¿Hacían magia los romanos? Maldiciones y tablillas de defixión en Roma

¿Quién no se ha planteado alguna vez lanzar algunas maldiciones a un vecino molesto? ¿Tienes un jefe explotador? En las antiguas civilizaciones griega y romana, la magia popular, era una actividad común y de amplio uso. Tenían multitud de formas, desde el empleo de conjuros y brebajes, hasta el más peculiar vudú realizado con los denominados Kolossoi. Entre todas las formas de lo que hoy tendríamos por brujerías destaca, por estar muy extendidas y ser de amplio uso, las tablas de defixión .

Creencias antiguas…

La existencia de una religión politeísta, que permitía la asimilación de las más variopintas formas de culto con gran facilidad, hizo posible que se extendieran creencias populares de carácter mágico. Tengamos en cuenta que en la sociedad actual -que destaca por la información y el conocimiento casi ilimitados- sobreviven aún creencias populares en la magia y la santería. No es difícil imaginar lo sencillo que resultaría en una sociedad rural e iletrada, que se extendiera la creencia en la magia.

Muñeco para maldiciones
Kolossoi. Museo del Louvre. Fuente

Además, hay que tener en cuenta la realidad cotidiana de la época.  Entonces, las dificultades de la vida diaria amenazaban constantemente al individuo. El hombre se veía condicionado por un medio hostil, con hambrunas y enfermedades que no tenían más solución que la petición de ayuda a los dioses. Y estos raramente respondían. En este clima de dificultad y desatención divina, las tablillas de defixión aparecen como una forma de magia fácil. Un elemento que permite al individuo interactuar con el medio para intentar cambiarlo y amoldarlo a sus necesidades. Así, si los dioses no ayudan, los hombres han de tomar el control de sus problemas. Y si los problemas requieren de una actuación sobrenatural, no queda más remedio que la magia.

La magia, el pan de cada día

Con tal comodidad para solucionar los problemas habituales, ninguno hubiéramos dudado en probar la capacidad de la magia para resolver nuestros asuntos. Estas tablillas de defixión destacan por haberse encontrado en grandes cantidades. Por eso podemos pensar que era una cosa extendido y muy usada. Más aún porque muchas han debido de desaparecer con el paso de los siglos. Aún así, las que conservamos aparecen dispersas de un extremo a otro del Mediterráneo, conociéndose más de 1600 (1).

«En cualquier caso, serían cosas de viejas alcahuetas… ¿O no?» Lo cierto es que eran usadas por individuos de todas las clases sociales. Lo utilizaban desde el campesinado a los emperadores romanos, y hombres y mujeres indiscriminadamente. Así mismo, la popularidad de las tabillas  de defixión fue tan alta que pudieron sobrevivir en el tiempo hasta el final de la Antigüedad. Algunas incluso se crearon bajo el dominio cristiano del Bajo Imperio romano (2). Se trataba de una forma de magia con una gran facilidad de acceso. Quizá por eso su popularidad; cualquiera podía usarla simplemente escribiendo su maldición en una tablilla.

Por qué lanzar maldiciones

Con tantas facilidades, las razones que llevan a su uso son de lo más variopintas. Encontramos una gran cantidad de maldiciones explícitas contra un individuo. Algunas de tipo amoroso, tema siempre recurrente en los asuntos mágicos, con las que se pretende conseguir o mantener el amor de la persona deseada, maldiciendo con no poder vivir más que con quien hace el conjuro (3). Y otras muchas con carácter preventivo, en las que se prohíbe a un individuo atentar contra el conjurador (4). Sin embargo, no siempre es necesario conocer a la víctima. En muchos casos encontramos maldiciones lanzadas contra desconocidos que han causado mal al que las ejecuta; se trata por ejemplo de maldiciones por casos de robo (5). Por ejemplo, la siguiente maldición escrita en un plomo enrollado atravesado por un clavo y enterrado bajo un difunto (6):

“Dioses infernales, si tenéis algo de sagrado, os encomiendo y entrego a Tyche (esposa-esclava-hija) de Carisio; cualquier cosa que haga, que todo le salga al revés.

Dioses infernales, os encomiendo sus miembros, color, figura, cabeza, cabellos, sombra, cerebro, frente, cejas, boca, nariz, mentón, mejillas, labios, su habla, rostro, cuello, hígado, hombros, su corazón, pulmones, tripas, vientre, brazos, dedos, manos, ombligo, vejiga, muslos, rodillas, piernas, talones, plantas, dedos.

Dioses infernales, si la veo consumirse, prometo hacer de buen grado el sacrificio por el aniversario a sus dioses familiares.”

Maldecir en unos sencillos pasos: la tablilla de defixión

tablilla de defixión con maldiciones
Tabella defixionis encontrada en Málaga. Fuente

«El tema parece interesante, tengo por ahí un vecino que… ¿Y cómo se realizan estos encantamientos?» El asunto es más complejo de lo que parece… En principio basta con escribir tu maldición en una tablilla de defixión de plomo, cobre, estaño (7) o de otro material; existen hasta en laminillas de oro (8) (ya depende del bolsillo de cada cual). Después hay que arrugarla y epositarla en un hoyo o en un pozo, para que esté en contacto con los infiernos (9) -un agujero en el patio de casa valdrá-.

A pesar de ello, las tabillas de maldiciones suelen seguir unos patrones definidos. Suele exigirse la ayuda de los dioses primero y de los santos y los ángeles después (10). Además aparecen siempre unas fórmulas prediseñadas que muchas tablillas  comparten (11). Por eso se considera que debieron de existir unos profesionales de la magia, unas “brujas de after hour” que ya entonces sacarían buena tajada vendiendo su conjuros a la gente desesperada -el mundo no acaba de cambiar, a pesar de los siglos que pasan-. La idea de la existencia de estos magos o brujas, se ve además reforzada por la afortunada pervivencia hasta nuestros días de auténticos libros de magia. En estos aparecen los conjuros y la forma de realizarlos.

La Hispania romana (12), por supuesto, no se libra de estas formas de conjuro. Existen diversas tablas de defixión en varios lugares de la Península. Las encontramos desde Ampurias hasta Mérida. Y  escritas tanto en latín como en griego y sobre mármol o plomo.(13)

La realidad del asunto

Funcionasen o no los conjuros y maldiciones, lo indudable es que es los individuos que hicieron uso de estas tablillas, dejaron impresos para tiempos futuros sus creencias, necesidades y problemas cotidianos. Quizá, como último recurso, y por el módico precio de una tablilla de plomo, podemos probar a solucionar algunos asuntos de este modo tan peculiar, o al menos considerarlo como forma de reflexión. ¿Quién sabe?


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Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Teja, 2014: p. 52.

(2) Velázquez, 2001: pp. 150- 151 y p. 156.

(3) Nieto, 1989: pp. 327.

(4) Martin, 2006: pp. 401-402.

(5)  Velázquez, 2001: p. 157.

(6)  Teja, 2014: pp. 57-58.

(7) Sánchez, 2011: 81-82

(8) Ribeiro, 2006: p.242.

(9) Teja, 2014: p. 52.

(10) Velázquez, 2001: pp. 156 y 158.

(11) Velázquez, 2001: p. 162.

(12)  Ribeiro, 2006: p. 257.

(13) García y Bellido, 1951: 83 y Gil y Luzón, 1975: pp. 124-125.


Bibliografía

  • García y Bellido, A., 1951, “Dos tablellae defixionum griegas de Ampurias”, Archivo Español de Arqueología, 24, nº 83-84, pp. 238-240
  • Gil Fernández, J. y Luzón Nogué, J. M., 1975, “Tabella defixionis de Itálica”, Habis 6, pp. 117- 134
  • Martín Hernández, R., 2006, El orfismo y la magia, Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, Madrid
  • Nieto Ibánez, J. M., 1989, “Nueva lectura de una defixio de Selinunte (SEG XXVII 1115)”, Emérita, nº 57, 2, pp. 325-327
  • Ribeiro, A., 2006, “As tabellae defixionum: características e propósitos”, Revista Portuguesa de Arqueología, vol 9, nº 2, pp. 239-258
  • Sánchez Natalías, C., 2011, «Escribiendo una defixio: los textos de maldición a través de sus soportes», Acta Classica Univ. Scient. Debrecen., nº XLVIII, pp. 79-93
  • Teja Reglero, N., 2014, “Mujer y magia en el mundo romano occidental: la imagen femenina en las tabellae defixionum eróticas”, Revista de historia Autónoma, nº 4, pp. 47-62
  • Velázquez, I., 2001, “Intersección de realidades en la Antigüedad Tardía: el ejemplo de defixiones y filactelias como instrumentos de la cultura popular”, An Tard, nº 9, pp. 149-162.
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José Antonio Aranda García
Graduado en Geografía e Historia en la Universidad de Jaén y Máster en Historia y Ciencias de la Antigüedad en la Universidad Complutense y la Universidad Autónoma de Madrid. Humilde historiador y ávido consumidor de aprendizaje; editor de este gran proyecto. Interesado en la historia social y las historia de las religiones; donde se encuentran razón y sentimiento del individuo.

3 COMENTARIOS

    • La religión popular y la magia, son cosas tan arraigadas en el subconsciente de la humanidad que, a pesar del paso del tiempo, permanece vivo. Los nuevos tiempos traen religiones y costumbres nuevas; sin embargo, estas formas cotidianas de religiosidad personal, se transforman y se adaptan a los tiempos permaneciendo en su nueva forma, pero fieles a la base de los mismos.
      El ser humano es impresionante, más aún si tratamos su nivel supraterrenal, emotivo de entendimiento, el que acerca al hombre a los dioses; ese es indeleble y soporta los cambios del mundo.
      En definitiva, por más que pasa el tiempo, como decía Julio Iglesias: «la vida sigue igual…».