¿Quién era el neandertal? El «otro humano» que se mezcló con nosotros

En un mundo cuyas condiciones climáticas eran bastante diferentes a las que conocemos actualmente (recordemos que media Europa andaba sumida en interminables hielos, y la otra media en continuas lluvias), rondaba el neandertal.  Hommo sapiens en la línea de la evolución humana (1), pero que hasta hoy en día supone una fuente inagotable de estudios científicos al objeto de desentrañar quién era.

Neandertal
Protesta juvenil neandertal.

Todo comenzó con unos huesos

La razón del porqué se llamaría neandertal (1) al protagonista de esta crónica, la tendríamos que buscar en los primeros fósiles. Esto se encontraron en Engis (Bélgica) y en Gibraltar (en la cantera de Forbes), hacia la década de los 40 del siglo XIX. Pero no se le “bautizó” hasta que se dio a conocer el famoso Neandertal hallado cerca de Düsseldorf. Concretamente se encontró en el valle de Neander, hacia mediados del mismo siglo. Todo ello tres años antes de que Charles Darwin publicara su  Origen de las especies.  

Un caso para el CSI, el neandertal

Para muchos de vosotros nuestro protagonista es ya un buen amigo, que podríais encontrar por la «calle Mayor» de cualquiera de nuestras ciudades sin llamar la atención. Sin embargo, a otros no os suena de nada; empezando por su nombre: Hommo Neanderthalensis.

Para resguardarse y vivir prefería los asentamientos: cuevas y abrigos rocosos, con vistas a un valle bien ubicado o al aire libre, cerca de recursos marinos. Además, siempre se movían en grupo y no se quedaban mucho tiempo en el mismo sitio(2). En cuanto a su alimentación, habría que decir que eran grandes consumidores de carne (hasta unas 7.000 calorías al día). A veces también complementaba su dieta con algunas bayas y otros derivados del forrajeo. Y a la lista podríamos añadir que no les sentaba muy bien la leche (3).

Un auténtico atleta… ¡pelirrojo!

Si bien no era muy alto, poseía una complexión corpulenta. ¡Menudos músculos se gastaba! Las extremidades, tanto las inferiores como las superiores, eran relativamente diferentes si las comparáramos con Hommo Sapiens Sapiens. Los huesos eran más robustos. Y en relación a la cara, tenían una frente prominente y algo más baja. Sin embargo, carecía de mentón y, en general, todos los rasgos parecían algo más toscos de lo normal.

Cantidad no es sinónimo de calidad

No penséis mal, queridos lectores… Me estoy refiriendo a que el protagonista de esta crónica podía presumir de poseer una masa cerebral mayor de la que tendría su descendiente, el Hommo Sapiens Sapiens … ¡Hasta 1700 centímetros cúbicos! ¿Esto quiere decir que fueron más inteligentes que nosotros? ¿Tiene algo que ver el tocino con la velocidad?… La repuesta se halla en la capacidad del neandertal para crear e imaginar cosas subjetivas. Por ejemplo, la creencia en la muerte, la posibilidad de crear arte o incluso de la voluntad de cuidar de otros humanos más débiles, o de conjugar plantas medicinales. Sí, sí …. ¡Como lo leéis!. La aspirina que nos tomamos para calmar el dolor de cabeza es en parte hoja de sauce que ya utilizaba el neandertal. Nuestro protagonista supo, a su modo, crear un universo complejo para que el que se necesitó una mente subjetiva.

Hommo Sapiens
Demostración de cómo se hace un buen fuego. Fuente: Código Oculto

¿Sufrían «afonía»?

Seguramente habréis imaginado alguna vez cómo sonaría un diálogo con un neandertal. Sería igual que entablar una conversación con alguien a quien no entiendes, debido a que todavía no se sabe exactamente qué idioma hablaba. Pero lo que sí se sabe es que habría ciertas similitudes con el lenguaje del hommo sapiens. ¡Lucciano Pavarotti les hubiera enseñado algunas clases de canto! Aún así, todo hace pensar que las estructuras del cuerpo encargadas de producir sonidos salidos de sus gargantas fueron prácticamente iguales o muy parecidas (4).

Yo tan «Homer Simpson» y tú tan «Ned Flanders»

No era la primera vez que varias “ramas” de la especie humana convivían más o menos en armonía (5), en la Tierra. Pero esta es la primera vez que se sabe que eran vecinos. Y como pasa con los vecinos, con unos se llevaban bien y con otros no. Era un amor-odio constante.

Ha llegado hasta nosotros parte de esa convivencia. Como por ejemplo, parte del “menaje doméstico”. Este parecía hecho por un Hommo Sapiens algo “torpe”. Pero, en realidad, había salido de las recias manos de un neandertal. Este era capaz de copiar del Hommo Sapiens.

Neandertal y Hommo Sapiens
Pareja de Neandertal y Hommo Sapiens que han tenido descendencia. Fuente: Diario Vasco.

Esta convivencia no acaba aquí. A veces se invitaban a “salir” mutuamente, se querían. Y como el roce hace el cariño, fruto de estos encuentros nacieron pequeñas criaturas, con rasgos heredados de ambos. ¡Tan fuertes como papá, y tan altos como mamá! (6). 

 Se fue a por tabaco…y no volvió

El porqué de su repentina desaparición se le escapa hasta el más avezado de los arqueólogos. ¿Desapareció por culpa de alguna enfermedad mortal? Puede ser que su ecosistema se acabara y, por tanto, su medio de vida se extinguiera. Pudo ser inconveniente que tuvieran descendientes entre parientes del mismo clan y eso provocara que esa descendencia tuviera una esperanza de vida muy corta. ¿Serán ciertos los rumores que cuentan que los encuentros con Hommo Sapiens eran más bien violentos, y fueron estos últimos los que decidieron que habían venido para quedarse? El caso es que llegaron a estar tan diezmados, que encontraron su última casa de verano en España (7). Aquí, han aparecido cuevas donde se ha podido recuperar parte de su modo de vida (8).


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) El descubrimiento fue realizado por Johann Karl Fuhlrott y descrito por Hermann Schaaffhausen. Franz Mayer, para explicar dicho hallazgo, inventó una teoría curiosa; ya que según éste, el esqueleto pertenecía a un cosaco ruso que perseguía a Napoleón a través de Europa. ¡Pues menuda confusión! ¿No os parece?  

(2) La especie humana Hommo Sapiens desciende de una «eva»común proveniente de África. Se sabe gracias al análisis del ADN Mitocondrial, que es el que procede de nuestras respectivas madres. 

(3) Tenían «casitas de verano» y, a veces, dentro del mismo espacio de habitación, con divisiones para espacios especializados, ya fuera de taller de herramientas o área de despiece de animales.

(4) Esto será común a la especie humana. De hecho, nuestro cuerpo no está preparado para procesar la lactosa de la leche, lo que ocurre es que muchos de nosotros nacimos con una resistencia capaz de hacer que podamos disfrutar de un gran vaso de leche fría sin temor a que nos pase nada.

(5) Contamos con un hueso hiodes que a nivel anatómico nos ayuda a «articular palabras», y a nivel cerebral contamos con una área llamada «de Brocca», el área de Wernicke ó Broadman, que son las responsables de la codificación y decodificación de lo que oímos y hablamos.

(6)O sin saber de la existencia una de la otra. Esto es lo que paso con el Hommo habilis y el hommo erectus.

(7) Húmeros muy espesos. Cúbito de escasa robustez, con una posición del codo más doblada. Radios débiles, con una curvatura muy acentuada con sección en forma de lágrima originando que todas las superficies fueran convexas.  El caso del pubis, parece ser más amplio en el Neandertal. Al igual que la tibia, astrágalo del pie y el calcáneo del pie.

(8) Es digno de mencionar que una teoría que se ha desechado es que su nariz fuera tan ancha para soportar las extremas temperaturas.

(9) Se han documentado los fuegos más antiguos realizados por neandertales en yacimientos como La Sima de las Palomas, que data de hace 800.000 años.


Bibliografía

  • Arsuaga, J. L, 1999, El collar del Neandertal, Temas de hoy, Madrid.
  • Benítez-Burracol, A , 2012, ¿Es el lenguaje (complejo) el resultado de una transferencia genética entre neandertales y humanos modernos?, Trabajos de prehistoria, Vol. 69, Nº 2, pp. 212-231.
  • Benítez-Burraco, A. et all, 2008, «Así habló o no el Neandertal»Teorema: Revista internacional de filosofía, Vol. 27, Nº. 1, pp. 73-83.
  • Benítez-Burraco, A., Longa Martínez, V. M, 2011, «Los peligros de la interpretación de las evidencias indirectas sobre la evolución del lenguajedextralidad y capacidad lingüística de los Neandertales, Moenia», Revista lucense de lingüistica & literatura, Nº 17, pp. 47-86.
  • Haber Uriarte, M., 2004, «Nuevos enfoques en relación con la anatomía autapomórfica de los neandertales, Neandertales cantábricos, estado de la cuestión», en Lasheras Corruchaga, J. A. y Montes Barquín, R. (coords.) Actas de la reunión científica: celebrada en el Museo de Altamira 20-24 octubre de 2005, pp. 405-424, Santander.
  • Val López, M.I, 2015, «La extinción del Homo neanderthalensisexposición y análisis de teorías sobre la desaparición del neandertal», Anales: Anuario del centro de la UNED de Calatayud, Nº 21,  pp. 241-257.
  • Zilhão, J,  2008,  «Modernos y Neandertales en la transición del Paleolítico medio al superior en Europa», Espacio, tiempo y forma. Serie I, Prehistoria y arqueología, Nº 1, (Ejemplar dedicado a: Homenaje al profesor Eduardo Ripoll Perelló), pp. 47-57.
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