Cleopatra y Daenerys Targaryen: el poder en manos de una mujer

Cleopatra VII fue la última reina de la dinastía ptolemaica en Egipto. Su nombre inmediatamente evoca un mito, el exotismo oriental, el poder femenino y la pasión amorosa. Ningún personaje femenino de la Historia ha sido tantas veces recreado en las distintas artes como ella.

Daenerys Targaryen, la primera de su nombre

La última heredera de la dinastía real que gobernó Poniente durante siglos también fue una mujer: Daenerys de la Tormenta, Khaleesi del Gran Mar de Hierba, La que no arde, Rompedora de cadenas y Madre de Dragones. Vamos, que tenía más títulos que la duquesa de Alba. Todos estos títulos le han sido dados por sus seguidores; de todos los pueblos, etnias y clases sociales, que han hecho de su reina un mito.

Cleopatra
Cleopatra, J. W. Waterhouse, 1888. Fuente

 

Aunque Daenerys Targaryen pertenece a Poniente, los lugares por los que discurre su historia evocan también un exotismo oriental. Y al igual que sucede con la reina egipcia, su poder y su belleza son conocidos más allá de los mares. 

Querido diario: mi padre es un sátrapa. Los origenes de Cleopatra y Daenerys

El padre de Cleopatra, Ptolomeo XII, fue un hombre nada querido por su pueblo. Tuvo una conducta sin escrúpulos, mostró una gran despreocupación por su gente, practicó de intensamente la corrupción con sobornos disparatados y organizó asesinatos con alevosía (1). Paralelamente, Aerys II, el Rey Loco, padre de Daenerys, se ganó bien su sobrenombre por su carácter desconfiado y cruel. Desarrolló una fascinación insana por el fuego y, en arrebatos de furia, disfrutaba quemando personas vivas. Tenían más peligro que el bautizo de un gremlin. 

Estos reyes no fueron el mejor ejemplo a seguir, naturalmente. Por fortuna, ambas reinas no siguen la senda de terror que sus progenitores sembraron. Sus linajes van más allá de este tipo de lacras, pues tanto la dinastía ptolemaica como la Targaryen son fundadas por los célebres conquistadores de ambos mundos. Una por Alejandro Magno y otra por Aegon el Conquistador.

Cleopatra poseyó una amplia y rica cultura. Es llamada “la reina de las tres culturas” porque participó de la romana, la griega y la egipcia. Además, hablaba hasta ocho lenguas, siendo la primera de su dinastía en aprender egipcio (2). Igualmente, Daenerys conoce diversos mundos durante su recorrido por el continente oriental. Sus viajes le dan acceso a gran riqueza cultural y al conocimiento de varias lenguas. Además, también pertenece a varias culturas, pues ella es una reina occidental desterrada en tierras orientales.  Precisamente será su flexibilidad cultural lo que le permite sobrevivir en mundos desconocidos para ella. 

Peleas de hermanos

Según la tradición, Cleopatra se casó con su hermano Ptolomeo XIII, siendo éste un niño. Si bien, pronto se libró de la corregencia de su hermano, por lo que los inmensos poderes del faraón se concentraron en sus manos. La reina de Egipto dio muy pronto claras muestras de su genio político adoptando rápidamente las medidas que consideró más oportunas. No obstante, las competencias que tenía que asumir se hicieron progresivamente más complicadas(3).

Asimismo, Daenerys tiene sangre real, pero, en un principio, no tiene nada. Tan solo era una niña que nace en el exilio, sin padre, sin madre, tutelada por su hermano y vendida a un pueblo bárbaro. Como la reina de Egipto, también acaba liberándose de su hermano para asumir toda la responsabilidad como gobernante. Es una mujer que parte de la nada para hacerse con todo, el ejemplo de una persona hecha a sí misma.

Sé que se pasó la infancia en el exilio y la pobreza, alimentándose de sueños y planes, huyendo de una ciudad a otra, siempre con miedo, nunca a salvo, sin más aliados que un hermano que, según se dice, estaba medio loco. Y que vendió la virginidad de su hermana a los dothrakis por la promesa de un ejército. […] Sé que es orgullosa, ¿cómo no iba serlo? ¿Qué le queda, si no el orgullo? Sé que es fuerte. ¿Cómo no va a serlo? Los dothrakis desprecian la debilidad. Si Daenerys fuera débil, habría muerto. […] Ha cruzado el mar de hierba y el erial rojo. Ha sobrevivido a intentos de asesinato, conspiraciones y hechizos, y ha llorado a un hermano, a un esposo y a un hijo, para reducir a polvo las ciudades esclavistas bajo sus lindas sandalias(4).

Tyrion Lannister

No es sólo el «envoltorio»

Años más tarde, Ptolomeo XIII derrocó a su hermana del trono y tuvo que exiliarse a Siria. Desde esta región oriental pretendió recuperar el poder reuniendo un gran ejército de mercenarios, aunque nunca lo logró. Pese a que no fue su hermano quien la derrocó del trono, Daenerys vive esa situación en su vida. Está exiliada en un continente oriental y de camino a Poniente va reuniendo un poderoso ejército y una sabia cámara de consejeros para sentarse en el trono de hierro.

Daenerys es una mujer hermosa, con el característico cabello plateado de los Targaryen, y tiene un don natural para el liderazgo. Sus miles de seguidores la tratan con gran respeto y amor. Pero es con su oratoria, su conversación, su presencia y apariencia cómo se gana a sus fieles. Aunque tiene un pueblo que la respeta y la quiere como reina, su debilidad radica en su juventud y su falta de experiencia. Ambas reinas son objeto de fascinación, han sido mitificadas por su papel de mujeres bellas, sensuales, poderosas y refinadas. También a Cleopatra se le atribuyó una belleza excepcional, recogida por sus contemporáneos:

Se pretende que su belleza, considerada en sí misma, no era tan incomparable como para causar asombro y admiración, pero su trato era tal, que resultaba imposible resistirse. Los encantos de su figura, secundados por las gentilezas de su conversación y por todas las gracias que se desprenden de una feliz personalidad, dejaban en la mente un aguijón que penetraba hasta lo más vivo. Poseía una voluptuosidad infinita al hablar, y tanta dulzura y armonía en el son de su voz que su lengua era como un instrumento de varias cuerdas que manejaba fácilmente y del que extraía, como bien le convenía, lo más delicados matices del lenguaje (5).


Referencias y bibliografía

Referencias

(1) Schuller, 2006, p. 60.

(2) Novillo López, 2013, p. 20.

(3) Novillo López, 2013, p. 73.

(4) Martin, 2012, p. 212.

(5) Plutarco, volumen VII, XXVII.


Bibliografía

  • Martin, G. R. R., 2012, Danza de dragones, Gigamesh, Barcelona.
  • Novillo López, M. Á., 2013, Breve historia de Cleopatra, Ediciones Nowtilus, Madrid.
  • Schuller, W., 2006, Cleopatra. Una reina entre tres culturas, Siruela, Madrid.
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Ana Martínez-Acitores González
Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid. Máster en Europa y el mundo atlántico: poder, cultura y sociedad por la Universidad de Valladolid. Doctoranda y autora del libro "¿Realidad o ficción? Arte e historia en Juego de tronos".