Ed Gein, «el carnicero de Plainfield», y su granja de los horrores. ¿O es Norman Bates?

¡No puedo con los nervios! ¡Por fin ha llegado Halloween! Esa noche mágica –que puede ampliarse a un weekend para los más adictos– en la que aquéllos que ya no tenemos edad para marcarnos un truco o trato, nos liamos la mantita, preparamos palomitas a granel, nos arrepanchingamos en el sofá y engullimos un buen ciclo de pelis de terror como si no hubiese un mañana. ¡Lo que nos gusta una buena máscara y un cuchillo en mano! ¿Y si os digo que detrás de los míticos asesinos en serie que más nos acojonan –y fascinan, a la vez, como buenos frikazos que somos– está un asesino de carne y hueso? Sí, tan real como tú y como yo. Su nombre es Ed Gein (1) –los más cinéfilos ya lo habéis identificado-  y fue más terrorífico que todas las slasher que os vais a tragar esta noche juntas.

A este monstruo le debemos personajes tan carismáticos como Norman BatesPsicosis–, Leatherface (Cara de Cuero) –La Matanza de Texas– o Buffalo BillEl Silencio de los Corderos– (2). Lo siento corazones, pero la inspiración para Michael Myers –Halloween– corrió de otra cuenta (3). Por supuesto, el propio Ed Gein cuenta con varios biopics. Para qué inventar un psicokiller abominable si él mismo y sus atrocidades ya darían para una saga. Como no podía ser de otro modo, en American Horror Story también «lo versionaron» (4).

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Carteles de Psicosis (1960), La Matanza de Texas (1974) y El Silencio de los Corderos (1991).

Acompañadme en este paseo por la vida y barbaries de este sádico. Eso sí, no sin antes avisar a navegantes: la siguiente historia puede herir profundamente vuestra sensibilidad. Una servidora no se hace responsable de los apechusques que os pueda ocasionar su lectura. ¡Estáis avisados!

La perturbadora infancia de Ed Gein. ¡Bienvenidos a la América profunda!

Situémonos en el medio Oeste norteamericano, en una zona rural. Ya sabéis, un pueblo pequeño, con pocos habitantes… y mucho paleto suelto. A todos se nos viene a la cabeza esa imagen de la América más profunda, por no decir rancia. ¿El nombre de este lugar tan rústico? Plainfield –Estado de Wisconsin, para más señas–. Allí debemos situar, a principios del siglo XX, al pequeño Ed Gein (5), con una estampa familiar bastante dantesca. Su padre era un alcohólico empedernido y su madre una fanática religiosa. La violencia machista y la educación ultraconservadora estaban servidas (6).

Y por si no fuese suficiente, la madre de Ed estaba empeñada en tratarle y vestirle como a una niña. –Acabáis de pensar en Norman Bates, lo se–. La mujer ya tenía un varón y al quedarse embarazada de nuevo, deseó con todas sus fuerzas parir a una hembra (7). Chuminadas que se desean en estos ambientes. Sin embargo, nació Ed.

Ed Gein creció en la granja familiar, aislado del mundo (8). Su padre la diñó en una de sus juergas, lo que fue un auténtico alivio para la madre (9). –Estaría hasta el moño la mujer de tanta hostia–. Y ahora, sola al cargo de sus churumbeles, aumentó a niveles estratosféricos la sobreprotección y el control sobre Ed, su ojito derecho (10). –Hay amores muy tóxicos, hasta el de una madre–. Y siendo una fanática como era, le inculcó el pecado como si fuese un mantra. ¿Salir con chicas? ¡Pecado! ¿Hacerse una pajilla? ¡Pecado! ¿Echar un polvo antes del matrimonio? ¡Pecado! ¿Pillarse un buen pedo? ¡Pecado! (11).

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Augusta Gein (madre de Ed) y la granja de los Gein, en Plainfield.

Un carpintero tímido y reservado: Ed, «el rarito»

El resultado de tanta represión, aislamiento y control fue que Ed fue desarrollando patologías varias. Por ejemplo, un complejo de Edipo como una catedral de grande (12). Y así, «enamorado» de su madre y antisocial perdido, fue creciendo el monstruo. Ed Gein llegó a la treintena sin relacionarse prácticamente con nadie de Plainfield (13). ¿Y en qué se invertía –os preguntaréis– ahora que ya era un hombretón? Pues se sacaba unos cuartos, como buenamente podía, haciendo trabajillos esporádicos como carpintero (14).

Su hermano murió «en extrañas circunstancias» (15) y un año después, un infarto fulminó a su madre (16). Ed, que ya era casi un cuarentón, se quedó solo y aterrado, en un mundo que su madre le había dibujado como terriblemente atroz y hostil. Solo le quedaba su granja, su refugio más seguro (17). Toda su vida había girado en torno a su madre, imaginad cuanta inseguridad y desamparo debió sentir. –No os compadezcáis mucho, que la empatía os va a durar poquito–.

El Norman Bates de carne y hueso

¿Os acordáis de Psicosis, o de Bates Motel –la excelente versión de Norma y Norman Bates, en formato serie (18)-? ¿Recordáis la obsesión de Norman tras la muerte de su madre? Como «hablaba» con ella, conservaba intacto su dormitorio, incluso se travestía y se transformaba en ella… En definitiva, para Norman Bates su madre seguía viva. ¡Pues tal cual! Basado absolutamente en los hechos reales de Ed Gein. Ed no solo hablaba con su madre muerta y conservaba su dormitorio intacto, sino que, además, ésta hasta le arropaba y besaba por las noches (19). Gracias a Hitchcock, podéis recrear perfectamente en vuestra mente cuán perturbadora resultaba esta situación. Una relación absolutamente enfermiza entre madre e hijo.

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Arriba Ed Gein. Abajo, interpretando a Norman Bates, Anthony Perkins (Psicosis, 1960) y Freddie Highmore (Bates Motel, 2013-2017).

Ed Gein padecía un trastorno emocional importante y dos personalidades se desdoblaban en él: una representaba la masculinidad y la otra la femeninidad (20). –Igualito que Norman, os lo estoy diciendo–. Ed ansiaba «ser una mujer» (21). En concreto, su madre. Supongo que así pretendía mantenerla con vida – que sí, como en Psicosis –. Pero, públicamente, no era capaz de mostrar esa faceta suya. Recordemos que también había sido educado con unos prejuicios feroces (22).

Así pues, Ed no podía mostrarse tal y como era. Por lo que, para poder manifestar su feminidad (convertirse en su madre) cada vez que quisiese, ideó su propio plan privado y secreto (23). –Y macabro hasta decir basta–.

«Hibridando» con Buffalo Bill

Se perfectamente que si os hablo de El Silencio de los Corderos todos vais a pensar ipso facto en Hannibal Lecter. La «culpa» la tiene la maravillosa interpretación de Anthony Hopkins y el fantástico team que forma con Jodie Foster –que interpreta a la agente del FBI y psicóloga Clarice Starling– (24). Sin embargo, el antagonista principal de la historia no es nuestro caníbal favorito, sino Buffalo Bill (25). La famosísima mariposa del cartel principal de la película es su insignia. Éste, era un asesino en serie de mujeres, a las que les arrancaba la piel para hacerse un traje… «de mujer». Porque sí, era un travesti misógino, reprimido y perturbado. Y sí, está basado también en Ed Gein.

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Ted Levine interpretando Buffalo Bill.

Ed Gein, que era bastante inteligente (26), estuvo leyendo durante meses libros de anatomía, obsesionado por convertirse en una mujer (27). Cuando se empapó los suficiente y se sintió preparado, puso en marcha su tétrico plan. A sus oídos llegó que una vecina de Plainfield había fallecido y había sido enterrada en el cementerio local. Y algo en la mente de Ed hizo click. Por la noche, buscó la tumba de la señora, abrió el ataúd, sacó el cuerpo y lo arrastró hasta su furgoneta (28). ¿Primer delito? –que no el último–, profanación de tumbas (29). Y sumamos necrofilia a los gustos «tan especiales» de Ed –aunque él siempre lo negó, pero si se rasca, se ve que era un necrófilo «no sexual» de manual– (30).

Ed Gein, «el macabro manitas»: ornamentos y vestidos de restos humanos

Ed diseccionó el cadáver en su granja y se lo pasó en grande. Esa noche, por fin dio rienda suelta a su enferma sexualidad (31). No sería la última vez. Ed siguió robando cadáveres del cementerio, siempre de mujeres y si se parecían a su madre, mejor (32). Y de la necrofilia dio el saltó a la necrofagia: hubo indicios de que se zampaba buena parte de los cuerpos que robaba –cosa que también negó, y que, seguramente, forme parte de la leyenda que se forjó en torno a Ed– (33).

El hombre era muy aprovechadito, y las partes que más le gustaban de los cuerpos que robaba las convertía en objetos de decoración (34). Os advertí al principio que se os iba a revolver el cuerpo. –Yo, en este punto, ya he dado más de una arcada–. Ed Gein confeccionaba lámparas con mamparas de piel humana. También usaba la piel para tapizar sillas y hacer cojines (35). Los cráneos eran otro elemento más para la ornamentación de su granja. Los convertía en ceniceros, en recipientes variados o coronaba con ellos las columnas que rodeaban su cama (36).

Y también elaboró su propia línea de ropa hecha con piel y partes de los cadáveres que profanaba –aquí es donde enlaza con Buffalo Bill– (37). Desde un cinturón hecho con pezones, hasta un chaleco confeccionado con el frontal de un cuerpo femenino (38). Al parecer, era en las noches de luna llena cuando Ed Gein se travestía de mujer, con sus particulares atuendos hechos con restos humanos (39). Muy misógino todo.

La máscara de Leatherface y otros complementos

Todos hemos visto La Matanza de Texas, una de las primeras slasher que nos sobrecogieron. Al revisualizarla con los años, hemos de reconocer que la saga es regulera tirando a mala malísima. Aún así, todos nos hemos cagado de miedo con Leatherface; en particular, con su máscara. La motosierra también ayudaba, vale (40). Pues bien, una vez más, dicha máscara tan característica está basada en la historia de Ed Gein. Y es que Ed, entre sus múltiples complementos macabros, también contó con nueve máscaras humanas, sacadas de los cadáveres de mujeres que profanaba (41).

¿Qué otros artilugios vomitivos tenía en su haber? Pues vaginas disecadas, pelucas «reales» –cabelleras arrancadas–, y huesos de distinto tamaño esparcidos por su granja (42). Ésta era su particular y dantesca forma de travestirse en mujer. Para transformaese en su madre o para cumplir el deseo de esta, vaya usted a saber (43). Recordemos la obsesión de la señora con que «fuese» una niña. La cosa es que, a estas alturas de la historia, Ed Gein ya iba cuesta abajo y sin frenos.

Trailer de Ed Gein (In the Light of the Moon), 2000. Steve Railsback interpreta a Ed.

Su fetichismo precisaba de carne fresca: los asesinatos de Ed Gein

La delgada línea que le quedaba por cruzar para convertirse en un auténtico monstruo, la pasó el 8 de diciembre de 1954 (44). Ed Gein era cliente habitual de la taberna del pueblo. Allí, bebía cerveza en un rincón sin relacionarse con nadie. Mientras, observaba a la dueña y camarera, Mary Hogan (45). Ésta guardaba un gran parecido con la madre de Ed (46). Aquel día, un granjero y cliente asiduo de la taberna, encontró un reguero de sangre. Y ni rastro de Mary (47). Inmediatamente, informó a la policía. Comprobaron que la caja registradora estaba intacta y que lo único que faltaba en la taberna era la dueña. Solo encontraron un cartucho en el suelo (48).

Sin más pistas, ahí quedó la investigación y el suceso comenzó a olvidarse (49). Mary Hogan fue la primera víctima de Ed Gein. Con ella, cometió su primer asesinato. Se elaboró la hipótesis de que le disparó en la taberna y después arrastró el cuerpo hasta su furgoneta (50). Así, empezó a experimentar con carne fresca, que le proporcionaba una piel de mejor calidad y mayor consistencia (51).

El siguiente asesinato –confirmado– lo cometió el 16 de noviembre de 1957 (52). Ed fue a la ferretería de Plainfield para comprar anticongelante, portando su escopeta de caza (53). Allí, le atendió Bernice Worden, la dueña de la tienda, quien, como su anterior víctima, se parecía muchísimo a su madre (54). Y Ed Gein no se pudo controlar: le asestó un tiro en la cabeza y la arrastró hasta su furgoneta, para llevarla a su granja (55). Allí, la decapitó, la colgó como un animal en un matadero y la abrió en canal (56). Puso en práctica todos los conocimientos que había adquirido sobre anatomía años atrás. Ed Gein procedió como un auténtico profesional (57).

Desmontando mitos: Ed Gein no era un asesino en serie

Se que muchos ya estáis con el cuerpo descompuesto, y el hecho de que los crímenes de Ed Gein tengan aquí su punto y final no va a mejorar la cosa. Pero lo cierto es que la policía sólo pudo atribuirle los dos asesinatos que os acabo de relatar (58). Aunque se le llegó a relacionar con tres desapariciones más (59). Y se considera que un asesino es serial a partir de tres víctimas. Así que no, Ed Gein no fue un serial Killer. Se le puede tipificar como un asesino desorganizado (60). Desde luego, ejercía violencia machista, de eso no hay duda.

Los vecinos de la ferretería de la señora Worden, se alertaron por el escándalo que debió formar Ed. Cuando el hijo de Bernice regresó de cazar y vio un charco de sangre avisó a la policía. Al personarse allí, comprobaron que el último cliente había sido Ed Gein (61). Blanco y en botella. Así que el sheriff y sus hombres salieron echando humo hacia la granja de la familia Gein (62). Cuando llegaron allí, debieron alucinar con el espectáculo espeluznante que se encontraron. Bernice Worden estaba colgada por los tobillos en un gancho de carnicero, desnuda, abierta en canal y sin cabeza (63).

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Cuerpo de Bernice Worden y cabeza de Mary Hogan. Fuente: Cine Oculto.

La Granja de los horrores

La policía se fue topando por toda la casa de Ed Gein con diversos restos humanos. Además, encontraron todos los ornamentos y ropajes que Ed había fabricado. El dormitorio de la madre de Ed permanecía cerrado e intacto, detenido en el tiempo (64). Imaginad el mal cuerpo que se les debió quedar a los agentes. Los investigadores concluyeron que todos aquellos cráneos, órganos disecados, huesos y piezas elaboradas con piel humana pertenecían a unos quince cadáveres (65).

Ed Gein permaneció impasible durante la investigación policial y en ningún momento opuso resistencia alguna (66). Sonreía de forma burlona y respondía sinsentidos cuando le interrogaban. Admitió los dos asesinatos, pero alegó que apenas recordaba nada, pues cuando los cometió estaba en una especie de «trance» (67). ¿Os acordáis del final de Psicosis y de la brillante interpretación de Anthony Perkins (68)? Pues el percal que tuvieron con Ed Gein debió ser algo así.

El show mediático que se desplegó fue increíble y de dimensiones gigantescas. Ed Gein se convirtió en una celebrity (69). Los vecinos de Plainfield quemaron la granja de la familia Gein, con el fin de evitar que se convirtiese en una atracción de feria (70). Ya sabéis que a los humanos el morbo nos vuelve locos. Fue la forma que hallaron de devolver un poco de dignidad a todos los cadáveres profanados, y de honrar a las dos víctimas. En los años 50, Ed Gein tuvo una notoriedad tremenda, como uno de los casos documentados más famosos, que mezclaba una combinación de necrofilia, travestismo y fetichismo (71).

El final de Ed Gein, «el carnicero de Plainfield»

En 1958 se concluyó que Ed Gein era un enfermo mental y se le internó en un psiquiátrico (72). A pesar de ello, diez años después fue juzgado por los dos asesinatos (73). Su comportamiento en la institución mental fue ejemplar y sus doctores lo describieron como un «paciente modélico» (74). Se le diagnosticó como esquizofrénico y psicópata sexual (75). Ed Gein murió de insuficiencia respiratoria en 1984 , tras un duro combate contra el cáncer (76). Fue enterrado junto a su amada madre, en aquel cementerio de Plainfield que tantas veces profanó (77). Y, ¡oh!, bromas del destino, en el año 2000 robaron su lápida. Posiblemente, con la intención de subastarla en Internet, pues Ed Gein es todo un filón. Su lápida se recuperó un año después y actualmente se custodia en un museo (78).

Además de servir de inspiración para el séptimo arte, Ed Gein ha contado a lo largo de estos años con numerosos clubes de fans (79). ¿Qué os puedo decir? Hay gente muy perturbada suelta por el mundo. Si esta historia os deja cenar y dormir esta noche, os lo miráis, hacedme el favor.

Ahora tocaría preguntar: ¿nació o se hizo? Una servidora no se va a meter en asuntos psiquiátricos, puesto que no me competen. Pero nadie me puede negar que el ambiente de violencia, misoginia, represión y aislamiento en el que creció Ed Gein, sumado a la enfermiza relación que mantuvo con su madre (80), ayudaron bastante a crear al monstruo. El abuso de alcohol y la violencia machista en su hogar, su aislamiento social desde la infancia y su profunda soledad sumada al recurso a la fantasía, fueron moldeando su personalidad violenta y psicopática. Ed Gein era incapaz de conectar emocionalmente con los demás (81). Agiten el cocktail molotov, y el psicópata misógino está servido.


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Edward Theodore Gein, 1906-1984. Albacete Carreño, 2011, p. 5. Bell y Bardsley, s.f., p. 2. Cebrián, 2005, p. 151. Planes Pedreño, 2013, p. 59. Ruiz Grao, 2018. Yerena, 2019.
(2) Adami, 2017, pp. 2 y 6. Albacete Carreño, 2011, p. 6. Bell y Bardsley, s.f., p. 1. Cano Alarcón, 2016, p. 5. Grandío, s.f. (a). Kermode, 2001, p. 42. Planes Pedreño, 2013, p. 58. Pozueco, Moreno, García y Blázquez, 2015, p. 246. Ramsland, s.f., p. 1. Sánchez Vidal, 2006. Todos estos personajes “están impregnados por la personalidad vulgar y corriente de un carpintero frágil y apocado que vivió en la América profunda del pasado siglo XX. Su nombre era Edward Gein, aquél que hizo de su granja un auténtico santuario de los horrores”. Cebrián, 2005, pp. 152-153. “Si bien Ed Gein ha influido de forma diversa en también distintos niveles de la cultura pop como la música, libros, figuras de colección y demás, su legado más importante es en el cine y la literatura, (…) su caso inspiró a Robert Bloch y Thomas Harris para escribir las novelas ‘Pyscho‘ y ‘The Silence of the Lambs‘, respectivamente, las cuales años más tarde serían adaptadas al cine; la primera por el maestro del suspenso, Alfred Hitchock, y la segunda por el galardonado Jonathan Demme. (…) su sombra siempre ha estado presente en el cine de terror, pues Gein fue la inspiración mayor para la creación de Leatherface, uno de los villanos más icónicos del género gracias a su aparición en la original The Texas Chainsaw Massacre”. Yerena, 2019. Alfred Hitchcock “quiso adaptar una tétrica novela de Robert Bloch, inspirada en los espantosos asesinatos cometidos por Ed Gein. (…) La inspiración de Bloch y Hitchcock en la figura de Ed Gein también prefiguró un rasgo perdurable de la cultura americana: la perturbadora elevación del asesino en serie a categoría de icono pop. Gein serviría de puente unificador entre el experimento de Psicosis, emanado de un Hollywood clásico en transformación, y el estallido posterior de un furioso gótico americano ejemplificado por La matanza de Texas. Una Norteamérica violenta, alejada de los espacios urbanos y depositaria deseos oscuros perdidos en carreteras secundarias, se consolidaría como espacio de crítica (o caricatura) cultural”. Franch, 2018. “Con el cine de horror de finales de los setenta y de los ochenta, en combinación con el discurso del thriller serial, se abrieron distintas vertientes configuracionales de los asesinos en serie (…)”. Una de esas vertientes es “el asesino serial-monstruo que posee una configuración social normal que lo hace interactuar con otras personas sin que exista sospecha alguna sobre ellos, como es el caso de Charlie Tibbs y su novia Judy en The Sadist (1963) de James Landis, del misterioso Asesino de los Números de Al calor del verano (1987) de John Katzenbach, de Henry en Henry. Retrato de un asesino (1986) de John McNaughton, de Patrick Bateman en American Psycho (2000) de Bret Easton Ellis y de John Doe en Seven (1995) de David Fincher, entre otros. Esta última vertiente es la más terrorífica debido a que son herederos directos de Ed Gein y de la manipulación realizada por Hitchcock en Psicosis: aunque son textos ficcionales, sus personajes e historias parten de presupuestos de la realidad social”. Jafet Israel, 2016, p. 398. “A partir de Gein, el monstruo podía ser el chico de la puerta de al lado. El horror sobrenatural dejó paso al horror psicológico”. Planes Pedreño, 2013, p. 59.
(3) “Según confesó el propio Carpenter en su momento, la inspiración para Myers le vino mientras estaba estudiando en la universidad. En una de sus clases de Psicología le llevaron de visita a una institución mental en la que visitaron a los pacientes más trastornados que había en el lugar. Sin embargo, uno le llamó mucho la atención: ‘había un niño, que tenía como 12 o 13 años, que tenía esa mirada’, cuenta”. Fernández, 2018.
(4) Ed Gein (In the Light of the Moon), 2000, dirigida por Chuck Parello, que aborda la historia de Ed Gein de forma bastante fiel. Ed Gein: The Butcher of Plainfield, 2007, dirigida por Michael Feifer, donde cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Además, Trastornado (Deranged), de 1974, dirigida por Jeff Gillen y Alan Ormsby, también recrea su vida. Ver Planes Pedreño, 2013, pp. 72-77. “Pese a todas estas referencias audiovisuales, la apor­tación de Ed Gein al cine ha quedado enmarcada, al me­nos en el acervo popular, dentro de Psicosis, La matanza de Texas y El silencio de los corderos. En cierta manera, resulta lógico que haya sido así, pues estas producciones se han convertido en islotes del género además de pelí­culas señeras en las décadas a las que, respectivamente, pertenecen”. Ver Planes Pedreño, 2013, p. 77. En el universo series, Ed Gein está detrás del Norman Bates de Bates Motel (2013-2017), interpretado por Freddie Highmore. Y también del personaje Bloody face, de American Horror Story: Asylum (segunda temporada de la serie, 2012-2013), interpretado por Zachary Quinto y Dylan McDermott. Además, el grupo de música electrónica Beat Cairo se inspiró en la vida de Ed Gein en su álbum Spectrum 2012. Otros músicos que han inspirado también en él, y algún que otro videojuego, como Outlast (Outlast: Whistleblower).
(5) Ed nació el 27 de agosto de 1906. Albacete Carreño, 2011, p. 5. Álvarez, 2019. Bell y Bardsley, s.f., p. 2. Cano Alarcón, 2016, p. 5. Cebrián, 2005, p. 153. Planes Pedreño, 2013, p. 59. Ruiz Grao, 2018. “Para entender mejor la historia de Gein, debemos trasladarnos a la América profunda de los años 50, una sociedad muy marcada por prejuicios e ideales sexistas”. Grandío, s.f. (a). Nació en “Lacrosse, una ciudad de Wisconsin”. Planes Pedreño, 2013, p. 59. La familia se mudó a la granja de Plainfield cuando Ed tenía 8 años, ver (8): “Augusta levantó un muro protector en torno a sus dos hijos, en especial sobre el pequeño Eddie. Sabía que viviendo en una ciudad estarían expuestos a toda clase de peligros y tentaciones, por lo que Augusta pensó que lo mejor sería trasladarse a otro lugar. En 1914 la familia se mudó a Plainfield, un tranquilo pueblecito, también del estado de Wisconsin, con alrededor de setecientos habitantes. Augusta deseaba soledad y aislamiento para educar a sus retoños; por ello, la familia se estableció en una granja separada del núcleo urbano”. Planes Pedreño, 2013, p. 60. “Los primeros años de vida de Ed transcurren en este pueblo, los padres eran dueños de una tienda que era atendida y sostenida principalmente por Augusta (…). Cuando Ed tiene ocho años venden la tienda y se mudan a una granja a las afueras de Plainfield, otro condado en el estado de Wisconsin que se caracteriza por ser un poblado de granjeros de unas 800 personas”. Adami, 2017, p. 23.
(6) Adami, 2017, p. 23. Albacete Carreño, 2011, p. 5. Álvarez, 2019. Bell y Bardsley, s.f., p. 2. Cano Alarcón, 2016, p. 5. Sánchez Vidal, 2006. “… en el seno de una modesta familia formada por su madre, Augusta T. Lehrke, su padre, George P. Gein, y su hermano Henry, siete años mayor que él. Subsistían a través de una tienda de comestibles dirigida por Augusta. George, en cambio, era un holgazán y un alcohólico que malgastaba su tiempo entre juerga y juerga, además de maltratar a su mujer. Aunque muy trabajadora y principal sustento de la familia, Augusta sufría de esquizofrenia y era una consumada fanática religiosa que fomentaba en sus dos hijos el odio a las mujeres, a quienes tildaba de prostitutas y pecadoras, causantes de la perdición de los hombres”. Planes Pedreño, 2013, pp. 59-60. George P. Gein – el padre de Ed – “se emborrachaba todos los días y propinaba palizas a su mujer e hijos también a diario”. En cuanto a Augusta T. Lehrk – la madre de Ed Gein –: “su devoción por Dios era extrema, hasta tal punto que se convirtió en fanática religiosa. Sus creencias eran tales como que Dios había creado a las mujeres para poner a prueba a diario a los hombres. Las calificaba a todas como prostitutas e inculcaba a sus hijos la idea de que eran el mal. Todas las tardes les leía y analizaba versículos de la Biblia, sobre todo centrados en castigos divinos a pecadores. Después de esto les hablaba de los peligros del mundo exterior y trataba de alejarlos de amistades, pues decía que los llevarían a una vida de pecado. Ella, por su parte, aguantaba palizas de su marido, aduciendo que no estaba bien visto que se separara de él, debido a sus creencias”. Ruiz Grao, 2018. “Las palizas y broncas desestabilizaron un hogar condenado a la tragedia”. Cebrián, 2005, p. 153. “Este matrimonio se caracterizó por un estilo de crianza deficiente que supuso el primer factor relevante que contribuyó a crear la personalidad antisocial de Ed. (…) la infancia de Ed y su hermano fue muy dura: su madre les impuso una estricta disciplina y constantemente les castigaba y daba palizas, incapaz de mostrar nunca ningún afecto o amor por sus hijos; mientras el padre gastaba todo su dinero en la taberna del pueblo”. Grandío, s.f. (a).
(7) Al hermano de Ed – Henry, ver (6) –, se le permitió crecer con normalidad; sin embargo, Ed fue sometido desde que nació a los gustos de su madre – Augusta, ver (6) –. Cebrián, 2005, p. 153. Planes Pedreño, 2013, p. 60. “Augusta había rezado en vano para que su segundo hijo fuera una niña que le ayudara en las tareas de la casa. No tuvo suerte, pero Ed terminó asumiendo como propios los deseos de su madre, auténticos dictámenes en aquel lugar”. Sánchez Vidal, 2006. Henry había nacido en 1902. Adami, 2017, p. 24. Grandío, s.f. (a). Ruiz Grao, 2018. “… cuando nace Ed en 1906 ella no estaba contenta, ya que no deseaba otro hijo varón, ansiaba tener una niña porque imaginaba que eran más fáciles de educar ante las enseñanzas de Dios, por eso en el momento en que el pequeño Eddie nace lo toma en brazos y lo levanta a la luna jurándole a Dios todo poderoso que su hijo no sería igual al resto de los hombres y sería ella quien se encargaría de que fuese así, tiempo después se relacionó las conductas que Ed tenia las noches de luna llena – ver (39) – con este episodio”. Adami, 2017, p. 24.
(8) Ramsland, s.f., p. 1.  “Es Augusta quien decide vender la tienda que tenían en LaCrosse – ver (5) – y comprar la granja en Plainfield, empieza entonces un aislamiento de toda la familia respecto a la sociedad, reprime a sus hijos no solo en su sexualidad sino en el contacto con los demás niños, Ed cursa solo hasta octavo grado, luego abandona la escuela y se dedica a vivir y trabajar en la granja, aquí asume más responsabilidades y pasa la mayor parte del día cumpliendo con las tareas de la granja, restringirá casi por completo su contacto con el mundo externo, solo obedecía a lo que su madre decía, es sin duda la figura más influyente en su vida, repite a su hijo constantemente que no debe doblegarse ante la tentación, principalmente ante las tentaciones sexuales a las que las mujeres lo querrán llevar”. Adami, 2017, p. 25. “Durante años la familia Gein permaneció casi aislada del trato con sus vecinos, siempre ajenos a lo que estaba ocurriendo en esa granja tan extraña de Plainfield”. Cebrián, 2005, p. 154. “… allí creció Ed, en una granja de ochenta hectáreas, aislada en medio del campo, a unos diez kilómetros del pueblo. Una vez que Augusta lo retiró de la escuela, se dedicó a espantarle todos los amigos”. Sánchez Vidal, 2006. “Augusta le acaparaba tanto que le prohibía tener amigos para evitar que su pureza moral fuese manchada. De hecho, mientras citaba la Biblia, le recordaba que todos los hombres eran unos pecadores”. Álvarez, 2019. “Aunque asistía a la escuela, su madre le prohibió forjar ninguna amistad con sus compañeros (y mucho menos compañeras) alegando, Biblia en mano y a golpe de versículos, que éstos eran pecadores y debía alejarse de ellos”. Grandío, s.f. (a). “El carácter materno hizo que Edward fuera un niño apartado socialmente, con dificultades para relacionarse con los demás, al impedirle el contacto con otros menores para preservar su pureza moral y adoctrinarlo con duros sermones donde las mujeres eran rameras, a excepción de ella”. Albacete Carreño, 2011, p. 5. Bell y Bardsley, s.f., p. 2. Cano Alarcón, 2016, p. 5. Planes Pedreño, 2013, p. 60.
(9) Planes Pedreño, 2013, p. 61. “Tras años de borracheras, palizas a su mujer e hijos, vejaciones y constantes desprecios, George Gein murió en 1940 a los 66 años”. Grandío, s.f. (a). “En cuanto al maltrato paterno, terminó en cuanto falleció en 1940”. Álvarez, 2019. El padre murió repentinamente, lo que fue un alivio para la familia. Cebrián, 2005, p. 154. Ver (6). “Augusta despreciaba a su marido. Debido a sus convicciones religiosas, no se planteaba el divorcio. Se conformaba con rezar para que George muriera, y obligaba a sus hijos a acompañarla en tan piadosos propósitos. El caso es que, surtieran efecto o no estas plegarias, el padre falleció en 1940 de un infarto”. Sánchez Vidal, 2006.
(10) Cebrián, 2005, p. 154. Ramsland, s.f., p. 1.  El joven engendró una relación tortuosa con la matriarca. Álvarez, 2019. “(…) debido a la incompetencia de Augusta en educar a Ed, otorgarle los recursos necesarios para poder vivir en sociedad y permitirle socializar con sus pares, éste aumentó su tendencia al retraimiento, la marginalidad y la soledad, refugiándose en las fantasías de muerte y depravación de los cómics y libros que leía encerrado en su cuarto. Esta predisposición ermitaña y obsesiva compondrían el segundo factor que forjó su personalidad y lo definieron para el resto de su vida”. Grandío, s.f. (a). Cano Alarcón, 2016, p. 5. Ver (8).
(11) Eran frases repetidas constantemente en el hogar de los Gein, y siempre dirigidas a Ed. Cebrián, 2005, p. 154. “Ed fue un niño frágil, sensible y aislado del mundo gracias a su madre Augusta Gein, quien con tal de alejarlo de las perversiones, la crueldad y la suciedad del mundo lo educó bajo un estricto régimen religioso, enseñándole que el sexo y las mujeres eran sensaciones y placeres prohibidos para él”. Yerena, 2019. Augusta: “Era dominante, puritana, fanática. Leía todos los días la Biblia a sus hijos, dibujándoles a las otras mujeres como diabólicos vehículos del pecado. Los mantenía apartados de ellas, y en una ocasión en que pilló a Ed masturbándose en el baño lo escaldó arrojándole agua caliente”. Sánchez Vidal, 2006. “Con una profunda religiosidad y abocada a las reglas de la biblia Augusta cría a sus hijos mediante los mandatos del viejo Testamento. Todas las noches antes de dormir lee a los niños los pasajes más crudos de la Biblia donde aparece la furia y el castigo de Dios ante todo lo pecaminoso, enseñó así a su hijos que casi todo era pecado y que si lo hacían desertarían la furia del señor y serían enviados al infierno junto con prostitutas y hombres alcohólicos que engañaban a sus esposas”. Adami, 2017, p. 24.
(12) Álvarez, 2019. Cano Alarcón, 2016, p. 6. Planes Pedreño, 2013, pp. 61-62. Ruiz Grao, 2018. “Este ambiente insoportable generó en el muchacho una clara patología mental en la que predominaba un exagerado complejo de Edipo”. Cebrián, 2005, pp. 154-155. “Augusta creó a un hombre adulto con una mentalidad de niño pero, sobre todo, a un hombre lleno de privaciones y miedos, con una sexualidad  frustrada y reprimida a tal extremo, que para él la única mujer “pura” llegó a ser ella misma. Esto último significó su condena, pues al ser Augusta su único ideal femenino y la única figura sexual a su alcance, terminó por enamorarse (inconscientemente) de su propia madre. (…) Este enamoramiento al que nos referimos no fue al sentimiento al que estamos acostumbrados de una forma romántica, sino más bien uno del tipo edípico, complejo que por lo regular se supera en la infancia pero del que Gein nunca pudo librarse”. Yerena, 2019. “El Complejo de Edipo es una expresión que Sigmund Freud utilizaba para referirse al supuesto conflicto que experimentan los niños al sentir un deseo incestuoso por su madre, mientras que hacia su padre y cualquiera que amenace esa relación los sentimientos son de hostilidad e ira”. Grandío, s.f. (a).
(13) “Nadie fue capaz de encajar con aquel chico tímido y reservado”. Cebrián, 2005, p. 155. Ver (8).
(14) Cebrián, 2005, p. 155. “Se dedicaba a chapuzas cuando lo requería algún vecino del pueblo. Ed era muy habilidoso, y aunque los vecinos decían que tenía sus cositas y era algo raro no tenían problema en contar con él para estas cosas, pues tenían a la familia en muy alta consideración”. Ruiz Grao, 2018. Albacete Carreño, 2011, p. 5.
(15) Adami, 2017, p. 24. Cano Alarcón, 2016, p. 5. En 1944, “lo que dejaba a Edward como único heredero de los bienes familiares”. Cebrián, 2005, p. 155. “Henry estaba preocupado por el vínculo poco saludable de Eddie con su madre. En varias ocasiones, Henry criticó abiertamente a su madre (…).Posiblemente fueron estos incidentes los que llevaron a la muerte prematura y misteriosa de Henry en 1944”. Bell y Bardsley, s.f., p. 3. “Henry, el hermano mayor, empezó a manifestar signos de rebeldía. No soportaba la reclusión a la que los había sometido; tampoco su aversión al género femenino y los relatos bíblicos que ésta les acostumbraba a leer, pasajes del Antiguo Testamen­to y, en particular, del Apocalipsis. Henry trató de que Ed se aliara contra ella para ganar más libertad. No lo consiguió, más bien al contrario; el vínculo entre su madre y Ed era ya muy profundo, y sufría con las críticas de su hermano a su progenitora”. Planes Pedreño, 2013, p. 61. “Henry murió en 1944 mientras intentaba apagar un fuego que se aproximaba a la granja. La policía advirtió que su cadáver se hallaba en un terreno no calcinado, con golpes en la parte posterior de la cabeza. Sin embargo, en ningún momento se les ocurrió que alguien tan tímido como Ed hubiera matado a nadie, y menos a un hermano al que parecía querer”. Sánchez Vidal, 2006. “Parece ser que el fallecimiento de su hermano Henry, en realidad fue el primer crimen que cometió este psicópata. Y pese a que nunca se logró demostrar, todo apuntaba a que tras la muerte del patriarca, las disputas entre hermanos fueron in crescendo. Henry veía que la dependencia de Ed hacia su madre le perjudicada, algo que él negaba taxativamente. Poco después, Henry moría en extrañas circunstancias: un incendio en la granja familiar terminaba con su vida. Según explicó Ed a la policía, ambos intentaron apagar el fuego, pero su hermano no logró escapar de las llamas. Tras pedir ayuda, no solo indicó el lugar donde se encontraba el cadáver de su hermano, si no que éste apareció con un golpe en la cabeza. Finalmente, la investigación certificó muerte por asfixia. Era 1944”. Álvarez, 2019. Grandío, s.f. (a). “… su cadáver presentaba una serie de contusiones en la cabeza que pudieron ser producto de una pelea pocos segundos antes de fallecer. ¿Murió a manos de Ed? Nunca se sabrá”. Ruiz Grao, 2018.
En la serie Bates Motel ver – (4) y (18) – se refleja a la perfección el conflicto que pudo existir entre los hermanos Gein, a través de la relación que nos muestran entre Norman y su hermano Dylan – interpretado por Max Thieriot –.
(16) En 1945. Cebrián, 2005, p. 155. El 29 de diciembre. Bell y Bardsley, s.f., p. 3. Planes Pedreño, 2013, p. 62. “Augusta muere en 1945 luego de varios meses de estar en cama, meses en los cuales solo estaba Ed, abnegado cuidaba a su madre quien era lo único que tenía en el mundo”. Adami, 2017, p. 25.
(17) Adami, 2017, p. 25. Albacete Carreño, 2011, p. 5. Bell y Bardsley, s.f., p. 3. Ramsland, s.f., p. 1. “Únicamente disponía de su granja como santuario protector de las atrocidades que, según le había enseñado su madre, se desarrollaban en el mundo exterior”. Cebrián, 2005, p. 155. “(…) a los 39 años, sin haber tenido contacto físico con otra mujer que no fuera Augusta, Ed Gein quedó solo, aislado en un mundo que apenas alcanzaba a comprender”. Sánchez Vidal, 2006. “…la muerte de su madre afectó sobremanera a Gein. No tenía a nadie más con quien comunicarse”. Álvarez, 2019. “La pérdida de su madre significó el tercer factor que moldeó la personalidad de Ed Gein y supuso el detonante de los asesinatos y actos que cometió, que tuvieron dos claros motivos: el primero, la voluntad de mantener viva la idea o ilusión de que su madre seguía con vida y en casa. El segundo, la obsesión por el género femenino producto de años de represión, reprimendas y castigos que Augusta había ejercido sobre él”. Grandío, s.f. (a).
(18) Pozueco, Moreno, García y Blázquez, 2015, pp. 246-247. Norman Bates “es quien alberga en sí y de manera más fiel la psicopatía y personalidad de Edward, al menos mentalmente. (…) ciertos rasgos como el travestismo, el complejo de Edipo, la personalidad infantil y la locura son rasgos que comparte con Gein”. Yerena, 2019. “Los crímenes de Ed Gein y sobre todo la extraña y enfermiza relación que mantenía con su madre, inspiraron directamente la novela Psicosis de Robert Bloch, que más tarde sería adaptada al cine gracias a Alfred Hitchcock. De hecho, el cineasta recuperó la truculenta personalidad de este asesino en serie para crear el personaje de Norman Bates, interpretado por Anthony Perkins, y cuya precuela, la serie Bates Motel, está encarnada por el jovencísimo Freddie Highmore”. Álvarez, 2019. Ver Franch, 2018. “Psicosis ‘americanizó’ el horror, ya que el filme reveló uno de los nuevos y crecientes temores de Occidente: la proximidad. (…) era producto de la sociedad norteamericana que veía estupefacta como este nuevo ‘monstruo’ la acosaba implacablemente. (…) El terror de Psicosis fue posible porque Hitchcock transformó un hecho real en algo verosímil y próximo al ser humano (…). Psicosis señaló la nueva configuración del asesino serial alejándola de los elementos sobrenaturales (…) ofreciendo una versión humana y científicamente verificable del nuevo ‘monstruo’”. Jafet Israel, 2016, pp. 397-398. “Psicosis es pionera en otro aspecto: en el de presentar escenarios típicamente norteamericanos desde una óptica terrorífica, como nunca se había mostrado en la pantalla10. Claro que una de las notas más características del caso Gein había sido cómo elementos vinculados a la imagi­nería de la América profunda se asociaban al terror, también por vez primera. No sabemos si fue una decisión consciente o inconsciente por parte de Hitchcock; pero, en este punto, existe una evidente cercanía entre la película y su origen real, y no tanto en los escenarios propiamente dichos —el centro neurálgico de Gein fue su granja; el de Norman, su motel— como en el ‘tratamiento’ de los mismos”. Planes Pedreño, 2013, p. 78. Norman Bates sería el asesino “psicótico, que no tiene clara las diferenciad entre realidad y alucinaciones y que puede ser clasificado como ‘loco’”. Jafet Israel, 2016, p. 399.
(19) Adami, 2017, p. 26. Planes Pedreño, 2013, p. 62. “Ed quedó sólo en el mundo y sin algún contacto humano que mantuviera su mente en la realidad y no en el mundo de la fantasía. Así, su locura llegó al grado de hacer que el hombre mantuviera conversaciones en su mente con su difunta madre, algo que con el tiempo fue empeorando y volviéndose cada vez más enfermizo”. Yerena, 2019. “Siempre que tenía algún problema llegaba el fantasma de su madre para asesorarlo y conducirlo por el buen camino. Cada madrugada el espectro de Augusta venía para arroparlo en su cama y darle el besito de buenas noches, de esa manera Edward Gein fue superando los primeros meses de ausencia materna. Llegó incluso a tapiar con tablones y clavos la habitación de su madre, dejándola intacta tal y como ella la tenía en vida”. Cebrián, 2005, p. 155. “Estaban tan unidos que cuando ella murió, Ed decidió mantener intactas sus habitaciones”. Sánchez Vidal, 2006. “Lo primero que hizo fue adecentar algo la habitación de su madre para después cerrarla a cal y canto con llave. De hecho, dejó impolutas todas las zonas en las que ella solía hacer vida, haciendo del resto de la casa un verdadero estercolero (así lo encontraron las autoridades). (…) en él acababa de despertar una obsesión que los expertos definieron tiempo después como ‘una necesidad de seguir manteniendo viva a la madre’. Esto, añadido a esa represión vivida en casa contra todo lo femenino, creó un cóctel que acabó consumándose en una bestia nunca vista hasta aquel entonces”. Ruiz Grao, 2018. “Ed Gein reconoció que muchas noches oía la voz de su madre antes de dormirse”. Grandío, s.f. (b). Durante el interrogatorio, cuando fue detenido: “Si bien Ed reconocía que su madre estaba muerta hacía varios años, aseguraba que ella le hablaba desde el más allá diciéndole que debía ser un buen hombre y en cuanto a los crímenes reconoce que solo hizo lo que su madre y Dios querían que hiciera”. Adami, 2017, p. 31.
(20) “… sufría una grave esquizofrenia por la que trepaban dos personalidades distintas: una de hombre y la otra de mujer. La dualidad atenazaba el alma de aquel perturbado. Su madre, posiblemente más trastornada que él mismo, había destrozado el mundo interior de su hijo y ahora estaba suelto como los demonios de su mente”. Cebrián, 2005, pp. 155-156. “… infundía respeto y confianza en algunos de sus vecinos, pero con un trastorno emocional por el que a veces se comportaba de forma irracional. Otras en cambio, tenía períodos más lúcidos y de calma durante los cuales, sentía remordimientos. Todo ello unido a un desarrollo sexual y emocional tardío producido a causa de la represión ejercida por su madre, hizo que Gein creara un mundo de extrañas fantasías. En él, sus sentimientos con respecto a las mujeres se confundían con el dolor que sentía por la muerte de su madre y el temor a transgredir su propio y peculiar código moral”. Álvarez, 2019. Grandío, s.f. (b).
(21) En aquella época ya se realizaban las primeras operaciones de cambio de sexo. A Ed se le iluminaban los ojos viendo reportajes sobre ello, pues ansiaba ser una mujer. Cebrián, 2005, p. 156. “Se interesó además por las recientes operaciones de cambio de sexo, preguntaba a conocidos si alguna vez habían pensado en cambiar de sexo, incluso en una ocasión consideró la idea de realizarse la operación pero no contaba con el dinero necesario y luego se arrepintió. En ocasiones hablaba solo, o se sonreía, cuando había alguna mujer se quedaba un rato mirándola fijo y luego cambiaba la expresión de su rostro como si esa mujer estuviese haciendo algo malo”. Adami, 2017, p. 26. “En el fondo de su ser, Ed deseaba cambiar de sexo, lo que también explica su obsesión con el cuerpo femenino. Lo descubrió viendo un reportaje televisi­vo en donde aparecía un joven al que se le había practica­do una operación quirúrgica para transformarlo en mujer. Ed, por sus precariedades económicas, no podía aspirar a lo mismo, y de ahí sus incursiones en el cementerio local para desenterrar cuerpos y utilizarlos como prendas de disfraz”. Planes Pedreño, 2013, p. 63.
(22) “El único inconveniente – para transitar – era que, víctima de su propia inseguridad, no fue capaz de establecer las coordenadas racionales que mejoraran su situación”. Cebrián, 2005, p. 155.
(23) “Nadie debía saber cuáles eran sus gustos sexuales. Todo tendría que hacerlo por sí mismo y en secreto, y para ello desarrolló un sistema propio que le permitiera ser mujer cada vez que quisiera”. Cebrián, 2005, p. 156. “En lugar de someterse a una operación de cambio de sexo, simplemente se hizo un traje de cuerpo femenino y una máscara de la piel, y usaría este atuendo para bailar afuera – ver (38) y (39)”. Ramsland, s.f., p. 2.
(24) The Silence of the Lamb (1988), es una novella de Thomas Harris, llevada al cine en 1991 por Jonathan Demme, con Jodie Foster en el papel de Clarice Starling, una detective y psicóloga del FBI que busca la ayuda de Hannibal Lecter, interpretado por Anthony Hopkins, un asesino conocido como “el Caníbal”, para lograr atrapar a otro asesino en serie, apodado como “Buffalo Bill” (Jame Gumb, interpretado por Ted Levine).
(25) “Al igual que Gein, Bill está obsesionado e incómodo con su sexo, pues en el fondo piensa o al menos se dice ser mujer, por lo que busca por todos los medios convertirse en una, aunque eso signifique coserse un vestido con la piel de varias mujeres (…).Sin embargo, tanto su fascinación por la piel humana como su confusa identidad sexual son los únicos trastornos que comparte con Gein” pues “es una mezcla de por lo menos cuatro asesinos: Gein, Ted Bundy, Ed Kemper y Gary Heidnik”. Yerena, 2019. “Las víctimas de Buffallo Bill son mujeres jóvenes con sobrepeso que le servirán en sus desviaciones sexuales”. Jafet Israel, 2016, p. 400. Para saber más del personaje Buffalo Bill: Jafet Israel, 2016, pp. 401-412. Buffalo Bill sería el asesino “sociópata, que manifiesta desde temprana edad indicios antisociales violentos” – a diferencia de Norman Bates, ver (18), y de Hannibal Lecter, que sería el asesino “psicópata, que distingue claramenteentre lo real y lo no real y posee una vida aparentemente normal”. Jafet Israel, 2016, p. 399. “’Búfalo Bill’ de El silencio de los corderos toma de Gein tanto su supuesto anhelo de tra­vestismo como su obsesión por los cuerpos femeninos con los que diseñar trajes y prendas a medida. Como Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) explica a Clarice Starling (Jodie Foster), Jame Gumb (Ted Levine) —verdadero nombre de ‘Búfalo Bill’— mata y mutila a sus víctimas por ese deseo de conseguir una transformación física, de ahí la polilla de la mariposa de la muerte —símbolo del cambio— que deposita sistemáticamente en las gargantas de sus cadáveres una vez ya se ha servido de ellos”. Planes Pedreño, 2013, pp. 79-80.
(26) “Según los exámenes psicológicos que le realizaron una vez detenido, estos ratificaron que Edward era un hombre inteligente, por encima incluso de la media”. Álvarez, 2019. El alcance de su inteligencia era una incógnita, aunque la actitud aplastante de su madre le impidió desarrollarse en este sentido. Cebrián, 2005, p. 154.
(27) Adami, 2017, p. 26. Albacete Carreño, 2011, p. 5. Bell y Bardsley, s.f., p. 4. Planes Pedreño, 2013, p. 63. Ramsland, s.f., p. 1. “Escudriñó el libros de anatomía humana y durante meses se estuvo preparando a fondo. Leyó hasta la saciedad todo tipo de manuales y enciclopedias relacionadas con el cuerpo humano”. Cebrián, 2005, p. 156. “Empezó a atiborrarse de libros de anatomía humana, historias sobre los experimentos realizados en los campos de exterminio nazis, las salvajadas de las campañas bélicas del Pacífico, revistas pornográficas y operaciones de cambio de sexo”. Sánchez Vidal, 2006.
(28) Bell y Bardsley, s.f., p. 4. Cebrián, 2005, p. 156. Ramsland, s.f., p. 1. Sánchez Vidal, 2006.
(29) “Al parecer en esta profanación fue acompañado y ayudado por un extraño amigo llamado Gus, de aficiones muy parecidas a las de Edward”. Cebrián, 2005, p. 156. Ramsland, s.f., p. 1. “Los dos hombres empezaron a visitar el camposanto con la furgoneta Ford de Ed. Desde luego, los habitantes de Plainfield notaron algo extraño, mas no le concedieron mayor importancia. Pero Ed volvió a quedarse solo, ya que Gus fue ingresado en una institución mental a principios de los cincuenta”. Planes Pedreño, 2013, pp. 63-64. “Para ello pidió ayuda a un viejo amigo, Gus, otro lobo solitario, todavía más zumbado que él”. Sánchez Vidal, 2006. “La manera que Gein encontró de restituir la figura de Augusta fue la de profanar tumbas. Robaba cadáveres de mujeres de mediana edad que pudieran suplantar la imagen de su madre. Para ello, miraba la sección de esquelas del periódico local y seleccionaba a las víctimas. Después acudía al cementerio en el fragor de la noche, desenterraba los cadáveres, los cargaba en su furgoneta y los trasladaba hasta el sótano de su casa”. Álvarez, 2019.
(30) Cebrián, 2005, p. 156. “Su represión sexual, por un lado —recordemos que a su edad todavía no había manteni­do relaciones sexuales—, y, por otro, la admiración que aún profesaba a la figura de su madre, le generó una fascinación por el cuerpo femenino que degeneró en patología, hasta tal punto que se lanzó a profanar tumbas y a llevarse cadáveres del cementerio de Plainfield”. Planes Pedreño, 2013, pp. 62-63. Durante los interrogatorios, cuando Ed fue detenido: “Sí reconoció la profanación de tumbas en el cementerio de Plainfield, pero dejó claro que no pretendía mantener relaciones sexuales con los cadáveres”. Planes Pedreño, 2013, p. 67. Sin embargo: “Era un verdadero necrófilo (…) Las partes del cuerpo lo excitaron y no tuvo problemas para tenerlos en su casa, sin importar su estado de descomposición. De los cuerpos que desenterró, cortó las cabezas y las encogió, poniendo algunas en los postes de la cama. También formó pantallas de lámparas de la piel. Guardando los órganos en el refrigerador y posiblemente cocinándolos, hizo cosas como cuencos de sopa de los huesos para su propio uso. Algunas veces tuvo contacto sexual con estos cuerpos (aunque lo negó) (…) Mientras que Gein no muestra la lujuria compulsiva característica de muchos necrófilos, sí representa el tipo de persona que disfruta de la compañía de los muertos, sexualmente hablando”. Ramsland, s.f., p. 2. “La fascinación por la sangre, las actividades sexuales con cadáveres y el desmembramiento de los cadáveres se consideran aspectos de la necrofilia (…). Algunos necrófilos, dicen estos autores – R. E. L. Masters y Eduard Lea, autores de Perverse Crimes in History: Evolving Concepts of Sadism, Lust-asesinato, and Necrophilia. From Ancient to Modern Times –, pueden ser peligrosos. Sus fantasías pueden pasar de la mutilación de cadáveres a un asesinato absoluto para obtener los cadáveres para mutilar. (…) Un verdadero necrófilo solo está interesado en el cadáver, no en la persona viva. Si mata, es solo para obtener un cadáver. A menudo es incapaz de hacer un acercamiento sexual a los vivos”. Ramsland, s.f., p. 6. “Lo sorprendente descubierto en este estudio, dice Masters, es la frecuencia con la que los cadáveres no son frescos, sino que son desenterrados de la tumba en una condición putrefacta o momificada. A algunos incluso les gustan solo los huesos”. Ramsland, s.f., p. 7. “Fromm (…) distingue entre necrofilia sexual y no sexual. El primero es el deseo de tener relaciones sexuales con un cadáver y el segundo es la necesidad de estar cerca, manejar o desmembrar un cadáver. (…) Los rasgos del carácter necrófilo incluyen: incapacidad para relacionarse con personas vivas, lenguaje que incluye numerosas palabras relacionadas con la muerte o escatológicas, una tendencia hacia el aburrimiento y la conversación sin vida, una tendencia a usar colores oscuros que absorben la luz y a no gustar los colores brillantes, la creencia de que la resolución de conflictos implica fuerza o violencia, un aprecio por las máquinas sobre las personas, sueños que involucran muerte, destrucción o partes muertas, interés en la enfermedad, una visión de que el pasado es más real que el presente, una fascinación por los malos olores, incapacidad para reír y tendencia a sonreír, falta de espontaneidad, piel seca y sin vida, la adoración de técnicas o dispositivos de destrucción, la compartimentación de la emoción y la voluntad, insensibilidad a la tragedia que implica la pérdida de vidas”. Ramsland, s.f., p. 8.
(31) “… dentro de su mente se albergaron las más oscuras fantasías llenas de desviaciones sexuales”. Yerena, 2019. “Aquella noche los dos necrófilos – Ed y Gus, ver (29) – se lo pasaron en grande diseccionando el cadáver de la pobre difunta. No en vano por fin Gein daba rienda suelta a su enferma sexualidad. Ya no pararía hasta ser detenido años más tarde”. Cebrián, 2005, pp. 156-157.
(32) Cebrián, 2005, p. 157. “Tras esa profanación vinieron otras, a lo largo de los siguientes diez años, más o menos con la misma rutina (…). Solía elegir mujeres mayores que le recordaban a su madre”. Sánchez Vidal, 2006.
(33) Cebrián, 2005, p. 157. “Los que realmente se alimentan de cadáveres en descomposición son conocidos como necrófagos, a diferencia de los caníbales, que prefieren carne fresca o que consumen seres queridos muertos con fines espirituales”. Ramsland, s.f., p. 7. “Se llevaba el cadáver entero o las partes que le interesaban y, una vez en la granja, utilizaba los huesos y la piel para su peculiar artesanía, guardando la carne y los órganos internos en la nevera. Según todos los indicios, para devorarlos más tarde, aunque él siempre negó el canibalismo y la necrofilia”. Sánchez Vidal, 2006. Él dijo que no lo practicaba, que “olían muy mal”. Adami, 2017, p. 30. Grandío, s.f. (b). Ruiz Grao, 2018. “… forma parte de la leyenda la presunta necrofagia de Ed. No existe prueba o evidencia que la confirme, a pesar de que muchos investigadores la han dado por sentada”. Planes Pedreño, 2013, p. 67.
(34) “En estos años cambió ostensiblemente la decoración de su granja. Su habilidad con las manualidades y el bricolaje le permitieron confeccionar toda suerte de pequeños utensilios domésticos; lo que no era devorado se convertía en piezas decorativas”. Cebrián, 2005, p. 157.
(35) Cebrián, 2005, p. 157. Ramsland, s.f., p. 2. Sánchez Vidal, 2006. Yerena, 2019.
(36) Cebrián, 2005, p. 157. Ramsland, s.f., p. 2. Sánchez Vidal, 2006.
(37) Cebrián, 2005, p. 158. Sánchez Vidal, 2006.
(38) Cebrián, 2005, p. 158. Ramsland, s.f., p. 2. Yerena, 2019.
(39) Ramsland, s.f., p. 2. Este chaleco se podía usar “como delantal o espaldera, y sólo se lo ponía en las noches de luna llena, momento en el que Gein se excitaba hasta límites insospechados”. Cebrián, 2005, p. 158. “Cuando Gein fue apresado y se le realizaron los debidos análisis, se descubrió que su intención era ‘convertirse’ en mujer, propiamente en su madre; transformación que lograba todas las noches de luna llena, cuando se vestía con el traje de mujer que había hecho y realizaba un extraño ritual acompañado de una macabra danza alrededor de su casa, con la luz de la luna como su único testigo”. Yerena, 2019. “Era noche de luna llena, su favorita, porque se vestía con su particular disfraz de mujer confeccionado con la piel humana de sus víctimas”. Álvarez, 2019. “Lo que hizo fue desmembrar esos cuerpos, extraer partes y hacer un traje de mujer, el cual usaba durante las noches de luna llena y hacia una danza a la luna, implorando a Dios que su madre volviera a la vida”. Adami, 2017, p. 29. “Bajo el manto de la luz de la luna (…) la figura de un individuo bailando y tañendo un tambor con gran excitación. Una peluca, una máscara y un chaleco de piel parda y desgastada componían su extravagante vestuario, con el cual, a juzgar por sus gestos y cabriolas, parecía sentirse radiante. El espectáculo tenía algo de primitivo; cabía pensar en la celebración de un rito o en una liturgia al más puro estilo tribal. (…) las prendas de aquel individuo estaban hechas de piel femenina, pues del chaleco colgaban lo que parecían dos senos”. Planes Pedreño, 2013, pp. 57-58. “Experimentaba una gran excitación cuando se colocaba los fragmentos de pieles femeninas que había ido coleccionan­do, especialmente en las noches de luna llena, en las que, como hemos explicado, le gustaba danzar y tocar el tambor al más puro estilo tribal. Enloquecía por completo. Más ade­lante, en una de sus declaraciones, lo reconocería: ‘Para mí, el placer consistía en envolver mi cuerpo con la piel de los muertos’”. Planes Pedreño, 2013, p. 64.
(40) “El personaje más asociado con Gein pero irónicamente el más alejado de él mentalmente (…). Gein sirvió como inspiración para la creación de Leatherface, aunque no en la psicopatía extrema del personaje, sino visualmente. (…) otra característica que el director Tobe Hooper tomó de la vida de Gein fue el hogar de este último, pues éste sirvió para crear la decoración de la casa vista en The Texas Chainsaw Massacre, la cual consistía principalmente en huesos y restos humanos como decoraciones”. Yerena, 2019. En The Texas Chainsaw Massacre: “Entre las referencias a Gein se encuentran la profanación de tumbas; el canibalismo — aunque ya hemos indicado que nunca quedó demostrado—; la sordidez y suciedad de las interioridades del caserón —la cocina, por ejemplo, donde están colgadas las víctimas en vigas y encerradas otras en el congelador—; los trofeos de animales que adornan las paredes del recibidor —recorde­mos que la caza era deporte habitual en Plainfield, el pue­blo de Gein—; y, muy especialmente, el personaje asesino de Leatherface (Gunnar Hansen), cuyo atuendo y máscara recuerdan, y mucho, a los que se diseñó el ‘carnicero de Plainfield’”. Planes Pedreño, 2013, p. 79.
(41) Cebrián, 2005, p. 158.
(42) Cebrián, 2005, p. 158.
(43) “Esto era en definitiva el particular método utilizado por Ed Gein para convertirse en mujer o, mejor dicho, quizá era la forma que este hombre tenía para demostrar a su madre que él seguía obedeciéndola aunque estuviera muerta”. Cebrián, 2005, p. 158.
(44) Álvarez, 2019. Cano Alarcón, 2016, p. 5. Cebrián, 2005, p. 158. Ruiz Grao, 2018.
(45) Ramsland, s.f., p. 2. “Cuando llegaba al bar solicitaba su jarra y con ella se sentaba al fondo del local, desde donde miraba fijamente a la dueña – Mary Hogan, quien atendía a los clientes –”. Cebrián, 2005, p. 158. Era una divorciada de 51 años. Sánchez Vidal, 2006. “Mary era propietaria y camarera en un bar, de nombre «La taberna de Hogan». Originaria de Dallas, llegó a Plainfield en el año 1946. Tenía una personalidad grotesca y arrolladora, capaz de mantener a raya a los borrachos que solían frecuentar su bar. Quizá muy parecida a la madre de Ed”. Ruiz Grao, 2018.
(46) Ramsland, s.f., p. 2. Mary Hogan “mostraba evidentes semejanzas físicas con Augusta, la madre de Ed”. Cebrián, 2005, p. 158. Yerena, 2019. Ruiz Grao, 2018.
(47) Cano Alarcón, 2016, p. 5. Cebrián, 2005, p. 158. Ruiz Grao, 2018. “Mientras el asesino perpetraba aquel macabro ritual en el sótano de su finca, un granjero de la zona, Seymour Lester, entraba a la taberna de la mujer. Era la tarde del 8 de diciembre de 1954. Seymour entró al local que estaba abierto e iluminado, pero completamente vacío. Todo era muy raro. Comenzó a llamar a Mary y nadie contestaba. Fue entonces cuando vio una gran mancha de sangre en la puerta que daba a la habitación trasera. Llamó al sheriff para pedir ayuda”. Álvarez, 2019. Grandío, s.f. (a).
(48) Cebrián, 2005, p. 158. “… se encontró un cartucho cerca del rastro de sangre, dentro de la taberna. A pesar de esto, se la declaró como desaparecida”. Ruiz Grao, 2018. Cuando el sheriff llegó con sus ayudantes “siguieron esas manchas de sangre que conducían al aparcamiento. El coche de Mary seguía aparcado, y la mancha de sangre terminaba al lado de unas huellas recientes de un camión. Junto a ellas se toparon con un cartucho de pistola calibre 32. Las evidencias apuntaban a que Mary había sido asesinada y que habían arrastrado su cuerpo hasta un coche que esperaba fuera. No había señal alguna de lucha, no habían robado dinero de la caja registradora y tampoco parecía haber ningún motivo para tal crimen”. Álvarez, 2019.
(49) “Ni siquiera los forenses fueron capaces de establecer una relación causa-efecto, y pronto aquel extraño suceso comenzó a olvidarse”. Cebrián, 2005, p. 158. “La policía no consiguió resolver el caso, y en los tres años siguientes quizá hubiera otras víctimas suyas. No obstante, nada pudo demostrarse hasta la mañana del sábado 16 de noviembre de 1957, el día en que se levantaba la veda”. Sánchez Vidal, 2006. “… en seguida de la desaparición de Mary Hogan (Ed Gein) bromea con que la tiene escondida en su casa. Las conductas de Ed eran cada vez más extrañas, aunque nadie imaginaba que de la puerta para adentro de esa vieja y húmeda granja se escondía una escena inconcebible”. Adami, 2017, p. 26.
(50) Cebrián, 2005, p. 158. Kermode, 2001, p. 42. “Cuando se investigó a fondo (ya cuando se supo que Ed era el autor de su muerte), se elaboró la hipótesis de que éste había entrado sobre las cuatro de la tarde en la taberna, cuando Mary ya estaba cerrando. A pesar de ello, le dejó pasar para tomarse un café. Una vez dentro, él le disparó con un calibre 32 y arrastró el cuerpo para meterlo en una furgoneta y llevárselo a su granja”. Ruiz Grao, 2018.
(51) Cebrián, 2005, p. 158. “… cuando estaba claro que la piel se endurecería y agrietaría, decidió obtener cuerpos que fueran más flexibles. Eso significaba alguien ‘realmente fresco’”. Ramsland, s.f., p. 2.
(52) Álvarez, 2019. Cano Alarcón, 2016, p. 5. Cebrián, 2005, p. 161.
(53) “… el criminal arribó hasta la ferretería del pueblo propiedad de Bernice para comprar anticongelante”. Álvarez, 2019. “… no pensaba en ninguna matanza”. Cebrián, 2005, p. 161. Planes Pedreño, 2013, p. 65. Sánchez Vidal, 2006.
(54) Cebrián, 2005, p. 161. Ramsland, s.f., p. 2. Yerena, 2019.
(55) Grandío, s.f. (b). Kermode, 2001, p. 42. Planes Pedreño, 2013, p. 65. “… la imagen de la señora Worden y su aparente soledad excitó de tal manera a Ed que no pudo por menos que descerrajarle un tiro en la cabeza, para acto seguido arrastrarla hasta su furgoneta Ford y llevársela a su granja”. Cebrián, 2005, p. 161. Sánchez Vidal, 2006. “… tras apuntar su nombre en el libro de registros –lo hacía con cada comprador por tema de contabilidad-, Gein sacó su escopeta y la disparó”. Álvarez, 2019. “La ferretería era regentada por Bernice Worden, que anotó su nombre en una libreta como parte de una contabilidad interna. Después de esto, Ed sacó un rifle de caza y disparó en la cabeza a Bernice. Acto seguido hizo lo mismo que con su anterior víctima, la arrastró hasta la parte trasera y la echó dentro de su vehículo”. Ruiz Grao, 2018.
(56) Cebrián, 2005, p. 161. “… abrió el cuerpo de arriba abajo, lo vació y lo colgó en el cobertizo”. Planes Pedreño, 2013, p. 65.
(57) Vació el cuerpo y hasta limpió los intestinos minuciosamente. Cebrián, 2005, p. 161.
(58) Cebrián, 2005, p. 161. Kermode, 2001, p. 42. Sánchez Vidal, 2006. Durante los interrogatorios, cuando Ed Gein fue detenido: “Ed tardó casi un día en reconocer sus crímenes. Habló de Bernice Warden y también de Mary Hogan; de cómo las había matado y se las había llevado a su granja. Pero res­pecto a Georgia Weckler, Evelyn Hartley, Victor Travis y Ray Burgess – ver (59) – negó rotundamente cualquier implicación pese a las insistencias del sheriff y sus agentes”. Planes Pedreño, 2013, p. 67.
(59) Cebrián, 2005, p. 161. Sánchez Vidal, 2006. “… a partir de 1947 se le atribuyen inexplicables desapariciones tanto en Plainfield como en sus alrededores”. Álvarez, 2019. “Creían que Eddie podría haber estado involucrado en más asesinatos y que los cuerpos podrían estar enterrados en su tierra, posiblemente los de Georgia Weckler, Victor Travis y Ray Burgess, Evelyn Hartley y Mary Hogan” Bell y Bardsley, s.f., pp. 5-6. “El 1 de mayo de 1947 desapareció Georgia Weckler, una niña de Jefferson, un pueblo cercano a Plainfield, cuando volvía a su casa después de una mañana en la escuela. Los esfuerzos de las autoridades locales fueron en vano. Nunca se la encon­tró. Ningún rastro, ninguna pista. Simplemente, desapa­reció. Seis años más tarde tuvo lugar otro suceso: Evelyn Hartley, de 15 años, procedente de Lacrosse, también des­apareció en extrañas circunstancias mientras trabajaba de niñera. (…) En 1952 otros dos hombres, Victor Travis y Ray Burgess, que habían sa­lido a cazar y que habían sido vistos tomándose unas cer­vezas justo antes de empezar, también desaparecieron sin dejar rastro. Dos años más tarde, en 1954, Mary Hogan, dueña de una taberna de Plainfield, dejó de ser vista un día y tampoco nunca más se supo. Todos temieron lo peor cuando se descubrió un reguero de sangre que iba desde el interior del local hasta el estacionamiento. Los vecinos del lugar estaban ya muy inquietos. Pero faltaba una última y definitiva desaparición (Bernice Warden)”. Planes Pedreño, 2013, pp. 64-65. “Por más que lo intentó la policía, no pudieron implicar a Eddie en la desaparición de Victor Travis o las otras tres personas que habían desaparecido años antes en el área de Plainfield. Los únicos asesinatos de los que Eddie podría ser considerado responsable fueron Bernice Worden y Mary Hogan”. Bell y Bardsley, s.f., p. 7.
(60) “… es erróneo catalogarlo como un asesino serial”. Yerena, 2019. “Robert Ressler (Ciencias del comportamiento, FBI) fue el que acuñó esta definición y dijo algo así: es una persona que asesina a tres o más personas en un lapso de 30 días o más, con un período de enfriamiento entre cada asesinato, y cuya motivación se basa en la gratificación psicológica que le proporciona dicho crimen”. Ruiz Grao, 2018. Adami, 2017, pp. 8-9. Sosa Velásquez, 2010, p. 16. “… se considera que Gein pertenece al grupo de los asesinos desorganizados ya que sus muertes fueron abruptas, realizando posteriormente rituales tales como el desmembramiento”. Adami, 2017, p. 32. Para saber más sobre los tipos de asesinos, ver: Adami, 2017, pp. 9-12. Para más información sobre los asesinos en serie, ver: Sosa Velásquez, 2010.
(61) Adami, 2017, p. 26. Albacete Carreño, 2011, p. 6. Cebrián, 2005, p. 161. Sánchez Vidal, 2006. “Cuando, por la tarde, Frank (el hijo de Bernice) regresó y fue a la ferretería de su madre, no solo no la en­contró sino que descubrió un pequeño charco de sangre. Rá­pidamente, se dirigió a las autoridades locales. Estas regis­traron el establecimiento en busca de alguna pista, pero no obtuvieron nada concluyente. Solo un dato que, enseguida, les pareció de lo más irrelevante: en la boleta de la compra figuraba Ed Gein como el último cliente al que Bernice ha­bía atendido”. Planes Pedreño, 2013, p. 66. “Cuando las autoridades llegaron, se encontraron con un gran reguero de sangre que llegaba a la parte trasera y se perdía tras unas huellas de furgoneta. Una vez registrado el local, se percataron del último apunte de Bernice. El nombre de Ed Gein aparecía como su último cliente”. Álvarez, 2019.
(62) Cebrián, 2005, pp. 161-162. El sheriff de Painfield – Arthur Schley; Bell y Bardsley, s.f., p. 1.; Planes Pedreño, 2013, p. 66 – entró en la granja de Ed Gein al anochecer del mismo 16 de noviembre de 1957. Sánchez Vidal, 2006.
(63) Albacete Carreño, 2011, p. 6. Bell y Bardsley, s.f., p. 1. Cano Alarcón, 2016, p. 5. Cebrián, 2005, p. 162. Grandío, s.f. (b). Planes Pedreño, 2013, p. 66. Ruiz Grao, 2018. Yerena, 2019. El sheriff “se topó con los despojos de un cuerpo sujeto a un gancho. Había sido desollado y eviscerado de tal modo que al principio pensó en un reno, caza habitual de la región. Un examen más detenido le reveló que se trataba de los restos de una mujer colgada cabeza abajo. Las piernas estaban separadas formando una gran uve, de cuyo vértice arrancaba un profundo tajo, prolongando la hendidura vaginal hasta el cuello. Ahí terminaba, porque había sido decapitada. También le faltaban los genitales y el ano”. Sánchez Vidal, 2006. “… yacía el cuerpo de una mujer decapitada, colgando de pies y manos de las vigas del granero, el cuerpo tenía un corte longitudinal que iba desde la vagina hasta el cuello los órganos habían sido extraídos, a pocos metros estaba la cabeza, se identificó el cuerpo como el de Bernice Worden, la policía detuvo a Ed Gein por el asesinato de esta mujer, pero ese sería solo el inicio de una serie de espantosas imágenes que encontrarían”. Adami, 2017, p. 27. “En el granero encontraron el cadáver de Bernice Worden, colgado del techo primero. Ella no tenía cabeza y se cortaba desde los genitales hasta el cuello, destripada y con las piernas bien separadas. Su cabeza fue encontrada debajo de un colchón dentro de la casa con clavos en las orejas”. Ramsland, s.f., p. 2.
(64) Albacete Carreño, 2011, p. 6. Álvarez, 2019. Bell y Bardsley, s.f., p. 1. Cano Alarcón, 2016, pp. 5-6. Cebrián, 2005, p. 162. Grandío, s.f. (b). “La policía tuvo que emplear esa noche y buena parte del día siguiente para hacerse cargo del alcance de lo perpetrado por Ed Gein”. Sánchez Vidal, 2006. Entre estos objetos se encontró: cuatro narices, huesos y fragmentos humanos completos, nueve máscaras de piel humana,  cuencos hechos de cráneos humanos, diez cabezas femeninas con la parte superior aserrada, varios asientos de silla recubiertos de piel humana, la cabeza de Mary Hogan en una bolsa de papel, la cabeza de Bernice Worden en una bolsa de arpillera,  nueve vulvas en una caja de zapatos, un cinturón hecho de pezones humanos femeninos, cráneos en sus postes de la cama, un par de labios en una cuerda de drenaje para una cortina de ventana, una pantalla de lámpara hecha de la piel de un rostro humano. (…) No es de extrañar que después de esto se le pasara a conocer como ‘El carnicero de Plainfield’”. Ruiz Grao, 2018. “el parte policial proyectó que dentro de la casa se encontraron partes de cuerpos humanos, artefactos y accesorios hechos con ellos, como dos lámparas hechas de columnas vertebrales, un collar hecho con labios, platos hechos con cráneos, sillas tapizadas con restos de piel, caras de mujeres pegadas en la pared, clítoris y vaginas en una caja, pero lo que más asombró a los investigadores fue un ‘chaleco mamario’ hecho con el torso de una mujer y unos pantalones hechos con la piel de unas piernas. (…) lo más impactante fue que una habitación en el segundo piso de la casa estaba cerrada, cuando abrieron la puerta el cuarto de Augusta estaba intacto, igual a cuando ella había muerto como si esta parte de la casa se conservara detenida en el tiempo”. Adami, 2017, p. 27. “Además del desorden, la basura y la suciedad, la casa de Ed es­taba invadida por un macabro mobiliario: una colección de cráneos serrados convertidos en tazones y ceniceros; cajas con narices; cuchillos, lámparas y sillas forrados con piel hu­mana; un cinturón hecho con pezones femeninos… También encontraron la máscara y el chaleco de piel humana que solía utilizar en las noches de luna llena – ver (39) –. (…) Solo una habitación se había mantenido al margen de aquel desastre: la habitación de la madre de Ed, que seguía ordenada, con todos los objetos que habían formado parte de su vida. Allí seguía la biblia que Augusta había leído a Ed de niño”. Planes Pedreño, 2013, p. 67. “En el interior, descubrieron numerosas partes del cuerpo: cuatro narices, varios fragmentos de hueso, nueve máscaras de la muerte, un corazón en una sartén en la estufa, un cuenco hecho de una calavera, diez cabezas femeninas con la parte superior aserrada, piel humana cubriendo varios asientos de la silla , trozos de genitales salados en una caja, calaveras en los postes de su cama, órganos en el refrigerador, un par de labios en una cuerda y mucho más”. Ramsland, s.f., p. 2.
(65) Cebrián, 2005, p. 162. Ramsland, s.f., p. 2. “La única forma en que la policía podía determinar si los restos provenían de los cadáveres de las mujeres era examinar las tumbas que Eddie afirmó que había robado. (…) a la policía finalmente se le permitió desenterrar las tumbas de las mujeres que Eddie afirmó haber profanado. Todos los ataúdes mostraron signos claros de manipulación. En la mayoría de los casos, faltaban los cuerpos o partes de los cuerpos”. Bell y Bardsley, s.f., p. 7.
(66) Cebrián, 2005, p. 162. “Esa misma noche, Ed fue arrestado y sometido a interro­gatorio. No opuso resistencia. Permaneció como siempre: tranquilo, silencioso y exhibiendo aquella mueca suya que tan familiar se había hecho entre sus vecinos”. Planes Pedreño, 2013, p. 67. “En su libro Los archivos de Ed Gein, John Borowski (2016) recoge la pericia psiquiátrica realizada por los médicos del Hospital Central de Wisconsin en 1957 en la cual constata que Edward Gein estuvo treinta días en observación siendo sometido a diversas pruebas sin confesar lo que había hecho, las entrevistas fueron varias, extensas y elaboradas por diversos expertos”. Adami, 2017, p. 27.
(67) Cebrián, 2005, p. 162. “Eddie no mostró signos de remordimiento o emoción durante las muchas horas de interrogatorio. Cuando habló de los asesinatos y de sus escapadas de robo de tumbas, habló con mucha naturalidad, incluso alegremente a veces. No tenía idea de la magnitud de sus crímenes”. Bell y Bardsley, s.f., p. 6. “… él no daba respuestas concretas y divagaba sobre .el tema, se reía y por momentos quedaba callado y con la mirada ausente, los psiquiatras dijeron que en ocasiones sus respuestas eran incoherentes. (…) mientras se le preguntaba por los crímenes y una y otra vez repetía no poder recordar lo que sucedió, por momentos parecía esclarecer las cosas, pero de inmediato volvía a decir frases que no tenían sentido, como si todo hubiese sido una especie de sueño, lo que sí remarcó varias veces fue que estas mujeres en un punto le recordaban a su madre muerta”. Adami, 2017, pp. 27-28. “Como figura en el informe psiquiátrico que se le realizó a Gein en 1957, el doctor E.F Schubert escribe que ‘su opinión sobre la señora Worden es que ella era una mujer de bastante mala reputación que merecía morir’”. Adami, 2017, p. 29. “… adujo que le era difícil recordar los deta­lles de los dos asesinatos porque, justo antes de cometerlos, había entrado en una especie de trance, dato que posterior­mente dispararía las hipótesis sobre si, en su mente, había sido su madre quién le había ordenado aquellas muertes. En todo caso, esa interpretación forma parte de la leyenda que ha alimentado el cine”. Planes Pedreño, 2013, p. 67.
(68) La interpretación de Anthony Perkins como Norman Bates en Psicosis (1960) es absolutamente memorable. “Psicosis fue la ‘piedra filosofal’ que, a partir de la vida real de Ed Gein, destapó a los narradores cinematográficos las inmen­sas variantes dramáticas de las relaciones materno-filiales, originando obras que (…) focalizan el conflicto desde prismas muy diferentes”. Planes Pedreño, 2013, p. 88.
(69) “Cuando los investigadores revelaron los hechos sobre lo que se encontró en la granja de Eddie Gein, la noticia se extendió rápidamente. Reporteros de todo el mundo acudieron a la pequeña ciudad de Plainfield, Wisconsin. La ciudad se hizo mundialmente conocida y Eddy Gein alcanzó el estatus de celebridad”. Bell y Bardsley, s.f., p. 8. “Plainfield pronto se convirtió en un hervidero de periodistas y curiosos, y Gein llegó a ser portada de las revistas Time y Life en diciembre de 1957, la magnitud de los hechos provocó un gradual silenciamiento que invisibilizó todas las implicaciones de lo sucedido. Pero, según Gavin Baddeley en Cultura gótica, ‘la misma sordidez que motivó las reticencias de la prensa, garantizó, sin embargo, que la historia se filtrara abundantemente, aunque no a través de un reportaje oficial, sino gracias a los incontrolables rumores y chismes. Aquellos asesinatos se comentaban en los bares, las barberías y los comercios; los niños hicieron de Gein parte de sus bromas macabras, que llamaron geeners; los adolescentes convirtieron a aquel loco en el coco de los cuentos de fantasmas que se contaban alrededor del fuego por Navidad. Así fue como Ed Gein se abrió camino en la conciencia popular’”. Planes Pedreño, 2013, pp. 58-59.
(70) Álvarez, 2019. Planes Pedreño, 2013, p. 69. Fue unos meses después de la detención de Ed. Cebrián, 2005, p. 162. “Miles de buscadores de curiosidades divergieron en el pequeño pueblo para ver qué posesiones de Eddie se subastarían. Algunas de las cosas que se subastarían fueron su automóvil, muebles e instrumentos musicales. La compañía que manejaba el negocio de vender los productos de Eddie planeaba cobrar una tarifa de cincuenta centavos (…). Los ciudadanos de Plainfield estaban indignados. Creían que la casa de Eddie se estaba convirtiendo rápidamente en un «museo para los mórbidos» y la ciudad exigió que se hiciera algo para ponerle fin. (…)En la madrugada del 20 de marzo de 1958, el departamento de bomberos voluntarios de Plainfield fue llamado a la granja de Eddie. La casa de Gein estaba en llamas”. Bell y Bardsley, s.f., p. 8. “Después del aluvión de periodistas, cientos de curiosos se dejaron caer por Plainfield. La sociedad que se hizo cargo de la ‘granja del asesino’ empezó a cobrar 50 centavos por visitarla, y corrió el rumor de que la iban a convertir en una atracción para turistas. En marzo de 1958 se declaró un incendio, claramente intencionado. Muchos objetos de Ed sobrevivieron y fueron subastados. Entre ellos su camioneta Ford, comprada por un chamarilero, que decidió exhibirla en los circuitos de feria. Miles de personas pagaron 25 centavos por ver y tocar el coche en el que había transportado a sus víctimas.”. Sánchez Vidal, 2006.
(71) “Lo que había sucedido era, sin lugar a dudas, un hito en la crónica negra de Estados Unidos, una mezcla explosiva de crímenes, necrofilia, travestismo y fetichismo. El sensacionalismo brotó como la espuma”. Planes Pedreño, 2013, p. 68. Psicólogos de todo el mundo intentaron descubrir qué hizo que Eddie estallara. Bell y Bardsley, s.f., p. 8.
(72) Álvarez, 2019. Cano Alarcón, 2016, p. 6. Ramsland, s.f., p. 2. “Ed Gein fue declarado inimputable en el juicio que se realizó en 1957…”. Adami, 2017, p. 30. “Ed Gein ingresó en el manicomnio de Mendota en 1958 por tiempo indefinido”. Grandío, s.f. (b). Al considerarlo como un enfermo mental, no se le podía juzgar normalmente. Cebrián, 2005, p. 162. Sánchez Vidal, 2006. “Edward Theodore Gein fue conocido como ‘El carnicero de Plainfield’, y pasó el resto de sus días en el Hospital para criminales del estado de Wisconsin”. Adami, 2017, p. 31.
(73) En 1968. Cebrián, 2005, p. 162. Fue hallado culpable. Sánchez Vidal, 2006. “Después de pasar diez años en la institución mental donde se estaba recuperando, los tribunales finalmente decidieron que era competente para ser juzgado. El proceso comenzó el 22 de enero de 1968 (…). El juicio real comenzó el 7 de noviembre de 1968. (…) Eddie fue declarado culpable de asesinato en primer grado. Sin embargo, debido a que se descubrió que Eddie estaba loco en el momento del asesinato, más tarde fue declarado inocente por razón de locura y absuelto. Poco después del juicio, lo escoltaron de regreso al Hospital (…).Eddie permanecería en la institución mental por el resto de su vida, donde pasaría sus días feliz y cómodamente”. Bell y Bardsley, s.f., p. 9.
(74) Albacete Carreño, 2011, p. 6. Cebrián, 2005, p. 162. Ruiz Grao, 2018. Schechter lo describe como el paciente modelo; su descripción en: Bell y Bardsley, s.f., p. 9. “… fue considerado como un interno modelo el cual siempre era educado y cortés, excepto las noches de luna llena donde hacía extraños comentarios sobre las mujeres y hablaba incansablemente de Augusta”. Adami, 2017, p. 31.
(75) Bell y Bardsley, s.f., p. 7. Cano Alarcón, 2016, p. 6. Planes Pedreño, 2013, p. 68. Ed Gein era un enfermo de psicosis. Sosa Velásquez, 2010, p. 16. “… el psiquiatra a cargo de la investigación el doctor E.F Schubert consta que: ‘Se determinó que el señor Gein ha estado sufriendo de una esquizofrenia por un indeterminado número de años, y que este proceso esquizofrénico se pone en manifiesto mediante el pensamiento delirante. El afirmó que sus actividades fueron el resultado de una fuerza externa que actuaba sobre él y que lo había elegido como un instrumento de Dios para llevar a cabo las acciones que le fueron ordenadas. Ha habido por lo menos varios incidentes de alucinaciones olfativas, auditivas y visuales en los últimos doce años. El paciente se muestra a sí mismo como alguien sumamente sugestionable, quien estaba excesivamente unido a su madre, y fue de ella de quien obtuvo sus ideas tan moralistas respecto al sexo y a la bebida”. Adami, 2017, p. 30. En definitiva, se concluye que Ed Gein fue desarrollando a lo largo de su vida una “psicosis esquizofrénica”. Adami, 2017, p. 32. “Como se sabe Gein fue declarado inimputable por padecer de una psicosis esquizofrénica no tratada durante un largo período de tiempo, etapa que coincide con la cantidad de años correspondientes a la muerte de Augusta, pero lo interesante de esto es el perfil de mujeres que Ed mató y desenterró (…) es guiado a cometer estos crímenes por sus delirios y alucinaciones (con su madre)”. Adami, 2017, pp. 32-33. “Tras varios exámenes psicológicos, el 18 de diciembre los médicos concluyeron que Gein sufría esquizofrenia y que por consiguiente, no estaba en condiciones de asistir a un juicio. (…) Ed Gein fue internado en el manicomio del Estado por tiempo indefinido”. Álvarez, 2019. “Durante un año se le evaluó. La conclusión a la que llegaron fue que padecía esquizofrenia. Lo calificaron como un asesino visionario, ya que una voz interior, un mal, le hablaba y le empujaba a cometer estos actos. ¿La voz de la madre, quizá? Quién sabe”. Ruiz Grao, 2018. “Ed Gein reconoció que muchas noches oía la voz de su madre antes de dormirse y que de alguna manera, le instaba a matar. De acuerdo con esto, según la clasificación de Holmes y DeBurger (1988) de los asesinos en serie, formaría parte del tipo de asesino “visionario”, que es aquel que mata movido por un trastorno mental evidente. Este trastorno provoca en quien lo padece una ruptura con la realidad y, debido a delirios y alucinaciones (la mayoría de veces de tipo auditivo), cumple las órdenes de matar a un tipo de personas, que suelen reunir unas características comunes entre ellas. Estos mandatos suelen provenir de seres de otro mundo o del mismísimo diablo, pero también de seres que, por una razón u otra, han ejercido un gran dominio sobre los asesinos, los cuales llegan a percibirlos como deidades de innegable autoridad. (…) Sin embargo, parece que hay elementos que no encajan, ya que los asesinos visionarios suelen abandonar el arma y el cadáver en la misma escena del crimen. Asimismo, sus víctimas son elegidas al azar y, por lo que alegaron los testigos y el propio Ed Gein, éste les había estado rondando durante algún tiempo”. Grandío, s.f. (b). “Los psicólogos le diagnosticaron multipsicopatías: voyerismo, necrofilía, fetichismo, travestismo, etc.”. Albacete Carreño, 2011, p. 6. Para saber más sobre la psicopatía, ver: Pozueco, Moreno, García y Blázquez, 2015.
(76) El 26 de julio de 1884. Adami, 2017, p. 31. Albacete Carreño, 2011, p. 5. Bell y Bardsley, s.f., p. 9. Cano Alarcón, 2016, p. 6. Cebrián, 2005, p. 162. Planes Pedreño, 2013, p. 68. Ramsland, s.f., p. 2. Ruiz Grao, 2018. Yerena, 2019. “… murió en el Mendota Mental Health Institute”. Álvarez, 2019. Grandío, s.f. (b).
(77) Adami, 2017, p. 31. Álvarez, 2019. Bell y Bardsley, s.f., p. 9. Cano Alarcón, 2016, p. 6. Planes Pedreño, 2013, p. 69. Sánchez Vidal, 2006.
(78) La recuperaron en Seattle. Planes Pedreño, 2013, p. 69. Sánchez Vidal, 2006.
(79) Cebrián, 2005, p. 162. “La publicación del libro de Robert Bloch que sobre el mismo se publicó solamente dos años más tarde y la posterior adaptación de Hitchcock convirtió a Gein en un personaje más popular aún. Y su herencia en el cine y la literatura fue y sigue siendo enorme. Pero su repercusión no se ha limitado sólo al ámbito de la cultura. Más de medio siglo después, sigue siendo un fenómeno social y su fama continúa inalterable en miles de fans que se congregan, todavía hoy, en webs y redes sociales”. Planes Pedreño, 2013, p. 68. “Además de las dos secuelas de Psicosis y El silencio de los corderos, las cuatro de La matanza de Texas, varias réplicas, caterva de imitaciones, una copiosa discografía y bibliografía, algún cómic de estilo manga u obras de teatro que cuentan con pelos y señales las fechorías del Carnicero de Plainfield”. Sánchez Vidal, 2006.
(80) “Su condición se atribuyó a la relación poco saludable que tuvo con su madre y su educación. Gein aparentemente sufría sentimientos contradictorios sobre las mujeres, su atracción sexual natural hacia ellas y las actitudes antinaturales que su madre le había inculcado. Este sentimiento de amor y odio hacia las mujeres se exageró y finalmente se convirtió en una psicosis en toda regla”. Bell y Bardsley, s.f., p. 7. “Tras conocer una mente tan enrevesada, los investigadores se pusieron manos a la obra con él enseguida y las primeras conclusiones no tardaron en llegar. Según ellos, Ed llegó a pensar que la única mujer ideal era su madre y todo lo que ella representaba. Es por esto que despreció al resto, catalogándolas de impuras. Este rechazo por las mujeres se enfrentó con una fascinación por lo prohibido que representaban para él y lo llevó a sufrir una confusión que no le dejaba clara ni su propia identidad sexual. Esto en parte explicaba que parte de estos atuendos que encontraron fueran utilizados por Ed para vestirse de mujer. Algo todavía más escabroso, y que reafirma esta teoría, fue que incluso llegara a ponerse encima de sus propios genitales los de una mujer, que había amputado”. Ruiz Grao, 2018. “(…) los sentimientos de amor y odio que Ed tenía hacia su madre lo llevaron a verla como alguien que seguía teniendo una enorme influencia a pesar de llevar años fallecida. Según declaró ante el sheriff, Mary Hogan y Bernice Worden eran el tipo de mujeres que encarnaban todo lo que su madre detestaba, así que siguiendo el estricto código moral que ella le impuso, las asesinó para intentar evitar que continuaran con su (según creía él) indecente vida pecaminosa. La acumulación de pruebas forenses en la escena del crimen (el cartucho de escopeta, rastros de sangre o las marcas en la nieve de la furgoneta, por no hablar de todo lo encontrado en su granja) sería otro factor más a la hora de considerar a Ed Gein dentro de esta tipología. (…)el propósito de Ed Gein al matar a aquellas mujeres y desenterrar los cuerpos del cementerio no era únicamente el de revivir a su madre, sino que quería convertirse en ella: la confrontación del amor que sentía, con los sentimientos de ira y frustración por negarle el contacto con mujeres, mezclados con un desarrollo sexual tardío y anómalo, causaron que, al morir Augusta, Ed Gein diera rienda suelta a fantasear con la transexualidad. Estas ideaciones de cambio de sexo y su admiración por la muerte y los desmembramientos fue lo que llevó a Ed Gein a confeccionar todas aquellas prendas de vestir con la piel de sus víctimas. Muchas noches se enfundaba en sus trajes y se paseaba por su casa imitando los gestos y voz de Augusta, comportándose como si continuara viva, sentándose en su butaca, etc.”. Grandío, s.f. (b). “Pueden haber sido la personalidad abusiva de su madre, el hogar hostil y su padre ausente los factores principales que contribuyeron en el desarrollo de la patología de Edward, quien vivió la mayor parte de su historia en un hogar lleno de maltratos, abusos, denigraciones a los cuales el factiblemente consideraba signos de una educación moralista, religiosa e incluso adecuada. Se podría, tal vez, explicar con esto el afán por el desmembramiento de cuerpos y el placer que esta práctica generaba en él, como se vio en el marco teórico es común que los sujetos con una crianza como la de Ed desarrollen posteriormente este tipo de hábitos como vía de satisfacción a los deseos emergentes”. Adami, 2017, p. 32. “Augusta vuelve y lo toma como una ‘herramienta’ de Dios para matar a estas ‘malas mujeres’, que en realidad no hacían otra cosa que recordarle a su madre muerta. Se concluye entonces, que la psicosis de Edward fue alimentada durante toda su vida por esta mujer que aun después de muerta tenía el poder de seguir controlando a su hijo, un control tan necesario para Ed que lo llevó a crear un mundo delirante, el cual no fue más que un intento de cura ante el dolor implacable que produjo en el la muerte de su amada madre”. Adami, 2017, p. 33.
(81) “De la vida de Ed Gein podemos extraer ciertas conclusiones acerca de los factores de riesgo que condujeron su vida criminal (…) Su procedencia de un hogar disfuncional, con una historia familiar de desatención parental, abuso de alcohol y malos tratos, entre otros, fue el primer componente que posibilitó el desarrollo de su personalidad psicopática y violenta. En segundo lugar, el aislamiento social sufrido durante la adolescencia le incapacitó para entablar las relaciones sociales necesarias durante este periodo y así ser capaz de conectar emocionalmente con las personas. Y por último, el retraimiento y la soledad que le llevaron a la generación de fantasías y al desarrollo del comportamiento antisocial, basado en la creencia de que el mundo es un lugar hostil. Cuanto más solitario se volvía Ed Gein, más incrementaba la dependencia hacia sus fantasías. Con el tiempo, estas fantasías se volvieron más violentas y retorcidas”. Grandío, s.f. (b). Para saber más sobre la psicopatía, ver: Pozueco, Moreno, García y Blázquez, 2015.

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Ana Inmaculada Morillas Cobo
Escritora y divulgadora. Redactora, revisora de contenidos y editora de Khronos Historia. Mis áreas de mayor interés - como comprobaréis si me leéis - son la Historia de la Mujer, la Historia de las Religiones, la Filosofía Política y la Antropología. Como buena cinéfila y melómana, me encanta practicar la miscelánea cuando escribo (llamadme friki). De firmes posiciones feministas y marxistas.