas, H, 2003, La guerra civil española, Debolsillo, Barcelona.
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