La historia del arte cuenta con pocos nombres femeninos. Uno de ellos es Luisa Roldán, también conocida como la Roldana. Ella se ha convertido en una de las más famosas escultoras de la historia de España. Su trabajo como escultora de cámara durante el siglo XVII le convierten en una artista excepcional de la época. Pero ¿Cómo fue realmente su vida? Y, lo más importante, ¿cómo llegó hasta aquí?
Los primeros años de vida de Luisa Roldán
Luisa Roldán nace en Sevilla en 1652. Es hija de un conocido escultor, Pedro Roldán, y, desde muy pequeña, ayuda a su padre en el taller. Luisa tiene dos hermanas y varios hermanos. Todos ellos colaboran en el negocio familiar. Mientras los hermanos siguen los pasos de su padre, la labor de las hijas fue muy diferente. Se dedicaban a las tareas más delicadas, consideradas en la época como “femeninas”. Tales como dorar, estofar o encarnar figuras. Sin embargo, Luisa siempre quiso ir más allá (1).
Desde la infancia, la artista mostró más talento que sus hermanos y hermanas para la escultura. Tenía una habilidad especial para el modelado de barro y la talla de madera (2). En el año 1671, con 17 años, participó junto a su padre y Valdés Leal en la decoración de grandes y complejas construcciones efímeras realizadas en la ciudad de Sevilla, para festejar la canonización del Rey San Fernando (2).
El matrimonio
Luisa tuvo que llevar el asunto a los Tribunales de Justicia porque no había manera de que su padre le diera su consentimiento. Al final, después de mucha insistencia, consiguió casarse con Luis Antonio. Su motivación por casarse venía porque ella estaba empeñada en que su matrimonio le permitiría mayor independencia profesional y económica. Quizá una de las razones por las que su padre no quería que se casase, era para que no se convirtiera en su competidora.
El taller de Luisa Roldán
Gracias a su matrimonio, Luisa pudo independizarse de su padre y formar su propio taller. En él, y de forma bastante poco usual en el siglo XVII, ella sería la principal escultora, mientras que su esposo trabajaría de ayudante (5).
Con su propio taller desarrolló un arte muy personal y empezó a centrarse en el barro. De hecho, consiguió ponerlo de moda. El barro se consideraba un material pobre y de poco prestigio, pero el talento de Luisa hizo que fuera utilizado en los ambientes eclesiásticos y nobiliarios de ciudades como Sevilla y Madrid. Creó unos conjuntos de figurillas llenos de expresividad y encanto (6).
Luisa Roldán, escultora de Cámara
Su talento personal le hizo ganar fama y empezó a conseguir encargos importantes. En 1686, el cabildo de la catedral de Cádiz la contrató para la realización de diferentes tallas. Tras este cargo, su éxito le llevo a Madrid donde sus figurillas tuvieron mucha fama y decoraron muchos oratorios de palacios de nobles.
Tal fue su éxito, que, en 1692, fue nombrada escultora de cámara del Rey Carlos II. Un privilegio que hasta entonces había sido reservado para pocos hombres y para ninguna mujer, al menos, de manera oficial. La única mujer que tuvo este cargo de forma clandestina fue Sofonisba Anguissola (7).
Cuando muere Carlos II y llegan al trono los Borbones, Luisa solicita de nuevo el cargo de escultora de cámara de Felipe V. Esta petición fue concedida a finales del año 1701, sin embargo, Luisa no disfruta mucho de su puesto en la nueva corte puesto que fallece tres años después (8).
Problemas de una mujer artista en el siglo XVII
En comparación con otras mujeres de su tiempo, Luisa fue una privilegiada. Será una de las primeras mujeres artistas valorada por sus contemporáneos. Una evidencia de esta valoración aparece en el diccionario biográfico universal más prestigioso del siglo XVIII “El nouveau dictionnaire historique” de Chaudon, que le dedica una de sus entradas. En este diccionario no aparecen muchos artistas españoles, lo que refleja la importancia que tuvo la artista. También recibe el halago y reconocimiento de Palomino, quien la considera una eminente escultora con una habilidad superior.
Sin embargo, no todo en su vida fue de color de rosa. A pesar de su talento no siempre conseguía cobrar por las obras que realizaba. El cargo que tenía en la corte era más honorífico que otra cosa, porque pocas veces cobró por sus trabajos. No quiso pedir ayuda a su padre ni regresar a su taller o a Sevilla, por lo que en algunos momentos ella y su marido vivieron en la pobreza (9). Como Luisa no cobraba por sus servicios excepcionales a la monarquía, muchas veces se vio en la situación de pedir comida, ropa e incluso una habitación a los Reyes.
¿Eres mujer? ¡Pues el contrato que te lo firme tu padre o tu esposo!
Su condición de mujer marca su trayectoria profesional. Se tenía que enfrentar a ciertas dificultades. Por ejemplo, no podía firmar contratos, ya que estos debían ser firmados por hombres. Normalmente, lo hacía el padre o esposo. Las únicas mujeres que tenían derecho a firmarlos ellas mismas eran las que estuvieran viudas (10). No todas las mujeres que quisieron ser artistas lograron superar estos problemas. Muchas de ellas se quedaron por el camino. Algunas abandonaron su actividad artística cuando fueron madres. Luisa mantuvo su producción entre sus 20 y 37 años. Durante esta época, lidió con siete embarazos más la crianza de cinco hijas y dos hijos.
El legado de la Roldana
Luisa representa una mujer independiente, un personaje inusual para la época por varias razones. Primero, porque se enfrenta a su padre casándose con un hombre que éste no aprueba. Y, segundo, porque se convierte en el sostén económico de la familia siendo la principal trabajadora y artista del taller.
Sus contemporáneos la reconocieron, sin embargo, su arte no siempre ha sido bien valorado. En algunos momentos de la historia, fue criticada y, ¡sorpresa!, un hombre intentó emborronar su talento. Es el caso de Ceán Bermúdez que, aunque muy amablemente destaca su inteligencia y talento, rompe todo tipo de halago considerando que Luisa se centró en las figuras pequeñas de barro porque la realización de estas era más sencilla y conforme a la delicadeza de su sexo (11).
A pesar de que la figura de la Roldana ha dado sentido al movimiento de reivindicación del papel de la mujer en la historia del arte, todavía existen muchas lagunas en su biografía. En el año 1927 se escribe la primera tesis de la vida y obra de Luisa Roldán por la historiadora Elena Amat en la Universidad Central de Madrid (12).
El feminismo y la historia del arte a partir de la Roldana
En los años 70, Linda Nochlin plantea por primera vez la cuestión de por qué las mujeres han sido excluidas de la historia del arte. Con su artículo “Why have there been no great women artists (13)” funda la historia feminista del arte y se convierte en el punto de inicio de una nueva línea de investigación (14). Esta tendrá el objetivo de dar visibilidad a las mujeres olvidadas por la historia oficial del arte.
Luisa Roldán representa una de las primeras mujeres artistas en España. Es la figura fundacional de los movimientos feministas en la historia del arte. Su vida y trabajo le convierte en un ejemplo para estas reivindicaciones, dando título a una de las iniciativas que sigue los pasos de Nochlin a la hora de visibilizar a las mujeres artistas, la plataforma de la Roldana (15).
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