Charles Darwin y la evolución ha sido uno de los temas más controvertidos para entender la Historia; y tan fundamental para entender la Prehistoria, que no podemos dejarlos fuera de nuestra revista de Historia Khronos. Caracterizado por su obstinación por el conocimiento y autor de la obra más revolucionaria jamás escrita.
Charles Darwin y la evolución, la relación surgida de una aventura
La Teoría de la evolución fue motivo de escarnio y mofa por parte de sus contemporáneos, y le valió para enfrentarse con aquellos que creían en la Teoría de la creación frente a la evolución del ser humano, e incluso con su propia familia. Se convertiría en un rebelde sin causa y en abanderado de una causa no tan perdida para los que querían ver más allá de sus gafas.Todo ello se conjugó para conferirle la confianza suficiente para que un buen día convenciera a su tío para que le ayudara a embarcarse en el Beagle. Aquello le abriría los ojos y despejaría su mente; comenzaba la aventura de Charles Darwin y la evolución.
El Beagle, Charles Darwin y la evolución
En su faceta de científico ya había «explorado» los campos de la geología, la botánica y la zoología. Había atisbado que una serie de características físicas en los animales se heredaban y otras en cambio… si te he visto no me acuerdo. Habían sido los primeros contactos de Charles Darwin y la evolución…
También se había dado cuenta de que en la madre tierra ocurría lo mismo; unas porciones parecían más anchas que otras, unas más oscuras que otras. ¿Que diantres significa esto?, se preguntó el joven Charles Darwin. Y bajo esa cuestión lo dejó todo para embarcarse hacia tierras americanas. Así que estando en las paradisíacas islas Galápagos, donde hay más que tortugas, se dio cuenta de que había cierto tipo de ave que se había ido adaptando a las características climáticas y orográficas. Una nuevo empujón en el camino de Charles Darwin y la evolución.
La historia de un simio indefenso. La teoría de la evolución
No siempre fue así, pero durante sus sesudos estudios, y tras examinar a conciencia las notas que fue tomando durante su viaje, Darwin se dio cuenta de que los animales de especies modernas descendían de un «antepasado común». Estos heredaron ciertas características que ciertamente ayudarían en su éxito de supervivencia… si todo salía bien. Otras características resultaban inservibles y quedaron atrás; un «si te he visto no me acuerdo» en toda regla. Si esto se ha entendido bien, seguro que entenderéis que los mismos mecanismos sirven para explicar cómo es el ser humano. Un ser racional e imperfecto que inició su «Erasmus» desde África.
¡¡¡Tres millones de años nos contemplan!!!
Sin duda alguna, habréis observado el árbol genealógico de la especie humana (4) (5). Yo misma me he perdido tantas veces en él, que me quedo ensimismada al pensar en los rasgos que nos definen como especie. Vayamos por partes, nosotros descendemos del chimpancé, y en la misma línea encontramos al bonobo y al gorila. Y esto no hace más que empezar. Charles Darwin reveló varios hitos en la historia de la evolución humana.
El primero de los hitos fue el momento en que «Lucy«(6) se puso de pie por primera vez. ¡Claro!, después de «braquiar»(7) por los árboles, hacer ejercicio sostenido sobre dos piernas parecería hasta divertido. Además, nuestro protagonista podría cargar con sus trastos en los brazos. Otro de los hitos en los que se envuelve la evolución del ser humano, es que nuestro cerebro está dividido en tres. Efectivamente, si estáis pensando que nuestra sesera se parece al cerebro de un delfín habéis acertado(9). Seguramente os preguntareis cuál es el tercer hito. Y yo os contesto oponiendo mi dedo pulgar al resto de los dedos de mi mano. Es verdad, contar con los dedos de la mano es algo a la par divertido y que debemos a la evolución de nuestra especie.
Haciendo de tripas cerebro
Ya lo dice el refrán, «somos lo que comemos». Para el caso de la evolución humana también se puede extrapolar, como un traje a medida. En el duro trance de evolucionar, antepasados del hombre hubieron de adaptarse a distintas situaciones; a veces de abundancia alimentaria, otras comiéndose hasta la mugre de debajo de las uñas. De hecho, los cambios en la dieta quedaron impresos en las perfectas dentaduras de ciertos antepasados del hombre que se vieron modificados según la dieta que prevaleciera en ellos.
¿Algunas veces carne, otras veces hojas o frutas y otras se comió de todo? Efectivamente, el cerebro es el músculo que más energía requiere y consume(8); y, para que el cerebro creciera en calidad y cantidad requirió una transformación a gran escala de otro de los sistemas encargados de digerir lo que comemos y que nos «chupa» una cantidad similar de energía; el aparato digestivo. Para que nos entendamos; para que el cerebro alcanzara su mejor versión, el aparato digestivo redujo su tamaño y se dispuso de forma más estrecha y a lo largo del abdomen. ¡Cada cosa en su sitio!… ¿No os parece?
Humanos a la fuerza: hominización y humanización
Como diría mi abuela, no se nace sabiendo ser humano. Y aunque nos supiéramos el manual de «cómo ser humano y no morir en el intento» de memoria, nos bloquearíamos. De todas formas, a mi se me recalientan las neuronas con una simple duda existencial: ¿cuál es el elemento que nos hace humanos? En lo que se refiere a las transformaciones físicas por las que el género homo tuvo que pasar, lo denominamos proceso de hominización. Parece complicado, pero pensadlo bien. Nuestras caras, nuestras manos, nuestra forma de caminar; todo ha sido fruto desencadenado de ensayos-errores.
Ahora bien, el sentir pena, imaginar figuras y colores, sentir dolor o compasión, ¡incluso reírte con tu mejor amigo! Todo eso algo, amigos míos, que sólo el ser humano es capaz de exteriorizar. A este otro proceso se lo conoce como «proceso de humanización». Finalmente, examinados en conjunto los dos procesos, conquistaremos la más pura verdad de sabernos la especie escogida. Aunque es cierto que hay otras especies animales que, a su manera, también han logrado tal grado de evolución. Una última cosa. Si somos la única especie capaz de comunicarnos mediante emisión de sonidos de manera coherente, ¿ cómo es que hay ciertos simios que identifican objetos e incluso se hacen sus propias herramientas con las que se procuran los alimentos? ¡Esto es el planeta de los simios!
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